InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Categoría: S. Josemaría -Opus Dei

17.10.09

Opus Dei: "'Camino': el camino de la Fe

Serie “El Camino de la Fe”

San Josemaría

El Camino de la Fe -17
Del Amor de Dios

¡No hay más amor que el Amor!
S. Josemaría
Camino, 417

Al Amor que Dios tiene a sus criaturas, a su creación, lo ha demostrado a lo largo de los siglos muchas veces. Así, no abandonó al pueblo que había elegido, el judío, en su camino por el desierto, con el Padre Abraham, en busca de la tierra prometida; tampoco abandonó a su semejanza cuando decidió enviar a Su Hijo para establecer una Nueva Alianza con sus descendientes…

Por eso, el Amor de Dios es, sobre todo, eterno.

Sin embargo, no es menos cierto que muchas veces no manifestamos el amor que le debemos al Padre. Por eso S. Josemaría nos impele a pronunciar una sencilla jaculatoria: “Dios mío, te amo, pero… ¡enséñame a amar!”

Así, en el punto 423 de “Camino” nos impele a hacer lo mismo, en cierto sentido, que hicieron los apóstoles con Jesús cuando le dijeron aquello de “enséñanos a orar”.

Por eso, cuando aprendemos de Dios lo que es el Amor podemos dejar “Que se vierta” en nuestro “corazón en efusiones de Amor y de agradecimiento al considerar cómo la gracia de Dios” nos “saca” libres “cada día de los lazos que” nos tiende “el enemigo” (punto 434)

Y es que, en realidad, reconocer que el Amor de Dios es grande sólo puede hacer bien a nuestro corazón y, así, a nuestra vida ordinaria. No extraña, por lo tanto, que el fundador del Opus Dei diga, en el punto 425, algo que muestra el sentido más espiritual de todos: el de agradecimiento. Así, nos dice, refiriéndose a Dios “¿Saber que me quieres tanto, Dios mío, y… no me he vuelto loco?”

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10.10.09

Opus Dei: "'Camino': el camino de la Fe"

Serie “El Camino de la Fe”

San Josemaría

El Camino de la Fe -16
Plan de santidad

Que el fuego de tu Amor no sea un fuego fatuo. -Ilusión, mentira de fuego, que ni enciende en llamas lo que toca, ni da calor
S. Josemaría
Camino, 412

Ser santos ha de ser un objetivo al que cualquier cristiano tenemos que tender. Aunque, seguramente, es difícil de alcanzar tal meta.

Pero es difícil no porque, en sí misma, sea inalcanzable sino porque, al fin y al cabo, no ha de ser una meta sino, al contrario, un caminar con tal sentido.

Para eso, recomienda el autor de “Camino” una trilogía que no es, precisamente, fácil de entender. Así, en el punto 387 de su obra dice lo siguiente:

El plano de santidad que nos pide el Señor, está determinado por estos tres puntos:

La santa intransigencia, la santa coacción y la santa desvergüenza
”.

Entonces, para ser santos ¿tenemos que ser intransigentes, coaccionar y no tener vergüenza?

Pues sí y no. No en cuanto que no hay que entenderlo de la manera a como se entienden tales palabras y sí en cuanto tales términos lo son en el sentido espiritual.

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3.10.09

Opus Dei: "'Camino': el camino de la Fe"

Serie “El Camino de la Fe”

San Josemaría

El Camino de la Fe -15
Formarse

Tu optimismo será necesaria consecuencia de tu Fe.
S. Josemaría
Camino, 378

La vida del cristiano no puede ser una que lo sea triste, desfasada del mundo en el que vive y, sobre todo, alejada de un verdadero conocimiento de su fe.

Muchas veces se tiene la tendencia a ser, digamos, unos cristianos “del montón” y hacer, de nuestra vida, un simple pasar de la fe. Por eso bien los dice S. Josemaría (punto 368) “¿Te aburres?- Es que tienes los sentidos despiertos y el alma dormida”.

Aviso, pues, para navegantes de la creencia en Dios y que se puedan considerar hijos suyos porque nos indica que, en cuanto a lo material, a la materia, a lo mundano, podemos estar a lo último y, claro, siempre en espera de la novedad y, al fin y al cabo, aburridos, mientras que en materia espiritual no estamos a la altura de las circunstancias.

