InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Agosto 2012, 15

15.08.12

Y María fue elevada a los cielos

Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.

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Ascensión a los cielos de María

Los católicos tenemos una devoción muy especial por aquella joven que, un día, se vio en la tesitura de tener que responder al Ángel Gabriel si aceptaba o no aquello que le estaba proponiendo. No obligaba a la hija de Joaquín y de Ana a decir que sí a los halagos que le hacía aquel especial enviado de Dios.

María tuvo que pasar por una difícil situación porque no era de esperar, humanamente hablando, que sin haber conocido sexualmente varón alguno, pudiera dar a luz a un niño que, además, ya tenía nombre y que era Emmanuel, Dios entre nosotros.

Suponemos, por ser reacción humana, que se detuvo un instante para pensar qué hacer. Pero sabemos, a verdad cierta, que respondió sí y que, con aquel Fiat tan especial y tan franco aseguró para la humanidad una salvación eterna que, con su hacer, había, ciertamente, perdido.

Aquella joven, pues, que más tarde sería conocida como la esposa del carpintero José y la madre de un niño que jugaba entre los suyos, llevó una vida que, cumpliendo a rajatabla lo que le dijera el anciano Simeón, estuvo atravesada por más de una espada que le atravesó su corazón de madre.

Era de esperar que, de parte de Dios, tuviera una especial atención por quien quiso que bajara al mundo para hacer posible lo que el hombre, con sus propias fuerzas, no podía hacer y, ni siquiera, ser capaz de imaginar.

Aquella mujer, a lo largo de su vida, supo decir, en cada momento, lo que convenía. Es bien cierto que en pocas ocasiones se le escucha hablar pero si nos ceñimos, tan sólo a aquel “Fiat”, aquel “He aquí la esclava del Señor” o aquel “haced lo que Él os diga” de las bodas de Caná, no podemos negar que nunca se dijo y se hizo tan poco con tan escasas palabras o con algunas más cuando, ante el gozo de su prima Isabel al recibirla, proclama al Magnificat.

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