25 de marzo: "Jornada por la Vida" para hablar de la Vida

Nada más lógico, para la Iglesia católica, que celebrar la Jornada por la Vida el mismo día en el que se recuerda el que lo fue de la Anunciación del Señor: el 25 de marzo.

Parece que, para muchas personas, no tiene importancia la defensa de aquellas otras personas que, por la especial situación en la que se encuentran (en el seno materno) no pueden oponer ningún tipo de resistencia a las manipulaciones que, sobre ellas, se pueden llevar a cabo.

Son los seres humanos más indefensos y, por eso mismo, los que más atención requieren por parte de aquellos que, de una manera o de otra, pueden proporcionársela.

Sin embargo, ¿Qué pasa cuando las personas que pueden hacer tal cosa no lo llevan a cabo e, incluso, empeoran la situación del nasciturus?

Sencillamente, nos encontramos con una muerte consentida.

A esto lo llamó el Siervo de Dios Juan Pablo II Magno, con gran conocimiento de la fe y del ser humano, “cultura de la muerte”.

Así, sobre ésta, dejó dicho en su Encíclica Evangelium vitae, que “Este horizonte de luces y sombras debe hacernos a todos plenamente conscientes de que estamos ante un enorme y dramático choque entre el bien y el mal, la muerte y la vida, la ‘cultura de la muerte’ y la ‘cultura de la vida’. Estamos no sólo ‘ante’, sino necesariamente ‘en medio’ de este conflicto: todos nos vemos implicados y obligados a participar, con la responsabilidad ineludible de elegir incondicionalmente en favor de la vida” (Ev 28)

Pero, para el católico, queda algo a lo que hacer referencia sin lo cual no se puede entender este dificultoso tema.

La Congregación para la Doctrina de la Fe, en su “Instrucción sobre el respeto de la vida naciente y la Dignidad de la Procreación”, de 22 de febrero de 2007 dijo, por ejemplo, lo siguiente:

La inviolabilidad del derecho a la vida del ser humano inocente ‘desde el momento de la concepción hasta la muerte’ es un signo y una exigencia de la inviolabilidad misma de la persona, a la que el Creador ha concedido el don de la vida” (Introducción 4)

Por tanto, la vida del nasciturus es, sencillamente, inviolable porque aquel es uno de los llamados derechos fundamentales que, por ejemplo, contempla el artículo 15 de la Constitución española cuando dice, entre otros extremos, que “Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral

Pero muchos, desde el poder establecido y desde ciertos sectores eclesiales, no están de acuerdo con la doctrina que, sobre la vida, entiende defendible la Iglesia católica y se olvidan del “todos”.

Por eso el escándalo, claramente farisaico e hipócrita, que se ha organizado a cuentas de la campaña “¡Protege mi vida!” que, sobre la misma, ha elaborado y puesto ante los ojos del sorprendido mundo mediático, político y religioso, la Conferencia Episcopal Española es desproporcionado y, en verdad, pone a cada cual en el lugar que le corresponde: al lado de la Vida o promocionando la muerte del hermano no nacido (pues todos somos, desde el principio, hijos del mismo y único Dios)

Pero, en realidad, lo que hay que hacer es hablar sobre la Vida porque, al fin y al cabo, es lo único que importa: es un don de Dios y es un derecho superior a nuestra propia existencia que no podemos soslayar, obviar o preterir con ningún tipo de subterfugio ideológico.

Y hablar de la Vida es hablar sobre todo de cómo se puede defender; de cómo no podemos mirar para otro lado porque, al parecer, el aborto se ha convertido en un tema sobre el que ya no se discute a fuerza de imposición mediática.

Por eso, ahora que, al parecer, se va a otorgar un imposible derecho a la mujer de poder decidir sobre una vida que, en realidad, no es suya (pues es otra) pero sobre la que va tener la exacta posibilidad de deshacerse como si se tratara de una escoria inservible, podemos recordar aquellas palabras que Jesucristo pronunció en defensa de los que lo maltrataban: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”.

Aunque a mí también me gustaría pensar y creer que no saben lo que hacen.

7 comentarios

  
ugl1820
Excelente post Eleuterio. Un alegato por la vida bien argumentado y que deja bien a las claras por qué la vida, desde su concepción hasta la muerte, es digna de ser defendida.

Insistir simplemente en una idea erronea que recorre muchas mentes feministas y las de algún "calzonazos". El hijo no es una propiedad exclusiva de la mujer que ella tiene si quiere. El hijo es un don de Dios, un regalo que el Padre nos hace, tanto al hombre como a la mujer, para que cuide de él. Por tanto no se puede disponer del nasciturus al antojo de la madre, pues lo que lleva en su seno no es suyo.

+ CREDO IN UNUM DEUM
25/03/09 9:03 AM
  
Eleuterio
ugl1820

Efectivamente, no cabe pensar, por absurdo, que la persona que lleva la mujer en su seno es algo como un ápéndice de la madre. Es un ser humano distinto.

