InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Diciembre 2019

18.12.19

Un amigo de Lolo - “Lolo, libro a libro” - Esperanza siempre puesta en Dios

Presentación

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Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

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Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “El sillón de ruedas”.

Esperanza siempre puesta en Dios

 

“Vuelvo al recuerdo y veo al sufrimiento como un sereno que va apagando una por una las luces del camino, y a la Providencia que sale a las encrucijadas, visible, acariciable, tangible, con su lamparilla nueva y su luz inmaculada para las sombras de la noche que se inicia”. (El sillón de ruedas, p. 116)

 

No se puede decir que el Beato Manuel Lozano Garrido no mirara al sufrimiento a la cara sino que, al contrario, le sostenía la mirada hasta resultar vencedor de aquellos duelos espirituales. Y eso lo muestra en el texto que hoy hemos traído y que, en pocas palabras, nos muestra que todo bien es, a pesar de todo, posible.

Aunque es bien cierto que la figura del sereno, como persona que acude a la llamada de quien no puede entrar en su casa porque tal es su labor, ya ha desaparecido de nuestras calles, el sentido que quiere darla Lolo es más que actual.

Nuestro hermano en la fe nos informa acerca de algo que, sobre el sufrimiento, debemos saber (seguramente ya lo sabemos pero dicho así, es mucho mejor para ser conscientes…) Y es que, como lo hacía el sereno al que nos hemos referido arriba, siempre está presente en nuestra vida.

El caso es que sufrir, de la manera como se refiere el Beato de Linares (Jaén, España), no es fácil porque supone que, en efecto, el padecer va, algo así, como apagando las luces del camino de nuestra vida. Y con tal apagamiento es verdad que podemos ver mucho peor el tal camino que nos lleva al definitivo Reino de Dios. Y eso no puede ser bueno y es, seguro, malo y más que malo porque no ofrece seguridad sino, al contrario: oscuridad y falta de fuerzas del alma.

Sin embargo, para Lolo no todo está perdido. Bueno, para él y para todo aquel que crea en Dios Todopoderoso y en su santísima Providencia.

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15.12.19

La Palabra del Domingo - 15 de diciembre de 2019

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Mt 11, 2-11

 

“2 Juan, que en la cárcel había oído hablar de las obras de Cristo, envió a sus discípulos a decirle: 3 ‘¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?’ 4 Jesús les respondió: ‘Id y contad a Juan lo que oís y veis: 5 los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Nueva; 6 ¡y dichoso aquel que no halle escándalo en mí!’ 7 Cuando éstos se marchaban, se puso Jesús a hablar de Juan a la gente: ‘¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña agitada por el viento? 8 ¿Qué salisteis a ver, si no? ¿Un hombre elegantemente vestido? ¡No! Los que visten con elegancia están en los palacios de los reyes. 9 Entonces ¿a qué salisteis? ¿A ver un profeta? Sí, os digo, y más que un profeta. 10 Este es de quien está escrito: = He aquí que yo envío mi mensajero delante de ti,  que preparará por delante tu camino. = 11 ‘En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él.’”

         

COMENTARIO 

Entre Juan y Jesucristo

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1. La vida de aquel hombre designado por Dios para introducir en el mundo a su Hijo había sido muy ajetreada. Si desde el seno de su madre, Isabel, recibió la buena noticia de que el Salvador del mundo iba en el vientre de la prima de su Madre, llamada María, no iba a dejar de cumplir la misión para la que, muy especialmente en el seno de una mujer a la que llamaban estéril, iba a nacer.

Pues bien, aquella misión la cumplió tan bien Juan el Bautista que, por eso mismo, fue encarcelado pues no pudo el Mal hacer otra cosa que utilizar a ciertas mujeres y a cierto hombre poderoso para que la cabeza de aquel buen hombre de Dios rodara por el suelo y fuese servida, ante indignos comensales, en una bandeja.

2. Pero aquí, en este texto del evangelista Mateo, Juan aún no ha subido a la Casa del Padre. Sus discípulos, aún en la cárcel estando su maestro, se ven enviados por el mismo a preguntar a Jesús si es que era Él quien debía venir para salvar al mundo.

Es más que probable que Juan supiera, lo sabía de hecho antes del bautismo de Jesús, que su primo era, en efecto, el Mesías. Sin embargo, necesitaba la confirmación del hijo de María y de José para que todo el mundo supiera, ya para siempre que había llegado el Esperado, el Ungido de Dios.

3. Y Jesús no puede aportar nada más, y nada menos, que lo que ha hecho. Las Sagradas Escrituras hasta entonces conocidas por el pueblo elegido por Dios, decían que el paso por el mundo del Mesías se vería acompañado de una serie de hechos que, por extraordinarios determinarían que el mismo era, en efecto, el Enviado de Dios. Y no por casualidad todo aquello se estaba cumpliendo a la perfección: Jesús cura a ciegos, cura a sordos, resucita a muertos y, como consecuencia de todo eso, anuncia que el Reino de Dios ha llegado.

