Ad pedem litterae – 1. P. Pablo Cabellos Llorente .- 2. Homilía en sufragio por el alma del P. Jorge Loring, SJ.

Al pie de la letra es, digamos, una forma, de seguir lo que alguien dice sin desviarse ni siquiera un ápice.

En “Ad pedem litterae - Hermanos en la red” son reproducidos aquellos artículos de católicos que hacen su labor en la red de redes y que suponen, por eso mismo, un encarar la creencia en un sentido claro y bien definido.

Ad pedem litterae - P. Pablo Cabellos Llorente

Presentación del artículo del P. Pablo Cabellos .

Hay muchas formas de morir, por supuesto.

Pero, aunque no sea nada nuevo esto, lo bien cierto es que la Eutanasia está siendo utilizada por aquellos que aman poco la vida ajena (o, incluso, la suya) como instrumento de ingeniería social.

Sin embargo, hay otros tipos de muerte dulce que es lo que se quiere decir la misma palabra “Eutanasia”. Está la muerte, por ejemplo, de quien, con fe, sabe que tiene determinada enfermedad y eso no le va a arredrar ni hacerlo de menos. Es la muerte de quien sabe que llega pronto pero cuya realidad la soporta con alegría (¡incluso con alegría!) demostrando que Dios da lo mejor a quien quiere recibirlo.

El autor de este artículo, que es optimista y dan ganas de afrontar la muerte como el protagonista del mismo, Luis Mari, hace lo mejor que puede hacer por nosotros: ayudarnos a comprender qué puede haber en el sufrimiento y, sobre todo, cómo no debemos actuar.

Claro está que cada cual es como es pero Dios también es como es y prefiere lo que prefiere cuando, además, nos da fuerzas para todo. Incluso para tal tipo de muerte que es, en realidad, una verdadera muerte dulce. Y no como otras que otros procuran con egoísmo y desfachatez científica.

Y, ahora, el artículo del P. Pablo Cabellos Llorente.

Muerte dulce con Dios

Pablo Cabellos Llorente

“Finales de los años sesenta. Luis María era tornero en un taller de automóviles. Había conocido en su ciudad –Pamplona- la Peña Egulbati, que realizaba numerosas y variadas actividades para gente joven y para algunos menos jóvenes: desde deporte –sobre todo, futbol con la participación en el campeonato Los Boscos, muy popular entonces entre las peñas de la capital foral-, hasta otras acciones lúdicas y formativas, como cursos de formación cristiana, de temas de actualidad, retiros espirituales, atención de personas necesitadas, etc. Por allí pasaron personajes tan diversos como el futbolista Zoco o el Marqués de la Real Defensa.

Egulbati organizaba también excursiones al Pirineo o tertulias musicales, en especial para celebrar santos, cumpleaños o días festivos. Nunca faltaban las jotas navarras que surgían de la voz potente de El Chato, hermano menor de Luis Mari. Los dos, y otros cuantos hermanos más, hijos de una familia numerosa encantadora, amable, ejemplar. ¡Qué bien se pasaba en su casa!, sencilla y humilde, pero alegre, luminosa como sus sonrisas. El Chato –en realidad, se llama José Miguel- no era el único que aportaba en las tertulias musicales: Pepe, que también cantaba jotas de la Rioja, Javier, que componía canciones…, Juan Ignacio, algún otro que contaba chistes de vascos; improvisados poetas, muralistas y también Luis Mari, que tocaba el acordeón.

Al joven tornero le tocó su turno de mili –como a todos los españoles de la época- y tuvo Jaca como destino, en una compañía de alta montaña. Después de unas maniobras, se sintió insólitamente cansado para su habitual fortaleza y acudió al médico. Enseguida se le descubrió una tuberculosis galopante, sin cura posible, sin traslado viable a Pamplona para acercarlo a casa. No obstante, y con turnos adecuados, siempre estuvo acompañado. En ese tiempo, no dejó de hacer sus normas de piedad con el apoyo de quienes le cuidaban, no perdió el buen humor y ayudó a cuantos compañeros de la mili le fue posible. Al final, tendríamos oportunidad de ver la eficacia cristiana de esa cercanía y cariño a los amigos logrados en ese nuevo ambiente.

Cuando nos dimos cuenta de que el fin era cercano, muchos nos marchamos a Jaca, sabiendo que era el último viaje para aquella envidiable y dura tarea. Allí estaban su madre, doña Nati, que nunca se separó de su hijo (el padre había fallecido antes), sus hermanas, hermanos y cuñados. Ocupaba una cama de las muchas que había en una enorme sala de aquellos hospitales militares con grandes estancias. Luis Mari era el único enfermo en la pieza. La persona que le acompañaba utilizaba otra de las camas. Muchos otros amigos fueron desfilando: una lista casi interminable. Entrábamos y salíamos según el estado del enfermo. Tuve ocasión de hablar muchas veces con él. En los momentos finales, estaba también el sacerdote que le atendió espiritualmente y le administró los sacramentos: Confesión, Comunión Eucarística y Unción de los Enfermos.

