InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Categoría: Caminando con Jesucristo

9.12.16

Serie “Caminando con Jesucristo” - 3 - Cordero de Dios

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Muchas son las veces que se han hecho comentarios o meditaciones a los Evangelios; muchos los autores, entre ellos santos y otros estudiosos que han dedicado su atención al contenido de determinados momentos de la vida pública de Jesucristo, Dios que, encarnado, vivió entre nosotros. 

Así, quien surgió del Jordán glorioso y aclamado por su Padre para, de forma inmediata, adentrarse en el desierto de las tentaciones del Maligno y surgir liberado de tan nigérrimo yugo dio más que motivos para que, a lo largo de los siglos muchas páginas se hallan escrito sobre aquellos acontecimientos claves para la historia de la humanidad. 

Cristo, aclamado como quien tenía que venir en su entrada gloriosa en Jerusalén en el inicio de su Pasión es el mismo que, años antes, acudiera con sus primeros discípulos a la boda de Caná. Allí su madre, María esposa de José, le conminó a que dejase su anonimato y acudiera en rescate de aquellos sus primeros beneficiados con el hacer de su corazón; allí también se sometió a su autoridad al convertir aquellas tinajas en el vino que, para entonces, ya escaseaba en la celebración nupcial. 

Los primeros pasos de Jesús tuvieron mucho de enseñanza para aquellos discípulos que todo dejaron para seguirle. Si el discípulo amado siguió, a la voz del Bautista, al cordero de Dios, el resto de sus compañeros de viaje espiritual no dudaron en no mirar hacia atrás y dejaron, cada cual según su oficio u ocupación, la tarea que hasta entonces les había hecho ganar la vida para hacer lo propio con la eterna haciéndose pescadores de hombres. 

Hemos procedido como Dios nos ha dado a entender, en el buen sentido de la palabra, en el quehacer misterioso pero real de Jesús, Dios entre nosotros que es lo que, de una forma o de otra, ha marcado la historia sucesiva del hombre y ha cumplido lo que de Él recogía lo que denominamos Antiguo Testamento y que no es más, ni menos, que la manifestación, por escrito, de la inspiración del Espíritu Santo en manos de sus autores y que, por eso mismo de ser anticipación de la venida de Cristo, es Verdad con Él. 

No es menos cierto, por otra parte, que los primeros pasos de Cristo en compañía de sus discípulos, no están exentos de aprendizaje por parte de los mismos. Por eso, en tanto en cuanto no eran capaces de asimilar la doctrina de perfección de la Ley de Dios que había venido a transmitir el Maestro, no cejaron en tratar de llevarse a sus corazones la impresión de que los momentos que estaban viviendo eran algo más que el hecho de acompañar a una persona especial porque, al menos eso sí pudieron comprender, no les quiso engañar al decirles que tenía palabras de vida eterna y que, si prestaban atención, a lo mejor eran capaces de fijar en su alma algunas de ellas. 

A partir de ahora, pues les dejamos con un acercamiento, seguramente personal pero no por eso ajeno a mi prójimo, de lo que Jesús supuso, ya entonces, para los que todo dejaron de lado para seguirlo y se hace la recomendación de sentirse como inmerso en las diversas situaciones a las que se va a hacer referencia para aprehender, de primera mano, lo que pudieron sentir aquellos que escuchaban a Jesús y hacer, de su enseñanza, una perfecta forma de vida. 

Al fin y al cabo, el camino que recorrió el Hijo de Dios es el mismo que nosotros debemos anhelar recorrer. Es más, el destino del mismo, la vida eterna, es exactamente el mismo.

  

3- Cordero de Dios

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Tan sólo han transcurrido dos días desde que Juan bautizó a Jesús y ya encontramos al Mesías en busca de sus discípulos.

Jesús sabe a quién tiene que buscar o, al menos, sabe a quién tiene que aceptar. Es Jesús el que llama y los demás los que podemos oír su llamada o mirar para otro lado como si no pasase cerca de nosotros. Para esto, sobre todo para esto, disponemos de la libertad, ese bien que Dios nos da.

