InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Categoría: S. Josemaría -Opus Dei

8.08.09

Opus Dei: "'Camino': el camino de la Fe"

Serie “El Camino de la Fe”

San Josemaría

El Camino de la Fe - 8
Revisar el alma y el corazón

Una mirada al pasado. Y… ¿lamentarte? No: que es estéril. —Aprender: que es fecundo”.

S. Josemaría
Camino, 239

Examinar lo que el creyente hace, piensa o, incluso, lo que no ha hecho o no ha llegado a pensar (por comodidad o comportamiento políticamente correcto) no es nada desdeñable ni, tampoco, se puede olvidar su práctica.

Sin duda es ejemplo de comportamiento cristianamente adecuado.

La cita que encabeza el artículo relativo al examen lo dice todo: no podemos lamentarnos, como si no fuera importante para nosotros pensar qué hacemos como cristianos, si llevamos una vida de tal guisa que, en verdad, se nos pueda decir que lo somos.

Y, sobre todo, no olvidar lo más importante: aprender de los errores en el conocimiento de que mejor cristiano no es quien no se equivoca nunca sino el que, sabiendo que se equivoca, pide perdón, se levanta y sigue adelante.

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31.07.09

Opus Dei: "'Camino': el camino de la Fe"

Serie “El Camino de la Fe”

San Josemaría

El Camino de la Fe - 7
La Penitencia

“¡Cómo ennoblecemos el dolor, poniéndolo en el lugar que le corresponde (expiación) en la economía del espíritu!”
S. Josemaría
Camino, 234

Para una persona alejada de la fe la penitencia puede ser algo propio de necios y, seguro, de seres que no entienden los peligros de la vida.

Para un cristiano, en cambio, reconocerse pecador (en cada ocasión en lo que pase tal cosa) es algo primordial porque ya sabemos que mejor cristiano no es quien nunca se equivoca o nunca peca sino quien, al equivocarse o pecar, pide perdón, se levanta y, yendo hacia delante procura no caer otra vez.

Por eso, S. Josemaría dejó escritoAprende a sacar, de las caídas, impulso; de la muerte, vida” (1)

Así, en la penitencia podemos confiar para llevar a cabo una limpieza del alma. “Entierra con la penitencia, en el hoyo profundo que abra tu humildad, tus negligencias, ofensas y pecados” (2).

Con este consejo, muy propio de quien conoce bien el acontecer del hombre y el devenir de su vida, lo que tenemos que hacer es: ser, ante todo, humildes. Con la humildad podemos, a través del acto de pedir perdón por lo cometido, aquello que nos sobra; aquello que es negligente, aquello que es ofensa, aquello que es pecado.

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25.07.09

Opus Dei: "'Camino': el camino de la Fe"

Serie “El Camino de la Fe”

San Josemaría

El Camino de la Fe - 6
Cierta forma de sufrir. Sobre la mortificación y su sentido

Si no eres hombre mortificado nunca serás alma de oración”.

Camino, 172

En muchas ocasiones se le achaca al Opus Dei cultivar un sentido algo extraño de la mortificación. Seguramente se confunde lo que es el sufrimiento con la aceptación del mismo.

En el punto 185, S. Josemaría da la clave de muchas cosas: “el mundo admira solamente el sacrificio con espectáculo, porque ignora el valor del sacrificio escondido y silencioso”.

En realidad, el tema de la mortificación, del sufrimiento por la fe, es uno que lo es muy especial. Supone, en primer lugar, la expresión de una voluntad fiel; en segundo lugar, es, exactamente, la manifestación de comprensión que, sobre la fe, se tiene: de las dificultades que, muchas veces, conlleva confesarla y, sobre todo, del corazón que se muestra al callarla.

Por eso, bien podemos decir que el fundador de la Obra, en este capítulo dedicado a la mortificación, comprendió lo que en la misma se encuentra dicho con bastante claridad y acierto.

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18.07.09

Opus Dei: "'Camino': el camino de la Fe"

NOTA PREVIA

Como administrador del Blog “Mera Defensa de la Fe” comunico a las personas que tengan algún interés en comentar alguno de mis artículos que, en lo sucesivo, no se admitirá ninguno que pueda llevar, implícita o explícitamente, blasfemia o insulto grave contra la Iglesia católica. Cualquier comentario que incurra en tan grave acto será borrado de inmediato. Construir, aunque sea con la crítica, es una cosa… destruir es algo muy distinto y que no puede admitirse.

El artículo de hoy es el siguiente:

Opus Dei: “‘Camino’: el camino de la Fe”

Serie “El Camino de la Fe”

San Josemaría

El Camino de la Fe - 5
A pleno corazón

El corazón, a un lado. Primero, el deber-
Pero, al cumplir el deber,
pon en ese cumplimiento el corazón: que es suavidad
”.
Camino, Capítulo 5, punto 162.
San Josemaría

El corazón, como sabemos, no es sólo órgano que bombea sangre al resto del cuerpo sino, en una interpretación espiritual, el espacio donde habita el Espíritu (“¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, que tenéis de Dios, y que no sois vuestros?” (1) y, yendo más allá, la forma más natural de diferenciar entre lo que nos conviene como hijos de Dios y lo que no es, sino, una visión luminoso, pero falso, del mundo.

San Josemaría distingue, con perfección serena, entre lo que es aceptar nuestra naturaleza (y la filiación divina que se deriva de ello) y dejarse dominar por la mundanidad.

Entre lo que es la aceptación de nuestra naturaleza como hijos de Dios y la mundanidad, lo mundano (que tantas veces nos aleja de Dios-Padre) existe, como dice S. Josemaría “un hilillo sutil” (2). Si lo rompemos accedemos al camino que “te hace tropezar y aún caer” (3).

Entre una realidad y la otra, nos dice el autor, “!Qué patentes los obstáculos¡…”(4) pues son evidentes aquellos que nos permiten evadirnos de las ataduras del mundo.

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11.07.09

Opus Dei: "'Camino': el camino de la Fe"

Serie “El Camino de la Fe”

San Josemaría

El Camino de la Fe - 4
Una mejor forma de ser

“No olvides que la pureza enrecia,
viriliza el carácter”
Camino, Capítulo 4, punto 144.
San Josemaría

En muchas ocasiones podemos llegar a pensar que nuestra vida, quizá atrapada por el mundo, viviendo de la mundanidad, no puede cambiar, que resulta imposible mudar nuestro proceder.

Por muy extraño que puede parecer también por este tiene remedio Camino. “¡Domine! -¡Señor!- “si vis potes me fundare” (1) - si quieres, puedes curarme”. Se pide, se implora, se demanda a Dios un cambio, una mutación, un venir a ser de otra forma porque, según San Josemaría, eso es posible.

La pureza, como virtud esencial del cristiano, no es algo que resulte inalcanzable. Al contrario, ha de ser el eje sobre el que gire nuestra vida. Por eso, no extraña cuando el santo aragonés dice eso de “¿Pureza?-preguntan. Y se sonríen. – Son los mismos que van al matrimonio con el cuerpo marchito y el alma desencantada” (2). Sin embargo, sabemos que en nuestra vida diaria existe la terrible tendencia a caer en las manos nefastas del mundo; que muchas veces, no ponemos la suficiente perseverancia como para evitar la tentación.

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