29.12.15

Un amigo de Lolo – Campanadas

Presentación

Lolo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

Libro de oración

En el libro “Rezar con el Beato  Manuel Lozano, Lolo” (Publicado por Editorial Cobel, www.cobelediciones.com) se hace referencia a una serie de textos del Beato de Linares (Jaén-España) en el que refleja la fe de nuestro amigo. Vamos a traer una selección de los mismos.

Campanadas

Casi ha terminado un año más de nuestras vidas de hijos de Dios. También nos debe acompañar nuestro Beato Lolo que en su libro “Las golondrinas nunca saben la hora” hace un ejercicio de esperanza en el inmediato futuro. En el momento o, mejor, para el momento, en el que, por tradición y gozo, se celebra la entrada del nuevo año (que va acompañada por el sonar de doce campanadas) escribe, para tal instante (que dura poco en el tiempo pero puede ser muy extenso en la realidad espiritual de lo por venir) un, a modo, de texto esperanzado que muy bien puede ser tomado como una serie de oraciones a razón de una por cada campanada.

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28.12.15

Santos e Inocentes

 

 

“Después que ellos se retiraron, el Angel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: ‘Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al  niño para matarle.’ El se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a Egipto; y estuvo allí hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliera el oráculo del Señor por medio del profeta: ‘De Egipto llamé a mi hijo’. Entonces Herodes, al ver que había sido burlado por los magos, se enfureció terriblemente y envió a matar a todos  los niños de Belén y de toda su comarca, de dos años para abajo, según el tiempo que había sido precisado por los magos.”

Este texto del Evangelio de San Mateo (2, 13-16) muestra, por ejemplo, hasta dónde puede llevar el ansia de poder al ser humano. Pero también muestra, nos enseña, que antes de todos los mártires hubo quienes entregaron su vida por Quien acababa de nacer.

Antes de esto digamos que el Rey Herodes parecía no tener mucha prisa por conocer dónde iba a nacer el Mesías. Lo decimos porque, si bien había dicho a los Magos que quería ir a adorar al Niño que iba a nacer, pasan 2 años (según el texto de este Evangelio) hasta que decide perseguir al recién nacido. Además, ya había emigrado a Egipto la Sagrada Familia por lo que difícilmente iba a encontrar a quien quería matar por miedo, seguramente, a perder su mundano poder.

Aquí, sin embargo, no nos interesan para nada las peripecias de un rey con minúscula sino la existencia de unos seres humanos que murieron de una forma injusta e ilegítima (nadie tiene derecho a quitar la vida a otro ser humano de tal manera) y la dieron por un Rey con mayúscula: el del Universo.

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27.12.15

La Palabra del Domingo - 27 de diciembre de 2015

 

Lc 2, 42-52

 

“42 Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta 43 y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres. 44 Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; 45 pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca.46  Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles; 47 todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas.48         Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: ‘Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.’ 49 El les dijo: ‘Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?’ 50 Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio. 51 Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón.52 Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.”

 

COMENTARIO

Siendo Hijo

Cumpliendo con sus tradiciones, los judíos, y con el comportamiento ordinario de todo miembro del pueblo elegido, Jesús, María y José, acudían, regularmente, a Jerusalén, desde Nazaret, a celebrar la fiesta de la Pascua. El respeto a la Ley era, pues, elocuente. De hecho Jesús, en su vida, nunca se alejó del verdadero sentido que de Dios partió para que su semejanza, la que había creado, se condujera por el camino correcto.

Ante este hecho, el que Jesús se “pierda”, por así decirlo, de su familia, y se quede en Jerusalén, donde le encuentran, bien podemos ver tres formas distintas de encarar la situación que son la de María, la de José y, por último, la del mismo Jesús.

