(347) Genealogía del personalismo, I: experiencialismo nominalista

Es importante dilucidar, aunque sea brevemente, la genealogía del pensamiento moderno, para comprender a fondo el desarrollo del pensamiento personalista. Para ello hay que ir a Ockham y sus predecesores, debemos remontarnos a los comienzos del antagonismo entre el realismo y el nominalismo y su disputa acerca de los universales, que en el fondo es una disputa acerca de la naturaleza misma de las cosas.

Siendo más, mucho más que un mero debate intelectual, lo que estaba en juego, y sigue estando, es el conocimiento objetivo y real de las esencias, frente al subjetivismo experiencialista.

 

Roscelino (1050-c.1123) es uno de esos heterodoxos que, según San Anselmo, «creen que las sustancias universales no son otra cosa que un soplo de voz». San Anselmo explica que estos herejes están enredados en experiencias y no consiguen liberar la razón (De fide. Trin.,2). Es decir, que su razón es esclava de la experiencia.

Esta incapacidad de liberar el conocimiento del mundo sensible es responsable, incluso, de la herejía trinitaria de Roscelino, porque «quien no comprende ni siquiera de qué manera los hombres constituyen la única especie hombre, ¿cómo podría comprender de qué manera, en la misteriosísima naturaleza divina, varias personas, de las cuales cada una es Dios perfecto, constituyen un solo Dios?». Y lo que San Anselmo añade a continuación nos interesa sobremanera para comprender el equívoco que el personalismo ha heredado del nominalismo. Dice San Anselmo: «quien no entiende que el hombre no es el individuo mismo, de ninguna manera entenderá por hombre la naturaleza humana» (Ibid.) El énfasis exagerado que se da en el paradigma personalista a lo individual único e irrepetible, es herencia indudable de esta mentalidad.

 

El nominalismo medieval, primero a través de autores de segunda fila, luego a través de su gran mente, Guillermo de Ockham, va corroyendo los fundamentos del conocimiento objetivo natural y sobrenatural, y apuntalando el papel de la experiencia subjetiva.  Con el sobredimensionamiento de lo experiencial individual se revuelven las bases de la tradición cognitiva occidental, heredada de griegos y romanos, debidamente corregidos y “redimidos". También juega un papel, en este proceso revolucionario, el resurgir del averroísmo y su escepticismo de doble verdad. La razón está siendo, paso a paso, enfrentada a la fe.

El Doctor Modernus, es decir, Durand de San Porciano (c. 1270-1334), obispo de Meaux, confunde lo universal con lo individual, diversos tan sólo, en su doctrina, por el grado de determinación. Lo universal es indeterminado y lo individual es determinado. Por lo que en el fondo es lo mismo, aunque matizado por la determinación propia de lo individual. Utilizando ideas prenominalistas de Duns Scoto, Durand de San Porciano supone una notable huída hacia adelante de la filosofía en su búsqueda de autonomía respecto del dato revelado, quedando orientada hacia el deconstruccionismo ockhamista.

El Doctor Fecundus, Pedro Aureolo, ( -.c.1332), franciscano, sigue las huellas de Duns Scoto, y también de Durand de San Porciano. Para Aureolo el universal no tiene realidad alguna, todo lo que existe es individual, por eso el conocimiento abstractivo es ineficaz e indeseable, lo que cuenta es la experiencia.

 

La primera figura de la Edad Moderna, y fundador de su espíritu, es Guillermo de Ockham (c.1290-c.1348). Ockham compuso, en diversas obras, toda una doctrina del conocimiento por la experiencia, partiendo, por cierto, de la misma distinción de Duns Scoto entre conocer por intuición y conocer por abstracción. En base a esta teoría, la objetividad deja de ser una condición del conocimiento, pasando a ser la experiencia el criterio definitivo. Las implicaciones que tendrá este experiencialismo serán enormes, sobre todo en sus aspectos jurídicos, políticos y morales. El experiencialismo ockhamista hará fortuna e impregnará todo el pensamiento moderno posterior, hasta llegar al personalismo, que es su heredero.