Por eso no se entiende la forma de comportamiento de muchas personas.
25/03/09 10:26 AM
  
Ana
Que llamen dercho y progreso a disponer a la vida de un inocente chirria por todos lados.
¿Cuando han dicho los obispos que no se proteja al lince ibérico?¿Cuando han dicho los obispos que a las que abortan hay que meterlas en la cárcel?Una manipulación de lo más burda.
25/03/09 6:40 PM
  
Eleuterio
Ana

Se trata, todo esto de una manipulación clara del Maligno.

Recomiendo leer, en cuanto se pueda, el libro, "Cartas del Diablo a su sobrino" de C.S. Lewis porque enseña las más diversas formas con las que el Maligno engaña al ser humano.
25/03/09 8:28 PM
  
Eleuterio
Ana (y para quien interese)


Una dirección muy buena para poder leer las Cartas del Diablo a su sobrino es la siguiente:

http://www.conoze.com/doc.php?doc=2442

Es una página web que administra Juanjo Romero que también tiene Blog en Religión en Libertad.
25/03/09 8:30 PM
  
ignacio
SORE EL ABORTO : Delante del problema del aborto, quiero afirmar las siguientes conclusiones, que no son religiosas sino biológicas y, si queremos, podemos llamarlas científicas, mas que todos pueden comprender.
1º) El cigoto [ovócito u óvulo fecundado], la mórula, el embrión y el feto son fases que cualitativamente pertenecen a un mismo y único ser que no es otro que la criatura que nace, después de nueve meses de gestación. O sea, no existe diferencia esencial ni individual entre una y otra fase de un mismo ser, como no existe diferencia esencial entre un recién nacido, un niño, un adolescente y un adulto.
2º) La razón es el ADN o DNA [este en portugués de Brasil e inglés] que indica la individualidad existencial de una persona humana. Y que desde el inicio de una vida se mantiene como memoria biológica hasta el fin de la misma.
3º) Como esa diferenciación individual del ADN es única, es también únicamente humana, y pertenece a esa especie única, que é determinada, no por manos o pies sino por el ADN de todas y cada una de las células de un ser, a excepción de los hematíes que, por eso mismo, pueden ser compartidos por todos los demás seres humanos.
4º) El embrión que se anida en el útero [el feto] es como un huevo de un ovíparo, que solo necesita de alimento para se desarrollar. De facto los científicos ten intentado desenvolver embriones de animales fuera del útero materno y han tenido cierto éxito que no es total por las dificultades de reproducir todas las variantes necesarias para la fertilidad, que da el útero natural. Solo se consigue que, después de seis meses, el feto sea viable fuera del útero materno. Luego si es posible el crecimiento y desarrollo fuera del útero, esto quiere decir que el embrión es independiente de la madre y solo alimentado [oxígeno y nutrientes] por ella, como lo será con la leche fuera del vientre. Todos los médicos afirman que, en este momento, tenemos una nueva vida humana.
5º) Decir que, porque está dentro, es parte de la madre, especialmente en las primeras etapas de la vida, es lo mismo que afirmar que una bacteria es materna por hallarse dentro del estómago o del intestino de una mujer. Y, si me apuran, afirmo que una excrescencia, como un cáncer es parte de la mujer porque tienen sus células el mismo ADN, pero no el embrión, o feto [los eliminados por el aborto], cuyo ADN no es el de la madre.
6º) Eliminar el feto después de 4 o 6 semanas [ver foto] es eliminar una vida que tiene todo para se

desenvolver. La ciencia moder na nos puede mostrar la vida casi desde el principio y vemos como el pequeño ser es completamente humano. Y ese precisamente es el período en que se realiza el aborto con más facilidad de no dañar los órganos internos de la mujer.
6º) Es por esta última razón, pensando únicamente en el daño que puede sufrir la madre por un aborto provocado [en portugués abortamento], que se prohíbe el aborto después de la 16 semana. O sea para el derecho el feto o no existe o no tiene derecho algún. Es descartable como una excrescencia cancerosa.
7º) Destruir una vida humana es un asesinato. El feto es una vida humana. Destruirla, es, pues, un asesinato. La Iglesia está cierta desde el punto de vista científico y humano en condenar el aborto provocado como asesinato.
Querida M Lourdes: No sé si estas consideraciones merecen ser publicadas en el Blog de Luis Fernando. Yo no tengo como acceder a él, pues no sé su E-mail. Se Ud cree que son dignas de figurar en un Blog, esecvialmente hoy que es el día de la concepción de Jesús, puede usarlos libremente. He sido durante más de 10 años director espiritual del Movimiento Casais com Cristo [especie de Movimiento Familiar Cristiano] y por eso me dediqué al estudio de estos problemas cuyas conclusiones son mías. Y que desearía someter al juicio de los científicos correspondientes. Vale en Cristo Ignacio

25/03/09 8:58 PM
  
Eleuterio
ignacio

Muchas gracias por su aportación científica al tema del aborto.

Cada vez entiendo menos el empecinamiento que tienen muchas personas de justificar el asesinato de un ser humano tan indefenso como es el nasciturus.

Gracias, de nuevo, Ignacio.
25/03/09 9:39 PM

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