(402) En que se sigue exponiendo cómo los neomodernistas entienden la gracia

La sustancia de los múltiples errores modernos puede resumirse en la ofensiva del “padre de la mentira” contra la Verdad que edifica el Reino de Dios entre nosotros. Toda la Historia de la humanidad está contenida en los avatares cuasi infinitos de esta lucha colosal, de la que sólo tenemos ínfima idea. Es el gran tema que expone San Agustín en la lucha de las dos ciudades. No existe drama mayor que el resuelto por Cristo desde la Cruz: la derrota definitiva del demonio, la recuperación de los vastos dominios usurpados sobre la Creación, la consiguiente restauración del paraíso terrenal sobreelevado a un orden superior inconmensurable, al asumir Cristo en su Persona todas lo creado (cf. Ef 1,10). No sorprende, pues, que el neomodernismo permanezca a años luz de estas verdades. Que el racionalismo entre en el torbellino de sus contradicciones y agote sus posibilidades hasta recurrir a la rebelión moral, a la blasfemia, sacrilegio e idolatría; y se oponga a la presencia actual de la Virgen, depositaria y ejecutora de la sentencia de muerte definitiva del dragón infernal; cuando Ella, la Mujer Vestida de Sol, pise su cabeza y lo aniquile para siempre. Ciertamente, satanás debe consumar sus últimos esfuerzos conforme al designio de Dios, presentándose como el anti-cristo, para que sea sometido al desprecio e irrisión por parte de los hijos de Dios; así, caerá sobre él la infamia de su astucia, la que movió a las turbas ante el Señor el Viernes Santo. Por eso, no debemos inquietarnos ni atemorizarnos por lo malo que sucede; se está consumando el juicio del príncipe de este mundo. “Cuando veáis suceder estas cosas, alegraos porque vuestra redención está cerca…conoced que está cerca el reino de Dios” (Luc 21,28 y 31). María viene con su Aurora para prepararnos a este acontecimiento inaudito; instaura “los nuevos tiempos” que hacen manifestarse en nosotros “el hombre nuevo” partícipe de la vida de resurrección de Cristo (Col 3,4), que nos orienta más allá del mundo y sus avatares para “dando al olvido lo que ya queda atrás, me lanzo en persecución de lo que tengo delante, corro hacia la meta, hacia el galardón de la soberana vocación de Dios en Cristo Jesús” (Fil 3, 13-14). Tarea inmensa, la de restaurar el orden de la Creación, la de "reedificar un mundo desde sus fundamentos" (Pïo XII). Para esto viene María, para ofrecernos los medios para hacerlo.

Creo que los neomodernistas tienen mucha razón cuando arguyen que su compleja y sutil teoría teológica puede resultar atractiva al hombre de hoy.
Lo cual no es de extrañar, porque fue creada precisamente para eso: para halagar el deseo de autodeterminación de las masas atosigadas de liberalismo.

Tan sublime y sofisticada creación intelectual tiene, no obstante, un problemita: no es católica.
O dicho en católico: es una herejía grande como una casa.
Lo cual no pareciera preocupar demasiado a los sedicentes "católicos" neomodernistas.

Pues no participo de esa manera de entender la Gracia. Yo estuve alejada de Dios y volví sin poder explicar por qué, no fue ningún autodescubrimiento por mi parte, más bien hubo una cierta perplejidad porque no creo que estuviera en mi naturaleza llegar a eso, creo que fue otra cosa. Parece que Jesús, si seguimos los Evangelios, veía en el interior del corazón humano y sabía si aquella persona tenía fe o no incluso antes que ella lo supiera. Si existe o no una predisposición a la llamada no lo sé, pero en caso de que existiera ésta no procede de nuestra naturaleza, mas bien es un don. Lo que si hay es una mayor o menor resistencia a la Gracia, que seguramente procede de la disposición de esa persona en concreto, pero no de su naturaleza humana porque ésta es común a todos. La verdad es que a mi me parece un misterio la Gracia y no sabría definirla.

