1.11.15

La Palabra del Domingo - 1 de noviembre de 2015

 Biblia

Mt 5, 1-12a.  

“1 Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. 2 Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: 3 «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. 4 Bienaventurados = los mansos =, porque = ellos poseerán en herencia la tierra.= 5 Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. 6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados.7 Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.      8 Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.      9  Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. 10 Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. 11 Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. 12  Alegraos  regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos.”

 

COMENTARIO

Bienaventurados seamos

Cristo enseñaba. Había venido al mundo, enviado por Dios, para hacer algo tan sencillo y difícil como es enseñar. ¿Y qué debía enseñar?

Podemos decir lo más sencillo de todo: cómo salvarse. Jesús enseñaba cómo llegar al Cielo. Y, para eso no bastaba con querer llegar sino que se debía ser de alguna manera. En algo concreto, pues, resume el Hijo de  Dios su amor por el hombre: enseña cómo salvarse.

Todos aquellos que le escuchaban conocían, con toda seguridad, la Ley de Dios que el Creador había entregado, hacía ya muchos siglos, al profeta Moisés. En aquel monte donde subió a hablar con el Todopoderoso había recibido lo que era puesto por el Señor para que el hombre, su criatura más perfecta, pudiera caminar por el mundo de una manera adecuada y acorde con la voluntad de Quien todo lo creó.

Leer más... »

31.10.15

¿Es difícil entender lo que es Halloween?

 

 

 Halloween

 

Es posible que más de uno pueda pensar que la pregunta del título de hoy sobra. Efectivamente sobra porque, en realidad, todo católico ha de estar contra la dizque fiesta de Halloween pero no por llevar la contraria sino por lo que supone el sentido que se le da y la razón por la que se hace.

Sin embargo resulta, por eso mismo, acertado preguntar si, en efecto, hay que estar contra Halloween para decir las causas de tal posicionamiento aún a sabiendas que, con casi toda seguridad, a lo largo de esta semana en la que estamos muchos centros, públicos, privados o concertados habrán llevado a cabo algún tipo de celebración entorno a tan extraña forma de traer a la muerte a nuestra vida.

La fe se puede manifestar de muchas formas. Una de ellas es, sin duda alguna, la de aceptar (o no) determinados comportamientos que, en apariencia, tienen relación con la cristiandad.

Leer más... »

30.10.15

En memoria de todos nuestros difuntos y santos

“Un secreto. —Un secreto, a voces: estas crisis mundiales son crisis de santos. —Dios quiere un puñado de hombres ‘suyos’ en cada actividad humana. —Después… ‘pax Christi in regno Christi’ —la paz de Cristo en el reino de Cristo.’”

 San Josemaría (Camino 301)

  

En apenas dos días todo el pasado de la Iglesia católica y todo el pasado nuestro, de los fieles que constituimos la misma nos va a hacer repensar qué somos y hacia dónde queremos ir. En realidad, la memoria de todos los Santos y de todos los Difuntos es mucho más que una fecha que conmemoramos como si se tratase de algo que pasa y ya está. No, eso no puede ser así.

Los santos y aquellos hermanos nuestros que aun no hay llegado al Cielo y se encuentran en el Purgatorio-Purificatorio merecen nuestro perpetuo recuerdo. Queremos decir que siempre los debemos tener en el corazón. Es más, siempre los tenemos porque nos dirigimos a ellos, los primeros, para pedir su intercesión y a los segundos para pedir a Dios que los llame pronto hacia sí. Por eso es tan importante tener en cuenta, ahora mismo, por lo menos ahora mismo, a los que nos precedieron y no fueron a parar al Infierno.

Sabemos, pues, que los santos son así considerados por la Iglesia católica y sabemos, también, que gozan de la Visión Beatífica y de la Bienaventuranza. Queremos, deberíamos querer, ser santos. Es, además, lo único que nos conviene ser.

Leer más... »

29.10.15

El rincón del hermano Rafael – Entregarse del todo al Señor

“Rafael Arnáiz Barón nació el 9 de abril de 1911 en Burgos (España), donde también fue bautizado y recibió la confirmación. Allí mismo inició los estudios en el colegio de los PP. Jesuitas, recibiendo por primera vez la Eucaristía en 1919.”

