InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Categoría: Amigo de Lolo

12.02.24

Un amigo de Lolo – Quizá así lo escribiría Lolo – José, fiel esposo

Presentación

 

Es posible que pueda pensarse que lo que va a hacer este que escribe pueda ser una osadía. Y es que, de todas formas, es seguro que lo es pues uno quizá no debería ponerse en la mente y el corazón de otra persona para ver qué podría decir o hacer.

 

Es cierto esto pero también lo que es que cuando un creyente católico ha alcanzado la altura espiritual que alcanzó Lolo y que tiene, seguro, en el Cielo, no podemos negar que se ha hecho mucho de todos sus hermanos en la fe.

 

La osadía de escribir algo según, a lo mejor, pudiera hacerlo el Beato de Linares (Jaén, España) es, seguramente, un grave atrevimiento por parte de quien eso haga y, aún más, por quien esto escribe que es, sencilla y llanamente, nadie en materia espiritual pero que siente el alma de Lolo inscrita en las palabras que dejó al mundo. Y por eso, es seguro que nuestro amigo Manuel Lozano Garrido, va a perdonar (desde ya, desde que se escribe esto mismo, estas palabras a modo de presentación) un tal atrevimiento por mi parte.

 

Esto es, a lo mejor, lo que Lolo podría decir.

 

Quizá así lo escribiría Lolo – José, Fiel esposo

 

Es posible que alguien pueda tener por bueno el orden que aquí vamos a seguir a la hora de hacer lo propio sobre la Sagrada Familia. Es decir, que primero escribamos sobre esta al completo (en sus tres miembros) y, luego, sobre cada uno de ellos. Sin embargo, también es posible que haya quien crea que lo mejor sería escribir en primer lugar sobre cada uno de quienes componen la Sagrada Familia y, luego, como colofón a eso, sobre la Sagrada Familia al completo.

 

Nosotros hemos escogido la primera opción que es, creemos, tan buena como la segunda…

 

Y esto que sigue es lo que Lolo podría haber dicho…

  

Seguramente José, tú que eras un judío justo, y tu antigua familia emparentaba con el rey David, no tenías dudas sobre tu fe sobre lo que creías. Humilde como eras siendo un trabajador manual de tu tiempo, José, esperabas una vida seguramente tranquila aunque dura. 

Cuando conociste a la joven María se abrió ante ti un mundo nuevo. Ya te imaginabas en vuestra casa, José, y sacando a tu familia adelante. ¿Familia? Aún no sabía si eso sería posible aunque era seguro que tenías interés en tener descendencia. 

¿Qué pasó por tu corazón cuando supiste que María, aún sin haberse casado contigo (desposada sí, eso sí) estaba embarazada? Seguro que tuviste dudas por el corazón de un hombre es el corazón de un hombre, José. 

Tú, sin embargo, eras un fiel creyente y escuchaste aquel mensaje del Ángel que te dijo que aquello, aquello que era tan extraño conociendo como conocías a María, venía de Dios. 

No se hable más, debiste pensar. Como viene de Dios nada puedo o poner pero es que nada quiero oponer o algo así debía ser tu pensamiento. Ahora estabas seguro de la fidelidad de María porque ella, a la que tanto querías, según te dijo, había sido bendecida muy especialmente por Adonai y al Ángel le había dicho que era esclava del Señor y eso eran palabras mayores. 

Fiel José, fiel desde siempre y por siempre, cumpliste con la misión que te fue encomendada. Y nada de lo que hiciste desde entonces se apartó ni un palmo de tierra de lo que quería Dios que hiciste. Y fuiste a Egipto porque escuchaste las palabras que te dijeron que el Niño (que era muy especial como bien sabías tú y María) corría peligro de muerte y eso no lo podías permitir. 

Y luego volviste. José, al escuchar el mensaje que te dijo que podías volver a tu tierra de aquella egipcia que os acogió, tampoco dudaste lo más mínimo. Os esperaba vuestra casa, seguramente atendida por vuestra familia, y allí volvisteis y allí vivisteis hasta que te llamó el Creador a su Reino donde, estoy seguro, tu alma goza de la visión del Todopoderoso. 

