InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Categoría: Apostolado laico -La Palabra para el Domingo

5.11.22

La Palabra para el Domingo - 6 de noviembre de 2022

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Como es obvio, hoy no es domingo 6 sino sábado, 5 de noviembre de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.

 


Lc 20, 27-38

 
“27 Acercándose algunos de los saduceos, esos que sostienen que no hay resurrección, le preguntaron: 28 ‘Maestro, Moisés nos dejó escrito que si muere el hermano de alguno, que estaba casado y no tenía hijos, que su hermano tome a la mujer para dar descendencia a su hermano. 29 Eran siete hermanos; habiendo tomado mujer el primero, murió sin hijos; 30 y la tomó el segundo, 31 luego el tercero; del mismo modo los siete murieron también sin dejar hijos. 32 Finalmente, también murió la mujer. 33  Esta, pues, ¿de cuál de ellos será mujer en la resurrección? Porque los siete la tuvieron por mujer.’ 34 Jesús les dijo: ‘Los hijos de este mundo toman mujer o marido; 35 pero los que alcancen a ser dignos de tener parte en aquel mundo y en la resurrección de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, 36   ni pueden ya morir, porque son como ángeles, y son hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección. 37   Y que los muertos resucitan lo ha indicado también Moisés en lo de la zarza, cuando llama al Señor ‘el Dios de  Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob’. 38 No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos viven.’”


        
COMENTARIO

La eternidad de Dios y la vida eterna del hombre
 
En este texto del Evangelio de San Lucas el Hijo de Dios dice mucho acerca de la vida eterna, de cómo es y de qué se ha de esperar de ella. Pero antes debía manifestar mucho a los que querían tenderle una trampa. 

En realidad, aquellos hombres, saduceos, debían querer burlarse de Jesucristo. Por eso le preguntan eso que le preguntan. 

Sí, en efecto, resulta manifestación de burla preguntar acerca de la resurrección sin creer en ella. Por tanto, lo que preguntaran llevaba el marchamo de chanza y, además, intención malsana de querer coger al Maestro, como ellos lo llaman, en un renuncio espiritual. Y le preguntan esperando una respuesta que sea de su gusto… por eso aquello de la mujer que tantas veces contrajo matrimonio. 

Ciertamente, el tema era peliagudo. Y es que los saduceos no creían en la resurrección y, por lo tanto, les debía parecer de todo menos serio aquello de volver a la vida. Sin embargo, lo que no comprendían era que no se trataba de lo que ellos creían y, sobre todo, no comprendían, para nada, la naturaleza de Dios Padre Todopoderoso: es Dios de vivos. 

Ya en una ocasión, se ve Cristo obligado a decirle a los que le preguntan acerca del divorcio a través del acta de repudio que eso lo estableció Moisés por la dureza de sus corazones pero que en el principio Dios estableció que lo que había unido Él no podía separarlo el hombre. Y ahora debe pensar lo mismo el Hijo de Dios de ellos: ¡no comprenden nada de nada! 

Ellos creían tenerlo todo atado y bien atado: según Moisés, aquella mujer se había casado, uno tras otro, con siete hermanos. Entonces, cuando llegara la resurrección (en la que los saduceos que preguntan no creen) ¿qué pasará? 

Seguramente pensaban que no sabría Cristo salir de aquel trance. Pero no contaban con la Verdad. 

La Verdad, que es Dios mismo, determina que lo que ha creado, el ser humano que está hecho a su imagen y semejanza ha de resucitar si… 

Atributos de Cristo | veniracristo

Decimos eso de “si”, en modo condicional, porque Jesucristo dice, con toda claridad, que “los que alcancen a ser dignos de tener parte en aquello mundo” (por el Cielo o la vida eterna). Es decir, que no todos van a alcanzar la Bienaventuranza sin los que, en efecto, “sean dignos” de alcanzarla.  Es más, que no todos van a resucitar la para la vida eterna sino aquellos que, repetimos, “sean dignos” para gozar de la Visión Beatífica. Y eso quería decir, a contrario, que habría otros que resucitarían para la muerte eterna que es lo que, en más de una ocasión, dijo Jesucristo en su predicación: quien crea y se convierta, vivirá… quien no crea y no se convierta… no vivirá para siempre o, lo que es lo mismo, morirá para siempre. 

Y, sin embargo, el meollo de aquello era lo que será la resurrección o mejor, el momento inmediatamente posterior: cómo será eso. 