Sobre este tema, recomiendo las charlas de Monseñor Munilla sobre las falsas espiritualidades y sobre ser creyente en una época post Cristiana.
Están en Internet
Saludos

¿Podríamos decir que el pensamiento modernista afirma que el hombre puede ascender como Cristo al cielo por su propia naturaleza divina, por ser Dios, y que el pensamiento católico afirma que somos ”asuntos” al cielo como la Virgen (por el poder de Otro)?
¿Sería como la diferencia entre la ascensión y la Asunción?
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A.G.:
Mejor no compararlo con los divinos misterios. La diferencia se ve mejor en lo siguiente: el neomodernismo cree que la naturaleza del hombre es sobrenatural por la imagen y semejanza. Por lo que termina creyendo que lo natural es gratuito y lo sobrenatural es obligado.

Si alguien quiere ver a nuestro bloguer dando la tabarra a los personalistas con el dardo de la palabra y sin dibujitos a boli de por medio:
//www.youtube.com/watch?v=AMu7qGbM5hs


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A.G.:
Jeje acaso no le gustan mis extraordinarios dibujos?

Jaja, era broma. Muy buena la conferencia. Esperemos que no sea la última.
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A.G.:
Jajaja ya. Gracias.

La gracia es de carácter accidental pero penetra hasta lo mas hondo del alma humana
La accion divina sobre las criaturas o es de orden sustancial o de orden accidental; no hay término medio. Ciertamente no es de orden sustancial, porque, o bien afectaría a la naturaleza humana, realizándose lo que se llama un cambio sustancial, o bien a la persona, teniendo entonces lugar una despersonalización, dejando de ser tal persona para unirse hipostáticamente con Dios, unión que solo se realizó en Cristo. Tan absurdo e inaceptable es lo uno como lo otro, tanto desde la razón natural como desde la fe.
Por consiguiente, el que el hombre entre en comunicación especialmente íntima con Dios se
debe a una inmutación de orden accidental en él realizada. En el habitar humano hemos de advertir que la inhabitación divina no puede concebirse como la humana. La presencia más íntima de dos amigos no pasa de ser una con-vivencia, co-habitación, co-existencia, estar juntos; esencialmente están uno fuera del otro por más juntos que se hallen y por más compenetración afectiva que sientan. Nuestra naturaleza no permite más adentramiento. No es así el modo de morar Dios en nosotros. Su presencia no es de coexistencia, sino de penetración en lo más profundo de nuestro ser, por ser espiritual y divinamente trascendente. A partir de aquí la gracia se constituye inmediatamente, en un hábito entitativo, principio radical potencial de operación en el el ejercicio de las virtudes sobrenaturales.
Los modernistas carecen de capacidad especulativa para todo lo expuesto arriba, pues ya anularon previamente la vida sobrenatural confundiendola con estados emocionales carente de toda raiz sobrenatural y todo lo explican desde un ego trascendental que ahoga por completo la virtud humildad, sobre la que se asientan las bases de toda posible vida auténticamente espiritual.

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A.G.:
Exactamente, anularon la vida sobrenatural, no sólo porque fue confudida con el sentimiento (palabra que los neomodernistas no utilizan para evitar la condena de la Pascendi), sino porque al deducirla de la naturaleza humana desembocan en el naturalismo.

Con respecto a eso de que la gracia no puede confundirse con el sentimiento, el Catecismo de la Iglesia Católica explica:

"La gracia, siendo de orden sobrenatural, escapa a nuestra experiencia y sólo puede ser conocida por la fe. Por tanto, no podemos fundarnos en nuestros sentimientos o nuestras obras para deducir de ellos que estamos justificados y salvados (Concilio de Trento: DS 1533-34). Sin embargo, según las palabras del Señor: “Por sus frutos los conoceréis” (Mt 7, 20), la consideración de los beneficios de Dios en nuestra vida y en la vida de los santos nos ofrece una garantía de que la gracia está actuando en nosotros y nos incita a una fe cada vez mayor y a una actitud de pobreza llena de confianza:

Una de las más bellas ilustraciones de esta actitud se encuentra en la respuesta de santa Juana de Arco a una pregunta capciosa de sus jueces eclesiásticos: «Interrogada si sabía que estaba en gracia de Dios, responde: “Si no lo estoy, que Dios me quiera poner en ella; si estoy, que Dios me quiera conservar en ella”» (Santa Juana de Arco, Dictum: Procès de condannation)."

