InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Categoría: Amigo de Lolo

24.04.23

Un amigo de Lolo – Los artículos de Lolo: “Sinaí”

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

“Una fiebre aceptada puede traer como contrapartida la llama de fe a un hombre que lee, al azar, unos renglones. (Circular nº 1 de la revista “Sinaí”) 

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo. 

El linarense universal que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien. 

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. 

Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.  

Sinaí

 

Hace bien poco escribimos sobre la obra escrita de Lolo, digamos, en la prensa. Pero ya dijimos entonces que también había hecho lo propio en su medio de comunicación de título “Sinaí” que no era, sino, el nombre que daba eso a su obra espiritual. 

Es, ahora, pues, el momento de decir algo sobre lo que Manuel Lozano Garrido publicó en “Sinaí”. 

La obra escrita de tal nombre tiene, por así decirlo, dos etapas bien diferenciadas: la primera va desde la “Circular ”, de fecha 10 de febrero de 1959 (el inicio de todo lo que luego vino) hasta la circular 22 de fecha 22 de mayo de 1963; la segunda etapa discurrió, ya en forma de “Revista” desde junio de 1963 (manteniendo el orden anterior de las circulares y siendo la primera revista la que llevaría, pues, el número 24) hasta el número doble (121-122) correspondiente al segundo semestre de 1971 siendo, éste, un verdadero homenaje a Lolo que subiría a la Casa del Padre un 3 de nombre, precisamente, de aquel año: 1971. 

Ya podemos imaginar que en aquellos doce años mucho escribió Manuel Lozano Garrido en “Sinaí” y, como es lógico pensar, aquí no se va a reseñar todo pues, lo mismo que no hemos podido hacerlo en el artículo anterior referido a los artículos publicados por Lolo en la prensa local y nacional ídem de ídem debemos hacer ahora… De todas formas, quien tenga interés en conocer, al menos, “algo” del contenido de los muchos números de “Sinaí” puede dirigirse aquí.

Pues bien, como ejemplo de la producción de Lolo en, y, para Sinaí les traemos lo que escribió en la circular que hacía la 9 de las mismas. Se titula  Como se sacrifica una Madre” que, con mucho gusto, transcribimos aquí para que puedan gozar ustedes de un texto tan inspirado no sin antes indicar que este texto era el único que conformaba aquella circular: 

Cristo dejó su palabra, íntegra y perfecta, en el aire de su tiempo; su rotunda palabra, repleta y fecunda como una simiente en otoño. Él no manejó la arcilla ni el punzón porque sólo quiso darle a la palabra su acento y su Gracia. A su Iglesia y a toda la gran muchedumbre cristianizada toca portar el mensaje, cargando con la semilla hasta dejarla caer en el área de un corazón. A unos les pide que le crezcan la voz desdelos campanarios de las aldeas o en la dura vida de un trópico; de otros se deja fructificar en el silencio de los claustros o al hilo de una oración. A nosotros nos ha pedido todo ese mundo misterioso que se crispa al hilo de la palabra Sacrificio. Sería inútil enredar en busca de una preferencia. Lo único cierto es que cada destino ha sido moldeado con la conveniencia personal de una vocación de arquitecto o de carpintero y la perfección o el cuidado de una chaqueta o un ’suéter’.

Al Sacrificio, el egoísmo le ha tendido la celada de darle a conocer bajo un caparazón de erizo. Nos llega y la piel reacciona como si tuviera una urticaria. Unos aceptan penosamente y ya Dios les queda en el recuerdo con la amistad incómoda del notario que vino a comunicarnos un despido. Y no. Lo cierto es que al Sacrificio hay que encajarlo como un fruto espontáneo de amor, que se desprende con la misma largueza que el ramo de rosas que regalamos al ser querido. Si el Sacrificio necesita de una reivindicación,  hay que centrarla en el dulce y maravilloso camino de la ternura. Es así que el desprendimiento tuvo siempre un origen de amor. Un padre echa horas extraordinarias y el sudor le canta la alegría de poder saldar una medicina cara o la matrícula del hijo. Una madre se quita el sueño para coser una prenda y el esfuerzo se le queda escondido en el corazón y allí desgrana la canción de la maternidad. Al Sacrifico le veremos siempre en las raíces de cualquier fructificación de amor. Si a nosotros nos chirría, si nos tiembla el pulso a la hora de la visitación es porque aún hace aguas la nave del amor. Si, por el contrario, le damos a la palabra, con alegría, nuestros hombros, aunque estén débiles, paralíticos o deformes, nuestra vida, aunque esté atrincherada por sufrimientos y tribulaciones, habremos plantado una simiente de amor en el corazón de una criatura y Dios estará configurándonos el buen lugar de su Reino.

