Un amigo de Lolo - “Lolo, libro a libro” - Saber sufrir

Presentación

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Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

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Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “El sillón de ruedas”.

Saber sufrir

 

“Hay estilos de dolor, lo mismo que existen modalidades de escritores o de artistas -de creadores-, como también hay un sufrimiento en el que los matices sentimentales del hombre o la mujer proyectan su característica manera de desarrollar la vida.” (El sillón de ruedas, p. 111)

 

Al parecer, y en eso estamos de acuerdo con el Beato Manuel Lozano Garrido, el dolor no es nada extraño al ser humano ni nada que pueda salirse de lo ordinario y común.

Esto de arriba lo decimos porque equipara el mismo a los escritores o artistas que, como sabemos, los hay de toda clase y condición.

Sí, ciertamente, esto no es un descubrimiento de América ni nada por el estilo. Pero creemos que lo hace nuestro Beato de Linares (Jaén, España) para que nos demos cuenta que no estamos solos en el dolor y en el sufrimiento sino que es de lo más normal. Vamos, que no debemos sentirnos como bichos raros…

Nos dice, eso sí, que hay estilos de dolor y eso ha de suponer que, según sea la persona… así sufrirá sus padecimientos. Y en esto tampoco hay novedad alguna. Lo que pasa es que nuestro hermano Lolo sabe que las posibilidades de sufrir son muchas y variadas y que eso no debe hacernos perder la paciencia ni hacernos caer en la desesperanza que es, como sabemos, algo así como dejar de confiar en Dios o mirar para otro lado cuando su santa Providencia nos mira a nosotros.

Vamos, como vemos, desgranando poco a poco este texto que nos puede venir muy bien en el sentido de hacernos ver, sí, lo evidente pero que, muchas veces, no lo es porque creemos que las cosas son de otra forma cuando, en realidad, son más fáciles de entender de lo que a primera vista parece.

Eso sí. Debemos tener en cuenta que el dolor y el sufrimiento que lleva aparejado el mismo no es algo que no deba afectarnos sino que debemos tenerlo en cuenta pero no para lo que muchas veces creemos sino para algo muy distinto.

Sobre esto dicho arriba, eso de que la afectación que nos produce el dolor no ha de ser como muchas veces creemos, está apuntado en estas palabras del Beato Lolo. Y es que cuando nos dice eso de que hay “un sufrimiento” es porque existe una forma particular de sufrir que tiene todo que ver con cómo somos nosotros mismos.

Los matices sentimentales de los que nos habla nuestro hermano en la fe católica son lo que nosotros ponemos, de nuestra parte, en cuanto al dolor se refiere. Y es que no podemos negar, porque sería decir algo muy alejado de la realidad, que según somos así actuamos en este tipo de realidades espirituales que tanto puede distorsionar una vida y torcer una existencia creyente.

Nosotros, de todas formas, debemos tener en cuenta que lo que Dios ha de querer de sus hijos, y nos referimos ahora a los que sufren (que somos todos, antes que después) es que seamos conscientes de que nuestro dolor y nuestro sufrimiento es atendido por su corazón y que, por muchos aditamentos personales que pongamos en el sufrir nunca seremos abandonados por Aquel que nos ha creado y mantiene.

Es cierto, de todas formas, que esto no es cosa fácil y es una tarea que no siempre somos capaces de llevar a cabo. Y es que el dolor, muchas veces, ocupa un lugar tan grande en nuestra vida que no dejamos lugar para que Dios se ocupe de nosotros. Y ahí perdemos, sin duda alguna, una buena oportunidad para dejarnos conducir en tales momentos, que sabemos, no están nada alejados de nuestro ahora mismo.

      

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

 

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

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