InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Febrero 2014

28.02.14

Eppur si muove - ”Todo pecado no, cardenal Kasper” o “Si esto es el punto de partida…”

Pecado contra el Espíritu Santo

Para quien, como el que esto escribe, la teología no deja de ser una ciencia difícil de entender al carecer de los estudios al efecto, hay cosas que, a lo mejor no entiende por tal circunstancia o, simplemente, porque no hay quien las entienda. Si, además, tales cosas salen de boca de un pastor, más aún de un cardenal, en fin…

Bueno, pues esto va de lo siguiente.

Como todos sabemos, desde que el Papa Francisco es el Papa Francisco se han desatado (señal de que estaban atadas y así deberían seguir estando) las ilusiones espirituales y teológicas de muchos. Han visto como una luz ha aparecido en el mundo (porque creen que piensa como ellos) y, a partir de ahora, todo será coser y cantar para sus expectativas teológicas.

Pues bien, como es sabido en Roma hay una reunión muy importante de pastores de todo el mundo llegados a la capital italiana. Trátase la citada reunión de un tema importante como es la familia y todo lo que, con ella, tiene que ver.

Y, claro, como era de esperar, quien más y quien menos tiene algo que decir. Mucho más si entre los que más tienen que decir se encuentra el cardenal Kasper que, además, fue el encargado de abrir la tan reunión. Y, según se ha podido leer, al Santo Padre le ha gustado mucho la intervención del cardenal alemán.

Bueno.

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27.02.14

¡Ay, qué dura es la verdad!

Obispo de Málaga

¡El obispo de Málaga, don Jesús E. Catalá Ibañez, es un hacha¡

Esto dicho aquí pudiera parecer algo radical. Sin embargo, lo decimos por esto, que pudiera parecer, decimos, de poca importancia pero que tiene todo que ver con la labor que ha de realizar un pastor y que no siempre se lleva a cabo.

Resulta que el Evangelio de San Mateo, en concreto en el versículo 10 del capítulo 3 recoge lo que, en el inicio de la predicación de Juan Bautista, dijo aquel santo varón. Y fue esto:

“Ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles; y todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego”

Lo que quería decir quien perdiera la cabeza por ser fiel a Dios es que todo aquello que no se correspondiera con la voluntad del Creador, debía ser quitado, apartado y, en fin, quemado (metafóricamente hablando, es de suponer)

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26.02.14

Ad pedem litterae – 1. P. Pablo Cabellos Llorente .- 2. Homilía en sufragio por el alma del P. Jorge Loring, SJ.

Al pie de la letra es, digamos, una forma, de seguir lo que alguien dice sin desviarse ni siquiera un ápice.

En “Ad pedem litterae - Hermanos en la red” son reproducidos aquellos artículos de católicos que hacen su labor en la red de redes y que suponen, por eso mismo, un encarar la creencia en un sentido claro y bien definido.

Ad pedem litterae - P. Pablo Cabellos Llorente

Presentación del artículo del P. Pablo Cabellos .

Hay muchas formas de morir, por supuesto.

Pero, aunque no sea nada nuevo esto, lo bien cierto es que la Eutanasia está siendo utilizada por aquellos que aman poco la vida ajena (o, incluso, la suya) como instrumento de ingeniería social.

Sin embargo, hay otros tipos de muerte dulce que es lo que se quiere decir la misma palabra “Eutanasia”. Está la muerte, por ejemplo, de quien, con fe, sabe que tiene determinada enfermedad y eso no le va a arredrar ni hacerlo de menos. Es la muerte de quien sabe que llega pronto pero cuya realidad la soporta con alegría (¡incluso con alegría!) demostrando que Dios da lo mejor a quien quiere recibirlo.

El autor de este artículo, que es optimista y dan ganas de afrontar la muerte como el protagonista del mismo, Luis Mari, hace lo mejor que puede hacer por nosotros: ayudarnos a comprender qué puede haber en el sufrimiento y, sobre todo, cómo no debemos actuar.