El Cristianismo le ha dado una forma plástica a la ternura en la figura de María. Es curioso que María quiso darse a ver en la roca de Lourdes con tres palabras esenciales en los labios: Sacrificio, Sacrificio, Sacrificio. La Ternura y el Sacrificio fundidos en un blanco lirio de maternidad. Y en el Sacrificio, desde la Redención, nos quedó como el más genuino fruto de amor.”

Ciertamente, que Lolo dedicó un tiempo precioso en escribir para “Sinaí” es bien cierto pues era su Obra espiritual creada después de viajar a Lourdes en 1958 (más concretamente a la vuelta de aquel viaje, seguramente, impresionado por lo que vio) y tuvo la gozosa idea de empezar algo en favor de los enfermos, él, claro, entre ellos… 

Es lógico pensar, por otra parte, que Lolo escribiera de muchos temas en aquellos años pues fueron unas decenas de números los que vieron la luz de aquella revista “Sinaí”. Así, por ejemplo, escribe acerca de la “Iglesia que habla y la Iglesia que reza”, en referencia al, ahora santo, Juan XXIII y, cuando murió el citado Santo Padre escribiría (junio de 1963) una “Oración de urgencia a uno de los nuestros”; una sección de título “Cartas con la señal de la cruz” que, años después sería el mismo que uno de sus libros; o cuando escribe sobre “la alegría y sus obstáculos” frente a la “esperanza sus motivos”; o cuando lo hace sobre la necesaria “limpieza corporal y espiritual”; o cuando habla del “Día del ayuno voluntario” con el ansia de paliar el hambre en el mundo o, en fin, cuando llega el tiempo de Navidad en el número correspondiente una “Salutación navideña”… 

Todo, como es de imaginar, lo que escribe Lolo en “Sinaí” va destinado a las personas que pasan enfermedades pero luchan para salir adelante. Por eso, casi al final de su etapa en la tierra (justo en aquel verano de 1971) escribe en publica ahí mismo un artículo que era, prácticamente, una Editorial de aquella revistas suya más que suya. De titulo “El dolce far niente” y está referido a lo que supone un tiempo en el que se puede vivir bien y pasarlo lo mejor posible. Pero eso, como podemos imaginar, no les pasa siempre a las personas que padecen enfermedades que sean consideradas graves. Sin embargo, como podemos imaginar, a eso también le saca punta el Director de “Sinaí”:

“Como vosotros, cuya ocupación permanente es la de padecer, pero con la sonrisa en los labios y en el corazón, pidiendo a Dios por los hermanos sanos que, no obstante, se exponen a no regresar -de hecho muchos no regresan- de unas vacaciones que se prometieron muy felices.

Para vosotros, queridos hermanos en el sufrimiento, no hay ‘dolce far niente’, el dulce no hacer nada. Al contrario, tenéis más trabajo, porque sois los vigías espirituales que suplican al Señor sin interrupción en la silenciosa madrugada o el caliginosa madrugada o el caliginoso día”.

Y, como suele ser habitual en una persona tan alegre como es Lolo, no puede terminar la cosa de forma pesimista (nunca pasa eso con este buen hijo de Dios) Y es que, en un momento determinado, al final casi del artículo de entrada a este número de “Sinaí” dice:

“Seamos optimistas; tal vez entre los pocos que no tienen vacaciones, vosotros sois únicos. Por vuestra alta misión, por vuestra entrega, por vuestra misericordia hacia el prójimo, que, en su inocente inconsciencia puede que no repare en aquellos que quedaron velando sus andanzas.

