InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Octubre 2012

31.10.12

Sobre Halloween y lo imposible

Por la libertad de Asia Bibi.

……………………..
Por el respeto a la libertad religiosa.
……………………..
Enlace a Libros y otros textos.
……………………..

El título del artículo de hoy podría parecer que viene traído por la película española titulada, precisamente, “Lo imposible”, y que, dirigida por Juan Antonio Bayona trata, según cuenta la sinopsis de la misma de que

“María (Naomi Watts), Henry (Ewan McGregor) y sus tres hijos pasan las vacaciones de invierno en Tailandia. Una mañana, mientras se encuentran en la piscina, un terrible rugido emerge del centro de la tierra. María se queda paralizada por el miedo, al ver cómo un inmenso muro de agua oscura avanza por los jardines del hotel hacia ella”.

Trae a la gran pantalla lo sucedido, en verdad, a una familia española durante el tsunami que asoló el sudeste asiático en 2004.

Y no, no se trata de eso porque si sobrevivir, entonces, pudo parecer imposible, lo que traigo aquí hoy, por hartazgo del asunto pero perseverando en su contra, sí que parece imposible.

Me refiero a Halloween.

Halloween

El que esto escribe ha tenido que hacer lo propio, en muchas ocasiones, sobre este tema. Y, como parece que no hay forma humana ni espiritual de que las cosas cambien, pues lo traigo todo otra vez para ver si alguien, al menos alguien que esté convencido de lo que le interesa y conviene tal celebración pagana, se lleva a engaño.

El que esto escribe ha dicho en otras ocasiones, esto:

“Invasiones Halloweenescas poco católicas”

La fe se puede manifestar de muchas formas. Una de ellas es, sin duda alguna, la de aceptar (o no) determinados comportamientos que, en apariencia, tienen relación con la cristiandad.

Así, en determinadas ocasiones, se aceptan costumbres que, viniendo allende del espíritu católico, tienen relación, al unísono, con alguna festividad que en nuestra fe tenemos como importante.

Por experiencia propia o, lo que es lo mismo, por haberlo visto y vivido, cuando se acerca el día 1 de noviembre, tradicionalmente dedicado al recuerdo de Todos los Santos y el 2 del undécimo mes del año dedicado a la Conmemoración de todos los Difuntos, siempre acude a las pantallas de nuestra vida una costumbre que trata de sustituir a las festividades citadas arriba: Halloween.

Es más que conocida la costumbre que encierra tal fiesta. Por tanto, no se trata aquí de hacer exposición alguna del contenido de la misma porque cualquier lector de este artículo sabe y conoce, seguramente más que de sobra, en qué consiste la tal festividad fantasmagórica.

Sin embargo, a mí me gustaría, mejor, hacer hincapié en algo que, para el esto escribe, es bastante peor que la fiesta misma: la aceptación católica de Halloween.

Sabemos, a este respecto, que, para no causarse excesivos problemas de convivencia, los seres humanos tenemos la tendencia a mimetizarnos con el terreno (“Donde fueres, haz lo que vieres”, se dice) Es decir, aceptar todo aquello que nos venga dado para que no se pueda decir eso, precisamente, de “qué dirán” es lo que, en general, se hace. Y eso es equivalente, exactamente, al comportamiento políticamente correcto.

Tendríamos que preguntarnos cómo ha sido posible que, siendo una fiesta eminentemente foránea haya ido calando en la sociedad española de tal forma que parece, ahora mismo, inseparable de las fechas en las que estamos.

Así, de haber empezando siendo, en exclusiva, una forma de festividad para los niños en la que se disfrazaban imitando los modelos televisivos, ha acabado por invadir (impulsada la misma por el desconocimiento de su origen o, lo que es peor, por el resultado de aquel principio) cada uno de los centros públicos de enseñanza que no pueden pasar, como así parece, sin su fiesta de Halloween.

¿Qué decir de los mismos en los que la gran mayoría de padres optan, para sus hijos, por la asignatura de Religión Católica?

Oponiéndose el catolicismo al sentido que ha adoptado la tal fiesta ¿Qué nivel de culpabilidad tenemos los padres por no oponernos a que pasen tales cosas? Seguramente, bastante grande.