 

La doctrina de los nominalistas, encabezados por Guillermo de Ockham, rompió la armonía entre la fe y la razón y desmontó la mente occidental, deconstruyendo sus principios. De las cenizas de esta deconstrucción surgió una nueva era, la era del subjetivismo. En ella se levantaron dos grandes movimientos disolventes, el protestantismo y el humanismo. De la interconexión de ambos emerge la Modernidad.

El ataque nominalista a la naturaleza de las cosas, a las realidades comunes y universales, pronto tuvo el efecto de romper la vieja era escolástica, y dar pie a la eclosión de una nueva era sustentada en la voluntad subjetiva y en las experiencias única e irrepetibles. El subjetivismo se introdujo, también, en la religión. Su mal fruto más relevante fue la ruptura luterana. Lutero, que hace del nominalismo un principio revolucionario, establece con su libre examen la autodeterminación en la exégesis bíblica.

Al mismo tiempo, en el ámbito católico, el subjetivismo se introduce en la filosofía renacentista. Su mal fruto más relevante, de entre muchos, fue el nuevo concepto de dignidad humana, que Pico de la Mirandola sintetizaba así en su Discurso sobre la dignidad del hombre:

«Cuando Dios terminó la creación del mundo, empieza a contemplar la posibilidad de crear al hombre, cuya función será meditar, admirar y amar la grandeza de la creación de Dios. Pero Dios no encontraba un modelo para hacerlo. Por lo tanto se dirige al primer ejemplar de su criatura, y le dice: “No te he dado una forma, ni una función específica, a ti, Adán. Por tal motivo, tendrás la forma y función que desees. La naturaleza de las demás criaturas la he dado de acuerdo a mi deseo. Pero tú no tendrás límites. Tú definirás tus propias limitaciones de acuerdo con tu libre albedrío. Te colocaré en el centro del universo, de manera que te sea más fácil dominar tus alrededores. No te he hecho mortal, ni inmortal; ni de la tierra, ni del cielo. De tal manera, que podrás transformarte a ti mismo en lo que desees. »

Nótese como ya en una fecha temprana (1486) se introduce el concepto de libertad negativa, o sea el principio de autodeterminación, que el personalismo intentará, creemos que en vano, catolizar; porque es por este principio por el que el individuo único e irrepetible pretenderá definir su proyecto de vida.

El personalismo católico intentará orientarlo hacia el proyecto de vida cristiano, como si fuera una opción más; pero eso sí, reconociéndola como la opción más auténtica, que diría Heidegger, la deseada inconscientemente por todos los hombres, sea cual fuere su religión o credo, que anhelan en su interior, sin saberlo, autodeterminarse por sí solos a Cristo. Y aquí se apunta el cristianismo anónimo rahneriano.

Es un postulado de independencia y autonomía que, a lo largo de la Modernidad, va a estar presente en muchos frentes abiertos: libertad religiosa, ideología de género, marxismo cultural, revolución sexual, liberalismo de tercer grado…. sus implicaciones serán diversas y poliformes, formando parte esencial del ethos de los derechos subjetivos modernos.

 

David Glez. Alonso Gracián

 

16 comentarios

  
Pedro L. Llera
"Podrás transformate a ti mismo en lo que desees"... En el siglo XV... En el XXI estamos viendo los resultados finales de esta frase propia de Lucifer: "Seréis como Dios".

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A.G.:
Talmente. Es un proyecto de autodefinición, imposible de catolizar, por muy buena intención que se tenga.
16/04/19 10:37 PM
  
Manuel Pérez
Gracias por el artículo.