Esta parte de una biografía que sobre nuestro santo la podemos encontrar en multitud de sitios de la red de redes o en los libros que sobre él se han escrito.   

Nosotros vamos a dedicar nuestra atención a un libro en particular. Recoge los diarios de San Rafael Arnaiz entre el 16 de diciembre de 1937 y el 17 de abril de 1938y está editado por la Asociación Bendita María.

Vayamos, de todas formas, ahora mismo, a escribir sobre el protagonista de esta nueva serie.

Cuando Dios tiene a bien escoger a uno de sus hijos para que siga una vida de fe acentuada hace que se note desde la corta edad. Y eso era que le pasaba a Rafael: daba muestras de que las cosas de Dios le interesaban más que al resto de sus compañeros de la infancia.

Sin embargo, desde temprana edad enfermó y empezó a llevar su particular cruz.

Aunque Rafael, dotado de una precoz inteligencia, parecía tener una vida en el mundo, en el siglo, de especial importancia (se matriculó en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid) no podía evitar, ni quería, su voluntad de profundizar en su vida espiritual.

Tal es así que ingresó en el monasterio cisterciense de San Isidro de Dueñas el 15 de enero de 1934.

La enfermedad que arriba hemos citado, la diabetes sacarina, le obligó a abandonar el monasterio en tres ocasiones pero volvió en otras tres ocasiones porque bien sabía que no otro era el camino espiritual que debía seguir.

Cuando recién había estrenado los 27 años Dios lo llamó cabe sí un 26 de abril de 1938 siendo sepultado en el monasterio donde había ingresado para seguir una vida espiritual acorde con su voluntad de hijo del Creador.

El caso es que la fama de santidad de un católico tan joven y tan entregado a su fe no tardó en salir de los muros del monasterio. Y es que aquello que había escrito estaba dotado de una especial atracción. Tal es así que el 20 de agosto de 1989, san Juan Pablo II lo propuso como modelo para los jóvenes que iban a acudir a la Jornada Mundial de la Juventud a celebrar en Santiago de Compostela. Y unos pocos años después, en 1992 fue beatificado (el 27 de septiembre).

Pero, seguramente, no bastaba con el reconocimiento que se hacía entonces. El Beato Rafael iba a subir un escalón más en el Cielo y el 11 de octubre de 2009 el ahora emérito Benedicto XVI canonizaba a quien había sabido comunicar al mundo que sólo Dios era suficiente para llevar una existencia propia de un buen y fiel hijo.

Que Dios nos ayude a acercarnos lo mejor posible al pensamiento espiritual de San Rafael Arnáiz, el hermano Rafael. Y, de paso, le pedimos que  interceda por nosotros. 

 

Entregarse del todo al Señor

                      

VIII-Dios-y-mi-alma

1 de enero de 1938 – sábado

“Empieza el año 1938. ¿Qué me prepara Dios en él? No lo sé… ¿Quizás no me importe?… Menos ofenderle me da lo mismo todo… Soy de Dios, que haga conmigo lo que quiera. Yo hoy le ofrezco un nuevo año, en el que no quiero que reine más que una vida de sacrificio, de abnegación, de desprendimiento, y guiada solamente por el amor a Jesús…, por un amor muy grande y muy puro.

Quisiera mi Señor, amarte como nadie. Quisiera pasar esta vida, tocando el suelo solamente con los pies. Sin detenerme a mirar tanta miseria, sin detenerme en ninguna criatura. Con el corazón abrasado en amor divino y mantenido de esperanza.

Quisiera Señor, mirar solamente al cielo, donde Tú me esperas, donde está María, donde están los santos y los ángeles, bendiciéndote por una eternidad, y pasaron por el mundo solamente amando tu ley y observando tus divinos preceptos.”

  

Lo último que escribe el hermano Rafael en su diario para este primer día del año del Señor de 1938, es esto que sigue:

“He de amar la soledad, pues Dios en ella me pone.

