InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: 2018

23.08.18

El rincón del hermano Rafael - "Saber esperar" - El ansia de querer

“Rafael Arnáiz Barón nació el 9 de abril de 1911 en Burgos (España), donde también fue bautizado y recibió la confirmación. Allí mismo inició los estudios en el colegio de los PP. Jesuitas, recibiendo por primera vez la Eucaristía en 1919.”

Esta parte de una biografía que sobre nuestro santo la podemos encontrar en multitud de sitios de la red de redes o en los libros que sobre él se han escrito.

Hasta hace bien poco hemos dedicado este espacio a escribir sobre lo que el hermano Rafael había dejado dicho en su diario “Dios y mi alma”. Sin embargo, como es normal, terminó en su momento nuestro santo de dar forma a su pensamiento espiritual.

Sin embargo, San Rafael Arnáiz Barón había escrito mucho antes de dejar sus impresiones personales en aquel diario. Y algo de aquello es lo que vamos a traer aquí a partir de ahora.

             

Bajo el título “Saber esperar” se han recogido muchos pensamientos, divididos por temas, que manifestó el hermano Rafael. Y a los mismos vamos a tratar de referirnos en lo sucesivo.

 

“Saber Esperar” –  Ansia de querer

 

“No permitas, Jesús mío, que rechace tus divinas inspiraciones. Yo comprendo que algo más de lo que hago puedo hacer y que Tú lo aceptarás.

¡Dame fuerza, Virgen María!

 

Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que no hay más sordo que quien no quiere oír. Y es un dicho que, en materia de fe y de espiritualidad, se cumple a la perfección.

El hermano Rafael nos muestra y demuestra que una cosa es lo que se puede llegar a creer (creer, aunque sea eso) y otra, muy distinta, que lo llevemos a la práctica.

Tenemos por verdad que, cuando Dios envió al mundo al Espíritu Santo (como había prometido Jesucristo que enviaría) muchas de las cosas que sabía el creyente, le iba a ser recordadas y otras (muchas más habrían se suceder…) serían conducidas por las sus inspiraciones. Y con eso queremos decir que sí, que el Paráclito no permanece callado sino que, al contrario, nos habla y nos dice.

San Rafael Arnáiz Barón, que ama tanto al Hijo de Dios y, claro, a Dios mismo (siendo eso lo mismo) no puede permitir dejarse vencer por la tentación de no escuchar y de no obrar en consecuencia.

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22.08.18

Serie “El Bien, Jesucristo, el Cielo” - 3 - Jesucristo, fuente del Bien

 

Presentación

El Bien, Jesucristo, el Cielo No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien.”

 

Epístola a los Romanos 12, 21

 

En estas mismas páginas se ha publicado, en formato serie, el libro de título “El Mal, El Diablo, el Infierno”. Y, como no podía ser menos, la parte buena, la que ha de prevalecer, Cristo mismo y Dios mismo, debían tener su serie. La misma está referida al libro de título “El Bien, Jesucristo, el Cielo” que, fácilmente puede verse es, justo, lo contrario a lo otro. 

El Mal puede vencerse con el Bien. Eso es lo que la cita que hemos puesto como principal de este libro nos dice. Y San Pablo, diciéndonos tal cosa, nos auxilia ante lo que podamos estar pasando. 

No podemos, por tanto, alegar falta de socorro en estos casos pues bien sabemos que Dios nunca nos abandona y pone, en el camino de nuestra vida, a testigos de la fe que nos echan una mano. 

De todas formas, el Bien puede ser, digamos, usado contra el Mal. Y eso porque el Bien existe para mucho más que para eso que, con ser importante, no agota las posibilidades de lo bueno y mejor. 