Ya sé que vas a escribir otros, pero adelanto unas preguntas:

¿No existen las experiencias universales? El miedo, la alegría, el pecado...
¿La vivencia de la experiencia universal es individual? ¿Pecamos todos al mismo tiempo y de lo mismo, por ejemplo? ¿O lo hacemos individualmente?
¿Existe el sujeto? ¿Ha recibido libre albedrío?
¿Y la responsabilidad individual, se da o no se da?
¿Hay algo único e irrepetible en la relación que tengo yo con mi esposa?
¿Se podría definir al hombre originario, al hombre histórico y al hombre escatológico? Una vez llegados a un definición aceptable desde la razón, ¿es posible pasar de lo individual a lo general para un mejor autoconocimiento? ¿O eso de conocerse a sí mismo no pasa de ser una pamplina de los griegos clásicos?
¿No supone la teología del cuerpo un esfuerzo para descubrir lo que hay de universal en la experiencia individual de cada hombre?
¿Confiamos en que llegará el momento en que se nos entregará una piedrecita blanca con un nombre nuevo que nadie ha pronunciado todavía?

Gracias nuevamente.


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A.G.:
Manuel, claro que las experiencias de cada uno de nosotros son personales, y que la vida de cada cual es distinta, nuestras personalidades son diferentes, cada cual tenemos nuestra alma y cuerpo, etc.

Pero se trata de que tenemos una naturaleza humana con sus potencias, y que en ella está escrita una ley universal, cuya práctica nos perfecciona, y es un bien común, comun-icable de persona a persona, por el hecho de compartir esa naturaleza común, que es real.

Nuestras vivencias son personales, cada cual a su manera y cada cual como sujeto y agente de las mismas, pero siempre como causa segunda, nunca como causa primera. Siempre desde un fondo común, que es la esencia que compartimos, que nos ha sido dada, que no podemos modificar ni redefinir, cuyo perfeccionamiento no es sólo un perfeccionamiento único e irrepetible, sino un auténtico bien común.

Se trata, además, de que las experiencias personales no suplanten al conocimiento objetivo, y real, natural y sobrenatural. Se trata, sobre todo, de evitar el subjetivismo, que es malo.

Saludo muy cordial.
17/04/19 12:02 AM
  
Manuel Pérez
Pero si estamos de acuerdo, David. Perdona si he resultado un tanto antipático o ácido. Lo que ocurre es que, por otras cosas que has escrito, creo que sé a dónde quieres llegar. Y eso ya me gusta menos. En fin, espero equivocarme.
Y, repito, esta vez como afirmación: la teología del cuerpo de San Juan Pablo II supone, entre otras cosas, una iluminación de la experiencia individual partiendo de experiencias universales. En cierto modo, lo opuesto al nominalismo. Pero conciliándolo con una valoración del componente subjetivo. No subjetivismo, sí estudio objetivo del sujeto.

Y, otra cosa: en muy numerosas ocasiones Juan Pablo II afirma la necesidad de la gracia en su teología del cuerpo.

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A.G.:
Manuel este post no trata sobre la teología del cuerpo. Tal vez, algún día, aborde este asunto. Sólo te digo que en este tema hay que distinguir muy cuidadosamente lo que es filosofía personalista privada, de lo que es doctrina de la Iglesia. Amor y responsabilidad, por ejemplo, no es magisterio de la Iglesia, sino un libro de tesis privadas, escrito por un autor privado. El hecho de que este autor, Karol Wojtyla, fuera luego Papa, no hace que las ideas de este libro sean doctrina de la Iglesia. Es una filosofía personal, nada más. También hay que distinguir la teología del cuerpo en sí misma de las formas con que se está enseñando por personalistas, o por laicos y sacerdotes por aquí y por allá, exagerando sus tesis y conceptos, a veces de forma delirante.

Respecto al libro, en sí, creo que es subjetivista en muchos aspectos; que sobrevalora la sexualidad, que mezcla lo natural con lo sobrenatural, etc., etc. Pero no voy a entrar en un análisis de Amor y responsabilidad. Simplemente decir que, a mi juicio, es un libro que puede confundir.

