La Palabra del Domingo - 16 de febrero de 2014

Mt 5, 17-37

Biblia

17 “No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento.18 Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que pase una i o una tilde de la Ley sin que todo suceda.19 Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos. 20 «Porque os digo que, si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos. 21 «Habéis oído que se dijo a los antepasados: = No matarás; = y aquel que mate será reo ante el tribunal. 22 Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano ‘imbécil’, será reo ante el Sanedrín; y el que le llame ‘renegado’, será reo de la gehenna de fuego. 23 Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un hermano tuyo tiene algo contra ti, 24 deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda. 25 Ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras vas con él por el camino; no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al guardia, y te metan en la cárcel. 26 Yo te aseguro: no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo. 27 ‘Habéis oído que se dijo: = No cometerás adulterio. = 28 Pues yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón. 29 Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado a la gehenna. 30 Y si tu mano derecha te es ocasión de pecado, córtatela y arrójala de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo vaya a la gehenna. 31 ‘También se dijo: = El que repudie a su mujer, que le dé acta de divorcio. = 32 Pues yo os digo: Todo el que repudia a su mujer, excepto el caso de fornicación, la hace ser adúltera; y el que se case con una repudiada, comete adulterio. 33 ‘Habéis oído también que se dijo a los antepasados: = No perjurarás, sino que cumplirás al Señor tus juramentos. = 34 Pues yo digo que no juréis en modo alguno: ni por el = Cielo =, porque es = el trono de Dios, = 35 ni por = la Tierra, = porque es = el escabel de sus pies; = ni por = Jerusalén =, porque es = la ciudad del gran rey. = 36 Ni tampoco jures por tu cabeza, porque ni a uno solo de tus cabellos puedes hacerlo blanco o negro. 37 Sea vuestro lenguaje: ‘Sí, sí’; ‘no, no’: que lo que pasa de aquí viene del Maligno”.

COMENTARIO

La Ley de Dios es ésta

Si alguien piensa, o ha pensado a lo largo de la historia, que la Ley de Dios, la auténtica y no la que muchas veces entendemos como tal, es fácil de cumplir en nuestra vida ordinaria, sin duda alguna, se ha equivocado de cabo a rabo.

En tiempos de Jesús se había llegado a una conclusión clara al respecto de la misma: se habían establecido muchos más preceptos que los pocos que Dios entregó a Moisés y, así, mucho se había acomodado a la voluntad del ser humano y no, precisamente, a la de Dios.

Decía Jesús que no había venido a abolir la Ley de Dios (¡Faltaría más, siendo Él mismo Dios hecho hombre!) sino a darle cumplimiento. A darle verdadero cumplimiento, debió querer decir pues el hombre creía que estaba cumpliéndola cuando, en realidad y por lo que se dice en el Evangelio de hoy, no parecía ser así.

Mucho se dice en este texto del evangelista que fuera recaudador de impuestos. Se dice mucho porque muchos eran los puntos acerca de la comprensión de la voluntad de Dios que, según se deduce de lo expresado por Cristo, no se habían entendido.

Por eso, Jesús ha de corregir las desviaciones de muchas cosas: no matar, el adulterio, la comprensión hacia el hermano…

Dice Jesús, por eso mismo, que deben ir más allá de lo que hacen escribas y fariseos pues ellos no aplicaban la Ley de Dios sino la suya propia o, mejor, la que el pueblo se había dado para sí. Había, pues, que hacer otra cosa. Y lo que había que hacer lo expresa Jesús cuando va corriendo, una a una, las realidades existentes hasta entonces o, mejor, entonces.

Es necesario, lo era y lo es, hacer otra cosa pues, de lo contrario, no entraremos en el definitivo Reino de Dios o, lo que es lo mismo, en la vida eterna.

Es más, Jesús utiliza una imagen terrible que es la de cortarse las manos, sacarse los ojos. Lo hace haciendo ver que eso que puede tergiversar la Ley de Dios (lo que hacemos con nuestras manos o lo que entra a través de nuestros ojos) es, muchas veces, equivocado y debemos cortarlo de raíz. Comprender esto ha de ser fundamental para una existencia de la que pueda decirse que es la propia de un discípulo de Cristo.

Y algo más que es muy importante.

Cuando un discípulo de Cristo se encuentra ante una determinada situación en la que ha de optar entre la Ley de Dios y la de los hombres, los comportamientos propios del mundo y su mundanidad, ha de escoger.

Donde la cosa está clara, donde es sí de acuerdo a Dios, no puede ser no; donde la cosa no está clara, donde es no de acuerdo a la voluntad de Dios, nunca puede ser sí.

Con esto nos dice Jesús que, por nada del mundo, intentemos torcer lo que Dios entiende como bueno y benéfico para nosotros y para nuestra vida de hijos suyos.

Y es que, además, como bien recuerda el Hijo de Dios, todo lo que se salga de esto, todo lo que no corresponda con tal forma de ser, viene del Mal, de Satanás, del Maligno. Y es de creer, eso debe ser así, que ningún hijo de Dios quiere tratos con el Príncipe de este mundo.

PRECES

Por todos aquellos que no tienen por propia la Ley de Dios

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que prefieren las leyes del mundo a las de Dios.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a tener siempre presente Tu Ley, expresión de Tu voluntad.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán

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Por la libertad de Asia Bibi.
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Por el respeto a la libertad religiosa.
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Enlace a Libros y otros textos.

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

La Palabra de Dios, su Ley. ¡La Ley!

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Para leer Fe y Obras.
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