Se trata, entre otras cosas, de una concesión al paganismo que debería ser impropia del católico cuando, además, de ninguna manera nos hace falta el recuerdo, así, de los muertos. Para tal memoria ya tenemos la celebración de Todos los Fieles Difuntos (el 2 de noviembre) y también, antes, la de Todos los Santos.

Nos debemos acoger, por tanto, no a la banalización de nuestros muertos sino, muy al contrario, a darles honra. Muy al contrario se hace en Halloween donde se hace mofa del que murió cuando no se le tiene como enemigo que ataca.

De otra forma nos dejaremos vencer por el mundo, por el siglo, por esa tibieza que hace de nosotros meros peleles en manos de los vencedores de la nada y el vacío y habremos caído en ese esoterismo y ese paganismo tan antiguo como el hombre y que, ahora, quieren que sea presente para dar al traste, seguro que es así, con la Verdad.

A esto lo podemos llamar de muchas formas: relativismo o, simplemente, comportarse de una forma políticamente correcta.

Lo que no podemos decir, de ninguna de las maneras, es que sea una actitud muy católica la aceptación de Halloween como algo que, dentro de la normalidad espiritual, pueda sustituir a alguna fecha importante para la Iglesia de Cristo.

Espero, de todas formas, que se pueda decir, en esto también, Eppur si muove… aunque cueste tanto y tanto que se siga moviendo, la Iglesia católica, con tanto enemigo detrás cuando no delante de ella.
Eppur si muove… Dios quiera.

O esto otro:

“Eppur si muove - ¿Contra Halloween?

Es posible que más de uno pueda pensar que la pregunta del título de hoy sobra. Efectivamente sobra porque, en realidad, todo católico ha de estar contra la dizque fiesta de Halloween pero no por llevar la contraria sino por lo que supone el sentido que se le da y la razón por la que se hace.

Sin embargo resulta, por eso mismo, acertado preguntar si, en efecto, hay que estar contra Halloween para decir las causas de tal posicionamiento aún a sabiendas que, con casi toda seguridad, a lo largo de esta semana en la que estamos muchos centros, públicos, privados o concertados habrán llevado a cabo algún tipo de celebración entorno a tan extraña forma de traer a la muerte a nuestra vida.
La fe se puede manifestar de muchas formas. Una de ellas es, sin duda alguna, la de aceptar (o no) determinados comportamientos que, en apariencia, tienen relación con la cristiandad.

Así, en determinadas ocasiones, se aceptan costumbres que, viniendo allende del espíritu católico, tienen relación, al unísono, con alguna festividad que en nuestra fe tenemos como importante.

Por experiencia propia o, lo que es lo mismo, por haberlo visto y vivido, cuando se acerca el día 1 de noviembre, tradicionalmente dedicado al recuerdo de Todos los Santos y el 2 del undécimo mes del año dedicado a la Conmemoración de todos los Difuntos, siempre acude a las pantallas de nuestra vida una costumbre que trata de sustituir a las festividades citadas arriba: Halloween.

Es más que conocida la costumbre que encierra tal fiesta. Por tanto, no se trata aquí de hacer exposición alguna del contenido de la misma porque cualquier lector de este artículo sabe y conoce, seguramente más que de sobra, en qué consiste la tal festividad fantasmagórica.

Sin embargo, a mí me gustaría, mejor, hacer hincapié en algo que, para el esto escribe, es bastante peor que la fiesta misma: la aceptación católica de Halloween.

Sabemos, a este respecto, que, para no causarse excesivos problemas de convivencia, los seres humanos tenemos la tendencia a mimetizarnos con el terreno (“Donde fueres, haz lo que vieres”, se dice) Es decir, aceptar todo aquello que nos venga dado para que no se pueda decir eso, precisamente, de “qué dirán” es lo que, en general, se hace. Y eso es equivalente, exactamente, al comportamiento políticamente correcto.
Tendríamos que preguntarnos cómo ha sido posible que, siendo una fiesta eminentemente foránea haya ido calando en la sociedad española de tal forma que parece, ahora mismo, inseparable de las fechas en las que estamos.

Así, de haber empezando siendo, en exclusiva, una forma de festividad para los niños en la que se disfrazaban imitando los modelos televisivos, ha acabado por invadir (impulsada la misma por el desconocimiento de su origen o, lo que es peor, por el resultado de aquel principio) cada uno de los centros públicos de enseñanza que no pueden pasar, como así parece, sin su fiesta de Halloween.

