InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Julio 2019

18.07.19

J.R.R. Tolkien – Ventana a la Tierra Media – Seres subcreados para otro mundo

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A lo mejor parece muy simplista y sencillo pero las cosas son como son: existe el Bien y el Mal y aquí ya lo hemos dicho en artículo publicado hace algunas semanas.

Por eso, en el mundo de Tolkien hay seres buenos y otros que son malos o, como se dice hoy día, lo siguiente…

Es bien cierto, francamente lo decimos, que esto puede parecer demasiado simple pero es, ciertamente, la verdad.

Es evidente que, para quien haya leído nuestro autor, los malos y los buenos están perfectamente definidos. Sin embargo, no ha de estar mal poner a cada uno en su sitio. Así, por ejemplo, tenemos:

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17.07.19

Un amigo de Lolo – El gran poder de Dios

Presentación

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Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

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Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “El sillón de ruedas”.

Un amigo de Lolo – El gran poder de Dios

 

“Entre los milagros, me quedo con este pasmo de la fórmula de la Redención.” (El sillón de ruedas, p. 103)

 

Para la salvación del ser humano que creía en Dios Todopoderoso hacía falta algo más que una simple solución. Y Dios, que siempre está a la altura de las circunstancias, sabía qué debía hacer.

Es bien cierto que el Creador, a través de sí mismo, como Primera Persona de la Santísima Trinidad o bien como Segunda, el Hijo, Jesucristo, el Mesías enviado al mundo para que el mundo se salve, ha llevado a cabo aquello que llamamos actos extraordinarios o, más popularmente, milagros.

No fue poco milagro, por ejemplo, sacar al pueblo elegido, el judío, de las garras de aquel Faraón amante de los esclavos y esclavizador de un pueblo como aquel que Dios había querido para sí. Y no fue poco milagro aquel que permitió que Moisés abriera las aguas para que el pueblo que conducía se salvase de la ira de un hombre egipcio lleno de odio y de rabia por haber dejado escapar a tan buen número de esclavos.

Así, a lo largo de la historia de la humanidad que ha creído, precisamente y no por casualidad, en el poder inmenso e infinito de Dios, han sido muchos los casos que a través del poder del Todopoderoso, por ejemplo, seres humanos comunes pero tocados por la mano del Creador, han sido capaces de resucitar muertos, curar enfermedades, solventar problemas de hambre de aquellos que estaban necesitados, etc.

Con todo esto queremos decir que el milagro, el hecho extraordinario (porque lo ha sido y lo es) que se ha ido produciendo a lo largo de la historia de la salvación ha sido posible porque Dios ha podido hacerlo o porque su poder ha permitido que el ser humano lo haga o, por fin, porque Él, hecho hombre, lo ha llevado a cabo sin problema alguno…

Pues bien, el Beato Manuel Lozano Garrido sabe que hay un milagro por encima de todos que ha de ser muy tenido en cuenta. Y es que desde él y por medio de él, nosotros, pecadores como somos, hemos podido alcanzar, digamos, el estatus de “salvables para la vida eterna”.

Es más que acertado y simpático que Lolo nos diga eso de que le produce pasmo o, vamos, que se queda pasmado, ante el milagro de la Redención, así escrita, con mayúscula.

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13.07.19

La Palabra del Domingo - 14 de julio de 2019

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Lc 10, 25-37

 

“25 Se levantó un legista, y dijo para ponerle a prueba: ‘Maestro, ¿que he de hacer para tener en herencia vida eterna?’ 26 Él le dijo: ‘¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?’ 27 Respondió:  ‘Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.’ 28 Díjole entonces: ‘Bien has respondido. Haz eso y vivirás.’ 29 Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: ‘Y ¿quién es mi prójimo?’ 30 Jesús respondió: ‘Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto. 31 Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. 32    De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. 33 Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; 34 y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. 35 Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: “Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva."  36 ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?’ 37 Él dijo: ‘El que practicó la misericordia con él.’ Díjole Jesús: ‘Vete y haz tú lo mismo.’”

  

 

COMENTARIO

 

El prójimo; tu prójimo

 

Cuando, en tiempos de Cristo y ahora mismo, se habla o se utiliza la palabra “amor” suenan todas las campañillas del mundo y, en el acto, imaginamos el mejor de los mundos con sus más diversos colores cálidos y dulces.

En el Romanticismo, el amor se llevaba hasta las últimas consecuencias y bien podemos decir, por decirlo pronto y para que se entienda, que tenían, del amor, un sentido algo exagerado. Más que amor, seguramente, abundaba la sensualidad y el sentimentalismo.