He de obedecer a ciegas, pues Dios es el que me ordena.

He de mortificar continuamente mis sentidos.

He de tener paciencia en la vida de comunidad.

He de ejercitarme en la humildad.

He de hacer todo por Dios y por María.”

Todo, al parecer, sabe nuestro santo que tiene que ver con Quien ama sobre todas las cosas. Por eso no quiere ofender al Creador de ninguna de las maneras. Aquello que le espera, y que le tiene preparado el Todopoderoso, será lo que acepte sin temor alguno.

Leer más... »

28.10.15

¡Va por ustedes!: libros: Una fe práctica (3)

UNA FE PRÁCTICA - Lo que pasa cuando te confiesas

 

Título: UNA FE PRÁCTICA – Lo que pasa cuando te confiesas

Autor: Eleuterio Fernández Guzmán

Editorial: Lulu

Páginas: 104

Precio aprox.: 5 € papel – 1 € Libro electrónico 

ISBN Papel: 5 80112 888740

ISBN eBook: 978-1-326-45407-4

Año edición: 2015

UNA FE PRÁCTICA - ¿Sirve para algo orar?

 

Título: UNA FE PRÁCTICA- ¿Sirve para algo orar?

Autor: Eleuterio Fernández Guzmán

Editorial: Lulu

Páginas: 152

Precio aprox.: 5.50 € papel – 1 € Libro electrónico 

ISBN Papel: 5 800112 889181

ISBN eBook: 978-1-326-45411-1

Año edición: 2015

 

UNA FE PRÁCTICA - ¿Por qué ir a Misa?

Título: UNA FE PRÁCTICA - ¿Por qué ir a Misa?

Autor: Eleuterio Fernández Guzmán

Editorial: Lulu

Páginas: 160

Precio aprox.: 5.50 € papel – 1 € Libro electrónico 

ISBN Papel: 5 800112 889976

ISBN eBook: 978-1-326-45419-7

Año edición: 2015

Los puedes adquirir en Lulu

Una fe práctica - Confesión, oración, acción de gracias.

Los católicos no debemos vivir en el reino de lo teórico. Es decir, tenemos muchas oraciones, muchas prácticas piadosas, etc. Decimos que tenemos pero, a la hora de la verdad deberíamos preguntarnos si las ponemos en práctica. 

Pues bien, hay una serie de realidades espirituales que debemos tener muy en cuenta. Tienen relación directa con nuestra fe porque son nuestra fe. Así, por ejemplo, hacer frecuente uso del Sacramento de la Reconciliación (de la confesión) o situarnos frente a Dios para orar al Padre. Y, como aquí no podía faltar, tenemos un Sacramento que es algo más que necesario: la Santa Misa, llamada también acción de gracias, Eucaristía.

Leer más... »

27.10.15

Un amigo de Lolo – La inutilidad bien entendida

Presentación

Lolo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

 Libro de oración

 

En el libro “Rezar con el Beato Manuel Lozano, Lolo” (Publicado por Editorial Cobel, www.cobelediciones.com ) se hace referencia a una serie de textos del Beato de Linares (Jaén-España) en el que refleja la fe de nuestro amigo. Vamos a traer una selección de los mismos.

 

La inutilidad bien entendida

 

“La inutilidad, factor preponderante de la Redención. Luego, en vida, Cristo haría leva de los desheredados, los pobres, los angustiados y los doloridos. Por de pronto se arrogó en sí mismo la inutilidad, como un asentimiento de la inversión de valores que es necesario vivir para ganarse el reino de los Cielos.“ (Cartas con la señal de la cruz, p. 68)

Sin duda alguna, ese texto de Manuel Lozano Garrido es muy importante para comprender el sentido que tenía del sufrimiento físico este Beato español. Y podemos decir que tiene poco que ver con la falta de asistencia de Dios en el mismo.

Casi podemos decir que la primera frase de este escrito vale como banderín de enganche para que todo aquel que, por alguna razón, sufre, sea capaz de no tener en cuenta tal sufrimiento sino lo que puede suponer para su perdona.