Jesús lo dice de forma que se le entiende todo: no se tomará ni marido ni mujer porque los resucitados no serán como hombres y mujeres de carne sino que serán espíritus. Dice Cristo “como ángeles” que son, como sabemos, seres espirituales. Y los seres espirituales no pueden cumplir las mismas características y vivencias que los seres carnales sino otras muy distintas y más gozosas. 

Por eso, además, vivirán para siempre los que, en efecto, vivan para siempre. Y es que Dios, que quiere cabe sí a su descendencia, no podía permitir que sus hijos murieran para siempre. Al contrario es la verdad: hizo todo lo posible, vía muerte de su Único Hijo engendrado y no creado, que la salvación eterna fuese posible. Y lo fue; vamos, lo es.

 
PRECES

Por todos aquellos que no creen en la resurrección de la carne.

Roguemos al Señor. 

Por todos aquellos que  no quieren acaparar para la vida eterna sino sólo para el mundo y en el mundo. 

Roguemos al Señor.

 
ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos  alcanzar la Bienaventuranza.

 
Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

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Panecillos de meditación


Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Sobre la vida eterna es seguro que hacer chanza de ella no es nada bueno.

29.10.22

La Palabra para el Domingo - 30 de octubre de 2022

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Como es obvio, hoy no es domingo 30 sino sábado, 29 de octubre de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.

 

Lc 19, 1-10



“1 Habiendo entrado en Jericó, atravesaba la ciudad. 2 Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico. 3 Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura. 4 Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí. 5 Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: ‘Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa.’ 6 Se apresuró a bajar y le recibió con alegría. 7 Al verlo, todos murmuraban diciendo: ‘Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador.’ 8 Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: ‘Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo. 9 Jesús le dijo: ‘Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham, 10 pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido.’”




COMENTARIO

Querer buscar a Cristo

Es bien conocido que los publicanos no eran muy bien vistos por el resto de sus compatriotas. Ellos trabajaban cobrando impuestos. Eso no sería nada malo si fuera en beneficio del pueblo judío pero era el invasor romano el que se llevaba el fruto del trabajo de los elegidos por Dios. 

Pero aquel hombre no estaba perdido del todo. 

Cuando le dicen que Jesús va a pasar cerca de su casa piensa que siempre ha querido ver al Maestro. En el fondo de su corazón no había obstáculo absoluto contra aquel hombre que, según decían, hacía grandes obras por aquellos que lo necesitaban. 

Tenía un problema que era doble: era bajo de estatura física pero también moral. Al respecto de la primera ya nos lo dice el texto de San Lucas. Por eso se ve obligado a subirse a un sicómoro. De otra forma, con el gentío que allí había, ni siquiera hubiera visto las sandalias de Jesucristo. 

Pero también, como decimos, era bajo en estatura moral. Y eso lo reconoce él mismo cuando habla con Jesús acerca del “beneficio” de su trabajo. 

De todas formas, Zaqueo quería, tenían intención de ver a Jesús y hace todo lo que está en su mano. Y obtiene un fruto que, seguramente, era mucho más de lo que podía esperar. 

Biografia de Zaqueo

Y Cristo alza la vista. Ahora no lo hace para dirigirse al Cielo y pedir a Dios Padre. No. Ahora lo hace para dirigirse a alguien que era considerado pecador por todos los allí presentes. Y podemos imaginar la cara que se le quedaría a más de uno de esos que le reprochan que quiera entrar en la casa de alguien a quien todos miran tan mal. 

Jesús, de todas formas, sabe que su misión es salvar a quien está perdido.  Lo dice él mismo en este Evangelio.

Digamos que Zaqueo se siente conquistado por Jesús. Suponemos que nunca había hablado con él, pero el Hijo de Dios, que conocía a los suyos, estaba más que seguro que, por las características del trabajo de Zaqueo era posible que hubiera incurrido en alguna que otra malversación o que, simplemente, hubiera robado de los impuestos o a quienes lo debían pagar. 

Aquella palabra, salvación, entra en el corazón de Zaqueo como una llama purificadora. Y, como un resorte, salen de su boca palabras que, en otro tiempo y momento, nadie habría esperado escuchar. Él sabe que, en efecto, la salvación ha entrado en su casa con aquella particular invitación que Jesús se hace a sí mismo para hospedarse en aquella casa. 

Zaqueo se alegró mucho de ver a Jesús pero se debió alegrar mucho más de ver que su corazón, que debía estar sufriendo por su labor diaria, se limpiaba de golpe, a instancia de una mirada de amor que supone comprender y perdonar a quien necesitaba ser comprendido y perdona. 