Pero, ¿qué importa? ‘Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia’” 

Y aquella revista, que tanta vida e ilusión dio a todas las personas que la leyeron entonces, era el ejemplo más evidente de que Lolo, por muy mal que físicamente le fueran las cosas nunca perdía la oportunidad de mostrar y demostrar de qué están hechos los santos.

 

Eleuterio Fernández Guzmán


Panecillos de meditación

 


Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy: 

 

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.

 

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor”

“Cada hombre se puede hacer su propia y escuálida verdad, pero sólo Dios tiene la inmensa y generosa verdad que sirve para todo, 15)

 ……………………………

Para leer Fe y Obras. 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

17.04.23

Un amigo de Lolo – Los artículos de Lolo: prensa escrita

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo. 

El linarense universal que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien. 

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. 

Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

  

Los artículos de Lolo; prensa escrita

 

Todo un mundo. Los artículos de Lolo, aquellos que dio a la luz pública en la prensa local y nacional son todo un mundo que vale la pena descubrir con lo que llenaremos nuestro corazón amplia y profundamente.

 Son cientos. Es decir, las letras que publicó en forma de tales formas de comunicación son unos cuantos cientos. Seguramente, ochocientos o cerca de ochocientos lo cual nos muestra, en primer lugar, su interés por todo le pudiera suceder y, luego, la capacidad que tenía para llevarlo a cabo. 

Podemos decir que todo lo que caía en el corazón del Beato de Linares (Jaén, España) tenía su correspondiente salida en forma de artículo aunque, de todas formas, no todos ellos eran así, digamos, como escritos que tienen tal forma sino que muchos de ellos era entrevistas o algo que mucho le gustaba hacer: encuestas sobre temas más que interesantes de los que obtenemos no pocas enseñanzas. 

Es verdad que podemos dividir todo lo que escribió fuera de sus 9 libros en dos posibilidades: la prensa escrita (los periódicos y las revistas) y, luego, su producción en la revista “Sinaí” que era el órgano de comunicación de su obra espiritual del mismo nombre y que creó, levantó y desarrolló durante bastantes años y a la cual, este que escribe, tuvo el honor de dedicar más de 50 artículos en el blog de la Fundación Lolo. 

Es cierto y verdad que aquí no vamos a citar ni todos los artículos ni todas las veces que la voz de Lolo salió en forma de letra al mundo porque eso haría este artículo muy extenso. Bastará, para conocer la dimensión de quien estamos hablando, con decir algo de lo mucho que podríamos decir y que, estamos seguros, será del gozo de los amigos de este hombre lúcido espiritualmente y grande de alma. 

De todas formas, bien podemos decir y sin temor a equivocarnos, que Lolo, en cuanto a su profesión de periodista, se la tomó tan en serio que no había tema que no tocase su verbo. 

Sus algunos cientos de artículos publicados iban referidos a tantos aspectos de la vida de su tiempo que haríamos un listado muy largo y ya hay quien ha dedicado su tesis doctoral a tal tema, a saber, María Solano Altaba con el título de Biografía periodística de Manuel Lozano Garrido (1920-1971).Medios, temática y recursos persuasivos”. 

Así, desde un Vía Crucis del siglo XX hasta muchas oraciones dedicadas a la fe católica del autor como, por ejemplo, “Oración a las tres de la tarde del Viernes Santo” que trajimos a esta casa de InfoCatólica hace bien poco; o también Oración de urgencia a uno de los nuestros dedicada a la muerte de San Juan XXIII o, también, Oración desde un asilo donde, muy a diferencia de cómo se considera tal lugar, la esperanza es la dueña del mismo o, también, Oración a las doce ante un pedazo de pan o, cómo no, la Oración para amar al sufrimiento donde riza el rizo de lo bueno y especial que se puede llegar a ser entendiendo lo que tantas veces es inentendible, como podemos ver:

 

“TODO, Cristo, es fruto de amor; amor que Tú pones en el cuenco de tus manos, bien abarquilladas, y luego las relajas sobre el niño, la flor, el aire, la nobleza, el revés, la herida, para que todo susurre tu voz, tu aroma, tu aliento y tu figura.

 

Déjame pensar un momento… Sí; Tú eres amor y tu corazón se arma aglutinando todo lo que florece en el huerto y luego da la manzana sobre el mantel, el lavafrutas o los dientes del niño.

