Hoy es San Josemaría – Libro: "San Josemaría y la lucha interior"

 

         San Josemaría y la lucha interior                  San Josemaría y la lucha interior        

Título: San Josemaría y la lucha interior

Autor: Eleuterio Fernández Guzmán

Editorial: Lulu

Páginas: 80

Precio aprox.: 5 € papel – 1 € Libro electrónico 

ISBN Papel: 5800110695494

ISBN eBook: 978-1-326-29977-4

Año edición: 2015

Lo puedes adquirir en Lulu, en versión papel y en versión eBook.

 

Somos responsables ante Dios de todas las acciones que realizamos libremente. No caben aquí anonimatos; el hombre se encuentra frente a su Señor, y en su voluntad está resolverse a vivir como amigo o como enemigo. Así empieza el camino de la lucha interior”.

San Josemaría – Amigos de Dios, 36

 

¿Cómo entiende el fundador del Opus Dei la lucha interior? ¿Cómo cree que debe plantearse la misma cada hijo de Dios? o ¿Es posible salir vencedor de tal enfrentamiento con nosotros mismos?

El joven Escrivá sabía de luchas interiores porque era una criatura de Dios consciente de lo que eso supone. Por eso, en el punto  729 de “Camino” exclama “¡Oh, Dios mío: cada día estoy menos seguro de mí y más seguro de Ti!” Reconocía, por una parte, su propia debilidad y por otra la tabla de salvación que tenía en el Creador.

Entre las muchas homilías que se encuentran recogidas en “Es Cristo que pasa” la que corresponde al 4 de abril de 1971, a la sazón Domingo de Ramos, tiene como objeto, entre otros, manifestar qué es la lucha interior y cómo ha de encarar el discípulo de Cristo la misma.

Y es que el cristiano, como persona que se inmiscuye en el mundo porque en el mundo vive y habita, ha de enfrentarse contra aquella tendencia, natural y propiamente humana, de actuar en contra de la voluntad de Dios y en perjuicio directo de su propia existencia. Ahí se encuentra la lucha interior y ahí, exactamente, el Espíritu de Dios echa su cuarto a espadas en la defensa de sus hijos.

Es bien cierto que, a lo largo de la historia de Cristiandad muchos han sido los creyentes que han tenido que mantener una batalla que, desde su corazón, abarcaba toda su vida. Así, desde el propio san Agustín, quien mantuvo una lucha feroz contra su instinto humano y mundano hasta llegar a la beata Teresa de Calcuta, quien supo, también, lo que era, sentirse vacía espiritualmente hablando, muchos discípulos de Cristo han sabido, en sus propio espíritu, lo que supone la lucha interior.

Si hay, por lo tanto, una lucha que el cristiano debe, siempre, afrontar, es la que ha de tener con su propio corazón. Pero también reconocemos que la dificultad que encierra tal lucha es grande porque el mundo y sus llamadas hacen, a veces, difícil la pervivencia de la llama de la fe.

Por eso dice san Josemaría, en el punto 707 de Camino:

No te turbes si al considerar las maravillas del mundo sobrenatural sientes la otra voz —íntima, insinuante— del hombre viejo.

Es “el cuerpo de muerte", que clama por sus fueros perdidos… Te basta la gracia: sé fiel y vencerás.”

Y así habla del hombre que éramos pero que, mediando la fe, ha de devenir hombre nuevo, vino nuevo en el corazón del creyente. Ha de morir el que era para ser el que debe ser. Y todo eso no se alcanza de una forma fácil sino, al contrario, con un luchar contra lo que no nos conviene.

No es extraño que es santo de lo ordinario nos informe sobre qué es lo que nos puede apartar de lo que, en verdad, nos interesa: la vida eterna:

El mundo, el demonio y la carne son unos aventureros que, aprovechándose de la debilidad del salvaje que llevas dentro, quieren que, a cambio del pobre espejuelo de un placer —que nada vale—, les entregues el oro fino y las perlas y los brillantes y rubíes empapados en la sangre viva y redentora de tu Dios, que son el precio y el tesoro de tu eternidad”.

Tenemos, pues, los enemigos a batir en nuestro corazónmundo, demonio y carne. Y, aunque pueda parecer que se trata de un posicionamiento algo antiguo, que cada cual haga examen de conciencia y vea si es o no cierto lo dicho por san Josemaría.

Muchas veces, sin embargo, caemos y nos dejamos llevar por nuestras humanas inclinaciones. Bien sabemos que, como dijo san Pablo, a veces hacemos lo que no debemos a pesar de que sabemos que no debemos hacerlo. Sin embargo, ante esto, nos dice el autor de Camino lo siguiente (punto 711):

“Otra caída… y ¡qué caída!… ¿Desesperarte?… No: humillarte y acudir, por María, tu Madre, al Amor Misericordioso de Jesús. —Un “miserere” y ¡arriba ese corazón! —A comenzar de nuevo”.