No podemos negar, al respecto del Bien, que, para espíritus no perjudicados por el Mal, es más atractivo el primero que el segundo. Y es que no puede considerarse sana, espiritualmente hablando, la persona que esté a favor de las asechanzas del Maligno y/o de los frutos que de las mismas puedan derivarse. No. Es más seguro esperar que el común de los creyentes esté más por el Bien que por el Mal. Y eso se apoya en algo esencial: el Bien proviene de Dios Padre Todopoderoso, Creador del Cielo y de la Tierra en quien no hay falsedad ni mentira. 

No podemos negar, en beneficio nuestro, que a lo largo de la historia de la cristiandad ha habido hermanos nuestros en la fe que han considerado este tema, el del Bien, como uno que lo era muy importante, a tener en cuenta y a destacar. 

Así, por ejemplo, para los Santos Padres, era mayor la preocupación de señalar que Dios es el Bien Supremo y que, por tanto, toda criatura deriva de su Bondad. Pero también San Agustín, Boecio o la propia doctrina escolástica, con Santo Tomás de Aquino a la cabeza, han tenido a bien considerar el Bien entre sus temas básicos de conocimiento y estudio. 

Y ya, digamos que recientemente, en el Concilio habido en el seno de la Iglesia Católica (Vaticano I), la Constitución De Fide Catholica, en su capítulo I, dice esto que sigue:

 

“Éste único, solo, Dios verdadero, de su propia bondad y omnipotencia, no para el aumento de su propia felicidad, no para adquirir sino para manifestar su perfección por las bendiciones que Él otorga a las criaturas, con absoluta libertad de consejo creó desde el principio de los tiempos a la criatura tanto la espiritual como la corporal, a saber, la angélica y la mundana; y después la criatura humana.”

 

Vemos, por tanto, que el Bien no es, sólo, necesario en la vida del creyente católico (creemos que también en la de cualquier ser humano, en general y por ser especie creada por Dios) sino que es lo único que puede anhelar quien se sabe hijo del Todopoderoso. 

Podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que por el bien se va al Bien mayor que es Dios mismo.

3  - Jesucristo, fuente del Bien

 

Si a un fiel católico le preguntan por la fuente del Bien o, lo que es lo mismo, de dónde emana todo lo bueno y mejor que pueda acaecer en su vida de hijo de Dios, no dudará mucho en decir que se está preguntando por Dios y, por extensión, por su hermano Jesucristo, por Aquel que quiso y admitió su padecimiento vivencial porque era la voluntad de su Padre, Dios Todopoderoso. 

Que Jesucristo sea el origen del Bien a nadie puede extrañar. Y es que siendo Dios hecho hombre, lo propio es, como decimos arriba, que lo sea. Eso, sin embargo, ¿qué significa?, porque estamos más que seguros que tal realidad espiritual ha de tener consecuencias buenas y mejores para nosotros, sus hermanos. 

Digamos, por ejemplo, que:

 

1. Cristo está cerca de nosotros. 

2. Cristo nos ama sobremanera. 

3. Cristo nos lo ha dicho todo. 

4. Cristo sabe que necesitamos su Bien. 

5. Cristo quiere que nos salvemos. 

6. Cristo quiere que permanezcamos en Él. 

7. Cristo quiere que aceptemos el Bien.

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21.08.18

Un amigo de Lolo – "Lolo, libro a libro"- Lo que Lolo nos pide

Presentación

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Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

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Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “El sillón de ruedas”.

Durante unas semanas, si Dios quiere, vamos a dedicar el comentario de los textos de Lolo a un apartado particular del libro citado arriba de título “Recuento de beneficios” donde hace indicación de los beneficios de la relación del Beato con el Todopoderoso.

Lo que Lolo nos pide

 

“Os exijo, hermanos, para el corazón, una médula de volcán y la rítmica agitación de las ramas verdes. Mas pensad todos que, a cambio de este paraíso de sensaciones, el amor ha ido silueteando la entraña con los dardos de la ternura, la profundización, el conocimiento, la gracia y todo ese otro mundo de sensaciones intangibles que Dios milagrea en la aceptación y la renuncia.” (p. 64)

 

Nunca debemos olvidar que somos cuerpo y somos alma. Es decir, que podemos pasar por momentos los cuales no sean nada buenos, en lo físico, pero que también podemos sufrir a un nivel superior o, lo que es lo mismo, en nuestro espíritu y alma.