 

Amor es sentir en las raíces del pecho una succión que viene de pedacitos nuestros arraigados en el hermano, el amigo, el desconocido.

 

Amor es ver una cara sin rasgos y de pronto oírle la palabra y es nuestra palabra; Mirarle los ojos pardos y son también nuestros ojos; Caer en la cicatriz de la barbilla y es también nuestra huella de un absceso.

 

Amor del tuyo es ese y más: La palabra, los ojos pardos, la cicatriz tienen entonces el eco arameo de tus caminos, tu mirada de berbiquí que derrumbaba a Pedro, a Tomas y a Judas, el desgarrón de Longinos en esos pulmones que trasegaron el aire limpio de la inocencia absoluta y la bondad infinita.

 

Ya, Señor, puedo concluir; pero antes desearía pedirte que esta idea de tu encarnación en el dolor me la dejes quieta, inmóvil, imborrable, como en esos cortes de las películas rancias en que un hombre, se nos queda para rato con el vaso en el aire, a dos dedos de los labios.

 

Y ya que mi miseria se resiste a este trasplante glorioso de tu carne, inyecta en mi cerebro tu chispita divina para que yo vea en la mano crispada de Sebastián – en mi propia mano deforme – aquellos otros dedos que se aupaban sobre las muchedumbres para luego, dulce, pausada, armoniosamente, ir descendiendo sobre cada frente como una caricia, como un aliento, como un beso.

 

Ahora, sí, intentaré poner en el pórtico de esta mañana, las palabras de siempre, vitalizadas ya con el nuevo borrador de tu inspiración: “Señor: que yo llegue a amarte en el sufrimiento”

 

Pero es que Lolo escribe de tantos temas que resulta imposible mencionarlos todos, como decimos arriba. Sin embargo, diremos que se ocupa de la felicidad, de qué comeremos en el siglo XXI, de qué es más impresionante del nacimiento de Cristo, de la mina y de las más diversas situaciones por las que pasan sus trabajadores, de los jóvenes de Acción Católica y de su inicios dentro de la organización, de la esperanza… 

También, como no podía ser de otra forma, Lolo se ocupa de muchos de sus amigos que, en el mundo de las artes, destacaban entonces. Así, por ejemplo, de ocupa de Andrés Segovia, el guitarrista universal, de Paco Baños, el impresionante pintor de su pueblo, del escritor Pablo Ramírez, de Tom Dooley (médico americano del norte que dio su vida por los más desfavorecidos de Asia), de Angelita (aquella mujer que dijo sí al sufrimiento y fue fundadora de su obra “Sinaí”) de Fernández Pombo, también escritor, del Padre Javierre, de, de, de… 

Pero no sólo se ocupa Lolo de este tipo de temas sino que muchas veces se mete en “harina”, como suele decirse, y pasa a criticar lo que le parece criticable. Así, escribe sobre la mina y las condiciones de vida de los mineros, sobre la escuela y la necesidad de colegios, de la situación de la vivienda en su tiempo y, en fin, de todo aquello que, cree, resulta importante poner sobre la mesa aunque no pueda gustar a según qué tipo de autoridades… 

Y, abundando sobre esto, no podemos dejar de mencionar que Lolo ha descubierto, para el que esto escribe, muchos autores (escritores, poetas…) que han pasado a formar parte de mi vida. Pero eso lo dejo para otro momento porque tiene mucho que decir la cosa… 

Y ya no nos queda más que decir gracias, pues, Lolo, por tan buenos momentos y por tan buenas letras llenas de espíritu gozoso. 

Amén. 

 

Eleuterio Fernández Guzmán


Panecillos de meditación 


Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

 

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.