¿Qué decir de los mismos en los que la gran mayoría de padres optan, para sus hijos, por la asignatura de Religión Católica?

Oponiéndose el catolicismo al sentido que ha adoptado la tal fiesta ¿Qué nivel de culpabilidad tenemos los padres por no oponernos a que pasen tales cosas? Seguramente, elevado.

Para los cristianos y para los que no siéndolo, tienen un respeto por sus antepasados (pues esto es un principio de derecho natural totalmente insoslayable) el que un día al año se celebre su recuerdo, se acuda o no al cementerio a hacerlo patente (pues hoy día muchas personas tienen las cenizas de sus difuntos en su propia casa) tiene más importancia de la que muchos quieren darle como si se tratase de algo anecdótico que ocupa espacio en el telediario como algo simpático o gracioso.

Por eso, ese recuerdo hay que diferenciarlo, claramente, de ese día por el que pretenden sustituirlo, que no es más que una fiesta claramente pervertidora del sentido aquel que celebramos y que respetamos. La presencia de la muerte, de la que se hace escarnio y risa no es, creo yo, para hacerla menos gravosa sino, precisamente, para hacerle una mueca. Sin embargo, para los creyentes, o no, esa muerte, que no es el final (como dice la célebre canción militar) es, al contrario, un dejar de existir para alcanzar la vida eterna, muy al contrario del concepto que esa fiesta extraña tiene de la misma cosa.

Se trata, entre otras cosas, de una concesión al paganismo que debería ser impropia del católico cuando, además, de ninguna manera nos hace falta el recuerdo, así, de los muertos. Para tal memoria ya tenemos la celebración de Todos los Fieles Difuntos (el 2 de noviembre) y también, antes, el 1 de noviembre, la de Todos los Santos.

Nos debemos acoger, por tanto, no a la banalización de nuestros muertos sino, muy al contrario, a darles honra que no es, precisamente, lo que se hace en Halloween sino mofa del que murió cuando no se le tiene como enemigo que ataca.

De otra forma nos dejaremos vencer por el mundo, por el siglo, por esa tibieza que hace de nosotros meros peleles en manos de los vencedores de la nada y el vacío y habremos caído en ese esoterismo y ese paganismo tan antiguo como el hombre y que, ahora, quieren que sea presente para dar al traste, seguro que es así, con la Verdad.

A esto lo podemos llamar de muchas formas: relativismo o, simplemente, comportarse de una forma políticamente correcta.

Lo que no podemos decir, de ninguna de las maneras, es que sea una actitud muy católica la aceptación de Halloween como algo que, dentro de la normalidad espiritual, pueda sustituir a alguna fecha importante para la Iglesia de Cristo.

Sin embargo, a lo mejor no todo está perdido porque quisiera decir que se puede hacer algo positivo para tratar de mitigar el efecto de la calabaza y la muerte.

En tanto en cuanto parece que se va a acabar imponiendo esta “fiesta” entre nosotros (si es que no se ha impuesto ya) y, sobre todo, entre las jóvenes generaciones que son las tienen, en sus manos, el futuro, sería conveniente, necesario, obligado, el dar a conocer el verdadero sentido de lo que el día de Todos los Santos y los Fieles Difuntos tiene y, así, dejar claro que, aunque ellos se vean “obligados”, por los medios y el propio centro en el que estudian, a llevar a cabo juegos, disfraces, etc., relacionados con Halloween, en el fondo, y en la superficie de su vida diaria, lo que, en verdad deben de tener en cuenta es que los Santos y los Difuntos que nos precedieron han de gustar, por fuerza, de que su recuerdo no esté manchado por deformaciones del mismo.

Por eso, sí hemos de manifestarnos contra Halloween porque es una forma, como diría san Pedro, de “dar razón de nuestra esperanza”. Y a eso no podemos negarnos.

Todos los Santos y todos los Fieles Difuntos

Aún, creo, están a tiempo de no hacer el ridículo ante Dios quienes, siendo católicos, hacen lo que hacen en estas fechas. Pero también creo que ya no estaré a tiempo para que prevengan ciertas actuaciones en centros educativos donde, impartiendo la asignatura de religión católica, se “divierten” con la fiesta pagana y alejada de la cultura y espiritualidad católica.