¿Queremos decir que es importante, por necesario, sufrir para poder salvarse? Pues no y sí. En el sentido preciso de las cosas el sufrimiento no se requiere para alcanzar el Cielo (es decir no es factor determinante) pero si el caso es que la hay no debemos dejar que nos domine el corazón sino, al contrario, saber sobreponernos con lo único que, ciertamente, es útil en este caso: la fe y la oración.

Leer más... »

25.10.15

La Palabra del Domingo -25 de octubre de 2015

Biblia

 

Mc 10, 46-52

 “46 Llegan a Jericó. Y cuando salía de Jericó, acompañado de sus discípulos y de una gran muchedumbre, el hijo de Timeo (Bartimeo), un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino.47   Al enterarse de que era Jesús de Nazaret, se puso a gritar: ‘¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!’ 48 Muchos le increpaban para que se callara. Pero él gritaba mucho más: ‘¡Hijo de David, ten compasión de mí!’ 49 Jesús se detuvo y dijo: ‘Llamadle.’ Llaman al ciego, diciéndole: ‘¡Animo, levántate! Te llama.’ 50 Y él, arrojando su manto, dio un brinco y vino donde Jesús. 51 Jesús, dirigiéndose a él, le dijo: ‘¿Qué quieres que te haga?’ El ciego le dijo: ‘Rabbuní, ¡que vea!’ 52  Jesús le dijo: ‘Vete, tu fe te ha salvado.’ Y al instante, recobró la vista y le seguía por el camino.”

 

MEDITACIÓN

Ut videam! (¡Que vea!)

1.- Bartimeo es un hombre pobre. Ejemplo de la exclusión que suponía, para la sociedad de la época, no ser válido (y no sólo físicamente, pues recordemos la consideración que se tenía del niño y de la mujer) es que había devenido mendigo: un mendigo ciego. Yo no sé si era mendigo por ser ciego  o lo era por otra causa, pero, teniendo en cuenta los muchos casos en que en la Escritura se dan casos similares, fácil es pensar que, en esto, sus contemporáneos tampoco habían seguido la Ley de Dios, la de la misericordia. Porque, además, estaba sentado fuera de la ciudad (‘salía de Jericó”, dice el texto), como si estuviera excluido, por si no fuera poco su situación.

2.-Jesús, da la impresión, que por Jericó sólo pasa de largo, sin quedarse para nada. Marcos dice que llegaron y ya salían. Sin embargo no perdía, puedo decir, “ripio” de lo que pasaba a su alrededor. Es fácil imaginar que el gentío que lo acompañaba sería bastante tumultuoso y ruidoso. Pero Bartimeo, como aquella semilla que está, porque crece, en el borde del camino, espera que el agua viva caiga sobre él o, al menos, le escuche. Espera, por decirlo pronto, alguna esperanza que le saque de su postrada situación. Por eso se ve en la obligación de alzar la voz, de levantar, por encima de aquella gente, su grito de desesperación que busca lo contrario de lo que lo ampara, ahora. Tiene ansias de conocer a quien pasa. Es posible que sepa de quien se trata (pensemos en alguien que le hubiera dicho, a aquel ciego, que venía Jesús por el camino) y, está seguro, sólo Él pueda ayudarle.

Leer más... »

24.10.15

Serie “Al hilo de la Biblia- Y Jesús dijo…” – ¿Somos campo de Dios? ¿Somos semilla fructífera?

Sagrada Biblia

Dice S. Pablo, en su Epístola a los Romanos, concretamente, en los versículos 14 y 15 del capítulo 2 que, en efecto, cuando los gentiles, que no tienen ley, cumplen naturalmente las prescripciones de la ley, sin tener ley, para sí mismos son ley; como quienes muestran tener la realidad de esa ley escrita en su corazón, atestiguándolo su conciencia, y los juicios contrapuestos de condenación o alabanza. Esto, que en un principio, puede dar la impresión de ser, o tener, un sentido de lógica extensión del mensaje primero del Creador y, por eso, por el hecho mismo de que Pablo lo utilice no debería dársele la mayor importancia, teniendo en cuenta su propio apostolado. Esto, claro, en una primera impresión.

