(281) Apostillas críticas al personalismo, 1 -autodeterminación y valores

Apostilla, según la RAE, es acotación que comenta, interpreta o completa un texto.

Los textos acotados, en esta serie, son textos personalistas, pasajes relevantes de esta escuela. Una escuela privada, con la que se puede discrepar responsablemente, porque no es identificable con el magisterio. Es solamente una perspectiva intelectual, una filosofía y una teología, incluso una psicología, a la que no estamos obligados en modo alguno por ser católicos. Porque es una escuela privada y opinable.

En su equivocidad, hay conceptos personalistas que confunden. En su ambigüedad, pueden interpretarse en un sentido o en otro, dar problemas, ser instrumentalizados con fines heterodoxos, como hizo, por ejemplo, Berhard Häring.

Este carácter anfibológico puede ser utilizado para la heteropraxis, o para una ortodoxia débil de perfil bajo, al margen, a menudo, de la intención original de sus autores. 

Es necesaria, por tanto, una sana crítica de sus puntos débiles. Porque, tras Amoris laetitia, el personalismo, o mejor dicho los personalismos, cada cual en distinto grado, han colapsado.

Desde el momento, por ejemplo, en que algunos personalistas de renombre afirman, sin ambages, que es mejor no utilizar el concepto de alma, es que se están traspasando indebidamente ciertos límites conceptuales.

Los personalismos tuvieron su momento de gloria, pero han entrado en crisis. A partir de la exhortación apostólica postsinodal, los principios personalistas, utilizados con excesiva imprudencia y equivocidad para justificar y reforzar las tesis del capítulo VIII, han implosionado. Es preciso, por tanto, mostrar las lagunas de su asistematismo antiescolástico, de sus prejuicios contra el pensamiento clásico aristotélico-tomista, fuera del cual es muy fácil perderse. Porque una excesiva aproximación al pensamiento moderno es, a todas luces, imprudente.

Es urgente una saludable revisión, por ello, para salud y humilladero de la mente católica, de todas estas nociones asumidas acríticamente, como si fueran magisterio, sin serlo. Aprovechar lo bueno y positivo, rechazar y corregir lo erróneo, defectuoso, confuso o extraño.

En esta labor, documentos excepcionales de la doctrina católica tradicional, como Libertas praestantissimum, la magistral Veritatis splendor, o Humanae vitae, son hitos que nos sirvirán de ayuda para salir de esta crisis.

 

APOSTILLA I

«la autodeterminación (de la persona) – o, en otras palabras, la libertad – no se limita a la dimensión accidental, sino que pertenece a la dimensión sustancial de la persona» (Karol WOJTYLA, Estructura personal de la autodeterminación)

El pasaje puede entenderse mal, mueve a confusión. Porque muchos pueden pensar, sin duda contra la intención de su autor, que el hombre puede autodeterminarse, también, en el plano sustancial, es decir, que la persona puede llegar a ser lo que quiera; que la persona es libre para modificar, redefinir, autoconstruir su esencia.

Los personalismos, en general, aun los más abiertos a la metafísica, como es el de Wojtyla, tienen problemas con el orden ontológico. Como observamos, por ejemplo, en Mounier, cuyo concepto de persona, aunque no pretenda ser antisustancialista, lo es, de hecho. Mounier desustancia a la persona.

La cuestión estriba en que parece que se afirma que el hombre puede llegar a ser lo que él quiera. Porque, si la libertad es autodeterminación, y esta autodeterminación «pertenece a la dimensión sustancial» de la persona, entonces es de lógica pensar que se está diciendo que el hombre puede autodefinirse, y que esta autodefinición es, precisamente, la libertad.

Esta forma de referirse a la autodeterminación experiencial y subjetiva, en definitiva, como algo que puede proyectarse al plano sustancial, puede propiciar que la perspectiva clásica y tradicional, aristotélico tomista, parezca excesivamente objetivista al católico de hoy.