Y para las personas que, repito, siendo católicas, se sometan a la publicidad engañosa y a la supuesta espiritualidad halloweenesca … que Dios las pille confesadas. Literalmente.

Y, por cierto, alguien podría acusarme de haber traído aquí lo mismo que he escrito antes y que, incluso, dentro de los dos artículos también se repiten cosas pero, en verdad y con franqueza, respondo con lo mismo a lo mismo de siempre para ver si…

¿Saben, además, qué es lo más triste para un católico consciente de serlo? Pues que haya empresas, digamos, grandes, como, por ejemplo, El Corte Inglés, Mercadona y así, que pongan a la venta muchos artículos relacionados con esta celebración pagana de Halloween. Pero no es triste porque pretendan vender tales artículos sino porque han de estar en la seguridad de que los van a vender todos o una gran mayoría de ellos y que, por lo tanto, asumen que muchos católicos están dispuestos a adquirirlos sin ningún tipo de remordimiento de conciencia.

Y lo malo es que eso es cierto y verdad y que gustan, con gozo además, mostrar la marca de la Bestia en la mano (por lo que hacen) y en la frente (por lo que piensan) sin olvidar que miran, también, al abismo en el que poco a poco van cayendo con la delectación de quien se somete al Mal suponiendo que no lo hace.

¡Roguemos al Señor para que convierta tantos corazones desviados!

Eleuterio Fernández Guzmán
…………………………….
Para leer Fe y Obras.
…………………………….

InfoCatólica necesita vuestra ayuda.

Escucha a tu corazón de hijo de Dios y piedra viva de la Santa Madre Iglesia y pincha aquí abajo:


Y da el siguiente paso. Recuerda que “Dios ama al que da con alegría” (2Cor 9,7), y haz click aquí.

30.10.12

Un amigo de Lolo - Cristo, que fue, es y será

Por la libertad de Asia Bibi.

……………………..

Por el respeto a la libertad religiosa

……………………..

Enlace a Libros y otros textos.

……………………..

Manuel Lozano Garrido

Presentación

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infringían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

Cristo, que fue, es y será

“Curó, primero; multiplicó panes después, y ya luego, se retiró para rezar. Buen programa: devolver la vida, fortalecerla y coronarlo todo levantando el corazón”
Manuel Lozano Garrido, Lolo
Bien venido, amor (938 )

Hay personas, que no son creyentes y, también, otros que lo son, que tienen a Jesucristo como una persona que, viviendo entre aquellos otros nosotros, llevó a cabo buenas obras y que hay que tenerlo por ser humano a tener en cuenta aunque sin entrar en el aspecto de ser Hijo de Dios y, yendo más allá, el Creador hecho hombre. Tal es una realidad que no alcanzan a comprender porque está fuera de sus esquemas de seres humanos que, viviendo en el mundo, a él se han adaptado.

Jesús, sin embargo, es mucho más que una tal persona pues, aún siendo así, llevaba en su corazón no la semilla de una divinidad sino la divinidad misma pues es, como tenemos por cierto, perfecto Dios y perfecto hombre o, al revés, porque aquí tampoco el orden de los factores altera el producto o el resultado de ser Creador, Hijo y Espíritu.

Leer más... »

29.10.12

Serie Huellas de Dios .-15.- Sed de Dios

Por la libertad de Asia Bibi.

……………………..

Por el respeto a la libertad religiosa.

……………………..

Enlace a Libros y otros textos.

……………………..

Presentación de la serie

Huellas de Dios

Las personas que no creen en Dios e, incluso, las que creen pero tienen del Creador una visión alejada y muy distante de sus vidas, no tienen la impresión de que Quién los mira, ama y perdona, puede manifestarse de alguna forma en sus vidas.

Así, cuando el Amor de Dios lo entendemos como el actuar efectivo de quien no vemos puede llegar a parecernos que, en definitiva, poco importa lo que pueda hacer o decir Aquel que no vemos, tocamos o, simplemente, podemos sentir.

Actuar de tal manera de permanecer ciego ante lo que nos pasa y no posibilitar que Dios pueda ser, en efecto, alguien que, en diversos momentos de nuestra vida, pueda hacer acto de presencia de muchas maneras posibles.