Claro está que cada cual es como es pero Dios también es como es y prefiere lo que prefiere cuando, además, nos da fuerzas para todo. Incluso para tal tipo de muerte que es, en realidad, una verdadera muerte dulce. Y no como otras que otros procuran con egoísmo y desfachatez científica.

Y, ahora, el artículo del P. Pablo Cabellos Llorente.

Muerte dulce con Dios

Pablo Cabellos Llorente

“Finales de los años sesenta. Luis María era tornero en un taller de automóviles. Había conocido en su ciudad –Pamplona- la Peña Egulbati, que realizaba numerosas y variadas actividades para gente joven y para algunos menos jóvenes: desde deporte –sobre todo, futbol con la participación en el campeonato Los Boscos, muy popular entonces entre las peñas de la capital foral-, hasta otras acciones lúdicas y formativas, como cursos de formación cristiana, de temas de actualidad, retiros espirituales, atención de personas necesitadas, etc. Por allí pasaron personajes tan diversos como el futbolista Zoco o el Marqués de la Real Defensa.

Egulbati organizaba también excursiones al Pirineo o tertulias musicales, en especial para celebrar santos, cumpleaños o días festivos. Nunca faltaban las jotas navarras que surgían de la voz potente de El Chato, hermano menor de Luis Mari. Los dos, y otros cuantos hermanos más, hijos de una familia numerosa encantadora, amable, ejemplar. ¡Qué bien se pasaba en su casa!, sencilla y humilde, pero alegre, luminosa como sus sonrisas. El Chato –en realidad, se llama José Miguel- no era el único que aportaba en las tertulias musicales: Pepe, que también cantaba jotas de la Rioja, Javier, que componía canciones…, Juan Ignacio, algún otro que contaba chistes de vascos; improvisados poetas, muralistas y también Luis Mari, que tocaba el acordeón.

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25.02.14

Un amigo de Lolo - Misterium iniquitatis

Presentación
Manuel Lozano Garrido

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infringían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

Misterium iniquitatis

“El pecado es como un estallido atómico, que libera una fuerza que si se hubiera encauzado bien, podría reportar efectos bienhechores”
Manuel Lozano Garrido, Lolo
Bien venido, amor (552)

Cuando Dios creó al hombre hizo lo mejor que podía hacer. Como quería que siempre estuviera a su lado aunque Él se encontrase en el cielo y su creatura en la tierra, le procuró una relación directa a través, por ejemplo, de la oración. Además, podría darse cuenta siempre, en la creación, de la mano de su Creador.

El ser humano, pues, lo tenía todo pues todo es poder estar siempre con Dios en cada momento de su existencia.

El hombre, sin embargo, ansiaba lo que no podía ser o, mejor, le hizo creer el Mal que podía ser como Dios. Y entró la muerte en el mundo por aquel pecado de egoísmo y de soberbia.

Cayó el ser humano en el fondo de un abismo en el que sólo habita la mentira y donde toda tropelía justificada tiene su asiento.

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24.02.14

Serie oraciones – invocaciones - Adoración eucarística de San Alfonso Mª de Ligorio

Orar

No sé cómo me llamo…
Tú lo sabes, Señor.
Tú conoces el nombre
que hay en tu corazón
y es solamente mío;
el nombre que tu amor
me dará para siempre
si respondo a tu voz.
Pronuncia esa palabra
De júbilo o dolor…
¡Llámame por el nombre
que me diste, Señor!

Este poema de Ernestina de Champurcin habla de aquella llamada que hace quien así lo entiende importante para su vida. Se dirige a Dios para que, si es su voluntad, la voz del corazón del Padre se dirija a su corazón. Y lo espera con ansia porque conoce que es el Creador quien llama y, como mucho, quien responde es su criatura.