Sin embargo, esta afirmación del convertido, y convencido, Saulo, encierra una verdad que va más allá de esta mención de la Ley natural que, como tal, está en el cada ser de cada persona y que, en este tiempo de verano (o de invierno o de cuando sea) no podemos olvidar.

Lo que nos dice el apóstol es que, al menos, a los que nos consideramos herederos de ese reino de amor, nos ha de “picar” (por así decirlo) esa sana curiosidad de saber dónde podemos encontrar el culmen de la sabiduría de Dios, dónde podemos encontrar el camino, ya trazado, que nos lleve a pacer en las dulces praderas del Reino del Padre.

Aquí, ahora, como en tantas otras ocasiones, hemos de acudir a lo que nos dicen aquellos que conocieron a Jesús o aquellos que recogieron, con el paso de los años, la doctrina del Jristós o enviado, por Dios a comunicarnos, a traernos, la Buena Noticia y, claro, a todo aquello que se recoge en los textos sagrados escritos antes de su advenimiento y que en las vacaciones veraniegas se ofrece con toda su fuerza y desea ser recibido en nuestros corazones sin el agobio propio de los periodos de trabajo, digamos, obligado aunque necesario. Y también, claro está, a lo que aquellos que lo precedieron fueron sembrando la Santa Escritura de huellas de lo que tenía que venir, del Mesías allí anunciado.

Por otra parte, Pedro, aquel que sería el primer Papa de la Iglesia fundada por Cristo, sabía que los discípulos del Mesías debían estar

“siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra esperanza” (1 Pe 3, 15)

Y la tal razón la encontramos intacta en cada uno de los textos que nos ofrecen estos más de 70 libros que recogen, en la Antigua y Nueva Alianza, un quicio sobre el que apoyar el edificio de nuestra vida, una piedra angular que no pueda desechar el mundo porque es la que le da forma, la que encierra respuestas a sus dudas, la que brota para hacer sucumbir nuestra falta de esperanza, esa virtud sin la cual nuestra existencia no deja de ser sino un paso vacío por un valle yerto.

La Santa Biblia es, pues, el instrumento espiritual del que podemos valernos para afrontar aquello que nos pasa. No es, sin embargo, un recetario donde se nos indican las proporciones de estas o aquellas virtudes. Sin embargo, a tenor de lo que diceFrancisco Varo en su libro “¿Sabes leer la Biblia “ (Planeta Testimonio, 2006, p. 153)

“Un Padre de la Iglesia, san Gregorio Magno, explicaba en el siglo VI al médico Teodoro qué es verdaderamente la Biblia: un carta de Dios dirigida a su criatura”. Ciertamente, es un modo de hablar. Pero se trata de una manera de decir que expresa de modo gráfico y preciso, dentro de su sencillez, qué es la Sagrada Escritura para un cristiano: una carta de Dios”.

Pues bien, en tal “carta” podemos encontrar muchas cosas que nos pueden venir muy bien para conocer mejor, al fin y al cabo, nuestra propia historia como pueblo elegido por Dios para transmitir su Palabra y llevarla allí donde no es conocida o donde, si bien se conocida, no es apreciada en cuánto vale.

Por tanto, vamos a traer de traer, a esta serie de título “Al hilo de la Biblia”, aquello que está unido entre sí por haber sido inspirado por Dios mismo a través del Espíritu Santo y, por eso mismo, a nosotros mismos, por ser sus destinatarios últimos.

Por otra parte, es bien cierto que Jesucristo, a lo largo de la llamada “vida pública” se dirigió en múltiples ocasiones a los que querían escucharle e, incluso, a los que preferían tenerlo lejos porque no gustaban con lo que le oían decir.

Sin embargo, en muchas ocasiones Jesús decía lo que era muy importante que se supiera y lo que, sobre todo, sus discípulos tenían que comprender y, también, aprender para luego transmitirlo a los demás.