Andres permítame responder aunque sea parcialmente a su posición:
La gracia de Dios y la inhabitación trinitaria, sí que se autopercibe en las almas en gracia y con toda seguridad. Lo que ocurre es que las almas, quizás en más momentos de la vida espiritual, está en estado de sequedad. De una u otra manera, igualmente se está en estado de gracia, aunque a los ojos de Dios tiene mas méritos el estado de sequedad, que cuando se percibe la gracia de manera sensible.
Cuando el modernismo reivindica los sentimientos en la experiencia religiosa, reivindica ante todo, la vitalidad de esa experiencia. Pero la vida reside fundamentalmente en Dios, no hay nada mas vital que mismo Dios, que es la vida por excelencia. Y después de Dios, lo mas vivo, son las facultades espirituales de las criaturas tanto angélicas como humanas, el entendimiento y voluntad, tanto en estado natural como sobrenatural. Por tanto la verdadera mística tradicional es mucho mas vitalista, que el modernismo, pero de un vitalismo muy superior y totalmente diferente del sentimentalismo modernista.
Lo que le ocurre al modernista es que no soporta los estados de sequedad, que a veces pueden durar casi toda vida, según Dios quiera dar a cada uno, según la conveniencia que desde su sabiduría infinita quiere conceder a cada alma.
El alma del modernista lo que quiere en el fondo, es manejar a Dios, porque entiende que la vida espiritual debe ser siempre como un goloso caramelo. Pero esto no es así. Hay que pasar por la cruz y por la prueba y eso no lo soporta el modernista.
Por eso cuando intenta provocar o manejar esos dones de Dios, porque no soporta la aridez y la sequedad, quiere provocar de forma falsa y artificiosa los dones divinos tanto místicos (como los llamados talleres de oración tan de moda) como carismáticos. Y así, se cae en un grave error, tomandose uno asi mismo como el centro de todo, poniéndose en el lugar de Dios, que con toda justicia se aparta de ese alma.
Por tanto la verdadera mistica es lo mas vital que hay, pero entendida esa vitalidad divina correctamente, fuera del sentimentalismo modernista que es solo una aberración de alguien que quiere ponerse en el lugar de Dios porque no soporta la sequedad, algo que es tan importante o más que cuando Dios nos convida con grandes dones.
Un gran ejemplo de todo esto, como usted sabrá es el caso de esa gran santa que usted tanto admira (y yo también), Santa Teresita.

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A.G.:
Matizar sólo que el estado de gracia se percibe con cierta certeza y convicción moral, guiados por ciertos signos. Pero seguridad total no, salvo revelación especial.

El asunto que plantea A. G. deriva de la irresolución de la Controversia De auxiliis.

Convendría retomar el asunto y zanjarlo de una buena vez.

Penthos:
Lleva usted razón, la entrada en la vida mistica conlleva un universo de experiencias sensibles sobresaliente. No hay más que leer a San Juan de la Cruz o a Santa Teresa de Jesús.
Sin embargo el místico cristiano no trata de apoderarse de esas experiencias.
La propia Santa Teresa poco después de su profunda conversión de los 39 años trataba de evitar los arrobamientos.
San Juan de la Cruz avisaba también del peligro que tienen algunas almas de "engolosinarse" con los bienes morales e intelectuales.
El problema de todo esto es confundir a Dios con nuestro propio yo.

