InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Enero 2020

19.01.20

La Palabra del Domingo - 19 de enero de 2020

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 Jn 1, 29-34

“29 El día siguiente ve a Jesús venir hacia él y dice: ‘He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. 30 Este es por quien yo dije: Detrás de mí viene un hombre, que se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo. 31 Y yo no le conocía, pero he venido a bautizar en agua para que él sea Manifestado a Israel.’

32 Y Juan dio testimonio diciendo: ‘He visto al Espíritu que bajaba como una paloma del cielo y se quedaba sobre él. 33 Y yo no le conocía pero el que me envió a bautizar con agua, me dijo: ‘Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo.’ 34 Y yo le he visto y doy testimonio de que éste es el Elegido de Dios.’”

 

COMENTARIO 

Quien tenía que venir como Cordero de Dios 

 

Quien lea el texto del evangelista Juan se dará cuenta que a Juan, el Bautista, se le había comunicado cuál era la finalidad de su labor y qué, sobre todo, tenía que anunciar. 

Cuando da testimonio es porque es testigo de la venida del Mesías. Él, a lo mejor el único que así aprecia tal cosa, ve al Espíritu Santo bajar sobre Jesús cuando sale de las aguas del Jordán tras el bautizo. Fue, con toda seguridad, una gracia de Dios otorgada a quien se le había dicho lo que tenía que hacer y lo había hecho. 

Había pasado un día desde que Jesús se acercó al Bautista para que le limpiara las impurezas que su alma podía tener. Bien sabemos que eso debía ser, sobre todo, para dar ejemplo, porque es bien cierto que el Hijo de Dios no tenía pecado ni podía tenerlo. Tenía, sin embargo, que cumplir la misión que le había sido encargado (“para eso he salido” diría en una ocasión) que no era otra que hacer cumplir la Ley de Dios y la conversión del corazón era uno de sus principales motivos de vida. 

Volviendo a lo dicho arriba, cuando Juan comunica, a los que le oyen, que se le había dicho lo que tenía que pasar es porque es fiel a la voluntad de Dios y que, aunque no sintiese fuerzas espirituales para desatar las sandalias a Jesús, hizo lo que tenía que hacer. 

Pero lo que más nos ha de importar es lo que dice Juan de Jesús. Dice que es el “Cordero de Dios” y, además, que “quita el pecado del mundo”. 

Como Cordero de Dios llevaría una vida mansa que, al final, determinaría una muerte también mansa; como perdonador de los pecados tenía tal facultad donada por Dios de limpiar el alma de tales manchas. 

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17.01.20

J.R.R. Tolkien -Ventana a la Tierra Media – El amor en los tiempos de Aragorn

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Durante las próximas semanas, si Eru quiere, vamos a escribir a tenor de obras sobradamente conocidas. Queremos decir que nos vamos a agenciar, por decirlo así y sin mala intención, de ciertos títulos del escritor Gabriel García Márquez.

Vayamos, pues con el primero de estos artículos de título “El amor en los tiempos de Aragorn” que tiene mucho que ver, como sabe todo lector, con aquel Amor en los tiempos del cólera del escritor citado arriba. Y nos referimos, claro, al título porque en cuanto al contenido, se trata de mundos más que distantes y distintos…

El amor en los tiempos de Aragorn

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Hacía mucho tiempo que había ocurrido aquello de Lúthien y Beren. Y queremos decir que el hecho mismo de que una elfa, además más que bella (¿No es eso, casi siempre, un abundar en la verdad?), se uniera en matrimonio con un hombre (mortal, por lo tanto) no era lo más común. Y quizá por eso el padre de la primera, a la sazón Thingol, se opuso tan tenazmente a tal unión que le impuso una grave prueba al hombre que osaba ansiar eso: quitar un silmaril de la cabeza de Morgoth. Y no podemos dejar de reconocer que era, casi, como pedirle la luna al bien intencionado hombre.

Creemos recordar que, en una primera redacción de aquel amor Beren también era un elfo pero, de haber sido así se habría perdido mucho de lo que, siendo hombre, tenía que aportar a la historia. Y decimos, por tanto, que nuestro autor el profesor de Oxford supo cambiar, para bien, el qué del hombre.

El caso es que, como es sabido, Beren (con la inestimable ayuda de su amada Lúthien) consigue llevarle al exagerado padre de la bella elfa la preciada joya producida por las manos del Fëanor y, al fin, triunfa el amor sin mayores exigencias.

