InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Categoría: Entre la luz y la tiniebla

21.03.11

Entre la luz y la tiniebla - Una Pasión siempre Eterna

El espacio espiritual que existe entre lo que se ve y lo que no se ve, entre la luz que ilumina nuestro paso y aquello que es oscuro y no nos deja ver el fin del camino, existe un espacio que ora nos conduce a la luz ora a la tiniebla. Según, entonces, manifestemos nuestra querencia a la fe o al mundo, tal espacio se ensanchará hacia uno u otro lado de nuestro ordinario devenir. Por eso en tal espacio, entre la luz y la tiniebla, podemos ser de Dios o del mundo.

Una Pasión siempre Eterna

Es evidente que, aunque sea con humildad, corresponde, al que esto escribe, hacer, siquiera, mención de lo que al fin y al cabo supone esta semana. La llamamos grande porque, para el cristiano, el tiempo que discurre entre la entrada gloriosa de Jesús en Jerusalén hasta que fuera encausado de forma inicua, acusado, cumplida la sentencia de muerte en cruz y ocurrida su Resurrección es, en esencia, lo más importante que nos ha ocurrido como creyentes.

Es, por eso mismo, una Pasión eterna, una Eterna Pasión.

Muy a pesar de lo que pueda pensarse, Jesús no encuentra en Dios a un Padre que lo abandona. Decía el entonces cardenal Joseph Ratzinger (1) que “Jesús no constata la ausencia de Dios, sino que la transforma en oración”. Y aquí radica la fuerza que podemos obtener también nosotros para cargar con nuestra cruz. Él lo hizo, el primero, con la suya.

Leer más... »

16.03.11

Entre la luz y la tiniebla - La Creación, su Creador y la criatura

El espacio espiritual que existe entre lo que se ve y lo que no se ve, entre la luz que ilumina nuestro paso y aquello que es oscuro y no nos deja ver el fin del camino, existe un espacio que ora nos conduce a la luz ora a la tiniebla. Según, entonces, manifestemos nuestra querencia a la fe o al mundo, tal espacio se ensanchará hacia uno u otro lado de nuestro ordinario devenir. Por eso en tal espacio, entre la luz y la tiniebla, podemos ser de Dios o del mundo.

La Creación, su Creador y la criatura

En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas. Dijo Dios: ‘Haya luz’, y hubo luz. Vio Dios que la luz estaba bien, y apartó Dios la luz de la oscuridad; y llamó Dios a la luz ‘día’, y a la oscuridad la llamó ‘noche’. Y atardeció y amaneció: día primero”.

El texto del Génesis (1, 1.-5) expresa, a la perfección, qué es la creación y, sobre todo, Quién es su Creador. Pero, además, dice muchas cosas que no deberíamos olvidar para no caer en pensamientos contrarios a verdad tan grande.

Leer más... »

14.03.11

Entre la luz y la tiniebla - Eternidad, la eternidad... la nuestra

El espacio espiritual que existe entre lo que se ve y lo que no se ve, entre la luz que ilumina nuestro paso y aquello que es oscuro y no nos deja ver el fin del camino, existe un espacio que ora nos conduce a la luz ora a la tiniebla. Según, entonces, manifestemos nuestra querencia a la fe o al mundo, tal espacio se ensanchará hacia uno u otro lado de nuestro ordinario devenir. Por eso en tal espacio, entre la luz y la tiniebla, podemos ser de Dios o del mundo.

Eternidad, la eternidad… la nuestra

Si hay algo que el Creador, en su infinita Misericordia, quiso y quiera para su Creación, es que habite las praderas de su definitivo Reino y que pueda gozar de las mismas con entera satisfacción de su espíritu.

