InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Categoría: Itinerarios de oración

3.07.10

Itinerarios de oración – y 4. - Ángel Custodio

En el camino que nos lleva a Dios, a quien ansiamos y a quien buscamos en nuestra vida ordinaria, tiene una notable importancia esa relación directa que establecemos con Jesucristo, hermano nuestro, con María, Virgen, Madre de Dios y Madre nuestra, con el Espíritu Santo, aliento de Dios y, por último, con el Ángel Custodio que Dios destinó para que nos guardase. Es por esto que en esta relación tan especial que supone, más que nada, el hecho de orar o de rezar, cabe indicar un, a modo, de “itinerario de oración” como posibilidad de establecer un contacto vivificador con aquellas personas que son, para nosotros, un hilo conductor de impagable valor espiritual.

Así, y por esto podríamos establecer un “camino de interioridad”, podríamos decir, mediante el cual, invoquemos, en cada ocasión, a quien creamos indispensable para nuestra vida, en solicitud de intercesión, ayuda, auxilio.

Por otra parte, de las oraciones que en la serie “Itinerarios de oración” han ido apareciendo, una de ellas, en cada número de la serie, corresponde a una que lo es de uso común entre los creyentes católicos y el resto han sido creadas por el autor de la serie. Lo son, por lo tanto, de uso privado y no han tenido aprobación de organismo eclesiástico alguno.

Con la referencia al Ángel Custodio que es, creo yo, el gran olvidado por muchos católicos, termina esta corta, pero gozosa serie dedicada a la oración y a una posible forma de hacer un itinerario que acerque nuestros espíritus a los que tanto nos acompañan.

ÁNGEL CUSTODIO

Ten confianza con tu Angel Custodio.-
Trátalo como un entrañable amigo-lo es-
y él sabrá hacerte mil servicios
en los asuntos ordinarios cada día
“.
S. Josemaria - Camino, n. 562.

Leer más... »

19.06.10

Itinerarios de oración –3.- Espíritu Santo

En el camino que nos lleva a Dios, a quien ansiamos y a quien buscamos en nuestra vida ordinaria, tiene una notable importancia esa relación directa que establecemos con Jesucristo, hermano nuestro, con María, Virgen, Madre de Dios y Madre nuestra, con el Espíritu Santo, aliento de Dios y, por último, con el Ángel Custodio que Dios destinó para que nos guardase. Es por esto que en esta relación tan especial que supone, más que nada, el hecho de orar o de rezar, cabe indicar un, a modo, de “itinerario de oración” como posibilidad de establecer un contacto vivificador con aquellas personas que son, para nosotros, un hilo conductor de impagable valor espiritual.

Así, y por esto podríamos establecer un “camino de interioridad”, podríamos decir, mediante el cual, invoquemos, en cada ocasión, a quien creamos indispensable para nuestra vida, en solicitud de intercesión, ayuda, auxilio.

Por otra parte, de las oraciones que en la serie “Itinerarios de oración” van a ir apareciendo, una de ellas, en cada número de la serie, corresponde a una que lo es de uso común entre los creyentes católicos y el resto han sido creadas por el autor de la serie. Lo son, por lo tanto, de uso privado y no han tenido aprobación de organismo eclesiástico alguno.

ESPIRITU SANTO

Espíritu Santo

Ya desde la creación, el Espíritu de Dios sobrevolaba las aguas mientras el Creador creaba, así lo cuenta el Génesis. Desde entonces, este aliento, representado de muchas formas, fuego o paloma, viento o brisa, no ha dejado de acompañarnos. Por eso, la invocación al Espíritu Santo ha de hacerse en la seguridad de que es parte, es la misma, luz de Dios, y que, por eso, acudir ante su persona a pedir auxilio y ayuda sólo puede tener resultados favorecedores, agradosos, justos.

Llamar al Espíritu Santo (ven Espíritu, ese gran desconocido como se le dado en llamar), ha de hacerse con fe profunda en la Santísima Trinidad, misterio indescifrable para el hombre mortal pero accesible para el corazón sumiso a la voluntad de Dios, lejos esta sumisión de esclavitudes y de entregas ciegas.

Invocar al Espíritu Santo es llamar con confianza, es reclamar sus dones que ya identificara Isaías, profeta. Invocar al Espíritu Santo es estar cómodo con la presencia de Dios que ilumina nuestra alma con el toque suave de su Palabra.

Leer más... »

12.06.10

Itinerarios de oración –2.- Virgen María

En el camino que nos lleva a Dios, a quien ansiamos y a quien buscamos en nuestra vida ordinaria, tiene una notable importancia esa relación directa que establecemos con Jesucristo, hermano nuestro, con María, Virgen, Madre de Dios y Madre nuestra, con el Espíritu Santo, aliento de Dios y, por último, con el Ángel Custodio que Dios destinó para que nos guardase. Es por esto que en esta relación tan especial que supone, más que nada, el hecho de orar o de rezar, cabe indicar un, a modo, de “itinerario de oración” como posibilidad de establecer un contacto vivificador con aquellas personas que son, para nosotros, un hilo conductor de impagable valor espiritual.

