InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Noviembre 2013, 28

28.11.13

¡Esta dictadura no es nada silenciosa!

Casaté y sé sumisa

El otrora presentable Federico Jiménez Losantos, periodista español e insultador a según qué personas, tiene un libro titulado “La dictadura silenciosa” (que, por cierto, el que esto escribe tiene dedicado por el mismísimo autor) en el que plantea la situación vivida en España en los años de (des)gobierno del deleznable Felipe González y del “ámbito” social y político que se había conformado: una dictadura, en efecto, no ruidosa sino exactamente silenciosa pero efectiva, al fin y al cabo.

Pues bien, bien dice la zarzuela queLas ciencias avanzan que es una barbaridad” porque la ciencia del dictado impositivo de lo políticamente correcto, de la ideología de género y del igualitarismo han dado un paso hacia delante y se ha convertido en una dictadura verdaderamente ruidosa, escandalosa y sin vergüenza alguna.

A estas alturas de la película, de terror y de más que miedo, todo el mundo sabe lo que está pasando con un libro y con un Arzobispo que ha osado, ¡osado y atrevidamente permitido! que el tal libro pueda ser conocido y comprado por las personas a quienes les de la santa gana adquirirlo.

El título, dicen, es provocativo: “Cásate y sé sumisa”. En realidad, lo que es provocativa es la ignorancia de las personas que no saben ni dónde aparece eso, ni qué significa ni nada de nada y, además, se dedican a despotricar del título, del contenido y de todo lo que tengan que ver con el tema. Todo, verdaderamente, preocupante y, además, asqueante. Vamos, que da asco y requeteasco que haya personas que manifiesten una estulticia tan grande y tan poco presentable en seres humanos con estudios y formadas.

Pues bien, todo esto viene traído del texto evangélico en el que se dice, más o menos, lo mismo que el título de tal libro. Y es lo siguiente (Ef, 5, 21-33):

“Sed sumisos los unos a los otros en el temor de Cristo. Las mujeres a sus maridos, como al Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es Cabeza de la Iglesia, el salvador del Cuerpo. Así como la Iglesia está sumisa a Cristo, así también las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, purificándola mediante el baño del agua, en virtud de la palabra, y presentársela resplandeciente a sí mismo; sin que tenga mancha ni arruga ni cosa parecida, sino que sea santa e inmaculada. Así deben amar los maridos a sus mujeres como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer se ama a sí mismo. Porque nadie aborreció jamás su propia carne; antes bien, la alimenta y la cuida con cariño, lo mismo que Cristo a la Iglesia, pues somos miembros de su Cuerpo. ‘Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne’. Gran misterio es éste, lo digo respecto a Cristo y la Iglesia. En todo caso, en cuanto a vosotros, que cada uno ame a su mujer como a sí mismo; y la mujer, que respete al marido”.

Leer más... »