Ante la turbación del corazón de sus discípulos se refirió Jesús a lo que es tan buscado y tan anhelado. Lo recoge el discípulo amado en su evangelio (Jn 12-2-4) cuando el Maestro dice que “En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy sabéis el camino

Y es que no nos basta, al parecer, con que se nos diga que la eternidad nos ha sido ganada por quien, con su Pasión, nos salvó sino que es necesario que el Mesías insista en que no pasemos tribulación por lo escatológico, por lo porvenir, sino que se encarga de decirnos que es Él mismo quien nos lo está preparando.

Leer más... »

10.03.11

Entre la luz y la tiniebla - Corazones de piedra o de carne

El espacio espiritual que existe entre lo que se ve y lo que no se ve, entre la luz que ilumina nuestro paso y aquello que es oscuro y no nos deja ver el fin del camino, existe un espacio que ora nos conduce a la luz ora a la tiniebla. Según, entonces, manifestemos nuestra querencia a la fe o al mundo, tal espacio se ensanchará hacia uno u otro lado de nuestro ordinario devenir. Por eso en tal espacio, entre la luz y la tiniebla, podemos ser de Dios o del mundo.

Corazones de piedra o de carne

Yo les daré un solo corazón y pondré en ellos un espíritu nuevo: quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de carne, para que caminen según mis preceptos, observen mis normas y las pongan en práctica, y así sean mi pueblo y yo sea su Dios”.

El profeta Ezequiel (11, 19-20) escribe que el Espíritu le hizo decir, o lo que es lo mismo, escribir, que el Creador iba a proceder de tal manera con el pueblo de Israel: vendrían a ser, de tal manera, un nuevo grupo de elegidos por Dios en el que predominara no ya la dureza del corazón sino, al contrario, lo que se predica de Dios y es que tiene “raham” o entrañas de misericordia.

Eso era lo que el Padre quería suscitar entre los suyos: un corazón nuevo, una nueva forma de ser, un nuevo renacer de entre las tinieblas de la perdición que habían hecho que obraran “según las normas de las naciones que os circundan” (Ez 11, 12) y no de acuerdo a los preceptos de Dios cuyas “normas no habéis guardado” (Ídem anterior).

Eso es lo que, precisamente, también se nos pide a nosotros, los discípulos de Cristo y, por lo tanto, hijos de Dios sujetos espiritual y materialmente a tal filiación divina.

Leer más... »

8.03.11

Entre la luz y la tiniebla - La hermosa costilla de Adán

El espacio espiritual que existe entre lo que se ve y lo que no se ve, entre la luz que ilumina nuestro paso y aquello que es oscuro y no nos deja ver el fin del camino, existe un espacio que ora nos conduce a la luz ora a la tiniebla. Según, entonces, manifestemos nuestra querencia a la fe o al mundo, tal espacio se ensanchará hacia uno u otro lado de nuestro ordinario devenir. Por eso en tal espacio, entre la luz y la tiniebla, podemos ser de Dios o del mundo.

Hoy, 8 de marzo, se celebra el Día Internacional de la Mujer

La hermosa costilla de Adán

Entonces Yahveh Dios hizo caer un profundo sueño sobre el hombre, el cual se durmió. Y le quitó una de las costillas, rellenando el vacío con carne. De la costilla que Yahveh Dios había tomado del hombre formó una mujer y la llevó ante el hombre. Entonces éste exclamó: ‘Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta será llamada mujer, porque del varón ha sido tomada.’ Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne.Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, pero no se avergonzaban uno del otro”.

El texto del Génesis (2, 21-25) refleja un momento de la historia de la humanidad creada por Dios realmente maravilloso. Dios crea a Eva, la madre de toda la especie humana, de un sueño del primer hombre, padre de todos los hombres que tuvieron que venir. Por eso de ish, varón, creó Dios a ‘isshá, varona o, dicho de otra forma, mujer que “del varón ha sido tomada” y es lo que hace expresar, a un personaje de Las Crónicas de Narnia (de CS Lewis), en referencia a los que serían reyes de aquel reino, que eran “Los hijos de Adán y las hijas de Eva” pues así eran esperados desde tiempos inmemoriales los hombres y, entre otras cosas, así nos consideramos.

Leer más... »