 

APOSTILLA II

«Concebir la voluntad meramente como un “querer” que se dirige hacia un objeto correspondiente (por ejemplo, hacia un valor que es también un fin) no explica plenamente su dinamismo. Semejante análisis apunta solamente a un aspecto de la voluntad y a un aspecto de la trascendencia que le es propia. Un acto de voluntad es un acto de un sujeto dirigido hacia un objeto; más precisamente, es un acto de una facultad de un sujeto dirigido hacia un valor que se ha querido como un fin y que es también, por lo tanto, un objeto de propósito.» (Karol WOJTYLA, Estructura personal de la autodeterminación)

El pasaje, de nuevo, puede malinterpretarse y mover a confusión. Lo cierto es que, al confundir bienes con valores, puede creerse que subjetiviza el acto de la voluntad y lo desliga, de nuevo, del orden del ser, desustanciando el acto de la libertad.

Porque el acto de la voluntad no está dirigido hacia un valor que la voluntad quiere, sino hacia un bien que la razón propone a la voluntad, y que ésta desea. La voluntad desea bienes. Si desea valores por sí misma, autodeterminándose a ellos como si fueran fines, no se está dejando guiar por el entendimiento, sino siguiendo meramente el impulso de su deseo. Hay, por tanto, o parece haber, no está claro, un voluntarismo de fondo que vicia de subjetivismo esta forma de fundamentar el acto libre. Voluntarismo fundado en la experincia subjetiva, que arroja sospechas de objetivismo, de nuevo, sobre el pensamiento tradicional.

Hay que recurrir a la explicación, como siempre, de León XIII en 1888, en Libertas praestantissimum, 5, que es ejemplar, y aporta mucha luz.

-En primer lugar, el movimiento de la voluntad «es imposible si el conocimiento intelectual no la precede iluminándola como una antorcha», o sea, que la voluntad no puede autodeterminarse al valor que desea, porque necesita primero de la luz del entendimiento, que ha de proponerle el bien que debe alcanzar. Esta preeminencia del entendimiento es ignorada por los personalismos, que dan mayor relevancia a la voluntad, conforme al subjetivismo de la teoría de los valores, inspirada en Scheler.

-En segundo lugar, lo que en realidad desea la voluntad no es un valor, sino un bien, que «es necesariamente bien en cuanto conocido previamente por la razón», y no, como parece afirmar el personalismo, un valor “conocido” por la experiencia, un valor experimentado.

Por tanto, el fin de la libertad no es alcanzar un valor o los valores que el sujeto prefiere o experimenta. Porque «la libertad, lo mismo que la voluntad, tiene por objeto un bien conforme a la razón.» El fin de la libertad, como queda dicho, es la elección del bien en orden al fin último, que es Dios.

 
David Glez Alonso Gracián
 

8 comentarios

  
Luis Fernando
Yo soy más radical en el juicio:
El personalismo apesta a modernismo con una clara derivada protestante (autodeterminación/libre examen).

Los personalistas ortodoxos, que haberlos los ha habido y los hay, no son ortodoxos por su personalismo sino a pesar del mismo. De hecho, necesitan aparcarlo en no pocas materias para no incurrir en herejía.
29/07/18 5:52 PM
  
Néstor
"la autodeterminación (de la persona) – o, en otras palabras, la libertad – no se limita a la dimensión accidental, sino que pertenece a la dimensión sustancial de la persona» (Karol WOJTYLA, Estructura personal de la autodeterminación)"

Frase típica de la falta de metafísica propia de los planteos fenomenológicos en general, que lo que tienen de malo es que al final no se puede prescindir de la metafísica, y entonces, es metafísica mala.

Donde entra la palabra "sustancial" ya entra la metafísica y entonces no es posible quedarse en que nuestros actos configuran nuestra "personalidad", que sería un objeto propio de la fenomenología.

Sino que la única forma coherente de entenderlo, sin duda contraria a la mente de Wojtyla, es la de la autocreación, en definitiva, de la persona creada, mediante sus actos libres.