El Beato Manuel Lozano Garridoque tanta experiencia de lo primero citado arriba tuvo en su vida, no por ello dejó de manifestar un ser que, digámoslo con cierto egoísmo, nos viene muy bien a los demás. Es decir, podemos aprovechar su experiencia para ganar en la nuestra y estar preparados para cuando puedan acaecernos ciertas cosas.

Nos pide, decimos en el título arriba puesto. Sin embargo, lo que hace Lolo es “exigirnos”. Y lo hacer porque nos conoce muy bien y sabe que, de hacerlo de una forma suave, poco caso vamos a hacer. Y lo hacer porque sabe que es muy importante tener en cuenta sus palabras. Son dichas tras la experiencia y con la experiencia.

Lolo quiere, para nosotros, que la esperanza no sea algo que tenemos por lejana sino que, al contrario, sea el eje sobre el que se mueve nuestra existencia diaria y ordinaria.  Así, frente a los infortunios, ha de ser que lo que nos salga del corazón no sea negrura sino, al contrario, el blanco amanecer de un día aún por vivir. Es decir, que siempre así y no sólo en el momento en el que aún no sabemos qué va a ser de nosotros. Y sería como un estado de esperanza continuo y perpetuo.

De todas formas, eso no es mérito nuestro porque hay Alguien que hace que eso se posible.

El Beato de Linares (Jaén,España) sabe muy bien que el autor de la vida, de la nuestra y de todo lo vive y ha muerto en el mundo o, lo que es mismo, Dios Creador, hace que, en nuestra vida, muchas cosas sean producto de lo que hacemos.

Cuando aceptamos algo o renunciamos a algo y en tal aceptación o renuncia se encuentra un bien superior o se busca un bien superior… entonces Dios nos procura un bienestar espiritual que se enfrenta a lo que de malo podamos estar pasando. Y es ahí, en lo tierno, en aquello que nos llega a lo más profundo del alma, en lo que sabemos de eso mismo y, en fin, en lo que Dios nos dona con Amor y Misericordia, donde lo que parece imposible puede llegar a suceder.

Dios, que sólo quiere para sus hijos lo mejor, nos procura, claro, lo mejor. Y lo mejor puede ser algo que no entendemos porque no siempre estamos preparados para eso. Y entonces nos basta la fe para darnos cuenta de que Quien tanto nos quiere no puede abandonarnos y que, en cada momento en el que sabemos que está ahí… de verdad está ahí.

Y es que Dios, a nuestro proceder esperanzado, aporta lo mejor que tiene que es Él mismo y su existencia misma.

  

Eleuterio Fernández Guzmán

Nazareno

Para entrar en la Liga de Defensa Católica

INFORMACIÓN DE ÚLTIMA HORA

A la venta la 2ª edición del libro inédito del beato Lolo

Segunda edición del libro inédito del beato Lolo

Ya está disponible la 2ª edición de Las siete vidas del hombre de la calle, libro inédito de nuestro querido beato Lolo. La acogida ha sido tal que hemos tenido que reeditarlo para atender la creciente demanda del mismo: amigos de Lolo y su obra, para regalar, para centros de lectura y bibliotecas, librerías,… innumerables destinos para los hemos realizado una segunda edición de hermoso e inédito libro.


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Por la libertad de Asia Bibi. 
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Por el respeto a la libertad religiosa.
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Enlace a Libros y otros textos.

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

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Escucha a tu corazón de hijo de Dios y piedra viva de la Santa Madre Iglesia y pincha aquí abajo:

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19.08.18

La Palabra del Domingo. 19 de agosto de 2018

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La Palabra del Domingo - 19 de agosto de 2018

Jn 6, 51-58

 

“’51 Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre;  y el pan que yo le voy a dar,  es mi carne por la vida del mundo.’ 52 Discutían entre sí los judíos y decían: ‘¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?’ 53 Jesús les dijo: ‘En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre,  no tenéis vida en vosotros. 54 El que come mi carne y bebe mi sangre,          tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. 55 Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. 56 El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. 57 Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí. 58 Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre.’”  