Todo, pues, se estaba cumpliendo.

4.  Pero Jesús sabe que ha de decir algo importante sobre Juan.

Al igual que le pasaba a Él mismo, que muchos esperaban un Mesías vengador contra el pueblo opresor romano, lo bien cierto es que muchos también esperaban que quien debía anunciar al Mesías debía ser un hombre más bien rico, muy bien vestido… Y, sin embargo, como a Él mismo le pasa, Juan también es pobre y viste pobremente aunque Él cumple la voluntad de Dios, igual que hace Jesús.

Como todo lo que estaba sucediendo ya había sido escrito por los profetas de Dios en los textos sagrados hasta entonces conocidos, lo que estaba pasando con Juan también se había escrito. Dice Jesús, por eso mismo, que aquel hombre era quien enviaba Dios para que preparar el camino y, como diría Él mismo, anunciase que los caminos del Señor debían ser enderezados (señal de que se habían torcido bastante). Era, de aquí su importancia intrínseca, el más importante de los nacidos sin contarlo a Él mismo, claro.

5. Y algo muy importante dice Jesús al final de este texto. Juan el Bautista es un hombre muy importante pero incluso así quien ha alcanzado el Reino de los Cielos, el definitivo Reino de Dios y allí es el más pequeño es más grande que quien bautizó a Cristo.

¡Gran misterio es éste!, y, sin embargo, nos muestra la importancia que tiene no olvidar cuál es nuestro destino eterno y cómo debemos enfocar nuestra vida: enderezando nuestro camino…

PRECES

Pidamos a Dios por todos aquellos que no tienen en cuenta las recomendaciones de Juan el Bautista en su predicación.

Roguemos al Señor.

Pidamos a Dios por todos aquellos que no se dan cuenta de que la importancia espiritual es mucho más importancia que la material.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a encontrarte en lo bueno y mejor del mundo. 

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 

Eleuterio Fernández Guzmán 

   

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos. 

Panecillo de hoy: 

Palabra de Dios; la Palabra. 

Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. 

13.12.19

J.R.R. Tolkien – Ventana a la Tierra Media – Lo que deja ver un título en la obra de Tolkien

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AINULINDALË

VALAQUENTA

QUENTA SILMARILLION

AKALLABÊTH

DE LOS ANILLOS DE PODER Y LA TERCERA EDAD

Hasta aquí el origen de todo esto, la causa y motivo que hace que sea posible, tan sencillo resulta que es gracias a eso, decir lo que sigue y hacerlo con gratitud hacia quien todo lo ha provocado. Y trátase, como sabe cualquier lector de Tolkien padre, del contenido de su obra, seguramente primera pero no publicada en vida, origen de todo lo que debía venir, principio de los tiempos primeros y subcreados. Vamos, de El Silmarillion que es una obra literaria de tanta altura que la miramos como si nosotros estuviéramos en la base del Everest y viéramos allá, más que lejos y a una altura inalcanzable, una tan elevada meta.

En nuestros pequeños reinos donde sólo la palabra ocupa el lugar de gloria que legítimamente le corresponde, nos apiñamos ante unas palabras que, una a una, dan forma al texto que tenemos entre manos. Nosotros, por eso, preferimos poder tocar el papel antes que deslizar los ojos y el dedo por la fría piel de una pantalla. Aunque, claro está, hay de todo en la viña de Eru… 

Cuando hay emociones que, estando contenidas en las páginas de un libro, quedan ahí, digamos que como huérfanas de alguien que se las lleve al corazón, resulta de lo más triste un devenir, así, dejado como si no existiera la emoción, la audacia del símbolo… en fin, la gracia contenida allí que magnifica lo que somos como seres humanos. 

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11.12.19

Un amigo de Lolo - “Lolo, libro a libro” - Ante, en, los sufrimientos, ahí está Cristo

Presentación

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Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

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Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “El sillón de ruedas”.