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26.12.15

Serie “Al hilo de la Biblia” – Esteban, mártir

 Sagrada BibliaDice S. Pablo, en su Epístola a los Romanos, concretamente, en los versículos 14 y 15 del capítulo 2 que, en efecto, cuando los gentiles, que no tienen ley, cumplen naturalmente las prescripciones de la ley, sin tener ley, para sí mismos son ley; como quienes muestran tener la realidad de esa ley escrita en su corazón, atestiguándolo su conciencia, y los juicios contrapuestos de condenación o alabanza. Esto, que en un principio, puede dar la impresión de ser, o tener, un sentido de lógica extensión del mensaje primero del Creador y, por eso, por el hecho mismo de que Pablo lo utilice no debería dársele la mayor importancia, teniendo en cuenta su propio apostolado. Esto, claro, en una primera impresión.

Sin embargo, esta afirmación del convertido, y convencido, Saulo, encierra una verdad que va más allá de esta mención de la Ley natural que, como tal, está en el cada ser de cada persona y que, en este tiempo de verano (o de invierno o de cuando sea) no podemos olvidar.

Lo que nos dice el apóstol es que, al menos, a los que nos consideramos herederos de ese reino de amor, nos ha de “picar” (por así decirlo) esa sana curiosidad de saber dónde podemos encontrar el culmen de la sabiduría de Dios, dónde podemos encontrar el camino, ya trazado, que nos lleve a pacer en las dulces praderas del Reino del Padre.

Aquí, ahora, como en tantas otras ocasiones, hemos de acudir a lo que nos dicen aquellos que conocieron a Jesús o aquellos que recogieron, con el paso de los años, la doctrina del Jristós o enviado, por Dios a comunicarnos, a traernos, la Buena Noticia y, claro, a todo aquello que se recoge en los textos sagrados escritos antes de su advenimiento y que en las vacaciones veraniegas se ofrece con toda su fuerza y desea ser recibido en nuestros corazones sin el agobio propio de los periodos de trabajo, digamos, obligado aunque necesario. Y también, claro está, a lo que aquellos que lo precedieron fueron sembrando la Santa Escritura de huellas de lo que tenía que venir, del Mesías allí anunciado.

Por otra parte, Pedro, aquel que sería el primer Papa de la Iglesia fundada por Cristo, sabía que los discípulos del Mesías debían estar

“siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra esperanza” (1 Pe 3, 15)

Y la tal razón la encontramos intacta en cada uno de los textos que nos ofrecen estos más de 70 libros que recogen, en la Antigua y Nueva Alianza, un quicio sobre el que apoyar el edificio de nuestra vida, una piedra angular que no pueda desechar el mundo porque es la que le da forma, la que encierra respuestas a sus dudas, la que brota para hacer sucumbir nuestra falta de esperanza, esa virtud sin la cual nuestra existencia no deja de ser sino un paso vacío por un valle yerto.

La Santa Biblia es, pues, el instrumento espiritual del que podemos valernos para afrontar aquello que nos pasa. No es, sin embargo, un recetario donde se nos indican las proporciones de estas o aquellas virtudes. Sin embargo, a tenor de lo que dice Francisco Varo en su libro “¿Sabes leer la Biblia “ (Planeta Testimonio, 2006, p. 153)

“Un Padre de la Iglesia, san Gregorio Magno, explicaba en el siglo VI al médico Teodoro qué es verdaderamente la Biblia: un carta de Dios dirigida a su criatura”. Ciertamente, es un modo de hablar. Pero se trata de una manera de decir que expresa de modo gráfico y preciso, dentro de su sencillez, qué es la Sagrada Escritura para un cristiano: una carta de Dios”.

Pues bien, en tal “carta” podemos encontrar muchas cosas que nos pueden venir muy bien para conocer mejor, al fin y al cabo, nuestra propia historia como pueblo elegido por Dios para transmitir su Palabra y llevarla allí donde no es conocida o donde, si bien se conocida, no es apreciada en cuánto vale.

Por tanto, vamos a traer de traer, a esta serie de título “Al hilo de la Biblia”, aquello que está unido entre sí por haber sido inspirado por Dios mismo a través del Espíritu Santo y, por eso mismo, a nosotros mismos, por ser sus destinatarios últimos.

