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16.12.15

Serie pueblo gitano - Majarí Calí: Siervo de Dios Juan Ramón Gil Torres, en proceso de beatificación.

Majarí Calí

Como es propio de la Madre de Dios, el mundo gitano tiene, también, su advocación. A ella ya hemos hecho referencia en la serie dedicada a Vírgenes y Santos. Y nos referimos a la Majarí Calí que, como no podía ser de otra forma, es quien, propiamente, da nombre a esta categoría.  La Majarí Calí, santa gitana que acompaña al pueblo gitano por el mundo, es la protagonista primera de lo que vamos a tratar de traer aquí.

Pero debemos decir algo acerca de lo que va a formar parte de lo que empieza hoy. Y es lo que sigue:

 

1. La intención de este blog: transmitir todo lo referido al mundo gitano católico.

2. Traer aquellos casos que se encuentran bien en proceso de canonización  o de beatificación.

3. Hacer aportaciones acerca de la pastoral gitana de la Conferencia Episcopal Española.

 4. Lo que Dios buenamente inspire al que esto escribe acerca del pueblo gitano.

Al respecto de esto último, la reunión de Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, LXXIX de las habidas, en fecha de 2 de noviembre de 2002 publicó el documento de título “La Iglesia de España y los gitanos” en los que, entre otras realidades (que iremos trayendo aquí) dice que el pueblo gitano mantiene y defiende una serie de valores muy a tener en cuenta (dadas las circunstancias de la sociedad actual) que son, a saber:

-El respeto a la familia como institución suprema de la sociedad gitana. La identidad personal del gitano viene en gran medida determinada por su familia: siempre será miembro de esta o de aquella familia y cargará gustosamente con sus ventajas e inconvenientes;

-La veneración por los miembros de más edad. Los mayores son acreedores de un respeto especial porque acumulan la memoria y la sabiduría de la vida. En momentos delicados buscarán el consejo de los “tíos” y su parecer será muy tenido en cuenta;

-Una concepción más humana del trabajo. El trabajo no lo es todo ni lo más importante para un gitano. El gitano no vive para trabajar, trabaja para vivir. Lo fundamental es la vida, la familia, la convivencia. El trabajo es sólo un medio al servicio de la vida y la familia;

-La hospitalidad y la solidaridad con los miembros de la etnia. Los gitanos guardan memoria de la necesidad y los malos momentos pasados y desean evitarlos a los que son de los suyos. Entre ellos hay una corriente de solidaridad profunda que no puede olvidar que el gitano desconocido, es un primo, un familiar;

-La virginidad de la mujer antes del matrimonio, que es un valor cristiano en sí, ha venido siendo un signo característico de la comunidad gitana, si bien ha dado lugar a que muchas jóvenes, con frecuencia, contrajeran matrimonio prematuramente.

-El respeto a los muertos. Los muertos siguen vivos de otro modo; merecen más que nunca todo el respeto del mundo. Ofender la memoria de un familiar difunto se considera una ofensa gravísima.

                               

Además, añade, digamos que como valores a tener en cuenta, estos:

-El sentido de libertad.

-El respeto a la palabra dada.

-El amor a la naturaleza,

Etc.

Bien podemos ver que el pueblo gitano aporta más de lo que, por lo común, se cree, a la sociedad católica en la que nos movemos. Hagamos lo posible para que esto no se olvide. 

 

Serie pueblo gitano – Majarí Calí: Siervo de Dios Juan Ramón Gil Torres, en proceso de beatificación

El pueblo gitano tiene, al menos en España, una serie de hermanos en la fe (que son también nuestros) que han dado su vida, precisamente, por la fe que tenían. Son aquellos que consideramos mártires porque han sido testigos de una creencia que, al fin y al cabo, les ha costado la vida.

Uno de ellos es el Siervo de Dios Juan Ramón Gil Torres que nace en Jumilla (Murcia-España) el 11 de febrero del año de Nuestro Señor de 1887.

Los padres de Juan Ramón eran creyentes piadosos y tenían una gran devoción a la Virgen María. Es más, testigos dieron fe de la piedad fuera de lo común de Josefa, su madre. Y, como no podía ser de otra forma, toda la familia la siguió en esto.

Era María Santiago Aguilera una joven nacida en Cuevas de Almanzora. Fue, a la sazón, quien casó con nuestro Siervo de Dios un 28 de diciembre de 1908. Fueron padres de cuatro hijos de nombre Josefa, Remedio, Miguel y Juan Ramón, como el padre. Y a vistas de las testificaciones de los que para ello se prestaron, fue un esposo fiel y educador bueno de cada uno de ellos.

Por otra parte, como bien veremos (Dios mediante) en el apartado correspondiente a la historia del pueblo gitano, desde bien temprano una de las ocupaciones que desempeñó este pueblo fue la de ser tratantes de ganado. Y a eso se dedicaba el bueno de Juan Ramón.

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