Eppur si muove - Los Baales contra los que lucha la Iglesia católica
Como es lógico, de lo dicho por Benedicto XVI a los jóvenes (y demás cristianos sea cual sea la edad) los días que permaneció en tierras australianas en 2008, mucho ha quedado de importante porque el Santo Padre no es persona que, precisamente, no sepa lo que dice.
De lo que el Santo Padre dice, escribe o transmite oralmente, siempre puede dar la impresión que, cuando, por ejemplo, va dirigido a jóvenes, los demás católicos no nos tenemos que sentir concernidos por lo que dice; como si, al fin y al cabo, no fuera con nosotros porque es muy posible que no nos convengan sus palabras.
Ahora, en el caso presente, se dirigió a un grupo de jóvenes que tenían problemas de adaptación. Evidentemente eran personas, digamos, especiales. Sin embargo, las palabras que les dirigió Benedicto XVI bien nos las podemos (es más, nos las debemos) aplicar todos los que, no encontrándonos en tales situaciones, pasamos por considerarnos hijos de Dios y, por tanto, hemos de actuar en consecuencia.