José, Padre de entre los padres, ejemplo a seguir por los que quieren ser buenos y quieren ser fieles, te damos gracias. Seguramente nunca lo haremos lo bastante porque si de tus manos salieron obras humanas, de tu corazón salió lo mejor y que no fue otra cosa que enseñar y educar al Niño. Y, claro, Él te respondió de la misma forma: siendo bueno y fiel. 

José, carpintero de Nazaret, allí donde estás pide por nosotros que, tantas veces, necesitamos de ayudas como la tuya. 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

  

Panecillos de meditación

  

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

  

La Sagrada Familia en todo el esplendor de Dios.

 

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bien venido, amor” (338)

 

La familia es el núcleo piloto donde, por la Generosidad, Dios ensaya aquí ya la dicha que nos espera en el Cielo.

 ……………………………

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

5.02.24

Un amigo de Lolo – Quizá así lo escribiría Lolo – María, Virgen y Madre

Presentación

  

Es posible que pueda pensarse que lo que va a hacer este que escribe pueda ser una osadía. Y es que, de todas formas, es seguro que lo es pues uno quizá no debería ponerse en la mente y el corazón de otra persona para ver qué podría decir o hacer. 

Es cierto esto pero también lo que es que cuando un creyente católico ha alcanzado la altura espiritual que alcanzó Lolo y que tiene, seguro, en el Cielo, no podemos negar que se ha hecho mucho de todos sus hermanos en la fe. 

La osadía de escribir algo según, a lo mejor, pudiera hacerlo el Beato de Linares (Jaén, España) es, seguramente, un grave atrevimiento por parte de quien eso haga y, aún más, por quien esto escribe que es, sencilla y llanamente, nadie en materia espiritual pero que siente el alma de Lolo inscrita en las palabras que dejó al mundo. Y por eso, es seguro que nuestro amigo Manuel Lozano Garrido, va a perdonar (desde ya, desde que se escribe esto mismo, estas palabras a modo de presentación) un tal atrevimiento por mi parte. 

Esto es, a lo mejor, lo que Lolo podría decir.

 

Quizá así lo escribiera Lolo – María, Virgen y Madre

 

Es posible que alguien pueda tener por bueno el orden que aquí vamos a seguir a la hora de hacer lo propio sobre la Sagrada Familia. Es decir, que primero escribamos sobre esta al completo (en sus tres miembros) y, luego, sobre cada uno de ellos. Sin embargo, también es posible que haya quien crea que lo mejor sería escribir en primer lugar sobre cada uno de quienes componen la Sagrada Familia y, luego, como colofón a eso, sobre la Sagrada Familia al completo. 

Nosotros hemos escogido la primera opción que es, creemos, tan buena como la segunda… 

Y esto que sigue es lo que Lolo podría haber dicho…

 

María, hija de Nazaret, joven que dijo sí a su Señor porque siempre lo había querido y amado; María de José, su desposada y esperanzada mujer, aquella que supo comprender la llamada de Dios y se supo esclava de un tal Padre. 

Tú que quisiste ser seno para que reposara la semilla del Creador, Tú que fuiste Arca, anhelo del pueblo escogido por Adonai, Tú que viste a Gabriel y te perturbaste en tu juventud excelsa.

María, Madre que fuiste de la criatura llegada directamente del Amor de Dios, Madre de poderosa memoria que guardaba todo en su corazón donde el Espíritu se adueñaba de sus cosas y sus vivencias junto a Quien sería la salvación del mundo y también de sí misma. 

María amada por todas las generaciones como le dijiste a tu prima Isabel, Magnífica María que llevaste la alegría a la casa de Zacarías e hiciste que Juanillo saltara en el vientre de la que llamaban estéril hasta que Dios volvió a mostrar y demostrar que para Él nada hay imposible, ni siquiera eso. 

Madre de todos porque quiso tu hijo que fueras madre de todos: madre de los jornaleros, madre de los oficinistas, madre de las escuelas, madre de los que labran la tierra, madre de los que se manchan de grasa en los talleres y las fábricas, madre de las niñas sin novio, madre de quien espera tenerlo, madrecilla querida de quien espera aún ver qué le pasa en la vida, madre primeriza y única, madre de corazón tierno, de mirada suave, de luces en el alma; madre que juega con su hijo y lo levanta cuando cae, madre que limpia las lágrimas de los que padecen, madre que acompañas en las muchas soledades por las que pasamos, madre virtuosa, madre virgen; además Virgen, así con mayúscula porque es prodigio que hizo para ti y en ti tu Padre del Cielo; madre amorosa, madre fiel hasta lo último de lo último, madre que camina para siempre con sus hijos, a su lado madre de la Sierra, madre de los enfermos, madre de las letanías, madre río que nos lleva al Cielo, madre, en fin… Madre de Dios y nuestra. 