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16.01.20

Descanse en la paz de las Tierras Imperecederas Christopher Tolkien

Hay noticias que son más tristes que otras.  Y la que hoy traemos aquí es muy, pero que muy triste. 

Esto lo decimos porque hoy, 16 de enero de 2020, apenas 13 días despues de haber recordado y celebrado el nacimiento de J.R.R. Tolkien, ha pasado a la otra vida Christopher Tolkien.

Tenía el buen hombre 95 años de edad muchos de los cuales los pasó junto al genio que era su padre, autor de El Hobbit y El Señor de los Anillos. 

La labor que este estudioso de la obra de su padre ha sido, es y será siempre, verdaderamente impagable.

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15.01.20

Un amigo de Lolo - 100 años ya de Lolo

Presentación

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Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

100 años ya de Lolo

 

Hoy, como fácilmente puede comprobarse, no hemos traído aquí texto alguno de nuestro hermano y Beato Manuel Lozano Garrido, a la sazón llamado Lolo. Y no lo hemos hecho por una razón muy y más que especial.

Se suelen celebrar los 100 años de muchas cosas. No siempre con cosas buenas porque a veces trátase la cosa de recuerdos de guerras o batallas o algo por el estilo. Pero en otras ocasiones se celebra una edad así de una persona que aún se encuentra en el mundo de los vivos…

Hoy, sin embargo, queremos recordar los 100 años de alguien que no, ya no se encuentra entre nosotros desde hace algunos decenios pero que, en el Cielo, intercede por nosotros y por todos aquellos que le invocan con especial recuerdo.

A estas alturas, como suele decirse, de la película, es más que seguro que cualquiera sabe que nos estamos refiriendo al Beato Manuel Lozano Garrido, a la sazón llamado Lolo por razones obvias…

En efecto, este año 2020 se celebrarán los 100 años del nacimiento de un niño que, con el paso del tiempo, sería luz para muchos y esperanza para no pocos.

En cuanto a lo de luz, no podemos negar que Manuel Lozano Garrido supone un faro más que importante para todos aquellos que, sufriendo, quieren saber sobrenadar (como diría él mismo) sus circunstancias y, como también sostendría nuestro hermano en la fe, llegar a saber tener un dolor “con escafandra” en el sentido de que no afecte a sus próximos los padecimientos de uno.

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12.01.20

La Palabra del Domingo - 12 de enero de 2020

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Mt 3,13-17

“13 Entonces aparece Jesús, que viene de Galilea al Jordán donde Juan, para ser bautizado por él. 14 Pero Juan trataba de impedírselo diciendo: ‘Soy yo el que necesita ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?’ 15 Jesús le respondió: ‘Déjame ahora, pues conviene que así cumplamos toda justicia.’» Entonces le dejó. 16 Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y venía sobre él. 17 Y una voz que salía de los cielos decía: ‘Este es mi Hijo amado, en quien me complazco.’”

 

COMENTARIO

Cumplir con la voluntad de Dios

Era ya de más de un estadio de longitud la distancia que separaba al Bautista del último de los que querían ser bautizados. Y parecía que, llevados por una fe necesaria o atraídos por una curiosidad que esa labor transmitía, peregrinos venidos desde poblados lejanos o acercándose desde las proximidades del río, esperaban su turno para pasar, tras la inmersión acuática, a formar parte del discipulado de Juan. 

Entonces, cuando parecía que el día sería largo y trabajoso el convertir, apareció, majestuosa en demanda, la figura mansa de Jesús. 

Se apoderó de Juan la sensación de que no podría llevar a cabo aquella parte tan sustancial de su labor, que ante el Mesías no sabría responder con la suficiente grandeza. Eso sin saber que éste sólo pretendía cumplir este tan importante paso, ya fijado por su Padre. 

Se resistió el Bautista, pretendiendo que su dignidad no estaba a la altura de su persona, que era él mismo quien debía ser bautizado por Jesús, que si no debería ni atarle las sandalias… y se excusaba al no sentir la fortaleza necesaria para lo que tenía que hacer. 

Pero quien esperaba el bautizo, revestido de la gracia que Dios, su Padre, le entregó, tranquilizó su alma y supo hacerse entender. Su misión había llegado a su punto culminante. 

Cuando, tras el bautizo, Jesús salió del Jordán, y pudo ver como el Espíritu Santo se posaba sobre sí, la voz de Dios confirmó a Juan que, ya desde el seno de Isabel, su camino estaba perfectamente trazado, que sus manos bendecían, tan sólo, una afirmación escrita en la voluntad del Padre.

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