InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Abril 2009

15.04.09

Tamayo se sube al sicómoro y no ve nada

Sabemos que a Zaqueo le vino muy bien subirse al sicómoro para ver venir a Jesús. Era el día de su salvación y, aunque eso no lo sabía el rico aquel, algo debió decirle que aquel gesto suyo era, entonces, necesario.

Hubo, pues, conversión y ganancia espiritual.

Sin embargo, no a todas las personas les produce la misma impresión quedarse mirando para ver quién viene o, también, ver lo que a su alrededor pasa.

Por ejemplo, al Director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid, llamado Juan José Tamayo, más que conocido por estos lares, le ha pasado, justo, al revés que a aquel jefe de publicanos que, un buen día, supo que el resto de su vida sería distinto.

El artículo que, ahora, ha publicado en “El Periódico” lleva por título, ¡cómo no!, La Iglesia, en crisis y le sirve para volver a traer a la actualidad una serie de manías personales que, tratándose de la Iglesia católica a la que pertenece, no dejan de ser, sino, manifestación de que no a todas las personas mirar desde una atalaya les sienta bien.

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14.04.09

COPE: a lo mejor el Mal se sale con la suya

Ciertamente, a la hora en la que estoy escribiendo este artículo nada sé sobre la decisión que va a tomar Federico Jiménez Losantos sobre su continuidad (o no) en la Cadena de Ondas Populares Españolas, más conocida como COPE, desde donde se predica el lema “Somos libres”.

Siempre que he escuchado tal lema (y ha sido muchas veces), el de la libertad atribuida por sí mismos a tal cadena de radio, me he preguntado, indefectiblemente, hasta cuándo iba a ser verdad tal cosa dicha porque los tiempos que corren no son, precisamente, para que siempre se cumpla tal voluntad de afirmación.

La libertad es, por eso mismo, un don de Dios al que no se le puede hacer ascos porque, de hacerlo, se le está haciendo al mismo Creador que, si bien, nos la da para que hagamos uso de ella no ha de querer que el uso sea malo o negativo.

Digo, antes que nada, que a estas horas del día nada sé de lo que mañana vaya a decir Jiménez Losantos.

Sin embargo, algunas posibilidades hay que procurar conocer.

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13.04.09

La Última Cena según Juan Masiá, jesuita, aunque parezca imposible

El pasado jueves, Santo, 9 de abril, el jesuita Juan Masiá Clavel volvió a perpetrar un atentado contra la fe (que, sin duda, no tiene) y contra la doctrina que, seguro, suple con poca gracia y contra todo lo que un cristiano entiende que es su creencia.

Fue la Última Cena según Juan Masiá Clavel, el jesuita del cual se ignora la razón por la cual aún está dentro de la Iglesia católica a la cual insulta, zahiere y pone en mal lugar con sus maléficos escritos llevados, sin duda, por la mano de Satanás y haciendo méritos para ser el sobrino del diablo al que CS. Lewis hacía enviar cartas.

En el Blog en el que en Juan Masiá tiene en Religión Digital (que es un sitio ideal para tenerlo según lo que dice) publicó un dizque artículo-basura (muy típico de una mente enferma y preocupada por perdurar expeliendo heces) en el que ponía, en boca de personajes bíblicos, algunas palabras que, llevadas por su ego distorsionador (el de Masiá) dejan en el lugar que le pertenece a tan poco insigne jesuita.

Lo peor que se puede decir de un creyente es que abjure, con tanta facilidad, de la fe que se dice que tiene. Es, así, un hipócrita, un falso y un sepulcro blanqueado.

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12.04.09

La Palabra del Domingo - 12 de abril de 2009 - Le reconocieron al partir el pan

biblia

Aunque también puede ser utilizado, para este día, el texto de Jn 20:1-9, he preferido escoger el texto del evangelio de san Lucas relativo al episodio de los discípulos de Emaús porque representa, en verdad, el después de la Resurrección de Nuestro Señor o, lo que es lo mismo, la situación en la que deberían estar sus antiguos, y, al parecer, lejanos, discípulos.

Lc 24,13-35. Le reconocieron al partir el pan.

13 Y le impuso las manos. Y al instante se enderezó, y glorificaba a Dios.
14 Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiese hecho una curación en sábado, decía a la gente: “Hay seis días en que se puede trabajar; venid, pues, esos días a curaros, y no en día de sábado.”
15 Replicóle el Señor: “¡Hipócritas! ¿No desatáis del pesebre todos vosotros en sábado a vuestro buey o vuestro asno para llevarlos a abrevar?
16 Y a ésta, que es hija de Abraham, a la que ató Satanás hace ya dieciocho años, ¿no estaba bien desatarla de esta ligadura en día de sábado?”
17 Y cuando decía estas cosas, sus adversarios quedaban confundidos, mientras que toda la gente se alegraba con las maravillas que hacía.
18 Decía, pues: “¿A qué es semejante el Reino de Dios? ¿A qué lo compararé?
19 Es semejante a un grano de mostaza, que tomó un hombre y lo puso en su jardín, y creció hasta hacerse árbol, y las aves del cielo anidaron en sus ramas.”
20 Dijo también: “¿A qué compararé el Reino de Dios?

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11.04.09

Juan Pablo II Magno: sobre el dolor y la vida

Serie Juan Pablo II Magno

Juan Pablo Magno. 3

Todos recordamos y, seguramente, es una imagen que se nos ha quedado impresa en la memoria, como Juan Pablo II Magno caía desplomado en el coche que atravesaba la Plaza de San Pedro aquel 13 de mayo de 1981.

Cuando Alí Agca le disparó a quemarropa, con una pistola marca Browning de nueve milímetros, el Papa polaco se dirigía a celebrar la audiencia que todos miércoles celebraba. Le hirió en el abdomen (de gravedad)

Sin embargo fue la prueba más palpable de que lo que el dolor puede suponer para un cristiano si sabe entender el significado del mismo y si sabe, por así decirlo, obtener fruto bueno del sufrimiento.
Por muy extraño que pueda parecer, también para el Santo Padre, venido de más allá del telón de acero comunista, “El sufrimiento, más que cualquier otra cosa, es el que abre el camino a la gracia que transforma las almas”. Esto lo dice en el número 27 de su Carta apostólica Salvifici doloris (SD) que, en el año 1984 (3 años después del intento de magnicidio) mostró el sentido cristiano del sufrimiento humano al mundo.

Pero el sufrimiento, el dolor, también puede entenderse como unallamada a manifestar la grandeza moral del hombre, su madurez espiritual” (SD 22) porque, como en su caso, grande es aquella persona que es capaz de perdonar a quien ha intentado acabar con su vida terrena. Y eso es lo que hizo, precisamente, Juan Pablo II Magno, que perdonó, seguramente muy pronto, a aquel al que preguntó (en una carta que nunca envió pero de la que se tuvo noticia al poco tiempo de pasar a la Casa del Padre) que por qué le disparaba si ambos creían en un único Dios.

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