Había un médico en las prácticas de la milicia universitaria, que se portó de un modo admirable. Nos advirtió que los enfermos de tuberculosis (¡qué rara se nos hacía la muerte por una enfermedad que creíamos desaparecida!) mueren con plena conciencia. Los que le rodeábamos también éramos conscientes del final ya cercano. Por el cariño que le profesábamos, familiares y amigos fuimos sitiando la cama durante los que se intuían sus últimos momentos. Parecía un poco espectáculo. Sin embargo, el círculo que le cercaba surgió de modo normal, espontáneo. Queríamos tal vez darle el último aliento con una jaculatoria, una sonrisa, quizá una mirada de la que empezaban a escapar lágrimas furtivas, o lo considerábamos como un privilegio. Luis Mari nos miraba agradecido, con una expresión todavía muy entera, cuando se cumplió el vaticinio del médico: no sólo moriría conscientemente, sino que sería el primero en captar su final. Tan real fue, que mirándonos a todos, bromeó: “ahora sí que la hinco", afirmó. Y así fue efectivamente.

Sin contradicción alguna, porque la fe siendo de Dios es muy humana, mi cabeza y mi corazón bailaban entre la aceptación rendida de la voluntad divina y aquellos preciosos versos de Miguel Hernández a la muerte de su amigo Ramón Sitjé:

Yo quiero ser llorando el hortelano
De la tierra que ocupas y estercolas,
Compañero del alma, tan temprano.

He reflexionado mil veces sobre las últimas palabras de Luis Mari, una auténtica oración, su último acto de entrega, pronunciado entre el humor y la fortaleza navarros, revitalizados por la energía de la fe. Seguramente no quería morirse, pero aceptó, más aún, amó lo que Dios había previsto para él. “Ahora sí que la hinco", hermosa jaculatoria imprevista, fuera de toda usanza. Con ella, Luis María volvió, una vez más, a romper el molde de lo previsto, como cuando aceptó con una sonrisa la enfermedad y el hecho del imposible traslado a Pamplona. Hizo extraordinariamente bien lo ordinario, hasta su muerte sencilla tuvo un no sé qué de distinto que, después de tantos años transcurridos, permanece indeleble en mi alma. Esta es la muerte con Dios que yo querría, pero tendré la que Él quiera, que será la mejor para mí.”

P. Pablo Cabellos Llorente

Publicado originalmente en Almudi.org y traído a InfoCatólica con permiso expreso del autor.

También traemos aquí la Homilía pronunciada el 25 de febrero de 2014 por el Pbro. Lic. José Antonio Medina Pellegrini, en la Santa Misa en sufragio por el alma del padre Jorge Loring, SJ, celebrada en la Iglesia Santiago Apóstol de la ciudad de Cádiz, España, al cumplirse dos meses de su fallecimiento.

La traemos porque puede servir a más de un creyente para darse cuenta de en qué se cifra la salvación de Dios y, sobre todo, porqué debe interesarnos tanto la misma.

Dijo, ayer mismo, el Pbro. Lic. José Antonio Medina Pellegrini, lo siguiente:

“Queridos hermanos: como cada 25 de mes, nos juntamos hoy en oración en esta Iglesia de Santiago Apóstol de Cádiz para elevar nuestra plegaria y ofrecer el Santo Sacrificio de Altar en sufragio por el alma de querido padre Jorge Loring.

Recuerdo cuando me llegó la noticia de su partida hacia la Casa del Padre, que se me vino a la memoria una copla, de esas que recitaban los predicadores en las misiones populares de antaño, y que en versos muy simples decían verdades profundas y definitivas, dice así “La ciencia más acabada / es que el hombre en gracia acabe. / Que al final de la jornada, / aquel que se salva, sabe; / y el que no, no sabe nada”.
Y creo que estos versos manifiestan claramente la actitud sobrenatural de la vida y del ministerio del Padre Loring: Dios nos ha regalado esta vida ¡para salvarnos!. Y esto nos hace pensar en su libro insignia: “Para salvarte”, y esta fue la gran orientación que motivó su ser y su ministerio sacerdotal: “Salvar almas”, sabedores, por supuesto, que esta expresión afecta a toda la persona: alma y cuerpo, en una unidad indivisible por toda la eternidad.