Esteban, mártir

Hechos de los Apóstoles 7, 52-60

“¿A qué profeta no persiguieron vuestros padres? Ellos mataron a los que anunciaban de antemano la venida del Justo, de aquel a quien vosotros ahora habéis traicionado y asesinado; vosotros que recibisteis la Ley por mediación de ángeles y no la habéis guardado.» Al oír esto, sus corazones se consumían de rabia y rechinaban sus dientes contra él. Pero él, lleno del Espíritu Santo, miró fijamente al cielo y vio la gloria de Dios y a Jesús que estaba en pie a la diestra de Dios; y dijo: ‘Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre que está en pie a la diestra de Dios.’ Entonces, gritando fuertemente, se taparon sus oídos y se precipitaron todos a una sobre él; le echaron fuera de la ciudad y empezaron a apedrearle. Los testigos pusieron sus vestidos a los pies de un joven  llamado Saulo. Mientras le apedreaban, Esteban hacía esta invocación: ‘Señor Jesús, recibe mi espíritu.’ Después dobló las rodillas y dijo con fuerte voz: ‘Señor, no les tengas en cuenta este pecado.’ Y diciendo esto, se durmió”.      

Hoy nos saltamos la serie acerca de lo que Jesús dijo a quien quisiera escucharlo. Lo hacemos por una buena razón. Es una razón espiritual que tiene mucho que ver con lo que significa tener fe y lo que de ello pueda derivarse.

El caso es que el texto de hoy ni siquiera corresponde a los Evangelios. No es que no tenga nada que ver con ellos, claro está. Lo que queremos decir es que es de un libro que, si bien, pudiera considerarse la continuación del Evangelio de San Lucas no es un Evangelio en cuanto nombre aunque sí en cuanto contenido. Nos referimos a los Hechos de los Apóstoles.

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25.12.15

¡Ha nacido el Cristo, el Hijo, el Mesías del Dios Vivo!

 

Pequeño como un niño porque es un niño,

Grande como un Dios porque es Dios,

Ha venido al mundo nuestro Salvador.

Lo mira María y lo mira José

y los pastores, los más pobres,

lo miran también.

 

En un establo quedaron

pues no había sitio en Belén,

quiso Dios esa pobreza

para todo lo grande y el Bien.

 

La estrella que hiciera caminar a los Reyes

desde lejanas naciones

mira con gozo hacia abajo

y muestra sus ilusiones

que todo hombre que nazca,

desde ahora en adelante,

tenga al Niño por Padre,

y a la Madre por Madre.

 

Envuelto en pañales lo miran

aquellos que se han acercado

mientras Herodes espera, el taimado,

noticias de los señores que

fueron a buscarlo.

 

Pequeño como un niño porque es criatura,

Poderoso como su Padre, a su hechura hecho,

ha nacido la Luz, el Camino, la Verdad más pura.

 

Fue una noche tan buena, llena de gozo y llanto,

María, que dijo sí, afirma ahora su canto

al Padre que, de los Cielos, prometióle el más alto rango

para Aquel que iba a nacer y que todo iba a cambiarlo.

 

Y José ¿Qué piensa el justo y santo?

Seguro que por su alma y por su corazón elevado

da gracias al Padre por haberle dado tanto,

por permitir que no dudara de la virtud de María,

por cambiar aquella idea de en secreto repudiarla

y ver como había nacido el Niño de sus entrañas.

 

¡Oh Dios!, Creador y Poderoso dueño

de tu Creación toda,

gracias te doy, seguro estaba pensando,

por ser yo nada y todo habérmelo dado.

 

¿Y por el alma de María, qué estaría pasando?

Después de aquel parto, verdaderamente santo,

misterio para nosotros que sólo somos humanos,

debió pensar nuestra niña que todo se estaba cumpliendo,

que Dios nunca mentiría sobre Aquel que había llegado

y que debía guardar, para siempre y no olvidarlo

aquellas cosas en su corazón enamorado.