María, que tantas veces me has acompañado en mi pueblo, en la montaña donde descanso y lleno mis pulmones de aire limpio; madre que sanas los corazones que sufren porque reposa en ellos tu dulzura y tu amor; madre en las oraciones, madre en los rezos, madre de las súplicas de los necesitados, madre de la bondad primera, madre de la música que nos alegra el alma, madre tú, María; Madre y Virgen porque es lo que eres y serás para siempre, hasta que tu hijo vuelva al mundo y nos juzgue, a los buenos y a los malos, a los que hayan entonces acertado en su ser y a los que se hayan desviado en el camino hacia Dios; Madre que se postra ante Dios y pide por nosotros, sus no tan fieles hijos…. 

Madre, María; Madre y Virgen o, al revés. De todas formas, es lo cierto y verdad. Madre, así, a secas.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

  

Panecillos de meditación

  

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 Panecillo de hoy:

 La Sagrada Familia en todo el esplendor de Dios.

 

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bien venido, amor” (338)

                                                                              

La familia es el núcleo piloto donde, por la Generosidad, Dios ensaya aquí ya la dicha que nos espera en el Cielo.

 ……………………………

 Para leer Fe y Obras.

 Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. 

29.01.24

Un amigo de Lolo – Quizá así lo escribiría Lolo – Sobre la Sagrada Familia

Presentación

  

Es posible que pueda pensarse que lo que va a hacer este que escribe pueda ser una osadía. Y es que, de todas formas, es seguro que lo es pues uno quizá no debería ponerse en la mente y el corazón de otra persona para ver qué podría decir o hacer. 

Es cierto esto pero también lo que es que cuando un creyente católico ha alcanzado la altura espiritual que alcanzó Lolo y que tiene, seguro, en el Cielo, no podemos negar que se ha hecho mucho de todos sus hermanos en la fe. 

La osadía de escribir algo según, a lo mejor, pudiera hacerlo el Beato de Linares (Jaén, España) es, seguramente, un grave atrevimiento por parte de quien eso haga y, aún más, por quien esto escribe que es, sencilla y llanamente, nadie en materia espiritual pero que siente el alma de Lolo inscrita en las palabras que dejó al mundo. Y por eso, es seguro que nuestro amigo Manuel Lozano Garrido, va a perdonar (desde ya, desde que se escribe esto mismo, estas palabras a modo de presentación) un tal atrevimiento por mi parte. 

Esto es, a lo mejor, lo que Lolo podría decir.

 

Quizá así lo escribiera Lolo – Sobre la Sagrada Familia

 

Es posible que alguien pueda tener por bueno el orden que aquí vamos a seguir a la hora de hacer lo propio sobre la Sagrada Familia. Es decir, que primero escribamos sobre esta al completo (en sus tres miembros) y, luego, sobre cada uno de ellos. Sin embargo, también es posible que haya quien crea que lo mejor sería escribir en primer lugar sobre cada uno de quienes componen la Sagrada Familia y, luego, como colofón a eso, sobre la Sagrada Familia al completo. 

Nosotros hemos escogido la primera opción que es, creemos, tan buena como la segunda… 

Y esto que sigue es lo que Lolo podría haber dicho…

 

Sagrada Familia. Tú eres un ejemplo, el ejemplo antes que nada, de cómo debe ser, eso, una familia. Familia que es Sagrada desde que Dios pensó en ella. Familia que no es muy grande en número pero que, con las personas que la formaron, fue más que suficiente como para que os tengamos como un seno de gozo y de esperanza, iluminación que Dios que traza, con ella, el camino hacia el Cielo. 