Saludos cordiales.

________ _______
A.G.:
Coincido.

Sin duda, como bien dices, "donde entra la palabra `sustancial´ ya entra la metafísica", y por eso "la única forma coherente de entenderlo, sin duda contraria a la mente de Wojtyla, es la de la autocreación, en definitiva, de la persona creada, mediante sus actos libres."
29/07/18 7:39 PM
  
Oscar de Caracas
En una parada de autobús, con un sol feroz..
..."Yo elijo lo que quiero que para eso una es libre"...yo farfullo algo...
"Ah no mi amor, una es libre para elegir lo que quiere...me vas a decir tú o nadie como pensar...nooo mijo, yo hago lo que me sale de las mismísimas, sin (palabrota) a nadie"
Umjú (Digo yo)
Bueno (digo yo acoquinado) Ajá, y vea usted...¿Como sabe que sabe lo que quiere?
"Ah no, mijito, yo tengo muy claro lo que quiero, a mi nadie me respira por la nuca".
Y eso que todo empezó por esto: Si mija, hoy tenemos libertad para elegir 10 sabores...antes no teníamos tanta libertad...solo vainilla o chocolate...

Que el Señor bendiga a sus fieles...
29/07/18 11:38 PM
  
Oscar de Caracas
Don Alonso,
Lo que he escrito es una parodia...pues si las goteras arruinan el techo tambien arruina el suelo que las recibe.


_________
A.G.:
Jeje, yo he entendido la parodia, al modo costumbrista.
30/07/18 2:10 PM
  
Juan
Excelente post Don Alonso, perdone el off topic pero este año si Dios quiere comienzo los estudios de teología en un seminario diocesano y temo (a pesar de que es un seminario con fama de ortodoxo) que la filosofía que reciba esté impregnada de personalismo y yo no tenga la formación filosófica suficiente como para identificarlo y rechazar sus errores, así pues, ¿Qué libro de iniciación o manual de filosofía me recomienda en el cual pueda aprender la sana filosofía aristotelico - tomista e identificar los errores filosóficos mas comunes?

Dios se lo pague. Un saludo.



__________ __________
A.G.:
Juan, en Infocatólica puede adquirirse muy buena formación, pues tenemos los magníficos blog del P Iraburu, Eudaldo Forment, Luis Fernando Pérez, Pedro L Llera, Néstor Martínez, Bruno, etc.

Aparte de Infocatólica, es necesario estudiar a Garrigou-Lagrange, La predestinación de los santos y La gracia, la providencia de Dios, etc; y sobre todo, Royo Marín, Teología de la perfección cristiana, Teología moral para seglares, etc.

Y por supuesto es indispensable conocer a fondo Veritatis splendor.
30/07/18 3:19 PM
  
Manuel Pérez
Muy apreciado David:

En esta ocasión, no.

Dice Wojtyla:

APOSTILLA I

«la autodeterminación (de la persona) – o, en otras palabras, la libertad – no se limita a la dimensión accidental, sino que pertenece a la dimensión sustancial de la persona» (Karol WOJTYLA, Estructura personal de la autodeterminación)

Comentas tú:

"El pasaje puede entenderse mal, mueve a confusión. Porque muchos pueden pensar, sin duda contra la intención de su autor, que el hombre puede autodeterminarse, también, en el plano sustancial, es decir, que la persona puede llegar a ser lo que quiera; que la persona es libre para modificar, redefinir, autoconstruir su esencia."

Dices "puede entenderse mal". Pues claro que puede entenderse mal. Como todo, incluso lo más diáfano. Pero el problema no es de la afirmación de Wojtyla, sino del ojo que mira (Mt 6,22-23). Sinceramente. También a Jesucristo lo interpretaron mal (Mt 26,21).

Y es que, después de leer el texto de Wojtyla tres o cuatro veces, no logro interpretarlo como tú dices que podría hacerse. El texto no dice que el hombre tenga libertad para definir su sustancia, sino que la libertad es parte sustancial de él. Creo que la diferencia es clarísima.