Y es que querer buscar a Cristo siempre ha de tener su recompensa espiritual. 

PRECES 

Por todos aquellos que no quieren cambiar su mala forma de actuar y de ser.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no aceptan el perdón de Dios.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a darnos cuenta de nuestros pecados.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.



El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

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Panecillos de meditación


Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Zaqueo quiso ver a Jesús. Y triunfó la Verdad en su corazón. 

22.10.22

La Palabra para el domingo – 23 de octubre de 2022

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Como es obvio, hoy no es domingo 23 sino sábado, 22 de octubre de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.

Lc 18, 9-14



9 Dijo también a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, esta parábola: 10 ‘Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro publicano. 11 El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: ‘¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano. 12 Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias.’
13 En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: ‘¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!’ 14 Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.’”


COMENTARIO

Publicanos o fariseos como ellos


El mensaje que Cristo nos deja en esta conversación con aquellos que le escuchan es verdaderamente terrible. Queremos decir que desnuda, pone a la luz del día, las carencias espirituales de muchas personas. Pero, sobre todo, pone los puntos sobres muchas vocales que falsean o pretenden falsear la realidad espiritual de muchos hijos de Dios.


Al Templo acudían muchas personas. Es de suponer, imaginamos que debía ser así, para tener una conversación con Dios en la que se exponían sus cuitas y, al parecer, sus demostraciones de falta de modestia y de humildad.

Entre aquellas personas Jesús escoge a dos. Eran ejemplo de lo que debía ser un hijo de Dios y lo que nunca se debía querer ser.

Aquellos que estaban seguros de su fe, aquellos que creían tener la sartén por el mango e iban por el mundo alardeando de lo que eran, hacían como aquel fariseo. Estaban tan seguros de sus bienes espirituales que se atrevían a juzgar a su prójimo. Y eso es lo que hacía aquel fariseo al respecto del publicano que veía al final del templo.

Veamos algo sintomático de la seguridad espiritual que se puede llegar a tener: al fariseo lo imaginamos muy cerca del altar del temploal publicano, muy al final, casi como si quisiera esconderse.

En primer lugar, el fariseo decía cumplir con toda la ley. Seguramente era cierto pero había olvidado algo que Jesús le recrimina en esta parábola: no era nada humilde sino, al contrario, demasiado soberbio. Y este hombre no pide a Dios que sea compasivo con él porque cree estar en la verdad con su forma de hacer las cosas sin darse cuenta de que peca mucho y más que mucho siendo así de soberbio…

El otro hombre, el publicano, que era considerado pecador tan sólo por lo que hacía al recaudar impuestos, sabía cómo era, se conocía muy bien: él se sabía pecador y pedía perdón a Dios por eso.

¿Qué diferencia esencial hay entre una y otra persona?

En realidad, la diferencia que existe entre una y otra persona es la actitud que manifiestan una y otra persona: el fariseo no se siente pecador y no pide perdón a Dios; el publicano sí se siente pecador y, al contrario que el primero, sí pide perdón.

La parábola del fariseo y el publicano | literaturabautista.com

Aquí radica el mensaje primordial de esta parábola que, además, Cristo, dice y deja bien dicho. Y tiene que ver con la actitud que mantenemos y que es tenida muy en cuenta por Dios Padre.

Con esto queremos decir que la humildad no es una virtud que queda muy bien cuando se aplica a los demás. No. Ser humilde es casi, sin casi, un mandato de Dios dado a toda su descendencia. Y es que no quiere que seamos como el fariseo que, de forma soberbia, se pone muy por encima del resto de personas sin darse cuenta de la viga que tiene alojada no en un ojo sino en los dos.

La humildad, pues, ha de ser el punto sobre el que, en su día y en su tiempo, se nos ensalzará o se nos humillará. Y vale la pena, por tanto, darnos cuenta de qué actitud, a tal respecto, tomamos y vamos a tomar a lo largo de nuestra vida: ser como aquel fariseo o ser como aquel publicano.

PRECES

Por todos aquellos que no se dan cuenta de que son pecadores.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que prefieren ser soberbios.

Roguemos al Señor

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a ser humildes.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.



El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

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Panecillos de meditación


Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

¡Qué importante es la humildad para un hijo de  Dios!

15.10.22

La palabra para el Domingo - 16 de octubre de 2022

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Como es obvio, hoy no es domingo 16 sino sábado,15 de octubre de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.