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2.12.16

Serie “Caminando con Jesucristo” - 2 - Con agua y fuego

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Muchas son las veces que se han hecho comentarios o meditaciones a los Evangelios; muchos los autores, entre ellos santos y otros estudiosos que han dedicado su atención al contenido de determinados momentos de la vida pública de Jesucristo, Dios que, encarnado, vivió entre nosotros. 

Así, quien surgió del Jordán glorioso y aclamado por su Padre para, de forma inmediata, adentrarse en el desierto de las tentaciones del Maligno y surgir liberado de tan nigérrimo yugo dio más que motivos para que, a lo largo de los siglos muchas páginas se hallan escrito sobre aquellos acontecimientos claves para la historia de la humanidad. 

Cristo, aclamado como quien tenía que venir en su entrada gloriosa en Jerusalén en el inicio de su Pasión es el mismo que, años antes, acudiera con sus primeros discípulos a la boda de Caná. Allí su madre, María esposa de José, le conminó a que dejase su anonimato y acudiera en rescate de aquellos sus primeros beneficiados con el hacer de su corazón; allí también se sometió a su autoridad al convertir aquellas tinajas en el vino que, para entonces, ya escaseaba en la celebración nupcial. 

Los primeros pasos de Jesús tuvieron mucho de enseñanza para aquellos discípulos que todo dejaron para seguirle. Si el discípulo amado siguió, a la voz del Bautista, al cordero de Dios, el resto de sus compañeros de viaje espiritual no dudaron en no mirar hacia atrás y dejaron, cada cual según su oficio u ocupación, la tarea que hasta entonces les había hecho ganar la vida para hacer lo propio con la eterna haciéndose pescadores de hombres. 

Hemos procedido como Dios nos ha dado a entender, en el buen sentido de la palabra, en el quehacer misterioso pero real de Jesús, Dios entre nosotros que es lo que, de una forma o de otra, ha marcado la historia sucesiva del hombre y ha cumplido lo que de Él recogía lo que denominamos Antiguo Testamento y que no es más, ni menos, que la manifestación, por escrito, de la inspiración del Espíritu Santo en manos de sus autores y que, por eso mismo de ser anticipación de la venida de Cristo, es Verdad con Él. 

No es menos cierto, por otra parte, que los primeros pasos de Cristo en compañía de sus discípulos, no están exentos de aprendizaje por parte de los mismos. Por eso, en tanto en cuanto no eran capaces de asimilar la doctrina de perfección de la Ley de Dios que había venido a transmitir el Maestro, no cejaron en tratar de llevarse a sus corazones la impresión de que los momentos que estaban viviendo eran algo más que el hecho de acompañar a una persona especial porque, al menos eso sí pudieron comprender, no les quiso engañar al decirles que tenía palabras de vida eterna y que, si prestaban atención, a lo mejor eran capaces de fijar en su alma algunas de ellas. 

A partir de ahora, pues les dejamos con un acercamiento, seguramente personal pero no por eso ajeno a mi prójimo, de lo que Jesús supuso, ya entonces, para los que todo dejaron de lado para seguirlo y se hace la recomendación de sentirse como inmerso en las diversas situaciones a las que se va a hacer referencia para aprehender, de primera mano, lo que pudieron sentir aquellos que escuchaban a Jesús y hacer, de su enseñanza, una perfecta forma de vida. 

Al fin y al cabo, el camino que recorrió el Hijo de Dios es el mismo que nosotros debemos anhelar recorrer. Es más, el destino del mismo, la vida eterna, es exactamente el mismo.

  

2. Con agua y fuego

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18.11.16

Serie “Caminando con Jesucristo” - 1. En el Principio - Nació la Luz

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Muchas son las veces que se han hecho comentarios o meditaciones a los Evangelios; muchos los autores, entre ellos santos y otros estudiosos que han dedicado su atención al contenido de determinados momentos de la vida pública de Jesucristo, Dios que, encarnado, vivió entre nosotros. 

Así, quien surgió del Jordán glorioso y aclamado por su Padre para, de forma inmediata, adentrarse en el desierto de las tentaciones del Maligno y surgir liberado de tan nigérrimo yugo dio más que motivos para que, a lo largo de los siglos muchas páginas se hallan escrito sobre aquellos acontecimientos claves para la historia de la humanidad. 