_________ _________
A.G.:
La intención de Wojtyla, sin duda, no era afirmar que el ser humano puede autodefinirse en lo esencial. Pero, como digo, el texto no es claro. Porque determinarse, es decir, decidir en la dimensión accidental, es correcto, pero decidir en la dimensión sustancial, no. Y puede parecer que se refiere a ésto último.

Si conoces el texto, verás que además de la cita que he apostillado, añade confusamente: "yo mismo soy el primero y más básico objeto que puedo determinar" y "Los seres humanos no sólo determinan su propia actividad, sino también se determinan sí mismos" :

«La autodeterminación, por el contrario, apunta hacia el interior, hacia el sujeto, que, deseando ese valor, eligiéndolo, simultáneamente se define a sí mismo como un valor: el sujeto se convierte en “bueno” o “malo”. Los seres humanos no sólo determinan su propia actividad, sino también se determinan sí mismos en términos de una cualidad esencial. Así, la autodeterminación corresponde al devenir del ser humano como ser humano.»

«debemos también reconocer que este sujeto, en el acto de la autodeterminación, se convierte en un objeto particular. La autodeterminación objetiviza al sujeto que actúa en su propia actividad. Esta objetivización de la persona no es en ningún sentido una “cosificación” de la persona: no puedo convertirme en una cosa para mí, aunque yo mismo soy el primero y más básico objeto que puedo determinar. En esta determinación de mí mismo, mi subjetividad se revela en sus posibilidades más profundas, en las calificaciones esenciales que dan testimonio de lo que es a la vez humano (humanum) y personal.»


Creo que es confuso y se puede perfectamente entender como una autoconstrucción o autodefinición ("Los seres humanos no sólo determinan su propia actividad, sino también se determinan a sí mismos". Tampoco ayuda el prefijo "auto", porque puede hacer creer que la voluntad por sí sola puede elegir el bien y el mal, o que la voluntad por sí sola puede determinarse a un bien, cosa que es, metafísicamente hablando, imposible.

La idea de Wojtyla, como digo en el post, no es resaltar que el ser humano pueda automoverse, ni moverse a sí mismo libremente por sí solo, pero puede parecerlo. Sin embargo, el ser humano, como causa segunda que es, necesita absolutamente de la moción de la causa primera, incluso para cometer el acto físico del pecado. La causa segunda, que depende en todo de la causa primera, ¿cómo podría autodeterminarse por sí sola a un bien? Concebir la libertad como autodeterminación es problemático. ¿No necesita de la ley, no necesita de la gracia, no necesita de la razón, no necesita de la moción divina? ¿Cómo puede la libertad de un sujeto ser autosuficiente? La libertad es una cosa, y la autodeterminación me parece a mí que es otra. Se pueden igualar, ciertamente, pero no sin hacer muchas distinciones, que la mayoría de las personas no tienen formación para hacer.
30/07/18 4:50 PM
  
Manuel Pérez
Gracias por molestarte en darme tan amplia explicación, que mis modestas entendederas tienen que digerir lentamente.

__________
A.G.:
Gracias Manuel por comentar, hacía tiempo que no comentabas y me alegra que vuelvas a hacerlo, porque tus intervenciones suelen aportar luz a los temas tratados.
30/07/18 11:48 PM
  
Alex
Exelente post
11/09/18 6:36 AM

Dejar un comentario



No se aceptan los comentarios ajenos al tema, sin sentido, repetidos o que contengan publicidad o spam. Tampoco comentarios insultantes, blasfemos o que inciten a la violencia, discriminación o a cualesquiera otros actos contrarios a la legislación española, así como aquéllos que contengan ataques o insultos a los otros comentaristas, a los bloggers o al Director.

Los comentarios no reflejan la opinión de InfoCatólica, sino la de los comentaristas. InfoCatólica se reserva el derecho a eliminar los comentarios que considere que no se ajusten a estas normas.