 

COMENTARIO

Verdadero pan para la verdadera vida

 

Continuó Jesús con su promesa escatológica. Muchas veces vemos que el Mesías insiste en determinadas cosas para que fuesen comprendidas; muchas veces el Enviado ilumina la vida de sus contemporáneos diciendo lo mismo repetidamente porque sabía y conocía la dificultad que tenían de comprender  su doctrina y el mensaje que traía de parte de Dios. Y es que, en realidad, no era fácil ni la primera ni lo segundo. 

Esto viene, por eso mismo, a concretar lo dicho sobre el pan vivo en un momento inmediatamente anterior. 

Se refiere, Jesús, a su cuerpo, que lo va a entregar para la salvación de todos. Por eso dice el pan que “yo le voy a dar”; y ese pan, que será transubstanciado a partir, y en, la Eucaristía, es la causa necesaria de nuestra fe. 

Sin embargo, muchos de los que escuchaban no entendían y, llevados por el concepto del mundo que tenían, se dejaban llevar por su mundanidad y sentían repugnancia por aquello de comer su carne. Aún, para ellos, no había llegado el momento de la comprensión. Como para muchos, hoy día. 

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18.08.18

Reseña: "Porque Dios lo ve"

    Porque Dios lo ve                      Porque Dios lo ve

                  

Título: Porque Dios lo ve

Autor: Eleuterio Fernández Guzmán

Editorial: Lulu

Páginas: 59

Precio aprox.:  3.50 € en papel – 0.99 € formato electrónico.

ISBN: 5800129714322 papel; 978-0-244-40759-9 electrónico.

Año edición: 2018

 

Los puedes adquirir en Lulu.

 

Porque Dios lo ve” - de Eleuterio Fernández Guzmán.

 

Con este libro, de título bien significativo, damos comienzo a una nueva colección de libros de fe y espiritualidad católica. Si la primera se llamó “Fe sencilla” en atención a tratarse de textos sin elucubraciones teológicas elevadas (de aquí el título, como decimos) la que ahora iniciamos se titula “Fe práctica” porque desciende hasta el día a día de una convicción filial en el amor hacia Dios y, sobre todo, en el necesario cumplimiento de su santísima voluntad.

 

Reproducimos, para eso, la Introducción del primer libro de la citada colección.

 

Introducción - Una anécdota que vale mucho

Al que esto escribe siempre le ha impresionado lo que, en una ocasión, ocurrió (se cuenta que le ocurrió) a un maestro tallador de piedra o, mejor, a quien acudió a plantearle cierta pregunta. Y es que es síntoma de la fe que se puede tener y, sobre todo, de lo que supone la misma. 

El caso es que aquel hombre llevaba muchos meses trabajando en el capitel de un claustro (o de una catedral, sea la realidad como sea que fuere) Y podemos suponer que el trabajo, en aquellas circunstancias y, sabiendo la habilidad del maestro, era duro pero fructífero. 

En un determinado momento alguien pasó junto al capitel y junto a quien tanto tiempo llevaba allí trabajando. 

La conversación, como no podía ser de otra forma, trató de qué es lo que estaba haciendo en aquel capitel y qué representaba. Sin embargo, a quien preguntaba le interesaba más otra cosa. 

¿Qué era lo que le interesaba más que el trabajo en sí, el objeto del mismo? 

Podemos decir que aquel conversador quería saber cuál era la razón por la cual el maestro que trabajaba la piedra y que llevaba tanto tiempo trabajándola, lo hacía. Sí, quería saber si es que no sabía que aquella obra suya, sin duda maestra, iba a ser cubierta por otra pieza con lo cual era evidente que su trabajo no lo vería nadie. 

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