Ante, en, los sufrimientos, ahí está Cristo

 

“Para San Pablo, la mortificación de Cristo nos llega “para que su vida aparezca en nosotros”. Para un dolor sobrehumano, aquí estuvo la sobrenatural fuerza de Cristo colada en mis fibras, hecha palabra clave en este crucigrama que armaron en el cuerpo las líneas opuestas del sufrimiento y de la vida. Cuando cien dedos en la garganta subían al paladar un sabor compacto de hiel y de amargura, allí desembocada Él, al pie del olivar, machacado por la tristeza y la pesadumbre. Cuando mil taladros barrenaban las arterias, las articulaciones, los huesos, al lado figuraba el ritmo espeluznante de la flagelación y los labios sellados del Varón de Dolores. Cuando el gesto se hizo roca, el caminar estatua y la vida límite, Él llegó inmóvil, con su figura abierta en cruz como un arcángel detenido. En el horizonte clausurado, en la marea cerebral, en la sequedad de la entraña, cada minuto danzaba su caudal de perspectivas, su fuente de sabiduría, su catarata de amor”. (El sillón de ruedas, p. 115)

 

Hoy hemos traído un texto, digamos, extenso del Beato Manuel Lozano Garrido. Y lo hemos hecho porque refleja, muy bien, la situación por la que entonces, y antes, estaba y había estado pasando nuestro hermano de Linares (Jaén, España).

Siempre confianza en el Hijo de Dios. Ahí está clave de la existencia del creyente cuando pasa por momentos no demasiado bueno o, directamente, malos de solemnidad. Y eso es lo que hace Lolo.

Quien supo reflejar más que de forma acertada las vicisitudes físicas de su vida (y, por eso, espirituales) nos pone algunos ejemplos de cómo lo estaba pasando y, a lo mejor, lo había pasado antes.

Podemos decir que todo lo que pone sobre la mesa Lolo no deja de ser espeluznante si hablamos de sufrimiento material, físico, de su cuerpo.

Seguramente, lo que más nos puede conmover es cuando nos dice que el gesto llegó a hacerse “roca” y que su caminar se hizo “estatua”. Y no puede conmover porque nos está diciendo, de esa forma tan bien dicha, que llegó un momento en su vida en la que caminar dejó de ser posible y quedó conminado en el sillón de ruedas que da título, nunca por casualidad, al libro de donde estamos extrayendo ahora los textos para estos sencillo artículos.

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8.12.19

La Palabra del Domingo - 8 de diciembre de 2019

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Mt 3, 1-12

 

“1 Por aquellos días aparece Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea: 2 ‘Convertíos porque ha llegado el Reino de los Cielos.’ 3 Este es aquél de quien habla el profeta Isaías cuando dice: = Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor,          enderezad sus sendas. = 4     Tenía Juan su vestido hecho de pelos de camello, con un cinturón de cuero a sus lomos, y su comida eran langostas y miel silvestre. 5 Acudía entonces a él Jerusalén, toda Judea y toda la región del Jordán, 6 y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados. 7 Pero viendo él venir muchos fariseos y saduceos al bautismo, les dijo: ‘Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado  a huir de la ira inminente?  8 Dad, pues, fruto digno de conversión, 9 y no creáis que basta con decir en vuestro interior: “Tenemos por padre a Abraham"; porque os digo que puede Dios de estas piedras dar hijos a Abraham.10     Ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles; y todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al  fuego. 11 Yo os bautizo en agua para conversión; pero aquel que viene detrás de mí es más fuerte que yo, y no soy digno de  llevarle las sandalias. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego. 12 En su mano tiene el bieldo y va a limpiar su era: recogerá su trigo en el granero, pero la paja la quemará con fuego que no se apaga.’”

      

 

COMENTARIO 

Terribles y esperanzadoras palabras

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No podemos negar que Juan el Bautista no era nada políticamente correcto. Como se suele decir, le importaba un comino lo que se pudiera decir de lo que él decía. Debía cumplir una misión y, como profeta, la iba a llevar a cabo pesase a quien pesase. Y por lo que sabemos de su vida y del final de la misma… fue a él a quien más le pesó. 

Pero ahora lo encontramos, podemos decir, predicando. Y lo que dice no podía gustar mucho a los aludidos que, como es bien conocido por todos, eran los mismos que iban a perseguir a Jesús hasta darle muerte. 

El Bautista no llevaba una vida regalada. Vivía en el campo de lo que podía encontrar y no vestía con púrpura y lino sino de una forma más que pobre. Y eso era, para muchos, muestra de que no era ningún charlatán y que había que escuchar lo que decía y seguir lo que hacía. Por eso tuvo como discípulos, más que probablemente, al mismo Juan, el que fuera el menor de los Apóstoles de Jesús que siguieron al Maestro de Nazaret cuando su primo el Bautista dijo que era el Cordero de Dios. 

Pues bien, Juan no se corta un pelo ni tiene pelos en la lengua. Al contrario es la verdad: da a cada uno según lo suyo que es una antigua definición del término “derecho”. Lo que pasa es que algunos merecían todo lo que les decía aunque no les gustara.  

El caso es que Juan predica acerca de la conversión. Y lo hace porque sabe que es la única manera de alcanzar el Reino de los Cielos del que habla. Lo era entonces y lo es ahora mismo, cuando tantos se alejan de Dios porque, como pasaba con el Bautista, no gusta mucho lo que nos dice. 

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