Quién le hubiera dicho a José que pasaría lo que pasó… Bueno, en verdad se lo dijo un Ángel que, por aquel tiempo, tenía un gran trabajo que realizar. Y es que Gabriel, nada menos que el Ángel del Señor, se había presentado a Zacarías (sí, aquel sacerdote casado con la prima de la joven María) pero el buen hombre no tenía muy claro aquello de que su esposa iba a quedar encinta. Y es que todos las llamaban estéril a la buena mujer. Pero algo que sí debía saber aquel hombre que quedó mudo por su falta de confianza en Dios (¡Ay el hombre con sus cosas…!) era que para Adonai nada había imposible. 

Pues eso… que a José le dijo Gabriel que hasta allí habían llegado sus dudas y que aquella joven con la que estaba desposado iba a ser su esposa. Y que dejara sus pensamientos porque los planes de Dios eran los que eran y que, aunque pudiese decir que no, vamos… como que su carpintería no se iba a venir abajo sino que iba a construir, nada más y nada menos, que una Familia que, para más detalle, iba a ser Sagrada… 

María, por su parte, con la ilusión que tenía de contraer matrimonio con José, no dudó. Sabemos que sí, que todo aquello le parecía un poco raro porque quién era ella si se sabía nada ante Dios a quien amaba. 

María no quiso dudar, no. Ni quiso ni pudo porque su alma bien sabía ella que tenía como destino el Todopoderoso, que por eso había hecho promesa de entrega al Creador hasta considerarse su esclava. ¡Esclava! Aquella joven respondió la mar de bien a Gabriel, el multiocupado Ángel. 

Y, claro, aquí no podía faltar el protagonista de todo aquello que sucedió hace tanto tiempo pero que, en verdad, sucede cada día en nuestros corazones. Aquel Niño, categoría humana que escribimos con mayúscula porque en su pequeñez era grande, el más grande. Aquel Niño, decimos, miraba aquí y allá. Es seguro que no entendía nada pues era hombre, vamos… persona como lo eran sus padres y a aquella tierna edad (apenas unas horas, por ejemplo) poco podía saber de lo que estaba pasando. Pero mirar, seguro que miraba todo aquello que se había formado por su pequeña personilla. 

Y ahí los vemos, como congelados en el tiempo, en una imagen tomada por un cameraman, como si luego no hubieran hecho nada en sus vidas. Y, aunque nosotros bien sabemos que sí, que hicieron algo más de lo que pudieron, nos gusta mirar a la Sagrada Familia ahí, quieta, quietecita, como queriéndonos decir, por ejemplo, algo así como “somos un ejemplo, miradnos, aquí estamos puestos por Dios. Y no nos movemos para que no se os olvide nunca”. 

Sagrada Familia, podemos decir con seguridad de ser escuchados, rogad por nosotros. 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

  

Panecillos de meditación

  

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 Panecillo de hoy:

 La Sagrada Familia en todo el esplendor de Dios.

 

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bien venido, amor” (338)

                                                                              

La familia es el núcleo piloto donde, por la Generosidad, Dios ensaya aquí ya la dicha que nos espera en el Cielo.

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 Para leer Fe y Obras.

 Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. 

22.01.24

Un amigo de Lolo – Campanadas de necesidad – Y XII, PAZ

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Presentación

 

Como suele ser habitual con el Beato de Linares (Jaén, España) Manuel Lozano Garrido, más conocido como Lolo, lo que escribe mueve a percibirlo como algo importante. Y eso es lo que ha pasado con esto.

 

El que esto escribe tiene por buena cosa publicar los artículos que Lolo dio a la luz pública (en los más diversos medios escritos) en la página de la Fundación Lolo. Y, como podemos imaginar, los hay de toda forma y condición cumpliendo siempre la característica de ser más que recomendable su lectura.

 

Pues bien, cumpliendo con tan gozosa labor, me correspondió publicar un artículo-petición titulado Doce peticiones para doce campanadas” que Lolo había publicado el 8 de enero de 1955 en la revista “Signo”.

