InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Junio 2012

20.06.12

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Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.

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Este artículo no es ninguna apología de nadie porque la realidad se defiende ella misma. Es, en todo caso, una defensa, eso sí, de la verdad de la cual nadie debería alejarse a no ser que se quiera descentrarse del todo.

El número que titula la aportación de el que esto escribe no está puesto al azar ni es fruto de la casualidad. Tampoco hace referencia a un determinado año del siglo XII en el que en España estábamos enfrascados en la lucha contra la morisma. No. No es, como podemos ver, un número muy alto si, como sabemos, se refiere a dinero y, en concreto, a euros () que es la moneda de curso legal en la Unión Europea (en concreto, en España) con la que se abonan, pagan o satisfacen los salarios de los trabajadores que habitamos la vieja piel de Europa. Además, a quien tal cantidad cobra se le suele llamar “mileurista” que lleva aparejado, además de la cantidad una situación económica no precisamente holgada teniendo en cuenta el nivel de vida que se tiene entre nosotros, una forma de vida escasa y menguada.

Alguien, a lo mejor, puede pensar que, refiriéndonos a este continente poca importancia podemos darle a lo que aquí se diga. Y si se trata de España, menos aún por ser un lugar determinado y bien concreto. Pues caería en un gran error porque el grupo de personas que se ven afectadas por lo que aquí se trae pertenecen a la Iglesia católica y, seguro estoy, que en otros lares y lugares las cosas van peor que aquí mismo.

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19.06.12

Un amigo de Lolo - Decálogo del periodista .- 8

Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.

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Manuel Lozano Garrido

Presentación

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infringían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

Por otra parte, el Decálogo del periodista que escribió Lolo nos informa, a todas aquellas personas que, de una u otra forma, nos dirigimos a los lectores, que hay una forma cristiana de comportarse y aunque a veces podamos incurrir en ciertas extralimitaciones, la intención final ha de ser la que refiere el beato Manuel Lozano Garrido.

Decálogo del periodista según Manuel Lozano Garrido, Lolo

8.-Si a tu silencio se llama fracaso porque la luz falta a la cita, acepta y calla. Pobre del ídolo que tiene los pies del barro de la mentira. Pero ojo a su vez, con la vanagloria del mártir cuando las palabras no suenan por cobardía.

No siempre se puede escribir lo que se quiere ni siempre se debe escribir lo que se quiere. Ambas cosas pasan y, por eso mismo, no hay que lamentarse, sino en todo caso, pedir lo que más nos convenga.

En primer lugar, no siempre hay algo que decir porque, simplemente, o no te ha visitado la inspiración o no has sido capaz de encontrarla en el mundo en el que vives o en circunstancias allende tus fronteras físicas o espirituales. No es fácil decir lo que se quiere si lo que se quiere no se sabe, no ha sido posible entenderlo o, simplemente, no existe nada que decir. Entonces… como bien dice Lolo, lo mejor es callar.

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18.06.12

Meditaciones sobre el Credo 8.- Creo en el Espíritu Santo

Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.

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Explicación de la serie

El Credo

El Credo representa para un católico algo más que una oración. Con el mismo se expresa el contenido esencial de nuestra fe y con él nos confesamos hijos de Dios y manifestamos nuestra creencia de una forma muy concreta y exacta.

Proclamar el Credo es afirmar lo que somos y que tenemos muy presentes en nuestra vida espiritual y material a las personas que constituyen la Santísima Trinidad y que, en la Iglesia católica esperamos el día en el que Cristo vuelva en su Parusía y resuciten los muertos para ser juzgados, unos lo serán para una vida eterna y otros para una condenación eterna.

El Credo, meditar sobre el mismo, no es algo que no merezca la pena sino que, al contrario, puede servirnos para profundizar en lo que decimos que somos y, sobre todo, en lo que querríamos ser de ser totalmente fieles a nuestra creencia.

La división que hemos seguido para meditar sobre esta crucial y esencial oración católica es la que siguió Santo Tomás de Aquino, en su predicación en Nápoles, en 1273, un año antes de subir a la Casa del Padre. Los dominicos que escuchaban a la vez que el pueblo aquella predicación, lo pusieron en latín para que quedara para siempre fijado en la lengua de la Iglesia católica. Excuso decir que no nos hemos servido de la original sino de una traducción al castellano pero también decimos que las meditaciones no son reproducción de lo dicho entonces por el Aquinate sino que le hemos tomado prestada, tan sólo, la división que, para predicar sobre el Credo, quiso hacer aquel Doctor de la Iglesia.

8.- Creo en el Espíritu Santo

Espíritu Santo

Poner la confianza en el Espíritu Santo, tercera persona de la Santísima Trinidad, supone haber dado un gran paso hacia la vida eterna porque comulgar con tan gran verdad es, seguro, manifestación de saber quién se es y qué se es en materia de fe católica.

Decimos en el Credo que ponemos nuestra confianza, que creemos, en el Espíritu Santo. Eso, en realidad, ¿qué quiere decir?

En muchas ocasiones en el Antiguo Testamento el Espíritu Santo, Espíritu de Dios, aparece en los textos sagrados. Así, ya desde el mismo Génesis (1,2) se dice que “el Espíritu de Dios aleteaba sobre la superficie de las aguas” mientras el Creador, precisamente, creaba.

Pero (Gen 2,7)

“Entonces Yahvéh Dios formó al hombre con polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente”

En realidad no debería resultarnos nada extraño que el Espíritu de Dios, el Espíritu Santo, se haga presente desde el mismo comienzo de la historia de la humanidad. Así lo recoge el Salmo 33 (6) cuando dice que

Por la palabra de Yahvéh fueron hechos los cielos,
por el soplo de su boca toda su mesnada ”

donde Palabra y soplo son instrumentos de Dios para llevar a cabo la creación o, lo que es lo mismo, recordando aquello que escribió San Juan en su Evangelio acerca de que (Jn 1, 2)

“En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios”

y que (Jn 1, 14)

“Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad”

podemos estar en la seguridad de que en el momento de la creación tanto el Hijo como el Espíritu Santo estaban junto a Dios.