 

Sin duda que debemos mucho

y que muchos no lo olvidamos,

que nuestro Padre del Cielo,

Quien nos ama y tanto,

quiso, para salvarnos, que naciera su Hijo amado

y que cada uno de nosotros, que nos llamamos hermanos,

lo tuviéramos por lo mucho, por lo mejor, por lo santo.

 

¿Acaso nosotros vamos a olvidarlo?

 

 ¡Feliz Navidad!

¡Ha nacido Dios, el de sus criaturas enamorado!

Eleuterio Fernández Guzmán

 Nazareno

 

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Por la libertad de Asia Bibi. 

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Por el respeto a la libertad religiosa.

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Enlace a Libros y otros textos.

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

No olvidemos nunca que Cristo nace para quedarse para siempre, siempre, siempre.

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

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InfoCatólica necesita vuestra ayuda.

Escucha a tu corazón de hijo de Dios y piedra viva de la Santa Madre Iglesia y pincha aquí abajo:

da el siguiente paso. Recuerda que “Dios ama al que da con alegría” (2Cor 9,7), y haz click aquí.

24.12.15

Noche, verdaderamente, Buena

Si hay una noche que, a lo largo del año, es especial, es ésta.

Alguno dirá que es lo mismo de siempre y que, al fin y al cabo, cada año celebramos lo mismo. Y eso, en esencia es cierto: todos los años celebramos que hace el Hijo de Dios, que Dios se hace hombre y, por eso mismo, debemos darle la importancia que tiene que es toda.

Cuando nace Dios, cuando de una joven judía viene al mundo Quien iba a salvar al mundo, pasó mucho. No sólo es Quien iba a salvar al mundo sino que vino al siglo, además de para eso, para que las ovejas descarriadas encontraran el camino. Y es que eso, en esencia, es lo mismo.

Recordamos, pues, y celebramos: lo primero en cuanto nos conviene mucho no olvidar que nace Cristo, el Mesías; lo segundo porque no podemos hacer otra cosa que manifestar gozo por ese momento.

Sabemos perfectamente que este tiempo, en muchas ocasiones, da cauce a manifestaciones sensibleras que no esconden más que lo que son. Sin embargo, cuando el corazón verdaderamente ha cambiado porque recibe en su seno al Niño pequeño que nace sin pecado alguno lo que sale del mismo sólo puede ser bueno y mejor. Y nosotros optamos por eso y en eso estamos.

  

 

Por eso, desde aquí, deseamos la más feliz Nochebuena que cada cual sea capaz de celebrar en su corazón. Un Niño nace, nace El Niño por excelencia. ¿Vamos a no cambiar el corazón?

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 

Nazareno

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Por la libertad de Asia Bibi. 

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Por el respeto a la libertad religiosa.

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Enlace a Libros y otros textos.

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Noche Buena para recordar que es Buena y que, aunque Noche, es el Alba de la historia de la Salvación.

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

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InfoCatólica necesita vuestra ayuda.

Escucha a tu corazón de hijo de Dios y piedra viva de la Santa Madre Iglesia y pincha aquí abajo:

da el siguiente paso. Recuerda que “Dios ama al que da con alegría” (2Cor 9,7), y haz click aquí.

23.12.15

Serie pueblo gitano - Majarí Calí: el pueblo gitano y la Navidad

Majarí Calí

Como es propio de la Madre de Dios, el mundo gitano tiene, también, su advocación. A ella ya hemos hecho referencia en la serie dedicada a Vírgenes y Santos. Y nos referimos a la Majarí Calí que, como no podía ser de otra forma, es quien, propiamente, da nombre a esta categoría.  La Majarí Calí, santa gitana que acompaña al pueblo gitano por el mundo, es la protagonista primera de lo que vamos a tratar de traer aquí.

