InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Julio 2015

8.07.15

“Reflexiones acerca del sentido de nuestra fe"- ¿En qué debemos ocuparnos?

 

Proceloso viaje de la Esposa de Cristo

La expresión “Estos son otros tiempos” se utiliza mucho referida a la Iglesia católica. No sin error por parte de quien así lo hace. Sin embargo se argumenta, a partir de ella, acerca de la poca adaptación de la Esposa de Cristo a eso, a los tiempos que corren o, como dirían antiguamente, al “siglo”.

En realidad siempre son otros tiempos porque el hombre, creación de Dios, no se quedó parado ni siquiera cuando fue expulsado del Paraíso. Es más, entonces empezó a caminar, como desterrado, y aun no lo ha dejado de hacer ni lo dejará hasta que descanse en Dios y habite las praderas de su definitivo Reino.

 

Sin embargo, nos referimos a tal expresión en materia de nuestra fe católica.

¿Son, pues, otros tiempos?

Antes de seguir decimos que Jesús, ante la dificultad que presentaba la pesca para sus más allegados discípulos, les mostró su confianza en una labor gratificada diciéndoles (Lc 5,4)

 ‘Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.’

Quería decirles Jesús que, a pesar de la situación por la que estaban pasando siempre había posibilidad de mejorar y que confiar en Dios era un remedio ciertamente bueno ante la misma.

El caso es que, como es lógico, las cosas han cambiado mucho, para el ser humano, desde que Jesús dijera aquellas palabras u otras de las que pronunció y quedaron para la historia del creyente católico como Palabra de Dios.  Por eso no es del todo extraño que se pueda lanzar la pregunta acerca de si estos son otros tiempos pero, sobre todo, que qué suponen los mismo para el sentido primordial de nuestra fe católica.

Por ejemplo, si de la jerarquía eclesiástica católica se dice esto:

Por ejemplo, de la jerarquía eclesiástica se dice:

Que le asusta la teología feminista.

Que es involucionista.

Que apoya a los sectores más reaccionarios de la sociedad.

Que participa en manifestaciones de derechas.

Que siempre ataca a los teólogos llamados progres.

Que deslegitima el régimen democrático español.

Que no se “abre” al pueblo cristiano.

Que se encierra en su torre de oro.

Que no se moderniza.

Que no “dialoga” con los sectores progresistas de la sociedad.

Que juega a hacer política.

Que no sabe estar callada.

Que no ve con los ojos del siglo XXI.

Que constituye un partido fundamentalista.

Que está politizada.

Que ha iniciado una nueva cruzada.

Que cada vez está más radicalizada.

Que es reaccionaria.

Y, en general, que es de lo peor que existe.

Lo mismo, exactamente lo mismo, puede decirse que se sostiene sobre la fe católica y sobre el sentido que tiene la misma pues, como los tiempos han cambiado mucho desde que Jesús entregó las llaves de la Iglesia que fundó a Pedro no es menos cierto, eso se sostiene, que también debería cambiar la Esposa de Cristo.

Además, no podemos olvidar el daño terrible que ha hecho el modernismo en el corazón de muchos creyentes católicos.

Por tanto, volvemos a hacer la pregunta: ¿son, éstos, otros tiempos para la Iglesia católica?

 

“Reflexiones acerca del sentido de nuestra fe"-  ¿En qué debemos ocuparnos?

“Estamos muy ocupados”. Tal es la letanía que continuamente repetimos. Aunque no podemos negar que, en efecto, tenemos ocupaciones que ocupan gran parte de nuestro tiempo, podemos negar, eso sí, que todo el tiempo que podemos estar ocupados… lo estemos.

Además, hay algo que es muy importante: qué tipo de ocupación nos ocupa o, mejor, si lo que nos ocupa debería ocuparnos tanto como nos ocupa.

Nadie puede negar que haya un tiempo que dedicamos al trabajo que es imprescindible aunque sea para vivir. Y aunque haya personas que, para su desgracia, se ven abocadas al no-trabajo (no porque no quieran sino porque no lo tienen) una gran parte de los hijos de Dios tienen algo a lo que dedicar muchas horas del día. A ello, además, debemos dedicarnos con ahínco y haciendo las cosas lo mejor posible. Y tal es una verdad muy católica y, por eso mismo, muy cristiana.

Hay, sin embargo, realidades que ocupan nuestro tiempo de una forma peligrosa. Es decir, hay momentos dedicados a lo que no deberíamos dedicar. Es más, hay momentos en los que nada de tales momentos dedicamos a Dios, nuestro Padre.

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7.07.15

Un amigo de Lolo – Oración de la generosidad

Presentación

Lolo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le inflijían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

Libro de oración

 

En el libro “Rezar con el Beato Manuel Lozano, Lolo” (Publicado por Editorial Cobel, www.cobelediciones.com ) se hace referencia a una serie de textos del Beato de Linares (Jaén-España) en el que refleja la fe de nuestro amigo. Vamos a traer una selección de los mismos.

