(327) Una vuelta de tuerca
2.- La invasión fenomenológica ha tenido lugar como antaño la napoleónica, con la apisonadora de la Revolución y la aquiescencia de los que mandan pero no pastorean. Dejamos de lado nuestro propio genio y nos rendimos a un numen extranjero; que no surgió de la gran Tradición sino de 1789.
3.- Hay que decir adiós a los principios ajenos.— No más Blondeles ni Bergsones ni más Mounieres. No más sospechas contra la traditio, ni más deconstrucción de lo heredado, ni más humanismo integral ni más sobrenaturales desnaturalizados ni métodos de inmanencia ni zarandajas. Tuvieron su hora pero ya pasó. Delubaquistas y maritainianos tuvieron su posconcilio de gloria, pero ya pasó.
—Vamos de naufragio en naufragio, supervivientes pero no cansados. Pero llegó la hora de encauzar el rumbo. Para eso hay que mirar más allá, sobre hombros de gigantes. Pero no miramos atrás con nostalgia sino con veneración, como ha de contemplar el accipiens al tradens.