 

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor”


“Hay muchas cosas que no veo y otras que tampoco entiendo, pero una simple verdad de Dios me llena y me deslumbra”, 14) ”

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Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

10.04.23

Un amigo de Lolo – La relación de Lolo con el mundo

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Estamos más que seguros que Manuel Lozano Garrido, Lolo, vivió a lo largo de su vida en un mundo dividido en dos mitades, a saber: uno antes de perder la vista y otro, claro está, después de pasar a engrosar el número de los ciegos que había en España. Y ya podemos imaginar que no era lo mismo ver que no ver y, dada su especial situación física… mucho menos que era eso. Sin embargo, podemos decir que el Beato de Linares (Jaén, España) puso al mal tiempo buena cara y, ante la adversidad, ni se arredró ni nada por el estilo sino que se comportó como un verdadero campeón de la vida y de la existencia o, vamos, como un superhéroe de la espiritualidad más profunda. Super Lolo, bien podríamos decir, ataviado con capa del corazón y con su arma (no tan secreta) de la fe. 


Pero, claro, hubo un antes y un después… 

El antes de quedarse ciego

Sabemos, por sus propios libros y por las personas que lo conocieron en el tiempo anterior a perder la visión fruto de la enfermedad degenerativa que padecía, que Lolo era una persona interesada, digamos así pronto, por todo. Es decir, que nuestro amigo, muy a pesar (o, mejor, por eso mismo) de la situación física por la que pasaba desde los primeros años de la década del 40 del siglo pasado, el XX, era una persona ávida de información sobre todo aquello que sucedía a su alrededor y, por ende, por todo lo que sucedía en el resto de España y en el mundo mismo y todo completo. 

Ya podemos imaginar que Manuel Lozano Garrido se empapó de todo lo que contaba la prensa de su época (entendiendo a la misma como a los periódicos), supo todo lo que se decía en las revistas y, seguros estamos de ello, sería un fiel oyente de la radio de la que también formó parte durante un tiempo al trabajar para la misma de la manera que era requerida su intervención.

Lolo no dejaría sin tocar capa alguna de información porque así lo demuestran los muchos artículos que escribió y publicó en la prensa local y nacional sin olvidar para nada su labor con su creación de nombre “Sinaí” donde trabajó más que mucho (junto con otras personas) y a la que dedicó, como obra suya que era, muchas horas de su vida.  Y por eso podemos decir, sin temor a equivocarnos, que antes de perder la vista Lolo era un verdadero entusiasmado de su trabajo. 

Y, entonces, aquel hombre que vivía la vida desde su sillón de ruedas, mostró, ahora sí quedó bien demostrado, que quien quiere… puede. 



El después de quedarse ciego

 

No es poco cierto que perder la vista ha de ser algo terrible, en sí misma considerada tan pérdida. Sin embargo, en el caso de Lolo la cosa era aún peor porque se añadió a sus padecimientos el no poder ver. Y sí, estamos seguros de que le tuvo que pesar mucho y más que mucho como, también estamos seguros de esto, nos pasaría a cualquiera de nosotros. 

Lolo, sin embargo, no se arredró. 

En realidad, no es que no se arredrara sino que casi todos los libros que publicó los escribió después de perder la vista… 

Esto, dicho así, podría parecer raro pues… si no veía, ¿cómo podía publicar como lo hizo?

Es cierto que aquí entran en juego otras muchas personas que echaron una mano (vamos, muchas manos) al bueno de Manuel. Y, sin embargo, eso no disminuye para nada el valor de lo que hizo Lolo desde que perdió la vista hasta el día (casi el mismo) que subió a la casa del Padre, un 3 de noviembre de 1971. 

Lolo escribió libros pero siguió publicando artículos en la prensa local y nacional, como hemos dicho antes, con un ritmo que es casi inimaginable para alguien que no ve y que, como es obvio, no puede tener acceso a lo escrito en los medios de comunicación como tenía antes de no poder ver nada. Sin embargo, eso a nuestro amigo parece que no le importó nada. Y cuál no sería su espíritu que lo contagió a muchas personas (empezando por su todo-todo Lucy, su hermana)  que pusieron todo de su parte para que aquello que salía de la mente pero, sobre todo, del corazón de Lolo no quedara ahí, como no dicho o escrito sino que, al contrario, muchas personas pudieran gozar de eso. Y no sólo gozaron entonces, conforme iba publicando sino que hoy mismo, nosotros, tantos años después de su marcha al Cielo, seguimos gozando mucho y más que mucho.

Lolo, por tanto, al perder la vista, se agrandó como persona y se vino arriba, así de simple y sencillo. Y eso, se diga lo que se diga, sólo lo pueden hacer aquellos que están tocados por la mano de Dios. ¿o no?