Respecto a la gracia, decirte que el personalismo en general no está en contra de la gracia, lo que ocurre es que, como es voluntarista, cree que la gracia es una ayuda para el propio proyecto de autodeterminación. Por eso profesa esos tópicos de que Dios respeta nuestra libertad, que espera nuestro sí, etc., etc. Lugares comunes heredados del semipelagianismo: la gracia como ayuda a una iniciativa que parte del hombre, que se autodetermina, que es el que decide si abrirse a la gracia o no. Pero esta no es, desde luego, la doctrina tradicional al respecto.
17/04/19 12:34 AM
  
Mariana
Alonso Gracián:

A ver si entendí:

En el personalismo --que puede coincidir con el constructivismo subjetivo--, se disuelve el universal [ que ha sido abstraido de la realidad de lo que "son" los seres] en lo accidental construido sin considerar la realidad objetiva?

Gracias


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A.G.:
En la escuela personalista hay cierto constructivismo, clarísimamente. Lo que tiene en común con el nominalismo es el énfasis exagerado en lo individual único e irrepetible, en rechazar la abstracción de las esencias, la metafísica clásica, sobredimensionar la experiencia como alternativa al conocimiento objetivo y real, y una sobrevaloración de lo subjetivo.
17/04/19 3:18 AM
  
Ricardo de Argentina
Brillante David, mil años de nominalismo explicados con pinceladas maestras.
Frente a tanto derroche erudito, lo mejor que podemos hacer los legos como yo es aplaudir (ya lo hice) y callarnos. Pero como hoy no ando en plan de hacer lo mejor, con tu permiso opinaré:

Yo creo que la notable perduración y la vigencia del nominalismo se deben a que proporciona un atajo elegante para justificar la apostasía.
Si yo voy flaqueando en la fe y me pesa obedecer el Decálogo, reinterpretar las Escrituras en clave nominalista me resultará muy "liberador".

Por eso llego a pensar que la disputa del realismo contra el nominalismo no es tanto una disputa filosófica, cuanto religiosa.

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A.G.:
Gracias amigo. Me parece cierto eso que dices de la apostasía. La disputa entre realismo y nominalismo, en principio metafísica, tiene una proyección religiosa, como vio San Anselmo, al considerar que la heterodoxia de Roscelino era causada por su nominalismo.

Esa reinterpretación del Decálogo, además, o mejor dicho esa minusvaloración, se hace apelando a la individualidad, a la subjetividad, a un supuesto ethos único e irrepetible a salvo de la ley universal, como pretendía Rahner.
17/04/19 3:44 AM
  
Soledad
Las explicaciones expuestas a las preguntas de M. Pérez, son clarificadoras
Dice Vd. "pero siempre como causa segunda, nunca como causa primera". Esto me lleva a preguntarme, ese afán por "autodeterminarse" , poniendo la voluntad como motor de nuestras acciones, en la práctica, para un católico, es como si actuase con una visión pelagiana de la fe y desechasela enseñanza tradicional de la gracia?. No se si esta reflexión es lógica.

De igual manera nuestra vida sufre un"giro copernicano":Dios deja de ser el centro, para ser ocupado por nosotros.

Voy más allá, en la práctica, nuestra vida interior, nuestra piedad se ve distorsionada.

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A.G.:
Me parece muy acertado eso que dice del giro copernicano. Está claro que hay un antropocentrismo, o persona-centrismo, por así decir. Más que pelagianismo, hay semipelagianismo, a menudo inconsciente y con buena voluntad, pero semipelagianismo al fin y al cabo; por sobrevalorar la parte humana, sin rechazar la gracia, pero considerándola al fin y al cabo una ayuda que está en manos del hombre aceptar o negar.
17/04/19 7:19 AM
  
Andrés
Una pregunta, David
Cómo puede ser posible una teoría de la acción desde el Tomismo?
Gracias
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A.G.:
Pues ya existe, en el pensamiento clásico, aristotélico tomista,una doctrina muy segura y aquilatada sobre los actos humanos, muy relevante además en jurisprudencia y teología moral. En las obras de Royo Marín por ej. viene muy bien expuesta.
17/04/19 1:49 PM
  
Néstor
Las experiencias, propiamente hablando, no son universales, sino singulares, porque son siempre experiencias de un sujeto singular y concreto. Lo que es universal es el concepto de determinadas experiencias, como el amor, el dolor, la muerte, etc., que nuestro intelecto abstrae de las experiencias singulares que vivimos.