La gracia no es el fin último, sino el requisito indispensable para la vida sobrenatural. La gracia por sí sola no constituye el fin ultimo de la vida sobrenatural, sino en cuanto está llamada a la inhabitacion trinitaria en el alma, en su divinización o teosis. La gracia no constituye la máxima del hombre con Dios en esta vida. No la constituye formalmente, sino que dispone remotamente a ella. La gracia está en el orden de la causalidad formal respecto de la presencia divina, que ha de entenderse de una forma radical, subordinada a otra forma ulterior perfectiva. La gracia conduce a la inhabitación, pero no la alcanza por sí sola. La gracia es un principio potencial de la vida sobrenatural que es la vida “in actu primo”, que pide expandirse en actos sobrenaturales, en vida sobrenatural “in actu secundo”. Esta vida sobrenatural “in actu secundo”, vida de acción, por ser acto puro, sin mezcla de potencia en su orden, se asemeja mucho más a la vida de Dios que es acto absolutamente puro, sin sombra de potencialidad, que siempre entraña alguna imperfección.
Lo máximo a lo que el hombre puede disponer por la virtud, es Dios, para lo cual se dispone a hacerse semejante a El. Luego parece que la virtud debe definirse como una cierta cualidad que orienta hacia Dios, asemejándola a El. Como la sustancia de Dios se identifica con su acción, la máxima asimilación del hombre con Dios se realiza por alguna operación. Por eso, la felicidad o bienaventuranza, por la que el hombre alcanza la máxima conformidad con Dios, fin de la vida humana, consiste en una operación. Por tanto, si la máxima asimilación o acercamiento a Dios es por la operación, ya se ve que este “maximum” no puede darlo la gracia de manera inmediata, que es hábito entitativo, principio radical potencial de operación. Esto vale tanto en el orden natural como en el sobrenatural. Como en la generación natural, lo engendrado no adquiere la semejanza específica del generante, sino en el último momento de la generación, así también en las participaciones de la bondad divina la unión inmediata con Dios no se realiza por los primeros efectos con que subsistimos en el ser natural, sino por los últimos, con que nos adherimos al fin.
Pero aun en el estado mas profundo de la unión con Dios, siempre hay una neta distinción entre Dios y la criatura. No es lo mismo divinización del alma, que si es real, pero accidental, que la supuesta transformación del alma en Dios, como quieren los panteistas y herejes místicos de todas las tendencias. Hasta en la más profunda unión con Dios nuestro entendimiento es trascendido por la visión divina y nuestra voluntad, colmada del amor de Dios, está asintiendo libremente. Nunca será el alma mas libre que en el estado de gloria, aunque esté confirmada en gracia y no sea capaz de pecar.