 

Oración de la generosidad

 

“Cristo, raíz de los hombres que nacieron para ser árboles de inteligencia; hazte savia de aquel arco iris de un título que empezó a forjarse entre las nubes de unas aulas y ahora luce en un despacho para que yo sea técnico de corazones y superdotado de la generosidad, que es lo que cuenta a la hora de la última liquidación.” (Extraída de “Mesa redonda con Dios”)

 

 Es bien cierto que Dios, en su generosidad y amor, nos concede, nos dona, una serie de bienes que pueden ir en beneficio nuestro y de nuestro prójimo. La inteligencia es uno de ellos.

También es cierto que los dones que recibimos de parte del Todopoderoso los podemos hacer rendir o no. Es decir, podemos hacer lo posible para que los mismos den fruto o, por el contrario, dejarlos escondidos debajo de cualquier celemín.

Nosotros sabemos, a grandes y ciertos rasgos, qué es lo que Dios quiere, a tal respecto, de nosotros. Es bien sencillo porque no puede querer nada que no sea darle vida a los dones que nos ha entregado. Otra cosa sería algo extraño de creer pues quien da algo ha de gozar sabiendo que se hace uso de lo entregado; y que se hace de forma adecuada a las características de lo entregado. Por eso el Creador mira a sus descendencia, y ve en lo más secreto de nuestro corazón, con la intención de ver si hacemos lo correcto.

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5.07.15

La Palabra del Domingo - 5 de julio de 2015

 Biblia

Mc 6, 1-6.

 “1 Salió de allí y vino a su patria, y sus discípulos le siguen.2         Cuando llegó el sábado se puso a enseñar en la sinagoga. La multitud, al oírle, quedaba maravillada, y decía: ‘¿De dónde le viene esto? y ¿qué sabiduría es ésta que le ha sido dada? ¿Y esos milagros hechos por sus  manos?3 ¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, Joset, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros?’ Y se escandalizaban a causa de él. 4 Jesús les dijo: ‘Un profeta sólo en su patria, entre sus parientes y en su casa carece de prestigio.’ 5 Y no podía hacer allí ningún milagro, a excepción de unos pocos enfermos a quienes curó imponiéndoles las manos. 6 Y se maravilló de su falta de fe. Y recorría los pueblos del contorno enseñando.”

 

 

COMENTARIO

Escuchar   y comprender a Cristo

Suponemos, porque lo hemos leído y porque, lógicamente, sería así, que Jesús iría muchas veces a Galilea. Es decir, en el tiempo en el que estuvo anunciando la Buena Noticia no es de extrañar que quisiera ir a su tierra para decir que el Reino de Dios había llegado. Y qué significaba eso.

El texto de este Evangelio nos dice, precisamente, que “salió de allí y vino a su patria”. No sabemos de dónde salió exactamente. En el capítulo 5 de su Evangelio, san Marcos escribe acerca de la curación de la hija de Jairo. Podemos entender, pues, que salió de la Decápolis y fue a Galilea.

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4.07.15

Serie “Al hilo de la Biblia- Y Jesús dijo…” – Ser tierra buena

Sagrada Biblia

Dice S. Pablo, en su Epístola a los Romanos, concretamente, en los versículos 14 y 15 del capítulo 2 que, en efecto, cuando los gentiles, que no tienen ley, cumplen naturalmente las prescripciones de la ley, sin tener ley, para sí mismos son ley; como quienes muestran tener la realidad de esa ley escrita en su corazón, atestiguándolo su conciencia, y los juicios contrapuestos de condenación o alabanza. Esto, que en un principio, puede dar la impresión de ser, o tener, un sentido de lógica extensión del mensaje primero del Creador y, por eso, por el hecho mismo de que Pablo lo utilice no debería dársele la mayor importancia, teniendo en cuenta su propio apostolado. Esto, claro, en una primera impresión.

Sin embargo, esta afirmación del convertido, y convencido, Saulo, encierra una verdad que va más allá de esta mención de la Ley natural que, como tal, está en el cada ser de cada persona y que, en este tiempo de verano (o de invierno o de cuando sea) no podemos olvidar.

Lo que nos dice el apóstol es que, al menos, a los que nos consideramos herederos de ese reino de amor, nos ha de “picar” (por así decirlo) esa sana curiosidad de saber dónde podemos encontrar el culmen de la sabiduría de Dios, dónde podemos encontrar el camino, ya trazado, que nos lleve a pacer en las dulces praderas del Reino del Padre.

Aquí, ahora, como en tantas otras ocasiones, hemos de acudir a lo que nos dicen aquellos que conocieron a Jesús o aquellos que recogieron, con el paso de los años, la doctrina del Jristós o enviado, por Dios a comunicarnos, a traernos, la Buena Noticia y, claro, a todo aquello que se recoge en los textos sagrados escritos antes de su advenimiento. Y también, claro está, a lo que aquellos que lo precedieron fueron sembrando la Santa Escritura de huellas de lo que tenía que venir, del Mesías allí anunciado.

