InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Categoría: Eppur si muove

2.10.09

Eppur si muove - Realidades de la fe que se quieren olvidar

Cuando Dios creó al hombre y pensó que lo que había creado era “muy bueno” seguramente pensaba que la obra que salió de sus manos iba a seguir el camino que había trazado desde su corazón.

Pero les puso una prueba a sus primeros hijos. Algo cuyo incumplimiento podía traer consecuencias negativas para la especie humana.

Adán y Eva iban a ser sometidos, por primera vez en la historia de lo que sería la humanidad, a lo que, al fin y al cabo, es la expresión de la voluntad de Dios: fidelidad a cambio de fidelidad.

Como sabemos, ellos apartaron de sus vidas aquella forma de expresión de fe de creer en Quien los había creado. Y quisieron olvidar lo que tan importante era para sus propias personas porque quisieron ser como dioses y conocedores del bien y del mal que, con su acción, en efecto, conocieron.

Y, así, entró el pecado en el mundo.

Desde entonces, el ser humano que cree en Dios ha ido peregrinando por la Tierra hacia el definitivo Reino de Aquel que lo creó dando más de un traspiés y reclamando, aún sin saberlo o, por vergüenza pedirlo, la misericordia del Padre.

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25.09.09

Eppur si muove - Cuando molesta la luz de Dios

Todo se nos va en la grosería del engaste
u cerca de este castillo, que son estos cuerpos

Sta. Teresa de Jesús
Las moradas del castillo interior.
Moradas Primeras, capítulo primero

Luz de Dios

Cuando el padre Abrahám dijo sí a Dios y abandonó la seguridad politeísta en la que vivía, seguramente tuvo muchas dudas. Era un hombre que, sin embargo, entendió que aquella luz que calentaba su corazón era buena para su vida y para la de su familia.

Y aquella luz duró, al menos, 40 años y, desde entonces… hasta ahora ha seguido iluminando el camino que los hijos de Dios escogemos seguir.

Pero no siempre ha sido así ni, sobre todo, hoy mismo siempre es así.

Podemos, por ejemplo, dejarnos convencer por las facilidades que nos ofrece el mundo, vender nuestro presente sin darnos cuenta de lo que supone esa dejación de la responsabilidad que tenemos como Hijos de Dios.

Que quede claro, por otra parte, que la realidad de la filiación divina (de ser hijos de Dios) no es algo que dependa de nuestra voluntad. O sea, no podemos decir que, como no creemos en Dios, esa filiación la olvidamos y hacemos como si no existiera. Esto es, simplemente, imposible porque una cosa es no aceptar la religión y otro, muy distinto, es que ese re-ligare, ese unir al hombre con Dios, se pueda evitar. No es cuestión de aceptación, pues la realidad, la Verdad, no puede elegirse a gusto de cada cual y es como es.

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18.09.09

Eppur si muove - Iglesia católica y protestantización

Escribe el Padre Fernando Pascual, a la sazón Profesor de Filosofía en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum un artículo del que bien podemos sacar alguna que otra lección.

El título muestra, a lo mejor, cierto síntoma: Católicos protestantizados y lo ha publicado en Espacio de Fe".

Nos muestra una especie de protestantización que, es posible, se esté produciendo en el seno de la Iglesia católica porque muchos católicos adaptan la doctrina de la misma a sus gustos personales y, en tal sentido, dividen la Esposa de Cristo en tantas partes como creyentes hay.

Es decir, se disocia el Magisterio y la Tradición a gusto de cada cual.

Pero también es posible que eso sea, sólo, el síntoma de algo peor y que consistiría en que el protestantismo se esté adueñando de parte de la Iglesia católica, de algunas formas de proceder, de algunas formas de hacer.

Dice el apóstol Juan en su Primera Epístola que “Salieron de entre nosotros porque no eran de los nuestros pero esto sucedió para que se manifestara que no todos son de los nuestros” (1 Juan 2,19)

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11.09.09

Eppur si muove -En comunión con Cristo o, en verdad, sin ella

El ser humano es una especie verdaderamente sorprendente porque debe ser el único viviente que puede simulara una situación, creérsela y, entonces, actuar en consecuencia.

Sin embargo, lo que haga partiendo de algo falso es, también, falso.

Algo parecido pasa cuando entramos a valorar la comunión con Jesús.

Ciertamente, el tema de la comunión con Cristo es, digamos, delicado y peliagudo porque determina, la misma, la mayor o menor relación con el Hijo de Dios y, así, con Dios mismo.

Esto es, sentirse en comunión con el Señor es, verdaderamente crucial.

Tener algo en común con otra persona supone establecer unos especiales lazos de unión con la misma. Nos acerca a ella y, entonces, la cercanía produce la sensación de reconocerse, así, en otro corazón.

Por tanto, estar en comunión con Jesús ha de ser algo primordial para un cristiano, aquí católico; estar, en apariencia, en comunión, ha de suponer una forma extraña de comportamiento y, por último, no estarlo, algo triste y que supone no poca vaciedad en el alma; un gran vacío imposible de llenar con mundanidades.

¿Qué es o, mejor, que supone, estar en comunión con Jesús?

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4.09.09

Eppur si muove - Sobre carcas y progres eclesiales

Eppur si muove
Sobre carcas y progres eclesiales

La historia de la fe en Dios ha tenido, a lo largo de los miles de años con los que cuenta (digamos, por ejemplo, desde Abraham) idas y venidas en la consideración de la doctrina que, bien el pueblo elegido en cuanto tal (el judío) o, luego, la Iglesia católica, ha transmitido.

Sabemos, más bien que mal, que el ser humano se adhiere a un determinado pensamiento o filosofía según sean sus intereses espirituales y, en algunos casos, materiales.

Pero lo que no es conveniente es que cambie la consideración que se debe tener por la doctrina que, durante más de muchos siglos ha demostrado ser cierta y verdadera, apropiada para cada circunstancia por la que ha pasado la humanidad y, sobre todo, demostradora de que la inspiración del Espíritu Santo tiene su razón de ser y, en la Iglesia católica, su destino.

Pero, claro, siempre hay formas de pensar que, desde puntos de vista distintos, tratan de hacer “otra Iglesia” porque sus intereses son, a lo mejor, muy otros.

Así, se ha llegado a la consideración de que, en realidad, existen dos, digamos, sectores dentro de la Iglesia católica: el sector de los “carcas” y el sector de los “progres”.

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