Y para ponernos sobre la pista de lo que no debe ser un cristiano nos espeta (punto 367) algo que, de tenerlo en cuenta, nos ayudaría, mucho, a caminar:

El manjar más delicado y selecto, si lo come un cerdo (que así se llama, sin perdón) se convierte, a lo más, ¡en carne de cerdo!

Seamos ángeles, para dignificar las ideas, al asimilarlas. —Cuando menos, seamos hombres: para convertir los alimentos, siquiera, en músculos nobles y bellos, o quizá en cerebro potente… capaz de entender y adorar a Dios.

Pero… ¡no seamos bestias, como tantos y tantos!

Por eso, no basta con llamarnos hijos de Dios sino que, además, tenemos que demostrar que lo somos.

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26.09.09

Opus Dei: "'Camino': el camino de la Fe"- Esfuerzo y entrega

Serie “El Camino de la Fe”

San Josemaría

El Camino de la Fe -14
Esfuerzo y entrega

Al que pueda ser sabio no le perdonamos que no lo sea
S. Josemaría
Camino, 332

Dios, como sabemos, nos entrega unos talentos de los cuales podemos hacer uso o no. Es decir, se trata de una posibilidad, de algo que tenemos en potencia y podemos poner en acto.

También sabemos que el rendimiento de los mismos puede ser, incluso, mayor que el 100% porque siempre podemos hacer lo posible para que, con ellos, los demás también se beneficien de los mismos.

No extraña, por tanto, que S. Josemaría nos diga que no se puede permitir que quien pueda ser “sabio” (es decir, haga rendir sus talentos) por tibieza o por comodidad, prive a la sociedad, de su entrega y su esfuerzo.

Zahiere el corazón el fundador del Opus Dei y nos pone ante nuestra realidad que, muchas veces, no es lo que debería ser. Y lo hace cuando dice que “Tu desidia, tu dejadez, tu gandulería son cobardía y comodidad —te lo arguye de continuo la conciencia—, pero “no son camino“. Es decir, que cuando en el punto 348 aporta esta gran verdad nos da a entender que tal forma de actuar no es la corresponde a un hijo de Dios. No cabe, pues, ni dejar las cosas por hacer, ni no hacerlas cuando corresponde ni, sobre todo, actuar con calculado pensamiento para no hacer nada.

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19.09.09

Opus Dei: "'Camino': el camino de la Fe" - Ser tibios en la fe

Serie “El Camino de la Fe

San Josemaría

El Camino de la Fe -13
Ser tibios en la fe

Di conmigo: ¡no quiero tibieza!: “confige timore tuo carnes meas!” —¡dame, Dios mío, un temor filial, que me haga reaccionar!
S. Josemaría
Camino, 326

Si hay algo de lo que un cristiano debería huir como del diablo es, sin duda alguna, la tibieza.

Tibio es aquello que ni es caliente ni es frío. Espiritualmente ser tibio es no decantarse por una cosa o por la otra. Es decir, ni pasar por muy católico, en nuestro caso, ni por poco católico.

Abundando más en lo que es, en definitiva, la tibieza, ser tibio sería como hacer si la fe no tuviera tanta importancia como, en realidad, ha de tener.

Muy bien lo dice S. Josemaría en el punto 331:”Eres tibio si haces perezosamente y de mala gana las cosas que se refieren al Señor; si buscas con cálculo o “cuquería” el modo de disminuir tus deberes; si no piensas más que en ti y en tu comodidad; si tus conversaciones son ociosas y vanas; si no aborreces el pecado venial; si obras por motivos humanos”.

No pocas verdades expresa, en estas líneas, el fundador del Opus Dei porque actuar con pereza en lo referido a Dios no es propio de un cristiano que, en verdad, lo es; actuar de forma que se “piense” como hacer de menos lo que ha de hacerse de más es algo que no debería plantearse un hijo de Dios; conducirse de forma que sólo importe lo nuestro y, así, olvidar a Quien le debemos todo, no es un buen comportamiento y si, por último, hacemos como si aquello que cometemos es de poca importancia, a pesar de saber que es pecado…

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