Deseo señalar un hecho: el neomodernismo, al igual que el modernismo, todos incluidos en el racionalismo, se mantienen en pie y avanzan a pesar de los valiosos esfuerzos de quienes enseñan la verdad contra el error. Creo es importante tener en cuenta que esta confrontación de naturaleza intelectual entre los defensores de la verdad y los promotores del error obedece a un impulso más profundo que el de la sola razón, porque la verdad y el error tienen su correlativo en la voluntad que se orienta al bien o al mal. Así, esta confrontación de las inteligencias, lo es también de las voluntades, y me inclino a creer que la adhesión de la inteligencia al error deriva de una inclinación previa de la voluntad hacia el mal. El acto de la duda que plantea Descartes frente a la evidencia gratuita de la verdad objetiva, es un acto de orgullo que pretende despreciar el don gratuito de Dios que nos permite el primer conocimiento inteligente de la realidad que nos rodea, y sustituirlo por lo que él, ingenuamente, cree ser un acto intelectual de su propio yo (la duda metódica), no recibido gratuitamente de Dios Creador, sino fundado en su ego. Ciertamente, el orgullo lo llevó al error de su inteligencia, y recibió la paga que merecía: se despeñó por el subjetivismo cada vez más extremo, hasta el nihilismo y el torbellino intelectual del laberinto que ha aprisionado al mundo y a sus adeptos en el camino de la autodestrucción. ¿Cómo no ver en semejante curso de la inteligencia, seguido por tantos incautos, la voluntad perversa que la orienta al abismo del error? Como arrastrada por una fuerza ciega y poderosa, la inteligencia está empeñada en destruir el orden cristiano de la Creación. El neomodernismo - pintado de católico - ha erigido un Cristo hecho a la medida del mundo, un super-poder que imagina le garantiza avanzar en sus planes de dominio mundial, que puede compartir con sus amigos ateos del NOM; un Cristo paganizado, un nuevo Zeus, Apolo o Júpiter tonante, a quien invocar en el marco de las pretensiones antropocéntricas o egolátricas de sus mentores. Es un desafío de las tinieblas esparcidas por el príncipe de este mundo contra la luz de la verdad, de la belleza y del bien. Es la acción del misterio de iniquidad que conduce al anticristo mediante el falso-cristo que lo anticipa, que prepara las mentes humanas para recibirlo y seguirlo en sus prodigios y blasfemias. Ante la fuerza operante del misterio de iniquidad, esto es, ante el poder del demonio en los tiempos finales concedidos por Dios, la experiencia de más de cuatro siglos nos muestra la impotencia de los justos para detenerla. Ni los Papas sabios, virtuosos y santos habidos en este período, ni los numerosísimos mártires, oraciones, predicadores y demás testimonios cristianos, han podido derrotar la fuerza destructora que amenaza arrasar a la Iglesia y a la humanidad. Tampoco lo han logrado los esfuerzos de hombres estudiosos, eruditos, dotados de los mejores textos de las grandes bibliotecas, de cátedras famosas, de reconocimiento universal por sus trabajos sistemáticos, algunos monumentales. Esto nos prueba la insuficiencia radical de los cristianos para detener tal ofensiva; hecho que pertenece a la naturaleza escatológica del tiempo que vivimos, signado por la libertad concedida por Dios a satanás. Porque en este tiempo se cumple el designio de Dios que dispuso desde el paraíso terrenal, luego del pecado original, que la Mujer pisara la cabeza de la serpiente o dragón. Por esto viene la Virgen, a cumplir su Misión, y lo hace trayendo su Aurora que prepara el camino a la venida del Señor. Por lo cual, María convoca a los cristianos a trabajar en su causa. No sorprende, entonces, que sus enemigos la silencien, marginen, “ninguneen” , ridiculicen y pretendan desplazarla por medio de la pachamama, del falso ecumenismo, del odio a la Edad Media, a sus catedrales y sumas teológicas, a sus monasterios y piedras venerables, al canto gregoriano, al latín y a Santo Tomás de Aquino. Porque sólo a María le ha sido dado el poder de aniquilar al dragón infernal.



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A.G.:
Asi es, María es el apoyo fundamental en este combate, Nuestra Señora nos dará la victoria contra el error masivo, contra la difusión del neomodernismo.

Totalmente de acuerdo con Hornero, en que estamos en tiempos escatólogicos y que solo seremos sacados de esta prueba, la mayor de la historia humana, por la “Mujer vestida de sol y la luna bajo sus pies” enfrentada con el Dragón infernal.
Dios podria liberar a toda la humanidad, de un plumazo, si así lo quisiera, pero su plan es contar con la colaboración de los hombres. Eso sí, comandados por su Santisima Madre y a Ella nos debemos acoger siempre bajo su manto protector.
Ahora bien, las obras de los santos y de los doctores que usted considera insuficientes, son valiosísimas también. Ha sido Satanás, quien con su astucia y gran inteligencia se ha dedicado durante siglos, a través de sus legiones infernales en la Tierra, a crear confusión y a difamar sin parar contra la Iglesia de Cristo, hasta conseguir un aparente triunfo del mal. Eso puede dar la sensación de la inutilidad de las obras buenas de los hombres realizadas por los caminos de la historia. Pero eso no es así.
Todo lo buen vale y mucho, hasta las cosas mas insignificantes pero buenas, son valiosas. Y todo cuenta en la balanza del bien y del mal.
Estamos en tiempos de criba, de prueba, en la que parece que no pasa nada, pero todo tiene un gran valor, para bien o para mal. En este tiempo, cada uno, tiene que procurar averiguar que es lo que Dios quiere de él, porque cada uno tiene una misión en esta vida. Este tiempo, es el de la verdad, porque cuando vengan muy pronto espectaculares intervenciones de Dios, ya será tarde. Uno demuestra que ama a Dios en tiempos de prueba como este.