En fin… hemos podido darnos cuenta de cómo era Lolo y de cómo, muy a pesar de todos los pesares que podamos atribuir a su vida, se relacionaba con el mundo y de cómo nos sirve de ejemplo ante todos nuestros quejidos y nuestros lamentos.  

Eleuterio Fernández Guzmán



Panecillos de meditación


Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 
Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.


Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor”
“La verdad, como el alba, nos trae la luz y la alegría; por eso Dios es así de infinitamente iluminante y jubiloso  (13)

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Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

2.04.23

Un amigo de Lolo – Oración a las tres de la tarde del Viernes Santo

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Es cierto y verdad que hoy no es Viernes Santo pero, teniendo en cuenta que será muy pronto y que este artículo se publica hoy lunes de esta nueva Semana Santa, vale la pena traer aquí una oración que ha alcanzado una fama bien ganada porque en ella, nuestro amigo Lolo dice verdades como puños o, mejor, como corazones. 

Aquí queda, pues, esta singular y certera oración: 

Oración a las tres de la tarde del Viernes Santo 

“Cristo Jesús, hermano nuestro:

 Déjame decir antes que nada que a Ti, sobre el Calvario, no te clavaron sobre unos leños barnizados; ni que pasaste por la vida escoltado por los guardaespaldas que usan los poderosos; ni que tu hora definitiva tuvo arcos de triunfo y bandas de música, sino apenas el ruido de una losa sepulcral que se parte. Tú, el Rey de Reyes, tienes también sobre ellos la primacía y la corona de la sencillez, el aire y el modo de ir por la vida con eso que nosotros, con ojos humanos, llamamos la vulgaridad de un Juan Nadie. Nazaret te vio bajo el ángulo gris de hombre trabajador, y los traficantes que acudieron aquel día a comerciar a Jerusalén sólo notaron, hasta la hora del terremoto y los portentos, tu áspera apariencia de hombre condenado, eso que aún hoy se repite de vez en cuando en cualquier cantera o en el patio de una fortaleza. 

Los que en esta tarde venimos a Ti sabemos muy bien de ese ángulo de madera sin cepillar que son las cruces; las cruces, Señor, que si uno no sabe cargar a su modo pasan la piel como las astillas que descarnan. Por muy bonitas que salgan en las procesiones y las pinten en los cuadros, las cruces nunca serán objetivamente bellas. Cristo: fuiste tan maravillosamente paradójico que hoy cualquier criatura se puede llamar a sí misma crucificada y no pecar contra la soberbia. Desde que la plantaste a mitad de camino entre la divinidad y el barro de los hombres, la Cruz es confluencia y encrucijada de amor. Lo que Tú cargaste de más de nuestro calibre de criaturas, nosotros podemos tomarlo de tu parcela de Dios. Te miramos, y, como nosotros, tienes manos que pueden acariciar, ojos con los que revisar limpiamente, pies con las agujetas de los buenos caminos, corazón para trajinar la sangre y rodarla mansamente por todas las venas del mundo. Tú, Cristo, sabes de llagas y heridas; de disnea que atenaza y ahoga; de fiebre que revienta los termómetros; de sed que pone los paladares como la tierra del cántaro recién cocido. Por eso, a Ti, Dios y hombre circunscrito a esa órbita de los cuatro clavos, nosotros, los pobres hombres y mujeres, los olvidados, los silenciosos, los que viven la hora dura de los seres en la cuneta; nosotros, digo, alzamos la frente sobre esta epidermis sin brillo de las cosas para ver sólo la credencial de hermano nuestro, de gemelo nuestro, que a las tres de la tarde de un día como hoy firmaste con sangre al sol y al viento de una fecha de primavera. Mira, ¿ves?, yo, uno cualquiera, tengo conciencia, y lo grito, de mi naturaleza de barro,  tan cerca de la de la hormiga; pero quiero airear ese injerto de sobrenaturalidad y esperanza que nos has cosido con la redención. Desde las tres de la tarde del Viernes Santo todos los hombres estamos como “encielados”. Aunque la culpa nos seque y nos haga, las más de las veces, como postes de telégrafos. Es lo de menos, porque el verdor y la frescura los dan de nuevo la vitalidad de tu sangre y la transfusión de tu Gracia. 