En el prólogo del libro “¡Para salvarte! nos dice el Padre Loring:
“Vivir felizmente, es vivir cristianamente, y nadie es en este mundo más feliz que el buen cristiano. Ni el placer, ni el dinero, son capaces de hacer feliz una conciencia intranquila. Pueden existir personas llenas de cosas materiales, pero si carecen de fe les falta razones para vivir. Sin ilusión y sin esperanza, no se puede ser feliz en la vida.
Jesucristo nos dice en su Evangelio que de nada le sirve al hombre ganar todo el mundo y gozarlo todo, si después se condena eternamente. Si te salvas, serás feliz eternamente. Sí te condenas, serás eternamente desgraciado. En tus manos está lo uno y lo otro. La salvación eterna es el asunto más importante que hay que resolver en este mundo.

Por otra parte no olvides que tú eres una célula del Cuerpo Místico de Cristo, que es la Iglesia. Si tu vida espiritual es pujante, enriqueces la santidad de la Iglesia; en cambio, viviendo en pecado eres una célula cancerosa, serás como un tumor en el seno de tu Madre. El que peca, no sólo se hace daño a sí mismo, sino que perjudica también a los demás. Y el que se santifica, no sólo se aprovecha él, sino que ayuda también a los demás. Si así lo haces, serás más feliz en esta vida, y después también en la otra.”

No pocas veces se levantaron voces críticas acerca de su obra y de su libro, acusándolo de voluntarista. ¿Qué es el voluntarismo en este sentido? El voluntarismo lleva a querer resolver las cosas confiando demasiado en el esfuerzo de la propia voluntad, apretando el paso, crispando los puños, con un fondo de orgullo más o menos velado, ofuscado por una búsqueda de autosatisfacción de haber hecho las cosas por uno mismo, sin contar demasiado con Dios y con los demás…. O sea, soy yo el que me salvo gracias a mi voluntad y empeño.

Pues no, queridos hermanos, aquellos que estas cosas afirmaban, seguramente que no habían leído el “Para Salvarte”, porque si algo tuvo claro el Padre Loring que la salvación es un don gratuito de Dios y totalmente inmerecido por el hombre. Por esto la cita bíblica del profeta Jeremías, capítulo 30, versículo 11, es el gran punto de inicio de su libro: «Yo estoy contigo PARA SALVARTE». Es Dios el que salva al hombre, y lo ha realizado a través de la muerte de su Hijo Jesucristo en la Cruz. Y es el hombre el que acepta la salvación y pone los medios para acceder a ella, sabiendo que todo es Gracia, que todo es Don Divino.

Y cuando uno va recorriendo las páginas del libro va entendiendo que no es el voluntarismo su propuesta, sino la respuesta a la misma llamada de Dios: «Hemos de trabajar por nuestra salvación con temor y temblor» (Filip 2,12) y «Corred de manera que alcancéis el premio» (1 Cor 9,24).
El Padre Loring nos sigue enseñando a través de sus escritos y de su testimonio de vida que debemos ser hombres fuertes, no líquidos ni descafeinados, sino hombres de ideas claras y corazón determinado a vivirlas solamente para la Gloria de Dios y bien de las almas. Nos dice el Apóstol Santiago (5,19): «Hermanos míos: si alguno de vosotros se extravía de la verdad, y alguien le vuelve al camino, sabed que el que endereza a un pecador del error de su camino, salvará su alma de la muerte y cubrirá multitud de pecados». ¡A cuántos extraviados en el error el padre Loring los hizo volver al camino de la verdad! Y nosotros… ¿somos capaces de hacerlo?

Jesucristo, Nuestro Señor, los santos y beatos, estos ejemplares sacerdotes que han pasado por nuestra vida, como el Padre Loring, no necesitan admiradores, sino imitadores. Hombres y mujeres que se tomen en serio el sentido de su vida y que trabajen incansablemente en esta Nueva Evangelización a la que la Iglesia nos llama, que no es otra cosa que buscar en todo la Gloria de Dios, la extensión de su Reino y la salvación de las almas.

Cómo no recordar otra cita que pone en la presentación de “¡Para Salvarte!”, es un antiguo verso español del siglo XVI, escrito por Fray Pedro de los Reyes, dice así: “Yo ¿para que nací?, para salvarme, / ¿que tengo que morir? es infalible, / ¿dejar de ver a Dios y condenarme?, / triste cosa será, pero posible. / Posible, y río y canto y quiero holgarme, / posible, y tengo amor a lo visible. / ¿Que hago, en que me ocupo, en que me encanto?, / loco debo de ser, pues no soy santo.”