Un buen ejemplo, lo tenemos con este blog de David, que está cumpliendo una misión muy importante en su combate contra el personalismo. Y es importante porque esto no lo está haciendo nadie, nada más que él. ¿Cómo se le ocurrió hacer cosa semejante?
No lo sé, pero el caso es que esta ahí, haciendo algo muy importante para la Iglesia, que nadie se atreve a hacer, pero que es necesario. Yo también soy consciente de la importancia de ese combate, que tenia en mi mente antes de conocer este blog. Por eso, cuando lo conocí, me llevé una gran sorpresa y alegría, pues hasta entonces me sentía muy solo en este combate.
Por eso estos tiempos escatológicos, nos deben animar a combatir cada uno desde su lugar, porque hasta lo mas ínfimo o aparentemente insignificante, vale mucho más de lo que creemos a los ojos de Dios
Mañana mismo, casi con toda seguridad, con la investidura del infame Pedro Sanchez, se inicia en España una nueva época de tinieblas, con un Frente Popular (comunistas mas separatistas) a la vista. Esto debería animarnos a un combate a muerte contra el mal, cada uno desde su puesto, que ya Dios proveerá. Los españoles debemos en esta hora, sentirnos pilaristas y santiaguistas por encima de todo, porque son la esencia de España. Porque España es un pais privilegiado, porque tenemos la promesa de la Virgen del Pilar de que estará con nosotros hasta el fin de los tiempos. Yo eso lo creo "a pie juntillas" y seguro que al final venceremos. Alabado sea nuestro Señor Jesucristo.
6-I-2020


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A.G.:
Me alegra mucho saber que mi obra acompaña su combate antimodernista y antipersonalista. En esta hora de la Iglesia, Dios nos conceda poner luz en las tinieblas. Bien dice Ud. que son tiempos de prueba, y que por ello

estos tiempos escatológicos, nos deben animar a combatir cada uno desde su lugar, porque hasta lo mas ínfimo o aparentemente insignificante, vale mucho más de lo que creemos a los ojos de Dios

Andrés: "El problema de todo esto es confundir a Dios con nuestro propio yo."
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Y de aquí al agnosticismo, esto es, a sostener que "puede que Dios exista pero no me lo creo", hay un paso.
El paso siguiente es el ateísmo.

La secuencia sería:
Subjetivismo →Neomodernismno→Agnosticismo→Ateísmo.
¡Cuántos católicos han transitado este camino de perdición!

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A.G.:
Muy cierto, por eso el final del proceso es el ateísmo, o más bien la apostasía.

Gran verdad dices penthos, la importancia de este blog es inmensa.

Como bien acota David en la nota a un comentario tuyo, los neomodernistas son modernistas que se saben de memoria las condenas magisteriales al modernismo. Entonces, con gran picardía y astucia, las esquivan prolijamente logrando así inyectar el veneno modernista en el cuerpo eclesial.

Los más nefastos, los que mayor daño hacen, son los neomodernistas con capelo y hasta con altísimas dignidades curiales. Y no sólo porque desde tan alta posición la tienen fácil para difundir errores y herejías, debido a la credibilidad que otorgan esos cargos, sino también por otra razón muy determinante: a los que los denuncian como agentes de Satanás (que tal cosa son, sin la menor duda) les aplican el garrote de la obediencia. ¡Ahí, y sólo ahí, desempolvan los folios del Derecho Canónico que sin embargo olvidan aplicar para defender a la Doctrina!

¿Cómo zafar de tan diabólica conjura, perpetrada desde las mismas entrañas de la Iglesia?

Pues denunciando el pecado con pelos y señales, y no al pecador.
No hay DC que condene esto.


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A.G.:
El neomodernismo quiere permanecer católico y a la vez moderno, y en esto estriba su peligrosidad. Por eso, Ricardo, la alternativa es clara, como diría el P. Iraburu, Reforma o apostasía. Corregir todos los defectos y expulsar toxinas de la mente católica se ha convertido en misión urgente. Debido, sobre todo, como bien apuntas, a la credibilidad de muchos que pasan por doctores. Los Rahner, Maritain, De Lubac, Balthasar y tantos otros que, aun sin faltarle buenas intenciones, están deformando el numen católico con sus doctrinas.