Pero debemos decir algo acerca de lo que va a formar parte de lo que empieza hoy. Y es lo que sigue:

 

1. La intención de este blog: transmitir todo lo referido al mundo gitano católico.

2. Traer aquellos casos que se encuentran bien en proceso de canonización  o de beatificación.

3. Hacer aportaciones acerca de la pastoral gitana de la Conferencia Episcopal Española.

 4. Lo que Dios buenamente inspire al que esto escribe acerca del pueblo gitano.

Al respecto de esto último, la reunión de Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, LXXIX de las habidas, en fecha de 2 de noviembre de 2002 publicó el documento de título “La Iglesia de España y los gitanos” en los que, entre otras realidades (que iremos trayendo aquí) dice que el pueblo gitano mantiene y defiende una serie de valores muy a tener en cuenta (dadas las circunstancias de la sociedad actual) que son, a saber:

-El respeto a la familia como institución suprema de la sociedad gitana. La identidad personal del gitano viene en gran medida determinada por su familia: siempre será miembro de esta o de aquella familia y cargará gustosamente con sus ventajas e inconvenientes;

-La veneración por los miembros de más edad. Los mayores son acreedores de un respeto especial porque acumulan la memoria y la sabiduría de la vida. En momentos delicados buscarán el consejo de los “tíos” y su parecer será muy tenido en cuenta;

-Una concepción más humana del trabajo. El trabajo no lo es todo ni lo más importante para un gitano. El gitano no vive para trabajar, trabaja para vivir. Lo fundamental es la vida, la familia, la convivencia. El trabajo es sólo un medio al servicio de la vida y la familia;

-La hospitalidad y la solidaridad con los miembros de la etnia. Los gitanos guardan memoria de la necesidad y los malos momentos pasados y desean evitarlos a los que son de los suyos. Entre ellos hay una corriente de solidaridad profunda que no puede olvidar que el gitano desconocido, es un primo, un familiar;

-La virginidad de la mujer antes del matrimonio, que es un valor cristiano en sí, ha venido siendo un signo característico de la comunidad gitana, si bien ha dado lugar a que muchas jóvenes, con frecuencia, contrajeran matrimonio prematuramente.

-El respeto a los muertos. Los muertos siguen vivos de otro modo; merecen más que nunca todo el respeto del mundo. Ofender la memoria de un familiar difunto se considera una ofensa gravísima.

                               

Además, añade, digamos que como valores a tener en cuenta, estos:

-El sentido de libertad.

-El respeto a la palabra dada.

-El amor a la naturaleza,

Etc.

Bien podemos ver que el pueblo gitano aporta más de lo que, por lo común, se cree, a la sociedad católica en la que nos movemos. Hagamos lo posible para que esto no se olvide. 

 

Serie pueblo gitano – Majarí Calí: el pueblo gitano y la Navidad

Como podemos comprender, el pueblo gitano que tiene fe católica tiene, de la Navidad, un sentido especial. No es que crean cosa distinta de los demás sino que, como pueblo con características propias, tienen un sentido propio de una fiesta (porque lo es recordar y celebrar el nacimiento del Hijo de Dios, Salvador nuestro) que no pasa inadvertida.

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22.12.15

Un amigo de Lolo – ¡Qué misteriosas son, a veces, las cosas de Dios!

Presentación

Lolo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

Libro de oración

 

En el libro “Rezar con el Beato Manuel Lozano, Lolo” (Publicado por Editorial Cobel, www.cobelediciones.com ) se hace referencia a una serie de textos del Beato de Linares (Jaén-España) en el que refleja la fe de nuestro amigo. Vamos a traer una selección de los mismos.

 

¡Qué misteriosas son, a veces, las cosas de Dios!