Vamos, pues, a traer a esta serie sobre la Santa Biblia parte de aquellos momentos en los que, precisamente, Jesús dijo.

¿Somos campo de Dios? ¿Somos semilla fructífera?

 

Y Jesús dijo… (Mc 4, 2-9)

“Les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas. Les decía en su instrucción: ‘Escuchad. Una vez salió un sembrador a sembrar. Y sucedió que, al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino; vinieron las aves y se la comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde no tenía mucha tierra, y brotó en seguida por no tener hondura de tierra; pero cuando salió el sol se agostó y, por no tener raíz, se secó. Otra parte cayó entre abrojos; crecieron los abrojos y la ahogaron, y no dio fruto. Otras partes cayeron en tierra buena y, creciendo y desarrollándose, dieron fruto; unas produjeron treinta, otras sesenta, otras ciento.’ Y decía: ‘Quien tenga oídos para oír, que oiga.’” 

Si bien miramos la cosa espiritual que hay en ser hijos de Dios podemos decir que serlo, hijos de Dios, no es nada difícil. Lo somos por el solo hecho de nacer pero abundamos en tal pertenencia filial cuando somos bautizados en el seno de la Iglesia católica que, a salvo de la misericordiosa voluntad de Dios al respecto del resto de seres humanos, es la verdadera.

Pues bien. Eso es sencillo: nacemos, somos bautizados y somos considerados, a los efectos que nos corresponden a cada uno, hijos de Dios.

Pero ahí, como es de imaginar, no queda la cosa. Resultaría demasiado fácil que eso acabara ahí. Dios siempre pide más a quien se dice hijo suyo. Eso hizo con Jesús, que lo era y muy amado por el Creador. Él cumplió a la perfección toda la Ley y Voluntad de su Padre. Pero a nosotros también se nos pide un algo.

Leer más... »

23.10.15

¿Por qué no salen del armario?

¡Pues no!

No nos vamos a referir al término al uso de “salir del armario"que muestra la imagen aquí traída. Allá tales personas con su forma de ser porque bien sabemos que se ha pretendido hacer daño muy a propósito del Sínodo a punto de terminar. No sabemos si habrá tenido éxito pero retratarse bien que se ha retratado el sacerdote (esperemos que ya sea ex o lo sea pronto)

Eso, sin embargo, como decimos, lo dejamos. Aquí nos vamos a referir a otra forma de salir del armario…

En el seno de la Iglesia católica existen muchas opciones o, por decirlo así, muchas “sensibilidades”. Queremos decir que no todo el mundo piensa lo mismo sobre aquello referido a la doctrina, a la moral o a la pura teología. Y eso es bien fácil verlo tan sólo con echar un vistazo a la red de redes.

Pues bien, las cosas están claras cuando lo están. Es decir, que cuando alguien dice que sigue la ortodoxia católica se sabe perfectamente qué quiere decir, a qué se refiere. Querrá decir, por ejemplo:

-Que tiene a bien acordar con eso que decimos.

-Que tiene por buena el Magisterio.

-Que sabe que la Tradición le ayuda mucho en la comprensión de su fe.

-Que no echa en saco roto aquello que se dice desde la jerarquía católica.

-Que estima como bueno que el Santo Padre hable, digamos, de lo divino y de lo humano aunque prefiera que lo haga más sobre lo primero.

-Que acepta ser aconsejados por quien más sabe y no cree que eso sea dejarse manipular.

-Que está dispuesto a echar una mano donde haga falta echarla.

Leer más... »

22.10.15

El rincón del hermano Rafael – Comprendiendo la humildad

 “Rafael Arnáiz Barón nació el 9 de abril de 1911 en Burgos (España), donde también fue bautizado y recibió la confirmación. Allí mismo inició los estudios en el colegio de los PP. Jesuitas, recibiendo por primera vez la Eucaristía en 1919.”

Esta parte de una biografía que sobre nuestro santo la podemos encontrar en multitud de sitios de la red de redes o en los libros que sobre él se han escrito.   