Sin duda, esa abstracción es posible porque las experiencias, como todo lo demás, tienen una naturaleza o esencia común, que en definitiva es la naturaleza del ser humano y la de las cosas que lo rodean, y que es precisamente lo que niega el nominalismo.

No puede haber filosofía sin partir de la experiencia, y eso es justamente lo que hacen el aristotelismo y el tomismo.

Y de la "subjetividad" hay que decir lo mismo. La subjetividad singular y concreta, en cuanto tal, no es comunicable a los demás. A lo sumo se puede establecer una empatía por semejanza de experiencias subjetivas, y eso, cuando es mediado por el lenguaje, es posible solamente gracias al concepto, abstraído por la inteligencia, de la subjetividad y de sus acciones y pasiones, lo cual está magníficamente analizado en el tomismo.

Saludos cordiales.

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A.G.:
Te agradezco las aclaraciones. Por cierto, es importante eso que dices de que la subjetividad singular y concreta no es comunicable, porque aquí radica uno de los problemas del concepto de bien común entendido como suma de bienes particulares, como hacen algunos personalistas.

El bien de la persona, el perfeccionante, es siempre bien común, por ser comun-icable, porque en realidad es un bien de lo común a todo hombre y por tanto objetivo, real, esencial. El bien subjetivo singular, experiencial, por así decir,, entendido como único e irrepetible, al no estar basado en lo común, al no ser un perfeccionamiento de la naturaleza común, no es comun-icable y por tanto no redunda en bien común.

No olvidemos que viene de Kant la idea de un bien no inteligible ni comunicable, y por Kant pasa al personalismo, que identifica el bien con el bien subjetivo.
17/04/19 7:02 PM
  
Palas Atenea
Las experiencias personales impedirían totalmente cualquier abstracción porque son irrepetibles, de manera que cada individuo quedaría aislado de los demás. Este es un problema que los subjetivistas no abordan cuando escriben libros en los que hay más que una mera relación de casos concretos. Hasta ellos mismos se desmienten apelando a conceptos abstractos por imposibilidad de escribir sobre lo meramente individual y no quieren darse cuenta de esta incongruencia. Como dice Néstor: " A lo sumo se puede establecer una empatía por semejanza de experiencias subjetivas, y eso, cuando es mediado por el lenguaje, es posible solamente gracias al concepto, abstraído por la inteligencia, de la subjetividad y de sus acciones y pasiones, lo cual está magníficamente analizado en el tomismo", si eso no se da simplemente hay que enmudecer o perderse en la casuística, pero la mayoría de los nominalistas no hacen eso, de manera que se contradicen a si mismos. Yo no puedo referirme a mis pecados si no los confronto con la Ley de Dios, sin ella me perdería totalmente, lo mismo que no puedo decir cuales son las dimensiones de una mesa si no tengo un metro patrón o cualquier otro sistema de medidas. El subjetivismo es medir a palmos sabiendo que el palmo depende del tamaño de cada mano. ¿Qué carpintero utilizaría una medida así?


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A.G.:
Yo no puedo referirme a mis pecados si no los confronto con la Ley de Dios, sin ella me perdería totalmente


Así es, justamente.

Su referencia a la medida, al patrón, es importante. La ley, además, es regla, sirve también para medir lo propio en referencia a lo universal, y, no lo olvidemos, de lectura (legere) de lo universal en lo propio, en el orden que se lleva impreso.
17/04/19 9:26 PM
  
Néstor
Exacto, Palas. Se puede decir que el "único" problema del nominalismo, empirismo, existencialismo y afines es que son filosofías, y por tanto, deben toda su existencia al concepto abstracto, "velis nolis".

Guardan una lejana semejanza con el chiste del que fue al médico a decirle: "Tengo un problema, doctor - ¿Cuál? - No puedo decir "desayuno" - ¡Pero lo está diciendo! - ¿Qué cosa? - ¡Desayuno! - Pero doctor, si le digo que mi problema es que no puedo decir "desayuno" ¿cómo me viene Ud. con que estoy diciendo "desayuno" !!??" :)

La misma casuística es posible solamente gracias a los conceptos abstractos y universales, como todo lo que se expresa con palabras.