En diversas ocasiones, por tanto, se producen inspiraciones del Espíritu Santo en nuestro corazón que muestran la presencia de Dios de forma firme y efectiva. Las mismas son, precisamente, “Huellas de Dios” en nuestras vidas porque, en realidad, nosotros somos su semejanza y, como tal, deberíamos encontrar a nuestro Creador, sencillamente, en todas partes.

No es algo dado a personas muy cualificadas en lo espiritual sino posibilidad abierta a cada uno de nosotros. Por eso no podemos hacer como si Dios estuviera en su reino mirando a su descendencia sin hacer nada porque cada día, a nuestro alrededor y, más cerca aún, en nosotros mismos, se manifiesta y hace efectiva su paternidad.

Las huellas de Dios son, por eso mismo, formas y maneras de hacer cumplir, en nosotros, la voluntad de Creador que, así, nos conforma para que seamos semejanza suya y, en efecto, lo seamos porque, como ya dejó escrito San Juan, en su primera Epístola (3, 1) es bien cierto que, a pesar de los intentos de evadirse de la filiación divina, no podemos preterirla y, como mucho, miramos para otro lado porque no es de nuestro egoísta gusto cumplir lo que Dios quiere que cumplamos.

Sin embargo, el Creador no ceja en su voluntad de llamarnos y sus huellas brillan en nuestro corazón siendo, en él, la siembra que más fruto produce.

15.-Sed de Dios

Reconocemos, en nuestra vida, una serie de necesidades sin las cuales, simplemente, no podríamos existir. Una de ellas es, sencillamente, el

Sin el llamado líquido elemento nada se podría hacer: estamos compuestos en un porcentaje muy alto de agua, el planeta Tierra está cubierto, en un porcentaje muy alto, de agua y lo mismo podemos decir de los seres que pululan por la corteza terrestre.

Dios, al crear todo lo que tiene vida, alguna razón debió tener para que tal fuera la conclusión a la que se llega con la visión que se tiene de tal elemento natural.

Pero, por eso mismo, por la importancia que tiene para nosotros el agua de forma tal que nos produce sed su ausencia y graves problemas físicos, también hemos de estar sedientos de Aquel que nos creó y que, precisamente, se desvive por nosotros (no obstante, murió por nosotros)

Leer más... »

28.10.12

La Palabra del Domingo - 28 de octubre de 2012

Por la libertad de Asia Bibi.

…………………

Por el respeto a la libertad religiosa.

……………………..

Enlace a Libros y otros textos.
……………………..

Mc 10, 46-52

Biblia

46 Llegan a Jericó. Y cuando salía de Jericó, acompañado de sus discípulos y de una gran muchedumbre, el hijo de Timeo (Bartimeo), un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino.47 Al enterarse de que era Jesús de Nazaret, se puso a gritar: «¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!» 48 Muchos le increpaban para que se callara. Pero él gritaba mucho más: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!» 49 Jesús se detuvo y dijo: «Llamadle.» Llaman al ciego, diciéndole: «¡Animo, levántate! Te llama.» 50 Y él, arrojando su manto, dio un brinco y vino donde Jesús.51 Jesús, dirigiéndose a él, le dijo: «¿Qué quieres que te haga?» El ciego le dijo: «Rabbuní, ¡que vea!» 52 Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado.» Y al instante, recobró la vista y le seguía por el camino.

COMENTARIO

¡Ut videam! (¡Que vea!)

Bartimeo es un hombre pobre. Ejemplo de la exclusión que suponía, para la sociedad de la época, no ser válido (y no sólo físicamente, pues recordemos la consideración que se tenía del niño y de la mujer) es que había devenido mendigo: un mendigo ciego. Yo no sé si era mendigo por ser ciego o lo era por otra causa, pero, teniendo en cuenta los muchos casos en que en la Escritura se dan casos similares, fácil es pensar que, en esto, sus contemporáneos tampoco habían seguido la Ley de Dios, la de la misericordia. Porque, además, estaba sentado fuera de la ciudad (“salía de allí”, dice el texto), como si estuviera excluido, por si no fuera poco su situación.