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17.06.12

La Palabra del Domingo .- 17 de junio de 2012

Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.

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Mc 4, 26-34

Biblia

26 También decía: «El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra; 27 duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece, sin que él sepa cómo. 28 La tierra da el fruto por sí misma; primero hierba, luego espiga, después trigo abundante en la espiga. 29 Y cuando el fruto lo admite, en seguida se le mete la hoz, porque ha llegado la siega.» 30 Decía también: «¿Con qué compararemos el Reino de Dios o con qué parábola lo expondremos? 31 Es como un grano de mostaza que, cuando se siembra en la tierra, es más pequeña que cualquier semilla que se siembra en la tierra; 32 pero una vez sembrada, crece y se hace mayor que todas las hortalizas y echa ramas tan grandes que las aves del cielo anidan a su sombra.» 33 Y les anunciaba la Palabra con muchas parábolas como éstas, según podían entenderle; 34 no les hablaba sin parábolas; pero a sus propios discípulos se lo explicaba todo en privado.

COMENTARIO

Parábolas de Dios

Jesús se dirigía a los que le escuchaban de muchas formas. Sin embargo, había una forma que era, seguramente, la predilecta del Señor por lo que suponía de facilidad de ser entendida: la parábola. Y haciendo uso de tal forma de enseñar nos confirmó que la sabiduría de Dios estaba con Él en su corazón y en sus palabras.

A Jesús le gusta mucho hablar del Reino de Dios. Lo hace, en primer lugar, porque es la misión que tiene encomendada pero, en segundo lugar, porque sabe que los que le escuchan necesitan tener en su corazón la certeza de que la vida eterna es bien real y no producto de la imaginación de unos profetas y otros escritores de las Sagradas Escrituras.

Compara, muchas veces, el Reino de Dios con realidades para que sea fácilmente entendido por todos. En este caso, además, podemos creer que lo hace para que el mismo esté en nuestro corazón… y de cómo puede llegar a crecer.

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16.06.12

Serie Pensamientos de vida sobrenatural - 9.- Plan de santidad

Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.

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Presentación de la serie

Pensamientos de vida sobrenatural

Tomás de Kempis, dice refiriéndose a Jesús que “’El que me sigue no va a oscuras’, dice el Señor. Estas palabras son de Cristo y con ellas nos enseña a imitar su vida y sus virtudes si queremos gozar de la luz verdadera, y librarnos de la ceguera del alma”.

No puede ser mejor explicado, en esencia, el comportamiento que debe expresar, con su vida, un discípulo del Hijo de Dios y resulta difícil, por eso mismo, decir más cosas con menos palabras.

Tal forma de demostrar que la Fe puede ser difundida, evangelizando con ella, es la que también siguió S. Josemaría en libros suyos como Camino, Forja o Surco que representan, para un creyente en el Dios Único y Omnipotente, una forma de demostrar que se cree porque se sabe lo que se cree.

El aforismo, por eso, es una fórmula comprimida de definir pensamientos, en este caso religiosos, que cada cual llevamos dentro y que, saliendo al exterior desde el corazón, puede servir para encauzar más de una situación que damos por perdida por las asechanzas del mundo o, simplemente, por nuestra mala cabeza mundana.

Por eso mismo, cuando manifestamos por escrito lo que tenemos como cierto para nuestro interior y, así, para nuestro corazón, no hacemos más que tratar de hacer ver que si del mismo habla la boca es de desear que hable bien del lugar donde, por tradición, se ha considerado que actúa el Espíritu de Dios y donde está su Templo.

Lo que podemos decir en pocas palabras a lo mejor es preferible que no se diga de forma extensa. Se entiende mejor lo que se pretende transmitir si no hay exceso de sílabas que, en muchas ocasiones, deforman una verdad espiritual y, en cierta manera, pervierten en esencial sentido que le queríamos dar.

Es, por otra parte, lo que de nuestra vida sobrenatural, llevaba y traída por el deambular de la existencia y conciencia que nos conducen hacia el definitivo reino de Dios, extraemos lo que nos ofrece unas frases que pretenden hacer real la voluntad de quien siente que su fidelidad a Dios puede ser imitada, puesta en práctica particular, como máxima expresión de una comunión vital y de fe.

Así, los “Pensamientos de vida sobrenatural” son una aproximación a la vivencia de la fe y un intento de plasmar, por la vía del mensaje escueto, lo que un alma puede sentir y expresar para obviar la tribulación por la que esté pasando o, a lo mejor, creyendo que pasa.

Cada cual, por supuesto, puede hacer con ellos lo que tenga por conveniente y, si eso surge, añadir los que crea oportunos porque, es bien cierto, que si Dios lo es personal para cada uno de nosotros, no está mal, de vez en cuando, compartir lo que su Espíritu nos ha sugerido. De todas formas, bien sabemos que no podemos ocultar la luz, aunque sea escasa, bajo el celemín.

9 .- Plan de santidad

Es bien cierto que el cristiano tiene que ser santo. También es más que cierto que la santidad está al alcance de quiere hacer el esfuerzo espiritual como para alcanzar. Ser santo debería ser, de todas formas, el camino a seguir para todo discípulo de Cristo y, sin embargo, es tan costoso humanamente…

No podemos olvidar, de todas formas, que ser santo es, sobre todo, obligación grave de todo hijo de Dios.

Y lo que a continuación traigo es lo que, para este católico, supone saber que debe ser santo.

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