 

“Dicen que las canas salen de sufrir y que, cuando un  hombre tiene la cabeza blanca, es porque un mundo de tribulaciones y lamentos le ha ido amasando durante la ancianidad. Con un profundo desconcierto hago memoria de estas ideas, mientras voy repasando ese cráneo de nieve del amigo y mis cabellos, sorprendentemente vitalizados; su mundo tibio, ancho, oficial y evidentemente feliz y éste otro mío circunscrito, en el que el dolor ha ido enredándose agobiadoramente como una hiedra maligna. Y pienso que, afortunadamente, Tú no eres un ente formulario y rigorista y reparas también, dichosamente, estas agudas peripecias de los hombres con sentencia, pomposamente arrinconados”. (Dios habla todos los días, p. 200)

 

Manuel Lozano Garrido tiene mucha razón cuando nos dice que las canas se dejan ver cuando son bastantes los años de quien las va a lucir. Es decir que no es fácil que un joven las tenga a no ser que  se trate de algún padecimiento físico.

Hay cosas, sin embargo, que a ojos vista son verdaderamente extrañas y que se deben, seguramente, a la mano de Dios. Por eso las llamamos misteriosas.

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20.12.15

La Palabra del Domingo - 20 de diciembre de 2015

Lc 1, 39-45

“39 En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; 40 entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. 41 Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; 42 y exclamando con gran voz, dijo: ‘Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; 43 y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? 44 Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno.

45 ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!’”.

 

COMENTARIO

El gozo de Dios en el corazón del hombre 

Cuando el Ángel Gabriel, en la Anunciación, le comunica a María que su prima Isabel, ya de bastante edad, está embarazada de 6 meses no tiene duda alguna de qué es lo que debe hacer: ayudar. Por eso nos dice el texto del evangelio que “se levantó María y se fue con prontitud”.

Podemos imaginarnos a aquella joven judía, que llevaba al Hijo de Dios en su seno recién cubierto por la sombra del Espíritu Santo, aparejando los arreos para montar, así debería ser, en algún jumento que la llevara por las montañas hasta Ain Karem, donde vivían Isabel y su esposo Zacarías (ya mudo por entonces por su falta de confianza en el Ángel del Señor) y donde iba a nacer quien sería llamado Juan, por misión Bautista.

No sabemos si Isabel esperaba a su prima María. Y es que ni ella ni Zacarías le habían dicho nada de su embarazo. Lo que desconocía la anciana mujer es que el Espíritu Santo había cumplido con su misión a la perfección y le comunicó a ella algo muy importante.

Algo aquí nos muestra lo que pasa entre María e Isabel y entre el niño que ambas llevan en su seno. Quien sería llamado Juan reconoce, de alguna manera lo reconoce, a Quien ha venido a visitarlo. Y salta de gozo en el vientre de Isabel que, raudo, le comunica a María algo que la esposa de Zacarías no sabía hasta tan exacto momento: sabe Quién lleva María dentro de sí.

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19.12.15

Serie “Al hilo de la Biblia- Y Jesús dijo…” – El caso es que nosotros decidimos esto

Sagrada Biblia

Dice S. Pablo, en su Epístola a los Romanos, concretamente, en los versículos 14 y 15 del capítulo 2 que, en efecto, cuando los gentiles, que no tienen ley, cumplen naturalmente las prescripciones de la ley, sin tener ley, para sí mismos son ley; como quienes muestran tener la realidad de esa ley escrita en su corazón, atestiguándolo su conciencia, y los juicios contrapuestos de condenación o alabanza. Esto, que en un principio, puede dar la impresión de ser, o tener, un sentido de lógica extensión del mensaje primero del Creador y, por eso, por el hecho mismo de que Pablo lo utilice no debería dársele la mayor importancia, teniendo en cuenta su propio apostolado. Esto, claro, en una primera impresión.

Sin embargo, esta afirmación del convertido, y convencido, Saulo, encierra una verdad que va más allá de esta mención de la Ley natural que, como tal, está en el cada ser de cada persona y que, en este tiempo de verano (o de invierno o de cuando sea) no podemos olvidar.

Lo que nos dice el apóstol es que, al menos, a los que nos consideramos herederos de ese reino de amor, nos ha de “picar” (por así decirlo) esa sana curiosidad de saber dónde podemos encontrar el culmen de la sabiduría de Dios, dónde podemos encontrar el camino, ya trazado, que nos lleve a pacer en las dulces praderas del Reino del Padre.