Por otra parte, Pedro, aquel que sería el primer Papa de la Iglesia fundada por Cristo, sabía que los discípulos del Mesías debían estar

“siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra esperanza” (1 Pe 3, 15)

Y la tal razón la encontramos intacta en cada uno de los textos que nos ofrecen estos más de 70 libros que recogen, en la Antigua y Nueva Alianza, un quicio sobre el que apoyar el edificio de nuestra vida, una piedra angular que no pueda desechar el mundo porque es la que le da forma, la que encierra respuestas a sus dudas, la que brota para hacer sucumbir nuestra falta de esperanza, esa virtud sin la cual nuestra existencia no deja de ser sino un paso vacío por un valle yerto.

La Santa Biblia es, pues, el instrumento espiritual del que podemos valernos para afrontar aquello que nos pasa. No es, sin embargo, un recetario donde se nos indican las proporciones de estas o aquellas virtudes. Sin embargo, a tenor de lo que dice Francisco Varo en su libro “¿Sabes leer la Biblia?“ (Planeta Testimonio, 2006, p. 153)

“Un Padre de la Iglesia, san Gregorio Magno, explicaba en el siglo VI al médico Teodoro qué es verdaderamente la Biblia: un carta de Dios dirigida a su criatura”. Ciertamente, es un modo de hablar. Pero se trata de una manera de decir que expresa de modo gráfico y preciso, dentro de su sencillez, qué es la Sagrada Escritura para un cristiano: una carta de Dios”.

Pues bien, en tal “carta” podemos encontrar muchas cosas que nos pueden venir muy bien para conocer mejor, al fin y al cabo, nuestra propia historia como pueblo elegido por Dios para transmitir su Palabra y llevarla allí donde no es conocida o donde, si bien se conocida, no es apreciada en cuánto vale.

Por tanto, vamos a traer de traer, a esta serie de título “Al hilo de la Biblia”, aquello que está unido entre sí por haber sido inspirado por Dios mismo a través del Espíritu Santo y, por eso mismo, a nosotros mismos, por ser sus destinatarios últimos.

Por otra parte, es bien cierto que Jesucristo, a lo largo de la llamada “vida pública” se dirigió en múltiples ocasiones a los que querían escucharle e, incluso, a los que preferían tenerlo lejos porque no gustaban con lo que le oían decir.

Sin embargo, en muchas ocasiones Jesús decía lo que era muy importante que se supiera y lo que, sobre todo, sus discípulos tenían que comprender y, también, aprender para luego transmitirlo a los demás.

Vamos, pues, a traer a esta serie sobre la Santa Biblia parte de aquellos momentos en los que, precisamente, Jesús dijo.

Ser tierra buena

Y Jesús dijo… (Mt 13, 3-9)

“Y les habló muchas cosas en parábolas. Decía: ‘Una vez salió un sembrador a sembrar. Y al sembrar, unas semillas cayeron a lo largo del camino; vinieron las aves y se las comieron. Otras cayeron en pedregal, donde no tenían mucha tierra, y brotaron enseguida por no tener hondura de tierra; pero en cuanto salió el sol se agostaron y, por no tener raíz, se secaron. Otras cayeron entre abrojos; crecieron los abrojos y las ahogaron. Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto, una ciento, otra sesenta, otra treinta. El que tenga oídos, que oiga.’”

Ciertamente, la llamada parábola “del sembrador” es una de las más suculentas, espiritualmente hablando, de las que puso en el corazón de sus oyentes el Hijo de Dios. Y es que dice tanto y nos dice tanto que no podemos, ¡qué menos!, que tenerla en cuenta de entre lo que Cristo dijo.

Dios siembra

Es bien cierto que es el Creador, Dios mismo, quien siembra en su tierra, en su mies y, al fin y al cabo, en nuestros corazones, su Palabra. La siembra porque sabe que la necesitamos para caminar hacia su definitivo Reino. También la siembra porque con ella podemos ser capaces de evitar caer en las asechanzas del Maligno.

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3.07.15

Teresa Forcades: sor barretina cojea de un pie muy cierto

 

No me negarán que la cosa no tiene gracia. Religiosa, poca, pero mundana, a más a más.

Antes de empezar, debemos decir que la “barretina” es una especie de tocado de cabeza típicamente catalán. Vamos, viene a ser como un sombrero local o, más bien, rural. Por eso titulamos como titulamos: Sor barretina, Madre barretina…Y es que Teresa Forcades, religiosa a sus horas, nos ha salido independista pero de las de izquierdas (es que aquí tenemos de todo, como en botica)

Esta religiosa (aunque parece que está esperando no serlo durante tres años… algo así como una interrupción de su religiosidad) está que se sale. Aupada por sus opiniones muy contrarias a muchas doctrinas de la Iglesia católica y de moda por eso y por no quitarse el hábito cuando las ha expresado, ha creído, además, que puede servir a Dios y al César. En realidad, ahora quiere dejar de servir a Dios para servir al César y presentarse a unas elecciones políticas.

Para empezar, no me negarán ustedes que eso es ser tibio de la mayor tibieza. Y tampoco me negarán ustedes qué dice Dios en el Apocalipsis de los tibios…

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