De cara a la pena de tus cinco boquetes en la pasión, uno baja la cabeza con cierto pudor de decir que sale de meditar tu muerte con una sensación de alegría. Y es verdad, porque lo que al fin queda sobre el griterío de la multitud deicida es el volteo de las campanas de la Resurrección. Fíjate, Cristo, que nosotros estamos aún en la flagelación y la esponja de vinagre cuando no nos escuece todavía el preámbulo del dolor, ese beso de Judas que es la caída del paraíso. A veces, uno mismo se sorprende mordiendo los labios o con un reguero de lágrimas que arden por las mejillas: es el dolor físico, el imperativo humano que gesticula en la carne; pero Tú, que eres médico de almas y tienes rayos X para la conciencia, sabes de ese poso dorado que es la alegría de nuestro corazón. 

El dolor es una llamada tuya y un privilegio que canta en nuestra vida con la bravura de un río joven. Por eso, antes que nada, te damos, Señor, las gracias por la distinción de tu mirada, por la promoción de nuestras vidas al área redentora. Lo que vale, lo que nos pone de rodillas sobrecogidos de misterio es esa emoción de comprobar una por una tus pisadas y sentir que es nuestra sandalia la que se puede amoldar a tu huella, desmenuzar tus peripecias de condenado a muerte, el cargo de la Cruz, las caídas o el despojo, y hallarlas paralelas en los matices dolorosos de unas criaturas corrientes y molientes.”

 

Aquel Viernes y todos los Viernes Santos desde entonces 

 

Después de leer (vamos, releer por haber sido leído tantas otras veces…) este texto del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, nos queda muy poco que decir porque el mismo lo dice todo. 

En realidad, podemos decir que, a tenor de esta tan especial oración, estamos seguros de poder reconfortar nuestra alma en la certeza de que Cristo, el Hijo de Dios en su Pasión, nos permite tenerlo tan en cuenta en nuestra vida y en nuestras cruces, que casi lo vemos a Él cargando con ellas. 

Cristo, por tanto, murió pobre con nada en el cuerpo pero con el corazón lleno de Amor y con el alma bien llenita de dicha. 

Cristo, en su Cruz y con su Cruz nos abrió el Cielo. 

Cristo nos enseñó a cargar con nuestras cruces siendo Él ejemplo de cómo hacerlo. 

Cristo no fue masoquista y soportó la Cruz porque quiso y por Amor. 

Cristo, desde su Cruz, nos mostró que estaba vivo y que siempre lo iba a estar para siempre, siempre, siempre. 

Cristo es gemelo nuestro en el dolor y en el sufrimiento.

Cristo, con aquella Cruz, nos abrió las puertas del Cielo. 

Cristo, a pesar de nuestras maldades y pecados, revitaliza nuestro corazón y nuestra alma. 

Cristo resucitó y por eso nuestra ve no es vana. 

Cristo nos enseñó que, en dolor, hay alegría y en el sufrimiento bien entendido una camino hacia la vida eterna.

 Cristo nos enseñó, con su ejemplo a pisar por dónde él pisó. 

Cristo, en fin, quiso que nosotros, corrientes y molientes como somos, podamos decir alto y claro que somos hijos de Dios…¡Y lo somos!

 

Y así, todos los Viernes Santo que en el mundo han sido desde aquel primero y, si me apuran, cada uno de los días que, desde entonces, han permitido y ofrecido nuestra salvación. 

Y ahora, por favor, vuelvan a leer esta gozosa oración.

 

 Amén. 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 

Panecillos de meditación

  

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

 

Panecillo de hoy:

 

Nunca un sufrimiento fue tan fructífero.

  

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor”

 

“El sol del pensamiento divino no tiene manchas (12)”

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Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

27.03.23

Yo soy Amigo de Lolo

Presentación

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Amigo de Lolo. Así con mayúscula… 

Esto de arriba lo decimos por lo siguiente. 