Nosotros vamos a dedicar nuestra atención a un libro en particular. Recoge los diarios de San Rafael Arnaiz entre el 16 de diciembre de 1937 y el 17 de abril de 1938y está editado por la Asociación Bendita María.

Vayamos, de todas formas, ahora mismo, a escribir sobre el protagonista de esta nueva serie.

Cuando Dios tiene a bien escoger a uno de sus hijos para que siga una vida de fe acentuada hace que se note desde la corta edad. Y eso era que le pasaba a Rafael: daba muestras de que las cosas de Dios le interesaban más que al resto de sus compañeros de la infancia.

Sin embargo, desde temprana edad enfermó y empezó a llevar su particular cruz.

Aunque Rafael, dotado de una precoz inteligencia, parecía tener una vida en el mundo, en el siglo, de especial importancia (se matriculó en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid) no podía evitar, ni quería, su voluntad de profundizar en su vida espiritual.

Tal es así que ingresó en el monasterio cisterciense de San Isidro de Dueñas el 15 de enero de 1934.

La enfermedad que arriba hemos citado, la diabetes sacarina, le obligó a abandonar el monasterio en tres ocasiones pero volvió en otras tres ocasiones porque bien sabía que no otro era el camino espiritual que debía seguir.

Cuando recién había estrenado los 27 años Dios lo llamó cabe sí un 26 de abril de 1938 siendo sepultado en el monasterio donde había ingresado para seguir una vida espiritual acorde con su voluntad de hijo del Creador.

El caso es que la fama de santidad de un católico tan joven y tan entregado a su fe no tardó en salir de los muros del monasterio. Y es que aquello que había escrito estaba dotado de una especial atracción. Tal es así que el 20 de agosto de 1989, san Juan Pablo II lo propuso como modelo para los jóvenes que iban a acudir a la Jornada Mundial de la Juventud a celebrar en Santiago de Compostela. Y unos pocos años después, en 1992 fue beatificado (el 27 de septiembre).

Pero, seguramente, no bastaba con el reconocimiento que se hacía entonces. El Beato Rafael iba a subir un escalón más en el Cielo y el 11 de octubre de 2009 el ahora emérito Benedicto XVI canonizaba a quien había sabido comunicar al mundo que sólo Dios era suficiente para llevar una existencia propia de un buen y fiel hijo.

Que Dios nos ayude a acercarnos lo mejor posible al pensamiento espiritual de San Rafael Arnáiz, el hermano Rafael. Y, de paso, le pedimos que  interceda por nosotros. 

 

Comprendiendo la humildad

 VIII-Dios-y-mi-alma

“31 de diciembre de 1937 – viernes

Me voy dando cuenta de que la virtud más práctica para tener paz en la vida de comunidad es la humildad.

La humildad delante de Dios, nos ayuda a la confianza, pues humildad es conocimiento de sí mismo, y ¿quién que se conozca a sí mismo, puede esperar algo de si?… Loco sería si no lo esperase todo de Dios.

La humildad llena de paz nuestro trato con los hombres. Con ella no hay discusión, no hay envidia, no hay ofensa posible… ¿Quién puede ofender a la misma nada?

Le pido encarecidamente a María, me enseñe en lo que Ella fue maestra…, humilde ante Dios y ante los hombres.

‘Hágase’”.

Como hemos visto a lo largo de estas pocas semanas que llevamos contemplando el libro “Dios y mi alma” del hermano Rafael tiene mucho interés nuestro santo en conocerse a sí mismo. Y lo hace porque sabe que es la mejor manera de dirigirse a Dios.

En el texto de hoy, a punto de terminar el año de Nuestro Señor de 1937, podemos darnos cuenta de que él, a su vez, acaba por reconocer algo muy importante para un hijo de Dios: es conveniente ser humilde.

Ciertamente está muy bien que un hermano nuestro como es San Rafael Arnáiz diga lo que dice. Y es que como es ejemplo para muchos de virtudes cristianas demostradas es muy bueno que diga lo que dice.

Leer más... »