Es decir, en nuestra lucha interior no estamos solos. Ni mucho menos. Muy al contrario, nos acompañan tanto Jesús como su Madre, María. Así bien podemos decir que nuestro camino no es tan arduo… aunque lo sea.

Eso mismo nos dice en otro puntoel 721:

“Si se tambalea tu edificio espiritual, si todo te parece estar en el aire…, apóyate en la confianza filial en Jesús y en María, piedra firme y segura sobre la que debiste edificar desde el principio”.

Pero… ante esto, ¿Qué podemos tener como seguro? Pues algo muy sencillo: “¡Que cuesta! —Ya lo sé. Pero, ¡adelante!: nadie será premiado —y ¡qué premio!— sino el que pelee con bravura”.

En este punto, el que hace 720 de “Camino” nos pone, sobre nuestros hombros, una carga que ha de ser gozosa: hay que pelear con bravura y no vale mantenerse al margen de lo que, espiritualmente, nos pase.

Y, sobre todo, lo siguiente (punto 733):

Confía siempre en tu Dios.-Él nunca pierde batallas”.

Por otra parte, en el texto de la homilía a la que se refiere el libro se ha respetado la división que ha hecho de la misma el libro citado supra “Es Cristo que pasa” donde está contenida (numerando, así, según consta en el mismo). Lo único que hemos hecho, de nuevo, por así decirlo, es titular cada uno de los apartados relativos, precisamente, a la lucha interior además, claro está, comentarlos.

Les dejamos puesto aquí el Índice del libro:

Introducción                                                               

1. Con conocimiento de causa                                        

2. Perseverancia en la vida interior                         

3. Fortaleza en la lucha interior                                     

4. Exactamente lucha                                           

5. Los enemigos ciertos de nuestra lucha interior            

6. La respuesta de nuestra fe                                         

7. Esperanza de vencer en la lucha interior          

 Epílogo                

 

Esperamos, con franqueza lo decimos, que alguien pueda beneficiarse  en su vida espiritual al conocer y reconocer lo más que importante que es la lucha interior.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

Nazareno 

 MES DE JUNIO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

 

Día 26

 

1. Oración inicial

Oh Sagrado Corazón de Jesús que sostuviste la vida del Hijo de Dios siendo la misma esforzada y con escasas comodidades, que diste espíritu a quien no tenía donde recostar la cabeza; danos espíritu de fortaleza para aceptar lo que nos corresponda hacer en nuestra vida y hacerlo por amor al Mesías. Amén.

 

2. Cita

Todo el mundo sabe que la fe cristiana nos enseña que en el misterio adorable de la santísima Trinidad hay tres Personas: tres Personas que no son sino una misma divinidad, un mismo poder, unamisma sabiduría, una misma bondad, una misma inteligencia, una misma voluntad y un mismo corazón. Por eso, nuestro Salvador, en cuanto Dios, no tiene sino un mismo Corazón con el Padre y el Espíritu Santo; y en cuanto hombre, su Corazón humanamente divino y divinamente humano no es más que una misma cosa con el Corazón del Padre y del Espíritu Santo, en unidad de espíritu, de amor y de voluntad. De aquí que adorar al Corazón de Jesús, sea adorar al Corazón del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. San Juan Eudes –“El Corazón de Jesús”.

 

3. Reflexión

Es bien cierto que a todo ser humano le gustaría poder andar por el mundo llevando una existencia ordinaria pero buena. No por eso se deja de reconocer que habrá momentos en los que se tengan que hacer sacrificios. Consideramos, por tanto, que sacrificarse por una buena causa (eso mismo hizo Jesucristo por la salvación del mundo) no es que esté alejado de la voluntad de Dios sino que es, exactamente, la que marca nuestra existencia de hijos del Creador aunque no siempre estamos dispuestos a sacrificarnos. Es más, en muchas ocasiones huimos del sacrificio como de un gran enemigo. Y es que, verdaderamente, lo es pues Dios no puede ver con buenos ojos (aunque perdone, mediando arrepentimiento, tal actitud) a quien se niega a entregar algo de lo suyo (bienes u obras) en beneficio de quien lo necesita.

 

4. Nos proponemos hoy

-Propongámonos aceptar la falta de comodidades por las que podamos llegar a pasar como parte de una existencia verdaderamente espiritual.

-Propongámonos no buscar, exclusivamente, lo cómodo en nuestra vida y huyamos de lo que, únicamente, nos ofrece gozo mundano.

 

5. Oración final

Sagrado Corazón de Jesús, dame la gracia de desagraviarte por  las injurias e ingratitudes hechas contra vos, correspondiendo agradecido a vuestro amor.

 

6. Jaculatoria para hoy

Sagrado Corazón de Jesús, consuela a los afligidos de espíritu.

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Por la libertad de Asia Bibi. 

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Por el respeto a la libertad religiosa.

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Enlace a Libros y otros textos.

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Luchar contra las tendencias contrarias a la voluntad de Dios es una grave obligación del católico.

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

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