 

Debo reconocer que al leer las tales “campanadas” (referidas las mismas a las primeras del primer día del año) tuve la sensación de que tal texto debía ser difundido lo más y mejor posible porque son unas verdaderas campanadas de necesidad. Y por eso, a partir de hoy mismo, paso a publicar, con la ayuda de Dios, una a una, las doce de las que habla el texto con un humilde comentario del que esto escribe que es, sin duda, lo peor de todo lo que aquí se va a traer…

 

Vamos a poner siempre el texto que precede a las campanadas que es el que sigue:

 

Estoy ante Ti, Señor, en este instante fugaz, a caballo de dos tiempos. Hace frío, y hace ahora en raro crepitar de estrellas. Se diría que todo descansa, pero el silencio de ahora nace de un duermevela electrizante. 

¡Ves, Señor! En tus plazas y pueblos se han congregado muchedumbres con las frentes en alto; pero Tú no te hagas ilusiones, porque esos ojos que se describirán de ansiedad están hoy polarizados apenas por la estricta circulación de un reloj. Es absurdo, mi Cristo, pero así es. “Entonces- dirás, ¿es que al fin se reúnen para amarse?” No; en el fondo, esas células que integran lo que se llama la multitud tienen entre sí la repelencia de lo egocéntrico. Para ellos, en la autopista del tiempo corren hoy sólo dos leves saetas la carrera de lo personal. Apenas cuando crucen conjuntamente la cinta de las doce oirás el estruendo con que cada uno festeja el aparente hallazgo de un seguro de vida. 

Para entonces, quiero ofrendarte mi súplica. 

He oído ya la puesta en marcha de una sonajería y el martillo de bronce está en alto para la danza de las horas y el rigodón de la vida. En su honor, barrena ya la noche la pacífica metralla del champán y de lo que pudo ser tu sangre, el vino. Pero antes que con las burbujas llegue hasta tu rostro la afrenta que omite la gratitud a tu nombre, tolera que te envíe, como doce recursos de urgencia, los telegramas de otras tantas súplicas para cada una de las doce campanadas que inician el año.”

 

 

Y, a continuación, lo que corresponde a cada una de ellas.

 

Campanadas de necesidad – Y XII, PAZ

 

“XII

 

PAZ

 

“Cae ya redonda, broncinea, contundente, la vibrante campanada de las doce; sin el aire, con el temblor de la resonancia, queda como un deseo infinito el de mi petición de paz. ¿Hubo nunca, Señor, adulteración como la que existe en torno a la trilogía bendita de la palabra paz? Por doquier, infinitos labios claman su nombre, entretanto que el fusil les tercia el pecho y contienen apenas un alarido de combate. Aun ante los ojos las ruinas recosidas de la guerra, se ultima la puesta a punto de un nuevo Apocalipsis, al par que se inicia el rodar de los cañones. Queremos la paz, aquella que un día cimentaras sobre la rústica pesebrera del Belén: Que grane en nuestro corazón la espiga de es la voluntad buena que lleva consigo una promesa de eterna convivencia.”

  

Es verdad que, como suele ser lo general, todo ser humano quiere la paz. Y, sin embargo, en muchas ocasiones se confunde la paz del mundo y la que da Dios que no es, precisamente, la misma… 

Sí, que haya ausencia de conflictos y, estirando los mismos, de guerras, es, en verdad, manifestación de paz. Y Lolo, en este texto, bien que pone sobre la mesa todas las situaciones en las que el mundo se enfrasca para que las armas campen por sus respetos (¿?) y que, en fin, la sangre no deje de formas grandes fluencias que, por desgracia, sí llegan al río, como dice el refrán. Y es que aquí, aquí sí, la sangre sí llega al río muchas y más veces. 

Decimos esto de arriba porque tal cosa es, en sí misma considerada, una paz, digamos, mundana. Pero no es la Paz, así con mayúsculas que quiere Dios para sus hijos y, aquí, Manuel Lozano Garrido, para sus hermanos los hombres. Y es que, como podemos imaginar, siempre va Dios más allá que su descendencia como, por cierto, es esperar por según como somos… 

Por tanto… hay otra paz que es, además, mucho mejor que la otra que, en definitiva, supone que las armas no escupan muerte pero que, en realidad, deja de lado otras muchas realidades que deben ser tenidas en cuenta por nosotros como algo que va más allá de que no te maten con una bala, una bomba, un misil u, hoy en día, con un dron… 

En este texto el Beato de Linares (Jaén, España) lo dice con toda claridad después de mentar más que bien todo aquello que supone la guerra y que, en definitiva, es la ausencia de tal paz mundana. Y no es que tal paz no sea importante, que lo es, sino que hay algo más como, en materia espiritual, siempre pasa. 