Cristo, aclamado como quien tenía que venir en su entrada gloriosa en Jerusalén en el inicio de su Pasión es el mismo que, años antes, acudiera con sus primeros discípulos a la boda de Caná. Allí su madre, María esposa de José, le conminó a que dejase su anonimato y acudiera en rescate de aquellos sus primeros beneficiados con el hacer de su corazón; allí también se sometió a su autoridad al convertir aquellas tinajas en el vino que, para entonces, ya escaseaba en la celebración nupcial. 

Los primeros pasos de Jesús tuvieron mucho de enseñanza para aquellos discípulos que todo dejaron para seguirle. Si el discípulo amado siguió, a la voz del Bautista, al cordero de Dios, el resto de sus compañeros de viaje espiritual no dudaron en no mirar hacia atrás y dejaron, cada cual según su oficio u ocupación, la tarea que hasta entonces les había hecho ganar la vida para hacer lo propio con la eterna haciéndose pescadores de hombres. 

Hemos procedido como Dios nos ha dado a entender, en el buen sentido de la palabra, en el quehacer misterioso pero real de Jesús, Dios entre nosotros que es lo que, de una forma o de otra, ha marcado la historia sucesiva del hombre y ha cumplido lo que de Él recogía lo que denominamos Antiguo Testamento y que no es más, ni menos, que la manifestación, por escrito, de la inspiración del Espíritu Santo en manos de sus autores y que, por eso mismo de ser anticipación de la venida de Cristo, es Verdad con Él. 

No es menos cierto, por otra parte, que los primeros pasos de Cristo en compañía de sus discípulos, no están exentos de aprendizaje por parte de los mismos. Por eso, en tanto en cuanto no eran capaces de asimilar la doctrina de perfección de la Ley de Dios que había venido a transmitir el Maestro, no cejaron en tratar de llevarse a sus corazones la impresión de que los momentos que estaban viviendo eran algo más que el hecho de acompañar a una persona especial porque, al menos eso sí pudieron comprender, no les quiso engañar al decirles que tenía palabras de vida eterna y que, si prestaban atención, a lo mejor eran capaces de fijar en su alma algunas de ellas. 

A partir de ahora, pues les dejamos con un acercamiento, seguramente personal pero no por eso ajeno a mi prójimo, de lo que Jesús supuso, ya entonces, para los que todo dejaron de lado para seguirlo y se hace la recomendación de sentirse como inmerso en las diversas situaciones a las que se va a hacer referencia para aprehender, de primera mano, lo que pudieron sentir aquellos que escuchaban a Jesús y hacer, de su enseñanza, una perfecta forma de vida. 

Al fin y al cabo, el camino que recorrió el Hijo de Dios es el mismo que nosotros debemos anhelar recorrer. Es más, el destino del mismo, la vida eterna, es exactamente el mismo.

  

1. En el principio - Nació la Luz

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Muchas veces nos planteamos, ante esta fecha tan simbólica un ánimo nuevo, con ganas de comienzo, con ganas de renovar aquello que creemos debemos eliminar de nuestro comportamiento y con ganas, al fin, de crecer en cuanto personas, conocedores de que nuestro amor crece con eso. En este día, primero del primer mes del año, puede ser, para nosotros, o trazar, así, un camino que seguir. Y María, Madre, nos acompañará, como entonces, para darnos cobijo como lo dio a su niño Dios.

Pero una vez hubo un principio que fue, para nosotros, nuestro principio.

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11.11.16

Serie “Caminando con Jesucristo” - Presentación

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Muchas son las veces que se han hecho comentarios o meditaciones a los Evangelios; muchos los autores, entre ellos santos y otros estudiosos que han dedicado su atención al contenido de determinados momentos de la vida pública de Jesucristo, Dios que, encarnado, vivió entre nosotros. 

Así, quien surgió del Jordán glorioso y aclamado por su Padre para, de forma inmediata, adentrarse en el desierto de las tentaciones del Maligno y surgir liberado de tan nigérrimo yugo dio más que motivos para que, a lo largo de los siglos muchas páginas se hallan escrito sobre aquellos acontecimientos claves para la historia de la humanidad. 