 

Lc 18, 1-8

“1 Les decía una parábola para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer. 2 ‘Había un juez en una ciudad, que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres. 3 Había en aquella ciudad una viuda que, acudiendo a él, le dijo: ¡Hazme justicia contra mi adversario!’ 4 Durante mucho tiempo no quiso, pero después se dijo a sí mismo: ‘Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, 5 como esta viuda me causa molestias, le voy a hacer justicia para que no venga continuamente a importunarme.’ 6 Dijo, pues, el Señor: ‘Oíd lo que dice el juez injusto; 7 y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que están clamando a él día y noche, y les hace esperar? 8 Os digo que les hará justicia pronto. Pero, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?’”.

COMENTARIO

La justicia de Dios: la Justicia

En cuanto a la oración, aquel instrumento espiritual que nos pone en contacto con Dios, es bien cierto que, en demasiadas ocasiones, no es para nosotros algo fundamental sino que recurrimos al Creador como si se tratase de un “bombero espiritual” que apague nuestras muchas necesidades y fuegos.


Con esto queremos decir que orar, querer estar con Dios en determinadas ocasiones, no es eso. No es, precisamente, un querer usar o utilizar al Todopoderoso a nuestro antojo porque, además, Dios es justo y su Justicia puede ser, por justa, terrible para nosotros.

El caso es que Jesucristo quiere que entendamos, con la parábola de aquella mujer insistente, que lo mismo debemos hacer nosotros en lo tocante a la oración.

Aquella mujer quería que se le hiciese justicia. Pero quería eso porque estaba segura de tener razón en su querella contra el adversario del que nada sabemos salvo que era, eso, adversario de la mujer perseverante.

En realidad, sólo quien entiende que está en la verdad más absoluta puede tratar de que se le haga justicia, digamos, a horas intempestivas o, simplemente, a todas horas. Y aquella mujer creía estar en tal verdad. Por eso insistía tanto y buscaba que aquel juez hiciera su trabajo… con ella.

Debemos decir que aquel juez tenía mucho que aprender de Dios y de la aplicación de justicia humana. Y es que nos dice el texto de este Evangelio de San Lucas que no temía a Dios y eso, para un juez (que ha de aplicar la justicia humana) no era nada bueno. De todas formas, no se trata aquí de dar importancia a eso sino a la insistencia de la mujer que nos marca el camino a seguir.

Evangelizar a tiempo y a destiempo?



Si ella creía tener razón en lo que sostenía… lo mismo nosotros, si creemos que Dios nos escucha y darnos, digamos, la razón espiritual, debemos hacer: orar con perseverancia.

Sin embargo, en esto hay algo que no podemos pasar por alto porque la Justicia de Dios y Todopoderoso es justa y eso supone, para nosotros, un nivel de exigencia muy alto.

Esto lo decimos por lo último que dice Cristo en este texto evangélico y que es muestra de lo que se nos pide: “¿Encontrará la fe sobre la tierra”? Y se refiere a su vuelta al mundo, en su Parusía, cuando juzgará a vivos y a muertos y cuando, en tan exacto momento, seamos juzgados por Quien todo lo creó y mantiene.

Nosotros debemos perseverar en la oración cuando de eso se trate pero la premisa mayor de nuestra fe es mantenerla y acrecentarla en cuanto seamos capaces. Dios, cuando venga a juzgarnos, hará lo propio al respecto de nuestro amor del que seremos juzgados al final de nuestra vida…

La Justicia de Dios es una Justicia con mayúsculas porque es la más justa pero la más necesaria que existe. Y nosotros, y Jesucristo nos lo dice muchas veces como ahora, debemos perseverar en nuestra fidelidad: siempre, siempre, siempre fieles al Creador.

PRECES

Por todos aquellos que no creen en la Justicia de Dios. 

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no quieren prepararse para ser juzgados por Dios.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a mantener y acrecentar nuestra fe. 


Gracias, Señor, por poder transmitir esto.



El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

……………………

Panecillos de meditación


Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

 Juzgados… seremos juzgados por Dios. Y eso, por decirlo pronto, debería suponer y ser mucho para nosotros.

8.10.22

La Palabra del domingo - 9 de octubre de 2022

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Como es obvio, hoy no es domingo 9 sino sábado, 8 de octubre de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.