Jesús, da la impresión, que por Jericó sólo pasa de largo, sin quedarse para nada. Marcos dice que llegaron y ya salían. Sin embargo no perdía, puedo decir, “ripio” de lo que pasaba a su alrededor. Es fácil imaginar que el gentío que lo acompañaba sería bastante tumultuoso y ruidoso. Pero Bartimeo, como aquella semilla que está, porque crece, en el borde del camino, espera que el agua viva caiga sobre él o, al menos, le escuche. Espera, por decirlo pronto, alguna esperanza que le saque de su postrada situación. Por eso se ve en la obligación de alzar la voz, de levantar, por encima de aquella gente, su grito de desesperación que busca lo contrario de lo que lo ampara, ahora. Tiene ansias de conocer a quien pasa, puede debe de saber quien es (pensemos en alguien que le hubiera dicho, a aquel ciego, que venía Jesús por el camino) y, quizá, sólo él pueda ayudarle.

Leer más... »

27.10.12

Serie Pensamientos de vida sobrenatural - 25.- Voluntad de Dios

Por la libertad de Asia Bibi.

……………………..

Por el respeto a la libertad religiosa.

……………………..

Enlace a Libros y otros textos.

……………………..

Presentación de la serie

Pensamientos de vida sobrenatural

Tomás de Kempis, dice refiriéndose a Jesús que “’El que me sigue no va a oscuras’, dice el Señor. Estas palabras son de Cristo y con ellas nos enseña a imitar su vida y sus virtudes si queremos gozar de la luz verdadera, y librarnos de la ceguera del alma”.

No puede ser mejor explicado, en esencia, el comportamiento que debe expresar, con su vida, un discípulo del Hijo de Dios y resulta difícil, por eso mismo, decir más cosas con menos palabras.

Tal forma de demostrar que la Fe puede ser difundida, evangelizando con ella, es la que también siguió S. Josemaría en libros suyos como Camino, Forja o Surco que representan, para un creyente en el Dios Único y Omnipotente, una forma de demostrar que se cree porque se sabe lo que se cree.

El aforismo, por eso, es una fórmula comprimida de definir pensamientos, en este caso religiosos, que cada cual llevamos dentro y que, saliendo al exterior desde el corazón, puede servir para encauzar más de una situación que damos por perdida por las asechanzas del mundo o, simplemente, por nuestra mala cabeza mundana.

Por eso mismo, cuando manifestamos por escrito lo que tenemos como cierto para nuestro interior y, así, para nuestro corazón, no hacemos más que tratar de hacer ver que si del mismo habla la boca es de desear que hable bien del lugar donde, por tradición, se ha considerado que actúa el Espíritu de Dios y donde está su Templo.

Lo que podemos decir en pocas palabras a lo mejor es preferible que no se diga de forma extensa. Se entiende mejor lo que se pretende transmitir si no hay exceso de sílabas que, en muchas ocasiones, deforman una verdad espiritual y, en cierta manera, pervierten en esencial sentido que le queríamos dar.

Es, por otra parte, lo que de nuestra vida sobrenatural, llevaba y traída por el deambular de la existencia y conciencia que nos conducen hacia el definitivo reino de Dios, extraemos lo que nos ofrece unas frases que pretenden hacer real la voluntad de quien siente que su fidelidad a Dios puede ser imitada, puesta en práctica particular, como máxima expresión de una comunión vital y de fe.

Así, los “Pensamientos de vida sobrenatural” son una aproximación a la vivencia de la fe y un intento de plasmar, por la vía del mensaje escueto, lo que un alma puede sentir y expresar para obviar la tribulación por la que esté pasando o, a lo mejor, creyendo que pasa.

Cada cual, por supuesto, puede hacer con ellos lo que tenga por conveniente y, si eso surge, añadir los que crea oportunos porque, es bien cierto, que si Dios lo es personal para cada uno de nosotros, no está mal, de vez en cuando, compartir lo que su Espíritu nos ha sugerido. De todas formas, bien sabemos que no podemos ocultar la luz, aunque sea escasa, bajo el celemín.

25.-Voluntad de Dios

Las personas que somos creyentes y que tenemos a Dios por nuestro Padre, estamos en la seguridad de que su voluntad ha de ser cumplida. También somos conscientes de que, muchas veces, no la seguimos.

Leer más... »