No obstante, con el Salmo 138 también pide algo que es, en sí mismo, una prueba de amor y de entrega:

“Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
guíame por el camino eterno”

Porque el camino que le lleva al definitivo Reino de Dios es, sin duda alguna, el que garantiza eternidad y el que, por eso mismo, es anhelado y soñado por todo hijo de Dios.

Sin embargo, además de ser las personas que quieren seguir una vocación cierta y segura, la de Dios, la del Hijo y la del Espíritu Santo y quieren manifestar tal voluntad perteneciendo al elegido pueblo de Dios que así lo manifiesta, también, el resto de creyentes en Dios estamos en disposición de hacer algo que puede resultar decisivo para que el Padre envíe viñadores: orar.

Orar es, por eso mismo, quizá decir esto:

-Estoy, Señor, aquí, porque no te olvido.

-Estoy, Señor, aquí, porque quiero tenerte presente.

-Estoy, Señor, aquí, porque quiero vivir el Evangelio en su plenitud.

-Estoy, Señor, aquí, porque necesito tu impulso para compartir.

-Estoy, Señor, aquí, porque no puedo dejar de tener un corazón generoso.

-Estoy, Señor, aquí, porque no quiero olvidar Quién es mi Creador.

-Estoy, Señor, aquí, porque tu tienda espera para hospedarme en ella.

Pero orar es querer manifestar a Dios que creemos en nuestra filiación divina y que la tenemos como muy importante para nosotros.

Dice, a tal respecto, san Josemaría (Forja, 439) que “La oración es el arma más poderosa del cristiano. La oración nos hace eficaces. La oración nos hace felices. La oración nos da toda la fuerza necesaria, para cumplir los mandatos de Dios. —¡Sí!, toda tu vida puede y debe ser oración”.

Por tanto, el santo de lo ordinario nos dice que es muy conveniente para nosotros, hijos de Dios que sabemos que lo somos, orar: nos hace eficaces en el mundo en el que nos movemos y existimos pero, sobre todo, nos hace felices. Y nos hace felices porque nos hace conscientes de quiénes somos y qué somos de cara al Padre. Es más, por eso nos dice san Josemaría que nuestra vida, nuestra existencia, nuestro devenir no sólo “puede” sino que “debe” ser oración.

Por otra parte, decía santa Teresita del Niño Jesús (ms autob. C 25r) que, para ella la oración “es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como desde dentro de la alegría”.

Pero, como ejemplos de cómo ha de ser la oración, con qué perseverancia debemos llevarla a cabo, el evangelista san Lucas nos transmite tres parábolas que bien podemos considerarlas relacionadas directamente con la oración. Son a saber:

La del “amigo importuno” (cf Lc 11, 5-13) y la de la “mujer importuna” (cf. Lc 18, 1-8), donde se nos invita a una oración insistente en la confianza de a Quién se pide.

La del “fariseo y el publicano” (cf Lc 18, 9-14), que nos muestra que en la oración debemos ser humildes porque, en realidad, lo somos, recordando aquello sobre la compasión que pide el publicano a Dios cuando, encontrándose al final del templo se sabe pecador frente al fariseo que, en los primeros lugares del mismo, se alaba a sí mismo frente a Dios y no recuerda, eso parece, que es pecador.

Así, orar es, para nosotros, una manera de sentirnos cercanos a Dios porque, si bien es cierto que no siempre nos dirigimos a Dios sino a su propio Hijo, a su Madre o a los muchos santos y beatos que en el Cielo son y están, no es menos cierto que orando somos, sin duda alguna, mejores hijos pues manifestamos, de tal forma, una confianza sin límite en la bondad y misericordia del Todopoderoso.

Esta serie se dedica, por lo tanto, al orar o, mejor, a algunas de las oraciones de las que nos podemos valer en nuestra especial situación personal y pecadora.

Serie Oraciones – Invocaciones: Adoración eucarística de San Alfonso Mª de Ligorio

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