Aquí, ahora, como en tantas otras ocasiones, hemos de acudir a lo que nos dicen aquellos que conocieron a Jesús o aquellos que recogieron, con el paso de los años, la doctrina del Jristós o enviado, por Dios a comunicarnos, a traernos, la Buena Noticia y, claro, a todo aquello que se recoge en los textos sagrados escritos antes de su advenimiento y que en las vacaciones veraniegas se ofrece con toda su fuerza y desea ser recibido en nuestros corazones sin el agobio propio de los periodos de trabajo, digamos, obligado aunque necesario. Y también, claro está, a lo que aquellos que lo precedieron fueron sembrando la Santa Escritura de huellas de lo que tenía que venir, del Mesías allí anunciado.

Por otra parte, Pedro, aquel que sería el primer Papa de la Iglesia fundada por Cristo, sabía que los discípulos del Mesías debían estar

“siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra esperanza” (1 Pe 3, 15)

Y la tal razón la encontramos intacta en cada uno de los textos que nos ofrecen estos más de 70 libros que recogen, en la Antigua y Nueva Alianza, un quicio sobre el que apoyar el edificio de nuestra vida, una piedra angular que no pueda desechar el mundo porque es la que le da forma, la que encierra respuestas a sus dudas, la que brota para hacer sucumbir nuestra falta de esperanza, esa virtud sin la cual nuestra existencia no deja de ser sino un paso vacío por un valle yerto.

La Santa Biblia es, pues, el instrumento espiritual del que podemos valernos para afrontar aquello que nos pasa. No es, sin embargo, un recetario donde se nos indican las proporciones de estas o aquellas virtudes. Sin embargo, a tenor de lo que dice Francisco Varo en su libro “¿Sabes leer la Biblia “ (Planeta Testimonio, 2006, p. 153)

“Un Padre de la Iglesia, san Gregorio Magno, explicaba en el siglo VI al médico Teodoro qué es verdaderamente la Biblia: un carta de Dios dirigida a su criatura”. Ciertamente, es un modo de hablar. Pero se trata de una manera de decir que expresa de modo gráfico y preciso, dentro de su sencillez, qué es la Sagrada Escritura para un cristiano: una carta de Dios”.

Pues bien, en tal “carta” podemos encontrar muchas cosas que nos pueden venir muy bien para conocer mejor, al fin y al cabo, nuestra propia historia como pueblo elegido por Dios para transmitir su Palabra y llevarla allí donde no es conocida o donde, si bien se conocida, no es apreciada en cuánto vale.

Por tanto, vamos a traer de traer, a esta serie de título “Al hilo de la Biblia”, aquello que está unido entre sí por haber sido inspirado por Dios mismo a través del Espíritu Santo y, por eso mismo, a nosotros mismos, por ser sus destinatarios últimos.

Por otra parte, es bien cierto que Jesucristo, a lo largo de la llamada “vida pública” se dirigió en múltiples ocasiones a los que querían escucharle e, incluso, a los que preferían tenerlo lejos porque no gustaban con lo que le oían decir.

Sin embargo, en muchas ocasiones Jesús decía lo que era muy importante que se supiera y lo que, sobre todo, sus discípulos tenían que comprender y, también, aprender para luego transmitirlo a los demás.

Vamos, pues, a traer a esta serie sobre la Santa Biblia parte de aquellos momentos en los que, precisamente, Jesús dijo.

 

El caso es que nosotros decidimos esto

Y Jesús dijo… (Mc 10, 31)

“Pero muchos primeros serán últimos y los últimos, primeros.”

Ni siquiera llegan a ser diez palabras. Queremos decir que este texto del evangelio de San Marcos no es muy extenso que digamos. Sin embargo, en tan pocas sílabas se dice más de lo que pueda pensarse. Es decir, mucho se deduce de algo tan escueto como lo dicho por Cristo cuando trataban de que comprendieran que el Reino de Dios es para los que es.

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