InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Julio 2012, 02

2.07.12

Meditaciones sobre el Credo 10.- La comunión de los santos, la remisión de los pecados

Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.

……………………..

Enlace a Libros y otros textos.

……………………..

Explicación de la serie

El Credo

El Credo representa para un católico algo más que una oración. Con el mismo se expresa el contenido esencial de nuestra fe y con él nos confesamos hijos de Dios y manifestamos nuestra creencia de una forma muy concreta y exacta.

Proclamar el Credo es afirmar lo que somos y que tenemos muy presentes en nuestra vida espiritual y material a las personas que constituyen la Santísima Trinidad y que, en la Iglesia católica esperamos el día en el que Cristo vuelva en su Parusía y resuciten los muertos para ser juzgados, unos lo serán para una vida eterna y otros para una condenación eterna.

El Credo, meditar sobre el mismo, no es algo que no merezca la pena sino que, al contrario, puede servirnos para profundizar en lo que decimos que somos y, sobre todo, en lo que querríamos ser de ser totalmente fieles a nuestra creencia.

La división que hemos seguido para meditar sobre esta crucial y esencial oración católica es la que siguió Santo Tomás de Aquino, en su predicación en Nápoles, en 1273, un año antes de subir a la Casa del Padre. Los dominicos que escuchaban a la vez que el pueblo aquella predicación, lo pusieron en latín para que quedara para siempre fijado en la lengua de la Iglesia católica. Excuso decir que no nos hemos servido de la original sino de una traducción al castellano pero también decimos que las meditaciones no son reproducción de lo dicho entonces por el Aquinate sino que le hemos tomado prestada, tan sólo, la división que, para predicar sobre el Credo, quiso hacer aquel Doctor de la Iglesia.

10.- La comunión de los santos, la remisión de los pecados

La comunión de los santos

Dice el Catecismo de la Iglesia Católica, en su número 953 que, al respecto de la comunión de la caridad, “

“’Ninguno de nosotros vive para sí mismo; como tampoco muere nadie para sí mismo0 (Rm 14, 7). 0Si sufre un miembro, todos los demás sufren con él. Si un miembro es honrado, todos los demás toman parte en su gozo. Ahora bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y sus miembros cada uno por su parte’ (1 Co 12, 26-27). ‘La caridad no busca su interés’ (1 Co 13, 5; cf. 1 Co 10, 24). El menor de nuestros actos hecho con caridad repercute en beneficio de todos, en esta solidaridad entre todos los hombres, vivos o muertos, que se funda en la comunión de los santos. Todo pecado daña a esta comunión.”

Tenemos por cierto y verdad, pues, que los católicos no somos islas que vamos caminando por el mundo sin relación alguna con nuestros hermanos en la fe. Lo bien cierto es que es justamente lo contrario y, por tanto, vivimos, debemos vivir en todo caso, la denominada comunión de los santos sin la cual no tendría sentido nuestra fe porque no tendríamos, entre nosotros, la consideración de hijos de Dios que se reconocen, entre ellos, como hermanos.

Leer más... »