Ricardo de Argentina:
Yo enfocaría la deriva, sobre todo, como espiritual, antes que intelectual.
El señor Oriol Junqueras dice que hace oración en la cárcel y mire la que ha montado en Cataluña.
Las personas tendemos a crearnos un Dios que en el fondo es la idealización de nuestras aspiraciones y deseos de poder terreno y también el endiosamiento de nuestro intelecto.
No aceptamos que la Providencia divina nos rompa nuestros esquemas como tampoco acogemos de forma obediente amorosa las enseñanzas de la Iglesia.

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A.G.:
Las causas de la crisis don claramente doctrinales.

Según San Juan de la Cruz lo importante es la Unión del Alma con Dios y ahí interviene tanto el entendimiento como la memoria y la voluntad.

penthos: muy preciso su pensamiento, coincido totalmente con lo que expresa. Ciertamente es indiscutible el valor del aporte de santos y de intelectuales cristianos a la causa del Reino de Dios, ¿quién podría negarlo?. No afirmo en absoluto su ineficacia, sino su impotencia para detener y derrotar el poder que Dios ha concedido al demonio en estos tiempos escatológicos, como lo prueba la experiencia de estos siglos de expansión ininterrumpida y creciente de las tinieblas en la Iglesia y en la humanidad: “después de los cuales será soltado por poco tiempo” (Apoc 20,3); “Fuéle otorgado hacer la guerra a los santos y vencerlos. Y le fue concedida autoridad sobre toda tribu, y pueblo, y lengua, y nación. Lo adoraron todos los moradores de la tierra, cuyo nombre no está escrito, desde el principio del mundo, en el libro de la vida del Cordero degollado” (Apoc 13,7-8); “Subirán sobre la anchura de la tierra, y cercarán el campamento de los santos y la ciudad amada” (Apoc 20,9). La eficacia y el mérito de tales obras cristianas son inmensos, y han servido para contrarrestar el ataque del enemigo; no sabemos en qué inmensa medida han debilitado y continúan debilitando el plan del anticristo que, sin el combate de estos cristianos meritorios por su sabiduría, virtud, intrepidez y constancia, hubiera causado mayores males que los que conocemos. Si no pensara así, tampoco me sumaría con mis pobres comentarios. Creo que debemos combatir con la mayor energía y confianza en la victoria final, pero, esto es fundamental: sabiendo que nuestro obrar no vale por sí sólo, nada frente al poder de Satanás; nuestro obrar cristiano sólo adquiere eficacia real si obramos unidos a María y en la medida en que lo hacemos. Es fundamental, digo, comprender que Dios ha permitido que el demonio prevalezca sobre los justos, para corregir su presunción, sobre todo la de los Pastores, su mundanidad, sus concesiones al mundo, pero sobre todo su invocado “cristocentrismo” lleno del petulante orgullo de considerarse los primeros en el Reino, los consejeros de Dios, los “inmediatos” a Él, sin aceptar la mediación de la Virgen; ignorando, silenciando, despreciando la Misión eminente y esencial de María en la lucha suprema contra el demonio en los tiempos del anticristo. Tal presunción anti-mariana se comprueba al leer los documentos, declaraciones, homilías y otras expresiones del pensamiento de la jerarquía de la Iglesia, que muestran un absoluto, sistemático y universal silencio respecto a la Conducción confiada por Dios a la Madre y Reina de la Iglesia. Rechazan a la Madre de Dios, Madre de Cristo, Hija del Padre, Esposa del Espíritu Santo, Santuario de la Santísima Trinidad, por cual rechazan a Cristo, y así el demonio crece en poder y daños. Y la apostasía también.

También Santo Tomás de Aquino dice:
"Respecto de Dios es mejor amarlo que conocerlo porque el conocimiento hace que las cosas vengan a nosotros y se adapten a nuestra manera de ser; pero el amor, que es la caridad, nos hace salir de nosotros y nos lanza hacia el objeto amado".