InfoCatólica / La Mirada en Perspectiva / Archivos para: Marzo 2018

3.03.18

(253) Una gracia portentosa

I.- Hasta el santo más distraído sabe que Dios empieza su oración cuando ora. Y que a nadie se le puede escapar del corazón unas palabras que Nuestro Señor no haya pronunciado primero.

 

II.- Despierta al alma su Defensor con la urgencia apostólica de Cristo, y le concede caminos, y mucha jornada.

 

III.- Este deseo portentoso de hablar de Cristo, que no se acaba, y que no puede apagarse sin traición.

 

IV.- Arde la tela de la oración, y el alma se prende de olivos, sudor de sangre y expectación.  

 

V.- La Madre busca a su Hijo entre los hijos de la Iglesia, y lo encuentra en los que están en gracia.

 
* * *
 

VI.- Aparejada de claridades, con fragancia de arrimo, la Madre siempre vela al Hijo al que ama, y a nosotros en Él.

 
 

VII.- Caminamos estremecidos por la Obediencia inimaginable del Hijo, hacia la propia cruz.

 

VIII.- No está helado el Calvario sino en llamas, y es la Misa.

 

IX.- Aquel huerto que exhalaba muerte es compartido, pero no en el bienestar, sino en el martirio.

 

y X.- Siendo en esta vida la santidad el bien supremo, el deseo de alcanzarla es el deseo supremo.

 

David Glez Alonso Gracián

2.03.18

(252) El lenguaje de los valores da problemas

La secularización puede ser interpretada, también, como una crisis del lenguaje con que se expresa la Iglesia, como una restricción conceptual del numen católico, como un abandono de la propia identidad intelectual.

Adoptar conceptos extraños, propios del mundo moderno, puede traer problemas.

 

1. Valores y piedra de tropiezo

El abuso del lenguaje de los valores hace invisible el lenguaje bíblico-tradicional, lo priva de visibilidad conceptual, tan necesaria a la Iglesia para poder “ser vista” como lo que es en esencia.

Y si la mente de la Iglesia, de alguna manera, no es vista en su lenguaje, no puede iluminar la oscuridad con las palabras con que puede y debe hacerlo.

Y es que con el término los valores, así en plural, los moralistas axiólogos pueden difuminar la virtud de la clasicidad en una vaga atmósfera humanitaria, general y no específicamente católica.

Es el término que ha usado el voluntarismo para hacer divisible la modernidad e incorporársela. A tal efecto, con el término de marras se suaviza y lima la piedra de tropiezo, se ahuyenta el fantasma del martirio y se disfruta de una más cómoda y tolerante espiritualidad del bienestar.

 

2. La máquina de vacío

Es de notar que este abuso del lenguaje de los valores desustancia el concepto de persona, lo desliga del orden de las esencias, legitima un uso liberticida de la conciencia, como proponía Bernhard Häring con ese eufemismo de la creatividad.

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