Cristo, aclamado como quien tenía que venir en su entrada gloriosa en Jerusalén en el inicio de su Pasión es el mismo que, años antes, acudiera con sus primeros discípulos a la boda de Caná. Allí su madre María, esposa de José, le conminó a que dejase su anonimato y acudiera en rescate de aquellos sus primeros beneficiados con el hacer de su corazón; allí también se sometió a su autoridad al convertir aquellas tinajas en el vino que, para entonces, ya escaseaba en la celebración nupcial. 

Los primeros pasos de Jesús tuvieron mucho de enseñanza para aquellos discípulos que todo dejaron para seguirle. Si el discípulo amado siguió, a la voz del Bautista, al cordero de Dios, el resto de sus compañeros de viaje espiritual no dudaron en no mirar hacia atrás y dejaron, cada cual según su oficio u ocupación, la tarea que hasta entonces les había hecho ganar la vida para hacer lo propio con la eterna haciéndose pescadores de hombres. 

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Hemos procedido como Dios nos ha dado a entender, en el buen sentido de la palabra, en el quehacer misterioso pero real de Jesús, Dios entre nosotros que es lo que, de una forma o de otra, ha marcado la historia sucesiva del hombre y ha cumplido lo que de Él recogía lo que denominamos Antiguo Testamento y que no es más, ni menos, que la manifestación, por escrito, de la inspiración del Espíritu Santo en manos de sus autores y que, por eso mismo de ser anticipación de la venida de Cristo, es Verdad con Él. 

No es menos cierto, por otra parte, que los primeros pasos de Cristo en compañía de sus discípulos, no están exentos de aprendizaje por parte de los mismos. Por eso, en tanto en cuanto no eran capaces de asimilar la doctrina de perfección de la Ley de Dios que había venido a transmitir el Maestro, no cejaron en tratar de llevarse a sus corazones la impresión de que los momentos que estaban viviendo eran algo más que el hecho de acompañar a una persona especial porque, al menos eso sí pudieron comprender, no les quiso engañar al decirles que tenía palabras de vida eterna y que, si prestaban atención, a lo mejor eran capaces de fijar en su alma algunas de ellas. 

A partir de ahora, pues, les dejamos con un acercamiento, seguramente personal pero no por eso ajeno a mi prójimo, de lo que Jesús supuso, ya entonces, para los que todo dejaron de lado para seguirlo y se hace la recomendación de sentirse como inmerso en las diversas situaciones a las que se va a hacer referencia para aprehender, de primera mano, lo que pudieron sentir aquellos que escuchaban a Jesús y hacer, de su enseñanza, una perfecta forma de vida. 

Al fin y al cabo, el camino que recorrió el Hijo de Dios es el mismo que nosotros debemos anhelar recorrer. Es más, el destino del mismo, la vida eterna, es exactamente el mismo.

  

Eleuterio Fernández Guzmán

 Nazareno

Fundación Beato Manuel Lozano Garrido

La Fundación "Lolo” va a dar a la luz un libro inédito del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Para ello ha establecido un plazo de reserva del libro que es el 10 de diciembre de este año del Señor de 2016. Les pongo el Volante de encargo de “Las siete vidas del hombre de la calle” del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. 

Mas información, aquí.

Pinchando en la imagen serán dirigidos al pdf descargable para encargar el libro.

 

No pierdan la oportunidad de hacerse con una joya de espiritualidad.

 

Digamos, al respecto de este libro, algo muy importante: en la nota que nos ha enviado el P. Rafael Higueras Álamo, a la sazón Postulador de la Causa de Canonización (ya lo fue de la beatificación) nos dice esto:

 

“Fecha tope de recepción de peticiones: 10 diciembre 2016.

Lógicamente si se imprimen más ejemplares saldrá más barato; por ejemplo, si se imprimieran mil ejemplares, +1’80 de imprenta (quizá algo menos)

+portes de envío (si no se recoge en la sede de la Fundación)

+2 de donativo a la Fundación.

Sería muy bonito disponer de la publicación para los Reyes; o sea que antes del 10 de diciembre ha de recibirse la petición de ejemplares que se deseen.

Si la impresión fuera de 500 ejemplares la impresión podría salir hacia unos DOS € cada uno (más portes, más 2 € donativo).”