Saludos cordiales.

18/04/19 12:19 AM
  
Néstor
Tampoco es exactamente que las experiencias personales impidan cualquier abstracción, salvo en cuanto singulares (la reduplicación aquí es necesaria e inevitable).

Es verdad lo que dice Aristóteles, que el individuo (en cuanto individuo) es incomunicable, y también es verdad, en un sentido, que toda ciencia versa sobre el individuo, en la medida en versa sobre lo real, porque todo lo real es individual, pero, atención, sobre el individuo en tanto que tiene algo en común con otros individuos, que es justamente su naturaleza o esencia, y por tanto, no en cuanto tal individuo singular.

Por eso, toda abstracción de lo universal se hace a partir de lo singular y en cuanto tal incomunicable, pero también dotado de una naturaleza o esencia que puede realizarse en infinidad de otros individuos.

Saludos cordiales.
18/04/19 1:37 AM
  
Anónimo
Me recuerda a la obra del gran teatro del mundo. Y esta obra es un buen antídoto contra el personalismo y el subjetivismo. Cada personaje encarna un uno, aunque luego haya a lo largo de la historia miles de reyes, todos están representados en el rey de Calderón, lo mismo que el monje, el pobre etc. Te agradezco Alonso estos post. Voy entendiendo poco a poco en qué consiste el personalismo y su proyección en la mente católica. Está muy arraigado aunque nadie haya oído hablar de él.

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A.G.:
La imagen del Teatro del Mundo es poderosa. Al fin y al cabo, todo depende de eso, de participar en su función, o de ser criaturas nuevas. Este tipo de filosofía, o más bien de idiosincrasia, pretende que seamos actores del mundo y a la vez católicos, y claro, eso es imposible.
18/04/19 10:38 AM
  
Anónimo
Claro, actores del mundo teniendo siempre en cuenta la ley de gracia, igual para todos. Para el rico, el pobre y el rey... Solo aquel que cumple bien su papel, que es única y exclusivamente el que Dios le tiene asignado, solo ese se salva. En esta obra te das cuenta del profundo conocimiento de la doctrina católica de Calderón. Abandonar estás lecturas hace vulnerable a estas filosofías. Gracias. Poco a poco voy entendiendo el personalismo.
18/04/19 11:57 AM
  
Ricardo de Argentina
Néstor "Exacto, Palas. Se puede decir que el "único" problema del nominalismo, empirismo, existencialismo y afines es que son filosofías..."
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Me temo que sólo lo pretenden, pero no lo son, sino en cambio sofísticas la mar de elaboradas.
Y lo que sigue de tu comentario, Néstor, lo confirmaría. Si una "filosofía" serrucha la rama que la sostiene, se cae, y queda sólo el "flatus vocis" de la sofística.
18/04/19 2:12 PM
  
Néstor
Aclaro que la frase de Aristóteles es que el individuo es inefable, o sea, no puede ser expresado conceptualmente. Sin duda eso está en relación con la incomunicabilidad del individuo, porque el concepto universal tiene por objeto lo común, y por tanto, comunicado, a varios.

En cuanto al significado de "Filosofía", hay que distinguir, porque en un sentido es correcto que se escriba una "Historia de la Filosofía" en la cual no figuran solamente Aristóteles y Santo Tomás, sino también Hume, Heráclito, Descartes, etc.

Y en otro sentido, sin duda que solamente una puede ser la Filosofía, es decir, la ciencia de las últimas causas.

Se podría distinguir entre filosofía de intención, que puede ser múltiple, y filosofía de resultados, que sólo puede ser una, aclarando que con la "intención" no aludimos a la intención personal de los autores, sino al objeto, la temática, que de suyo tienen las reflexiones que ellos emprenden.

Saludos cordiales.
18/04/19 4:55 PM
  
Ricardo de Argentina
Buena aclaración Néstor, gracias.
18/04/19 5:37 PM

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