PeroCristo pone las cosas en su sitio. Y es que amar, el amor, supone mucho más que verlo todo de color de rosa.

Como suele ser normal en la persona del Hijo de Dios, las cosas las explica con ejemplos. Y es que era la única forma de que pudiesen entender, aquellos a los que se dirigía, algo de todo lo que quería decirles.

Aquel hombre, el legista, quería tener la vida eterna, quería heredarla que era como decir que la quería para sí, como herencia de Dios.

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11.07.19

Serie Un amigo de Lolo – Las cosas son como son…

Presentación

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Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

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Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “El sillón de ruedas”.

Las cosas son como son…

 

Mas el desliz del Paraíso no puede ser alineado junto a una querella de velador. Si vamos a él con toga y lente de Derecho, también habríamos de desempolvar la altura de un delito de deicidio.” (El sillón de ruedas, p. 95)

 

El título del artículo de hoy tiene que ver, eso, con las cosas y circunstancias porque, a veces, son como son y no podemos vestirlas de una forma distinta a cómo son.

El Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, sabe que ante determinadas circunstancias, es más que posible que tratemos de disimular. Y qué decir del pecado original…

Es bien cierto que, con el paso de los siglos desde que aquello sucedió, sabemos más que mucho de la intención de nuestros Primeros Padres. Y que no había nada bueno en aquella su intención y, aunque también que fueron vilmente engañados por el Maligno, no es poco cierto que cayeron con gozo (digamos eso) en aquel primer pecado.

¿Acaso el ser humano, creado por Dios, tenía derecho a algo?

En realidad, es verdad que tenía los derechos que el Creador, el Padre del Cielo, le había dado a Adán y a Eva. Sin embargo, la cosa no podía más allá. Es más, no podía pasar de aquella línea roja que trazó, para ellos, el Todopoderoso.

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6.07.19

La Palabra del domingo - 7 de julio de 2019

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Lc 10, 1-12.17-20

 

“1 Después de esto, designó el Señor a otros 72, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir. 2 Y les dijo: ‘La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies. 3 Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos. 4 No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino. 5       En la casa en que entréis, decid primero: ‘Paz a esta casa.’ 6 Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros. 7 Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa. 8                    En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan; 9 curad los enfermos que haya en ella, y decidles: ‘El Reino de Dios está cerca de vosotros.’ 10 En la ciudad en que entréis y no os reciban, salid a sus plazas y decid: 11 ‘Hasta el polvo de vuestra ciudad que se nos ha pegado a los pies, os lo sacudimos. Pero sabed, con todo, que el Reino de Dios está cerca.’ 12 Os digo que en aquel Día habrá menos rigor para Sodoma que para aquella ciudad

 

17 Regresaron los 72 alegres, diciendo: ‘Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre.’ 18          El les dijo: ‘Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.19 Mirad, os he dado el poder de pisar sobre serpientes y escorpiones, y sobre todo poder del enemigo, y nada os podrá hacer daño; 20 pero no os alegréis de que los espíritus se os sometan; alegraos de que vuestros nombres estén escritos en los  cielos.’”

 

COMENTARIO

 

La verdadera alegría

 

Creer en Dios y tener por bueno y mejor que el Creador es Padre de la humanidad era una verdad que Jesús quería proponer. Es decir, no tenía intención de ir por el mundo obligando a creer. Ahora bien, avisaba muchas veces de lo que suponía no creer. Y esto, lo que quería decir era que el hombre era libre para aceptar o no lo que proponía el Maestro. 

Exactamente igual tenía Cristo por verdad que eso hicieran aquellos a los que había enviado. En este texto se nos dice que fueron 72 los que quiso que fueran por el mundo a transmitir la Buena Noticia y que el Reino de  Dios estaba cerca. 

Lo que dice Jesús es bien claro: son pocos los que evangelizan y hay que pedir a Dios para que envíe a muchos que cumplan con tal labor. 

Pero también les dice algo que valía para entonces y vale para ahora mismo: los envía a padecer porque sólo puede entenderse tal cosa cuando trata a sus enviados como ovejas y a otros, como lobos. Sin embargo, ellos debían mantener la esperanza siempre intacta y la confianza en Dios porque en muchos lugares los recibirían con alegría. 

En otros, sin embargo, la cosa no se daría bien ni nada por el estilo. Es decir, en muchos lugares no querrían saber nada de ellos. Bien fuera por ignorancia de la Verdad o, simplemente, por ir a pueblos enemigos del pueblo judío… el caso es que en más de un lugar al que debieron ir aquellos 72 enviados nos lo debieron recibir de buen gusto. Y es casi seguro que los echaran con cajas destempladas. 

¿Qué, entonces? 

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