 

Mes de noviembre a los Santos  a las Benditas Almas del Purgatorio-Purificatorio

Oraciones de comienzo para cada día

  

Oración a San José Para obtener una buena muerte 

 

A ti acudo, San José, Patrono de los moribundos, y a ti en cuyo dichoso transito estuvieron solícitos Jesús y María, por estas dos carísimas prendas te encomiendo con empeño mi alma cuando luche en la extrema agonía: para que por tu protección sea libre de las asechanzas del diablo y de la muerte perpetua, y merezca ir a los gozos eternos.

Amén.

 

Oración a los santos

  

Oh vosotros, fieles y santos de Dios que, con vuestra actitud y forma de vida y existencia mostrasteis al mundo que es posible ser fiel a la santa Voluntad del Padre que reina en el Cielo; interceded por aquellos que formamos parte de la Iglesia Militante y que vemos en vosotros un ejemplo de hijos fieles que aman a su Padre. Amén.

 

Oración por las benditas almas del Purgatorio

 

Oh Dios Padre, Todopoderoso y Misericordioso Creador: Tú que procuras para tu descendencia el mejor destino y nos reconoces pecadores, que no siempre estamos limpios de corazón y que nuestra alma necesita mudar en blanca para presentarse ante Ti y poder entrar en tu definitivo Reino; acepta este ofrecimiento de todas mis obras, mis sufrimientos, mis penas y todo aquello que en bien de las Benditas Almas del Purgatorio tengas a bien aceptar. Procúrales un tiempo corto en el Purgatorio y, cumpliéndose siempre tu voluntad, aplica este ofrecimiento por aquellas almas de las que nadie se acuerda y nadie pide por ellas o bien por las que Tú creas conveniente. Amén”.

2. DECENA A LOS SANTOS

  

Día 11

  

1. Oración inicial

Alma de Cristo, santifícame.  Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame.  Agua del costado de Cristo, lávame.  Pasión de Cristo, confórtame.  ¡Oh, buen Jesús!, óyeme.  Dentro de tus llagas, escóndeme.  No permitas que me aparte de Ti.  Del maligno enemigo, defiéndeme.  En la hora de mi muerte, llámame. Y mándame ir a Ti.  Para que con tus santos te alabe. Por los siglos de los siglos. Amén (San Ignacio de Loyola).

 2. Cita

“Pidamos al Señor la gracia de ser personas sencillas y humildes, la gracia de saber llorar, la gracia de ser humildes, la gracia de trabajar por la justicia y la paz, y sobre todo la gracia de dejarnos perdonar por Dios para convertirnos en instrumentos de su misericordia.

Así han hecho los Santos, que nos han precedido en la patria celestial. Ellos nos acompañan en nuestra peregrinación terrena, nos animan a ir adelante” (Papa Francisco, Homilía Todos los Santos, 1 de noviembre de 2015)

 3. Reflexión

Como bien sabemos, el Hijo de Dios es el Todopoderoso hecho hombre. Por eso reconocemos que podemos dirigirnos a Él a pedir lo que, para el hombre, es imposible. Que nos santifique y que nos salve sólo puede hacerlo Dios; que nos defienda ante las asechanzas del Maligno sólo es posible de parte del Quien tiene todo el poder. Y ahí estamos… cayendo y pidiendo para poder ser santos e irreprochables.

4. Nos proponemos hoy   

-Pedir a Dios para que santifique nuestra alma y nos conduzca a su Reino.

-No alejarnos de Aquel que se entregó por nosotros y dio su Sangre por nuestro bien.

5 Oración final

Oh Dios, te proclamamos el único admirable y el solo Santo entre Todos los Santos. Concédenos por esa multitud de intercesores caminar alegres y guiados por la fe, hacia la Jerusalén del Cielo, donde ellos con su ejemplo alimentan nuestra esperanza e interceden por nosotros. Amén.

6. Jaculatoria para hoy

¡Santos que en el Cielo estáis, interceded por nosotros!

 

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Por la libertad de Asia Bibi. 

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Por el respeto a la libertad religiosa.

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Enlace a Libros y otros textos.

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Cristo caminó por el mundo con ansia de decirnos que debíamos seguirlo.

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

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