Vamos a pedirle a la Santísima Virgen que presente a su Divino Hijo nuestra humilde plegaria por el alma del Padre Loring, en la gratitud y reconocimiento por todo el bien sacerdotal que ha realizado en su paso por este mundo y que su recuerdo nos haga tener siempre presente que: “La ciencia más acabada / es que el hombre en gracia acabe. / Que al final de la jornada, / aquel que se salva, sabe; / y el que no, no sabe nada”.

Padre Jorge Loring, descansa en paz, amén.”

La Editorial Stella Maris convoca el I Premio de Ensayo REVISTA EL PENSADOR.

El Pensador

Las bases son las que siguen:


1.- Editorial Stella Maris convoca el I Premio de Ensayo REVISTA EL PENSADOR, conforme a las presentes bases.

2.- Podrán concurrir al Premio cualesquiera obras inéditas de ensayo, en lengua castellana, cuya temática verse sobre “De Franco a hoy: evolución de España desde 1975 a 2013″ desde el punto de vista social, cultural y/o moral. Esta temática podrá ser abordada en conjunto o desde cualquier aspecto concreto.

3.- Las obras tendrán una extensión mínima de 150 páginas y máxima de 300. La tipografía a utilizar será el Times New Roman, tamaño 12, espaciada a 1,5. Se presentarán dos copias impresas en papel y se adjuntará una copia en formato word.

4.- Los autores, que podrán ser de cualquier nacionalidad, entregarán sus obras firmadas con nombre y apellidos, o con pseudónimo.

En el caso de que la obra venga firmada con nombre y apellidos, es obliga-torio incluir fotocopia del documento oficial de identidad, una hoja con los datos personales (nombre y apellidos, dirección postal, teléfono y email), un currículum vitae detallado del autor, así como un certificado firmado en donde se haga constar que la misma es propiedad del autor, que no tiene derechos cedidos a o comprometidos con terceros y que es inédita.

En el caso de que la obra sea presentada bajo pseudónimo, se incorporará una plica (con el título de la obra y el pseudónimo utilizado), en cuyo interior se incluirá la documentación referida en el párrafo anterior. Las plicas sólo serán abiertas en el caso de que la obra fuera premiada. En caso contrario serán destruidas junto a los originales presentados.

5.- Se admite la presentación de obras colectivas, pero en este caso el premio se repartirá a prorrata entre los autores. Y la documentación exigida en la cláusula anterior regirá por cada uno de ellos.

6.- Las obras presentadas al Premio no podrán ser editadas, reproducidas, cedidas o comprometidas con terceros, hasta el fallo definitivo. El ganador y, en su caso, los accésits ceden, por el mismo acto del fallo y de manera inmediata, los derechos exclusivos y universales de edición durante quince años a favor de Stella Maris.

Ninguna obra presentada al Premio podrá ser retirada del concurso hasta el fallo del Jurado.

7.- El Premio consistirá en:
* 6.000 euros en concepto de anticipos de derechos de autor.
* Publicación de la obra en una de las colecciones de Stella Maris.
* El 7% sobre las ventas, en concepto de derechos de autor.

8.- El Premio puede ser declarado desierto. Asimismo puede otorgarse un Accésit por cada una de las siguientes modalidades: Ciencias Sociales, Cultura y Filosofía.

El premio de cada accésit será un diploma acreditativo. Stella Maris se reservará el derecho de publicación de cada accésit y, en este caso, el otorgamiento de un 7% sobre ventas en concepto de derechos de autor.

9.- El plazo máximo de presentación de obras que opten al Premio comienza el 1 de febrero y finaliza el 29 de diciembre de 2014 a las 24 horas.
Las obras deberán presentarse por correo certificado a la siguiente dirección:

Stella Maris
(PREMIO “REVISTA EL PENSADOR")
c/. Rosario 47-49
08007 Barcelona

10.- El Jurado estará compuesto por cinco profesores universitarios e intelectuales de reconocido prestigio, designados por Stella Maris. La composición del Jurado se hará pública al mismo tiempo que el fallo del Premio.

11.- El premio será fallado el 27 de febrero de 2015 y será publicado al día siguiente, comunicándose directamente además al ganador y accesits. El fallo del jurado será inapelable.

Las obras no premiadas serán automáticamente destruidas y no se devolverán en ningún caso a sus autores. Stella Maris no están obligados a mantener correspondencia con ninguno de los aspirantes al Premio.

12.- La concurrencia al Premio implica la aceptación expresa de las presentes bases de convocatoria.

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Por la libertad de Asia Bibi.
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Por el respeto a la libertad religiosa
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Enlace a
Libros y otros textos.

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:
Hacer como Dios quiera, ser lo que Dios quiera.

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Para leer Fe y Obras.
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