El que esto escribe, como supongo que muchos de los lectores de esto que ahora aquí pongo, tiene un pie de firma de correos electrónicos que envía. Está tomado de uno salido de la Fundación Lolo, la dirección internáutica de la cual está unas pocas líneas más abajo. 

Este texto dice esto que sigue: 

“Yo soy Amigo de Lolo

Lolo, seglar, joven de Acción Católica, periodista y escritor cristiano, inválido total, y ciego, de profundo espíritu eucarístico y mariano, hijo amante de la Iglesia, alegre en el dolor, apóstol y consejero,… ¡Esa es su tarjeta de visita! 

Conócelo en amigosdelolo.com 

Es verdad que podemos imaginar que tal texto es propio de alguien que tiene mucha admiración (espiritual y de otros tipos) por la persona a la que se dedican tales palabras. Sin embargo, es cierto y verdad que todos de tales adjetivos (pues califican y cualifican…) son tan verdad como que el Sol ilumina a la Tierra y la Luna, en su fase de llena, también. 

Tres aspectos podemos destacar aquí: 

1. Lolo, hombre, en su ser mismo y en su trabajo.

 2. Lolo, fiel hijo de Dios incardinado en la Iglesia Católica. 

3. Lolo, sobrenaturalizador de su situación física y la consecuencia de eso. 

Podemos ver que cada uno de estos aspectos caracterizan a una persona muy especial. 

En primer lugar, en cuanto a hombre que vive en el mundo que le ha tocado vivir, en el que lo ha puesto Dios mismo, es uno de aquellos que ha optado, dadas sus circunstancias, por una profesión. En su caso era la de periodista y escritor pues lo mismo se hacía cargo de publicaciones propias (Revista “Sinaí”, por ejemplo) como hacía lo propio para publicaciones ajenas como, en fin, escribía libros (9 más los que, después de su muerte, se han compuesto con textos suyos…) Y bien sabemos que es más que posible que tales labores no fueran las que él quería llevar a cabo pero dadas sus circunstancias… en fin, como que a las que pudo dedicarse y bien que se dedicó a ellas en cuerpo y, sobre todo, alma… Y es que, como sabemos, y aquí se nos dice, era inválido total y, al final de su vida… también ciego.

En segundo lugar, Lolo, quien acabara siendo Beato de la Iglesia Católica aunque él nunca creyó que pudiera llegar a serlo (hay una anécdota militar en la que afirma él mismo que no creía, eso, que llegara a ser Beato cuando alguien le espetó que tenía fama de “beato”) era más que consciente de lo que eso suponía. 

No dudó ni lo más mínimo en mostrar y demostrar que era así, como era en cuanto a la fe. Por eso se nos dice aquí mismo eso de que tenía “profundo espíritu eucarístico y mariano” y que, además, era, “hijo amante de la Iglesia”. Y todo esto lo podemos ver más que bien en los escritos que dio al mundo para que el mundo supiese hasta dónde llegaba su fe y al arraigo profundo que tenía en su corazón todas las cosas de la Iglesia, por así decirlo. 

Pero, como bien sabemos, si hay algo en lo que destaca Lolo es en su dolor y sufrimiento. Sí. Y no es que lo acogiera con gozo como si se tratase de un comportamiento masoquista sino que supo sacar tanto de uno como del otro, consecuencias más que buenas para su vida espiritual. Y es que comprender la importancia que tiene eso para un hijo de Dios es llevar las cosas del alma, justamente, hasta donde tienen que ser llevadas y que no es, sino, lo más cerca del Todopoderoso que se puedan llevar. Y podemos decir, sin temor a equivocarnos, que Lolo hizo eso a la perfección. 

Sufrir, al menos físicamente, y saber que eso no tiene que ser forzosamente algo sólo malo… eso es un tesoro que, al encontrarlo, todo debemos vender para adquirirlo. Y eso también lo hizo Lolo a la perfección.

 Y ante todo esto, nosotros sólo podemos reiterar que ser Amigos de Lolo, así con mayúscula, es mucho más que sólo un honor. Y que a su ser, definido arriba, sólo podemos decir Amén, Amén y Amén.


Eleuterio Fernández Guzmán


Panecillos de meditación


Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.


Panecillo de hoy:

¡Qué buena cosa es saber cómo estamos en el mundo!

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.