 

Lc 17, 11-19


“11 Y sucedió que, de camino a Jerusalén, pasaba por los confines entre Samaría y Galilea, 12 y, al entrar en un pueblo, salieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a distancia 13 y, levantando la voz, dijeron: ‘¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!’ 14 Al verlos, les dijo: ‘Id y presentaos a los sacerdotes.’ Y sucedió que, mientras iban, quedaron limpios.15 Uno de ellos, viéndose curado, se volvió glorificando a Dios en alta voz; 16 y postrándose rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba gracias; y éste era un samaritano. 17 Tomó la palabra Jesús y dijo: ‘¿No quedaron limpios los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? 18 ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios sino este extranjero?’ 19 Y le dijo: ‘Levántate y vete; tu fe te ha salvado.’”


COMENTARIO

Dar, siempre, gracias a Dios

Es más que cierto que muchas veces tomamos las gracias que Dios nos entrega y luego nos olvidamos, precisamente, de Quién nos la entregado. Y eso es lo que pasa con muchos de los leprosos que curó el Hijo de Dios en la ocasión que nos trae el Evangelio de San Lucas.

Todo, sin embargo, no puede ser objeto de crítica.

Decimos esto porque aquellas personas, que tenían una enfermedad gravísima y que no tenía cura, tenían fe. Y es que sabían que Jesús, el Maestro, podía curarles de su grave dolencia.

Aquellos hombres, que eran leprosos, sabían que médicamente nada se podía hacer por ellos. Debían, pues, vivir fuera de los pueblos y, además, vestir de una forma determinada con el objeto de que se supiera que eran leprosos y nadie se les acercara por miedo al contagio.

Vivían, por decirlo pronto, de forma miserable porque no tenían los medios de vida ordinarios. Ni siquiera, por ejemplo, podían pedir limosna entre quienes no fueran leprosos y eso hacía de sus vidas una realidad insoportable.

Confiaban, como decíamos, en Jesús. Por eso, aun parándose a distancia, le gritan que tenga compasión de ellos.

Jesús no hace como si no los hubiera visto que podría haber sido, perfectamente, el comportamiento de la gran mayoría de personas ante otras que están enfermas según lo estaban aquellos hombres.

Ya podemos comprender, por tanto, que el Hijo de Dios, misericordioso y caritativo donde los haya, tenía que hacer algo. ¿Y qué podía hacer aquel hombre santo?

En realidad, podía hacer lo que le dictaba su corazón. No otra cosa. Y lo que le dicta su corazón es que los cure. Y eso hace. Desde la misma distancia que mantenían los leprosos, Jesús los libra de su enfermedad y los envía a los sacerdotes.

¡Qué cosa más extraña, podríamos pensar! Pero el Maestro no hace más que cumplir con la ley: han de ser los sacerdotes los que certifiquen que aquellas personas, antes leprosas ya no lo están y pueden insertarse en la sociedad como personas sanas…Y en el camino acaban sanando.

Ya podemos imaginar el gozo de aquellos diez leprosos. ¡Habían quedado curados tan sólo con la palabra y voluntad del Maestro!

¿Qué hacer, entonces?

Cualquiera puede imaginar que, al menos, debían agradecer a Jesús que hubiera hecho aquello con ellos. Pero no… al parecer tenían mucha prisa para acudir a los sacerdotes.

LOS 9 LEPROSOS INGRATOS – IGLESIA DE CRISTO

Uno, sin embargo, debió mirar hacia atrás y ver a Jesús, allí, en la misma distancia que separaba la enfermedad de la causa de su sanación. Y corrió a dar gracias.

Y era samaritano. Otra vez un samaritano.

Decimos lo de “otra vez” porque son algunas las ocasiones en las que Jesús hace, digamos, “uso”, de una persona samaritana para dar a entender que la salvación la ha puesto Dios para todo el mundo y, entonces, no sólo para el pueblo judío: ya entendemos cuando habla con la mujer en el pozo de Jacob (era samaritana) pero, sobre todo, cuando escuchamos de palabras de Cristo la parábola del buen samaritano. Todo eso muestra, a la perfección, que todo el bien que hace Dios lo hace para todo hijo suyo o, lo que es lo mismo, para toda persona.

Y eso, la confianza mostrada por aquel hombre, es lo que le salva. Y  a los demás, también.

PRECES

Por todos aquellos que no confían en la bondad de Dios.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no agradecen a Dios los dones recibidos.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a ser agradecidos.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.


El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

……………………

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

La fe mueve, sobre todo, el corazón de Dios.