La “Paz” de la que habla el linarense universal tiene un origen y tiene una persona que es, además, Dios hecho hombre. Y nos referimos, se refiere Lolo, a Belén y, claro, a Quien entonces vino allí al mundo que no es nada más y nada menos que el Hijo de Dios. 

Belén y Jesucristo; un lugar y un ser humano, así, pequeño como lo es toda persona cuando viene al mundo. Sin embargo, en aquel lugar, abarrotado de gente por la cosa del censo del Emperador de turno, recibió a Alguien que era la Paz en sí mismo o, en fin, que traía una paz que va más allá de la ausencia de guerra. 

La paz de la que hablamos no es otra, como bien aquí se nos dice, de aquella que cimenta, desde el corazón, una voluntad que, en sí misma, es tan buena que deja de lado las guerras para centrarse en su mismo ser y así, ser base para que la convivencia sea universal y, luego, sea eterna. 

Paz, así, por decirlo pronto, que ha de nacer de cada persona que sabe que en su corazón el Espíritu Santo tiene su templo y que, por tanto, nada malo puede salir de ahí. Y Paz que es querida por Dios que, como bien podemos imaginar, tiene una vista mucho más larga que nosotros y que quiere, para aquellos que ha creado, un mundo mucho mejor que en el que sólo callen las armas; quiere, claro, que los instrumentos de muerte no funcionen pero es seguro que sabe que eso pasara cuando la Paz verdadera, la que nace de un ser bueno y bondadoso, rija todo lo demás. Y tal Paz es de la que aquí habla Lolo, representante, a la perfección, de lo que es un corazón así.

 

 

Eleuterio Fernández Guzmán 

 

Panecillos de meditación

 

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

 

Campanadas que enmudezcan lo mundano siempre valen la pena y a nuestra alma bien le vienen.

 

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bien venido, amor” (52)

 

“Que una criatura se enamore de Dios, con la lluvia de gracias que recibe, pero que Él también se apasione por nosotros, con la de veces que hacemos por ignorarle cada día…”

 ……………………………

 

Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

15.01.24

Un amigo de Lolo – Campanadas de necesidad – XI PROSPERIDAD

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Presentación 

Como suele ser habitual con el Beato de Linares (Jaén, España) Manuel Lozano Garrido, más conocido como Lolo, lo que escribe mueve a percibirlo como algo importante. Y eso es lo que ha pasado con esto. 

El que esto escribe tiene por buena cosa publicar los artículos que Lolo dio a la luz pública (en los más diversos medios escritos) en la página de la Fundación Lolo. Y, como podemos imaginar, los hay de toda forma y condición cumpliendo siempre la característica de ser más que recomendable su lectura. 

Pues bien, cumpliendo con tan gozosa labor, me correspondió publicar un artículo-petición titulado Doce peticiones para doce campanadas” que Lolo había publicado el 8 de enero de 1955 en la revista “Signo”. 

Debo reconocer que al leer las tales “campanadas” (referidas las mismas a las primeras del primer día del año) tuve la sensación de que tal texto debía ser difundido lo más y mejor posible porque son unas verdaderas campanadas de necesidad. Y por eso, a partir de hoy mismo, paso a publicar, con la ayuda de Dios, una a una, las doce de las que habla el texto con un humilde comentario del que esto escribe que es, sin duda, lo peor de todo lo que aquí se va a traer… 

Vamos a poner siempre el texto que precede a las campanadas que es el que sigue:

 

Estoy ante Ti, Señor, en este instante fugaz, a caballo de dos tiempos. Hace frío, y hace ahora en raro crepitar de estrellas. Se diría que todo descansa, pero el silencio de ahora nace de un duermevela electrizante. 

¡Ves, Señor! En tus plazas y pueblos se han congregado muchedumbres con las frentes en alto; pero Tú no te hagas ilusiones, porque esos ojos que se describirán de ansiedad están hoy polarizados apenas por la estricta circulación de un reloj. Es absurdo, mi Cristo, pero así es. “Entonces- dirás, ¿es que al fin se reúnen para amarse?” No; en el fondo, esas células que integran lo que se llama la multitud tienen entre sí la repelencia de lo egocéntrico. Para ellos, en la autopista del tiempo corren hoy sólo dos leves saetas la carrera de lo personal. Apenas cuando crucen conjuntamente la cinta de las doce oirás el estruendo con que cada uno festeja el aparente hallazgo de un seguro de vida. 

