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18.02.18

La Palabra del Domingo - 18 de febrero de 2018

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 Mc 1, 12-15. Se dejaba tentar por Satanás, y los ángeles le servían. 

 

“12 A continuación, el Espíritu le empuja al desierto, 13      y permaneció en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás. Estaba entre los animales del campo y los  ángeles le servían. 14 Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: 15 ‘El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva.’

  

 

COMENTARIO

 

El final de los tiempos

 

Sabemos que, cuando Jesús fue bautizado por su primo Juan algo le impulsó a ir al desierto. Bueno, en realidad, tenemos por cierto y verdad que fue el Espíritu Santo Dios quien dirigió sus pasos hacia donde la soledad es más acusada y donde, precisamente, empezó a gestarse la llamada “vida pública” de Cristo. Es más, de allí iba a salir vencedor de mucho y contra mucho. 

Este texto del evangelio de san Marcos abunda en realidades espirituales que, no por conocidas, debemos olvidar. Muchas de ellas, además, fundamentan nuestra propia vida de fe y nos recomiendan llevar a cabo un comportamiento filial hacia la voluntad de Dios. 

Antes que nada, antes de salir hacia Galilea a cumplir con la misión que tenía encomendada, Jesús tuvo que enfrentarse al Mal. En el desierto, come es más que conocido, tuvo que vencer a las tres tentaciones que le proponía Satanás. Y de todas ellas, echando mano de la Palabra de Dios, salió victorioso. Satanás pretendía hacerlo suyo como había conseguido hacerlo con nuestros primeros padres con aquello de la tentación a incumplir lo dicho por Dios. Pero no pudo con Jesús que, siendo Dios mismo, no iba a caer en tan arteras trampas. 

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17.02.18

Meditaciones de Cuaresma – Valores de Cuaresma: oración

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Valores de Cuaresma: oración

 

En estas Meditaciones de Cuaresma, en cuanto corresponde al tema de la oración, no podemos seguir el camino trillado, por decirlo así, de tal tipo de práctica religiosa. Es decir, no vamos a hacer discurso alguno sobre la importancia que tiene la oración ni sobre otro tema relacionado con las generales de la ley de la misma. Y es que lo que nos corresponde es mirar el hecho de orar, de rezar, desde un punto de vista muy particular que tiene que ver, no por casualidad (no existe la misma ni aquí ni nunca) con la Cuaresma.

 

Una oración muy especial

Como es cierto saber y creer, nosotros, en este siglo XXI en el que nos encontramos, sabemos mucho acerca de lo que pasó en aquel tiempo anterior a la Semana de Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. Y con esto queremos decir que son más que conocidos los pasos que, por el mundo, dio nuestro hermano Jesucristo

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16.02.18

Meditaciones de Cuaresma – Valores de Cuaresma: ayuno

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Valores de Cuaresma: ayuno

El tiempo de Cuaresma es uno que lo es muy especial porque lo que nos pasa a los creyentes católicos es que sabemos que podemos ser mejores. No es que el resto del año no sea tiempo propicio para serlo sino que en uno tan especial como es el que antecede a nuestra salvación eterna (a que pueda ser posible, queremos decir) tras la muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, lo es de forma más que especial.

Hay una serie de valores que damos en llamar propios de este tiempo o, mejor, que se pueden acentuar muy especialmente durante estos días. Uno de ellos es, sin duda alguna, el ayuno.

Sobre el ayuno hubo quien, en tiempos de Jesucristo, le preguntó la razón por la que sus discípulos no ayunaban. La cosa fue, más o menos, así:

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15.02.18

Meditaciones de Cuaresma – Necesidad de conversión

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Todo aquel que crea y se convierta, se salvará”.

Con tales palabras o más o menos las mismas, el Hijo de Dios, deja dicho algo que es tan importante que, olvidarlo o tenerlo por cosa baladí, puede llevarnos, precisamente y no por casualidad, a lo contrario de lo que afirma.

Jesucristo hace una promesa que bien podemos entender como solemne: quien crea en Él y convierta su corazón acabará salvándose.

Decir eso, así, como quien no quiere la cosa, podrían pensarse es asunto de menor importancia. Sin embargo, es tan necesaria nuestra conversión que hacer otra cosa en esta vida, procurarla, es actuar como persona necia. Así de simple, sin medias tintas, debemos sostenerlo y decirlo. Y aquí ni vale ni sirve el respeto humano ni políticamente correcto. Y no valen ni una cosa ni la otra porque lo que nos va es, precisamente, nuestra salvación.

Es más que posible que eso de la salvación pueda sonar a algo lejano o algo así como un cuento para niños pequeños… como para dar miedo. Sin embargo, es lo contrario la verdad: nuestra salvación es el único negocio (algo, contrario, pues, al ocio y que no debemos tomar a guasa o a broma) que deberíamos tener en cuenta en este mundo que pisamos durante un período que, comparado con la vida eterna, es una minucia, una nada, algo a no tener en cuenta.

Decimos, por eso mismo, que el tiempo de Cuaresma es uno en el que nuestra conversión es más necesaria que nunca.

¿Quiere decir eso que el resto del año litúrgico no tiene importancia convertir el corazón? Pues sí, la tiene.

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14.02.18

Meditaciones de Cuaresma – Ceniza; miércoles que es un principio

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La Cuaresma ahora nos pone delante de estas preguntas fundamentales: ¿avanzo en mi fidelidad a Cristo, ¿en deseos de santidad?, ¿en generosidad apostólica en mi vida diaria, en mi trabajo ordinario entre mis compañeros de profesión?” (San Josemaría, Homilía del I Domingo de Cuaresma, 2 de marzo de 1952, en “Es Cristo que pasa” 58)

 

Convertíos y creed en el Evangelio”. Y con tal expresión de fe, la ceniza como manifestación de arrepentimiento.

Así empieza este tiempo llamado “fuerte” del año litúrgico en el que muchas cosas, en nuestro corazón, han de cambiar. A no ser que creamos que nunca pecamos (¿?) es lógico pensar que a cada uno de nosotros se nos da otra oportunidad, otra más, de venir a ser verdaderos discípulos de Cristo. Por eso se nos pide, en fin, dar fruto de nuestra conversión.

¿Morimos a nosotros mismos para dar fruto?

Responder a esta pregunta nos puede poner sobre la pista de si, en realidad, queremos llevar el tiempo de Cuaresma por el camino correcto y adecuado.

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