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27.12.16

Un amigo de Lolo – Cuidado con la mundanidad y la carnalidad

Presentación

Lolo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

Libro de oración

 

En el libro “Rezar con el Beato Manuel Lozano, Lolo” (Publicado por Editorial Cobel, www.cobelediciones.com ) se hace referencia a una serie de textos del Beato de Linares (Jaén-España) en el que refleja la fe de nuestro amigo. Vamos a traer una selección de los mismos.

Cuidado con la mundanidad y la carnalidad

“Los labios que devoran el caviar, los ojos y la nariz que prosiguen el banquete, nuestra media naranja de materia que busca su almuerzo, apelmazan las paredes del corazón para convertirlo en alacena de gustos. Metidos en lo del almacenaje, el corazón apenas si admite de materia lo que una caja de membrillo. Prensaremos los cheques, y como en los nidos de ratones, a lo que más llegamos es al atasco y al olor de carroña.”  (”Ese Gran Árbol llamado Pobreza” de “Desde este lado de la tapia”).

El ser humano, cada uno de nosotros, estamos formados de cuerpo y espíritu. Es decir, ni somos sólo cuerpo ni somos sólo espíritu. Y no debemos entender una existencia humana en la que se prive al ser creado por Dios a su imagen semejanza sin alguno de los elementos.

Nosotros, sin embargo, sabemos que si bien vivimos en un cuerpo y de nos valemos del mismo para existir, no por eso podemos descuidar el componente espiritual de nuestra vida. Es más, de hacerlo así, es más que posible que nuestra salvación eterna quede frustrada, no la alcancemos, no gocemos de la Bienaventuranza y la Visión Beatífica.

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