Para entonces, quiero ofrendarte mi súplica.

 He oído ya la puesta en marcha de una sonajería y el martillo de bronce está en alto para la danza de las horas y el rigodón de la vida. En su honor, barrena ya la noche la pacífica metralla del champán y de lo que pudo ser tu sangre, el vino. Pero antes que con las burbujas llegue hasta tu rostro la afrenta que omite la gratitud a tu nombre, tolera que te envíe, como doce recursos de urgencia, los telegramas de otras tantas súplicas para cada una de las doce campanadas que inician el año.”

 

Y, a continuación, lo que corresponde a cada una de ellas.

 

Campanadas de necesidad –XI PROSPERIDAD

 

XI
PROSPERIDAD

No puede faltar a la prosperidad un hueco en esta rogativa. También la concreción de lo necesario. Hasta Ti llega lo accesorio de nuestro afán. La espiga sin el agua, el sol o el viento; la máquina sin los veneros que se electrifican; la vida y la familia sin el sustento cotidiano, son Babeles ya condenadas de antemano. Tú, que das trémolo al pájaro y clámide al lirio, encarrilla los vientos, escancia las nubes, mansifica el regato, y ordena, en suma, la próvida riqueza del mundo, supeditándolas a un destino de amor.”

 

 Es cierto y verdad que la misma realidad referida a que el ser humano prospere no puede estar mal vista ni suponer nada mundano que nos aleje de Dios. Es más, estamos más que seguros que nuestro Padre del Cielo, Quien nos creó y mantiene aquí mismo también quiere que su descendencia alcance niveles grandes de prosperidad porque eso supondrá que ha hecho fructificar los dones y gracias que le ha entregado. 

Prosperar, por tanto, no es nada malo. Y eso bien que aquí lo demuestra el Beato Lolo. 

Antes que nada, y anticipándonos a lo que dice Manuel Lozano Garrido al final de su texto, esto es es, como todas las demás peticiones, es, decimos, eso: una “rogativa”. Y por eso dice el linarense universal que pide a Dios que ordene “la próvida riqueza del mundo”. Y es que, al fin al cabo, depende todo de la santísima Providencia del Todopoderoso. Y eso debe quedar claro desde ahora mismo… 

A tal respecto, al de la ansiada prosperidad del hombre, nosotros hacemos lo que podemos como, por ejemplo 

Sembrar aunque falte el agua… o el sol… o el viento necesario cuando eso lo sea… 

Hacer uso de las máquinas sin la electricidad que Dios hizo crear al hombre con la inteligencia que le dio…

 La vida y la familia aunque no concurra el sustento necesario… 

De todas formas, bien sabe Lolo que todo esto no es más que como aquella torre de Babel que nació y feneció por su soberbia. Es decir que siempre dependemos de Dios para todo esto aunque a nosotros nos pueda parecer que nos basta nuestro “yo” y nuestro “hacer”… 

Prosperidad, claro está que es buena; la misma sin Aquel que todo lo provee, es algo que carece de sentido y que caerá por su propio peso, el peso de la soberbia y el exceso de confianza en uno mismo… sin Dios. 

El caso es que en este texto del Beato de Linares (Jaén, España) subyace (está, en todo caso, como un substrato espiritual) o, mejor, está a flor de piel la confianza que se tiene en Dios en las Sagradas Escrituras (se ve esto muy bien en los Salmos, por ejemplo) porque se le pide lo mejor para su descendencia y Dios lo concede… si es lo mejor para la misma. Y Lolo lo supo muy bien como aquí se ve con toda claridad. 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

  

Panecillos de meditación 

 

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

  

Campanadas que enmudezcan lo mundano siempre valen la pena y a nuestra alma bien le vienen.

  

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bien venido, amor” (51)

  

“El amor de Dios, como el fuego en la madera, ahonda en el hombre y lo purifica, calienta, transforma, ilumina y hace que sirva de antorcha a los demás”

 …………………………… 

Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.