Así, y por esto podríamos establecer un “camino de interioridad”, podríamos decir, mediante el cual, invoquemos, en cada ocasión, a quien creamos indispensable para nuestra vida, en solicitud de intercesión, ayuda, auxilio.

Por otra parte, de las oraciones que en la serie “Itinerarios de oración” van a ir apareciendo, una de ellas, en cada número de la serie, corresponde a una que lo es de uso común entre los creyentes católicos y el resto han sido creadas por el autor de la serie. Lo son, por lo tanto, de uso privado y no han tenido aprobación de organismo eclesiástico alguno.

VIRGEN MARÍA

María

María, Madre de Jesús y Madre nuestra, es, como ella misma dice siempre, solícita. Por eso al dirigirnos a María hemos de saber que su naturaleza misma, su sentido de la maternidad, amante y amadora, recibe con alegría el hecho de mismo de buscar gozo en su invocación, permanencia en su corazón y ansia de recibir su amor.

María, intercesora ante su Hijo, Jesús, siempre está esperando que nos dirijamos a ella cuando estamos necesitados de esperanza, ansiosos de una vida que sólo puede dar esta mujer elegida por Dios, desde su siempre, para ser su madre. En María podemos buscar, y encontrar, ese rostro de la luz de Dios reflejado en sus oraciones, en las súplicas que se dirigen por quienes imploran esa intercesión propia de la Esposa del Espíritu Santo, seguros de que su respuesta será la única posible: sí. Orar con María, orar hacía María, orar para María, y orar porque su corazón es nuestro corazón, su mirada ha de ser guía de la pasión que dirige nuestros pasos.

ORACIÓN PARA INICIO

María, que guardó en su corazón de Madre
la vida eterna de su Hijo, Jesús,
siempre intercede por nosotros,
Aleluya.
María, que guardó…
SALVE, MARÍA
Salve, rostro iluminado de la luz
de Dios que emana belleza…
Salve, clara madre de la luz que nace…
Salve, libro según Isaías, libro
de la nueva escritura del que fueron
testigos fieles los ángeles
y los hombres.

TEODORO DE ANCIRA

Leer más... »

5.06.10

Itinerarios de oración – 1.-Jesucristo

En el camino que nos lleva a Dios, a quien ansiamos y a quien buscamos en nuestra vida ordinaria, tiene una notable importancia esa relación directa que establecemos con Jesucristo, hermano nuestro, con María, Virgen, Madre de Dios y Madre nuestra, con el Espíritu Santo, aliento de Dios y, por último, con el Ángel Custodio que Dios destinó para que nos guardase. Es por esto que en esta relación tan especial que supone, más que nada, el hecho de orar o de rezar, cabe indicar un, a modo, de “itinerario de oración” como posibilidad de establecer un contacto vivificador con aquellas personas que son, para nosotros, un hilo conductor de impagable valor espiritual.

Así, y por esto podríamos establecer un “camino de interioridad”, podríamos decir, mediante el cual, invoquemos, en cada ocasión, a quien creamos indispensable para nuestra vida, en solicitud de intercesión, ayuda, auxilio.

Por otra parte, de las oraciones que en la serie “Itinerarios de oración” van a ir apareciendo, una de ellas, en cada número de la serie, corresponde a una que lo es de uso común entre los creyentes católicos y el resto han sido creadas por el autor de la serie. Lo son, por lo tanto, de uso privado y no han tenido aprobación de organismo eclesiástico alguno.

JESUCRISTO

Jesús

A Jesucristo, como hermano nuestro que es, debemos dirigirnos como lo haríamos con una tal persona. Del hermano siempre podemos esperar ayuda, auxilio, comprensión y, porqué no, consuelo en la tribulación.

Pero hay que tener en cuenta que Jesús no sólo es hermano sino que también es Dios. Esto, que además es verdad por la evidencia que nos dejó de ello en su vida, ahí están las Sagradas Escrituras (todas ellas, el Antiguo y el Nuevo Testamento), nos ha de infundir, en nuestra oración, un respeto que, seguramente, podríamos no tener si demandáramos sostén de un hermano de sangre (o sea cual sea la relación de hermandad, natural o adoptiva). Por eso pedir para los demás y para uno mismo, pero, sobre todo para y por los demás, necesitados, como todos estamos, de auxilio, ha de estar impregnado, por una parte, de la seguridad de la respuesta del hermano; por otra, de la confianza en la misericordia de Dios y, por último, por el convencimiento de que seremos, si somos perseverantes (no puede cansar la oración ni el rezo, aunque éste sea repetitivo), por el amor inagotable de Dios.

Leer más... »