Eppur si muove - Sobre infieles e infidelidades

Infidelidades en la Iglesia

Este tema pueda parecer un poco peliagudo porque están implicados muchos creyentes, todos, y, por eso mismo, hay que hilar muy fino al respecto del mismo.

Pues bien. Como bien sabemos, una vez una persona ha sido bautizada (generalmente cuando nada puede decir al respeto de su bautizo pero hecho por conveniencia de su alma y en beneficio de la tal persona) entra en la Iglesia católica. Hasta aquí ningún problema pues se entiende con facilidad.

Luego, es posible que la persona vaya formando su espíritu católico con catequesis, cursos de formación o cualquier otro medio al alcance, hoy día, de cualquiera.

Es, también, posible que muchos católicos no tengan acceso a ningún tipo de formación y tengan una fe, digamos, sencilla pero, tantas y tantas veces, más profunda que los mejor formados pues, como sabemos porque lo dijo Cristo, Dios reserva lo más importante, muchas veces, para los sencillos en la fe.

Pues bien. Llegado un momento determinado de nuestra vida espiritual, es más que probable que nos enfrentemos con determinas doctrinas, sean o no sean dogmas, que nos produzcan desapego a las mismas.

El tal desapego puede conducir a manifestar cierta infidelidad que puede ser causada, a saber:

1. Por ignorancia acerca de la doctrina católica.

2. Por voluntad propia, con conocimiento de la doctrina católica.

3. Por afán manifiestamente contrario a la doctrina católica.

Está claro que aquí hay dos niveles distintos: en uno de ellos se encuentran aquellos católicos que pueden manifestar su infidelidad porque, simplemente, no conocen de verdad a qué tienen que ser fieles; por otro lado están los otros dos casos.
A este respecto, el emérito Benedicto XVI hablando a un grupo de obispos franceses, el 30 de noviembre de 2013 dijo esto que sigue:

“Uno de los problemas más serios de nuestra época es el de la ignorancia práctica religiosa en la que viven muchos hombres y mujeres, incluso algunos fieles católicos. Por este motivo, la nueva evangelización se presenta con una urgencia particular. Ella pide a todos los cristianos que den razón de su esperanza (cf 1 Pedr 3,15), consciente de que uno de los obstáculos más temibles de nuestra misión pastoral es la ignorancia del contenido de la fe. Se trata en realidad de una doble ignorancia: un desconocimiento de la persona de Jesucristo y una ignorancia de la sublimidad de sus enseñanzas, de su valor universal y permanente en la búsqueda del sentido de la vida y de la felicidad. Esta ignorancia provoca además en las nuevas generaciones la incapacidad de comprender la historia y de sentirse herederos de esta tradición que ha modelado la vida, la sociedad, el arte, la cultura”.

Vemos, pues, que en muchas ocasiones lo que se ignora es la propia fe que se dice tener. Y eso, como es de suponer, acarrea, posiblemente, manifestarse de forma infiel porque lo que no se conoce no se puede comprender y, no comprendiéndolo, no se puede defender y es fácil apartarse de ello.

De todas formas, estamos con lo que dice el número 2104 del Catecismo de la Iglesia católica cuando, al referirse a lo que no se conoce de la fe católica, conviene, a los creyentes,

“tratar con amor, prudencia y paciencia a los hombres que viven en el error o en la ignorancia de la fe” (Dignitatis humanae, 14)

pues no es poco cierto que en no pocas ocasiones podemos ser nosotros mismos los ignorantes en parte de lo mucho que contiene nuestra milenaria fe.

Lo otro

Pero está lo otro.

Lo otro es la forma de producirse que tienen algunos católicos que, por su especial nombre o renombre (ser teólogos o personas de elevada formación espiritual) de la que se derivan infidelidades sin cuento. Sobre esto tiene mucho escrito el P. Iraburu.

En concreto, en su artículo titulado “Teólogos disidentes y ambiguos” (publicado el 27 de noviembre de 2009 en esta casa y nº 44 de su benefactora serie y del que hemos puesto aquí la imagen de abajo, muy apropiada para según qué personas…) dice esto que sigue:

“Existe hoy una teología que no es teológica. Puede un profesor de teología –se dicente «teólogo»– discurrir sobre temas teológicos, escribir y hablar de ellos con erudición y con terminología teológica y, sin embargo, no hacer realmente teología. En efecto, la teología es obra que la razón produce a la luz de la fe (ratio fide illustrata), y que «se apoya, como fundamento perdurable, en la Escritura unida a la Tradición» (Vat. II, Dei Verbum 24). Y «la Tradición, la Escritura y el Magisterio de la Iglesia están unidos de tal modo que ninguno puede subsistir sin los otros» (ib. 10). Eso significa que no es propiamente teología aquella «teología» que desarrolla su pensamiento al margen o en contra de Escritura, Tradición y Magisterio apostólico. Podrá ser teodicea, teología protestante –el libre examen luterano– o simplemente ideología. Y es posible, incluso, que la palabra gnosis sea la más indicada para referirse a ella.”

Aquí, la infidelidad es flagrante y, además, sangrante pues puede llevar a error a los creyentes sencillos que ven en tales teólogos a unos hermanos en la fe de los que se puede confiar. Sin embargo, en demasiadas ocasiones se les puede aplicar aquello de la piel de oveja y el lobo que hay debajo…

Pues bien, en este caso, resulta difícil soportar, tener que soportar siquiera, que en tantas ocasiones tantas infidelidades se difundan con desparpajo y sin temor alguno a los resultados contraproducentes que eso podría tener o suponer. Y esto se ha denunciado muchas, demasiadas, veces, en esta santa casa.

No se trata de ser cazurros, por cabezones sin sentido, en la denuncia. Se trata de hacer ver que cuando algo está mal y es no, no puede estar bien y ser sí. Eso no es posible permitirlo y callar sería lo mismo que otorgar, dar el visto bueno a cualquier aberración y, en fin, hacer la vista gorda.

Hay, pues, infidelidades variadas. No se trata, como pudiera pensarse, de las que uno mismo podría cometer contra Dios, que también (dígase vía pecado), sino, más bien, de aquellas que afectan, en sí mismas, a lo que es básico en nuestra creencia y nuestra fe. Y eso, como es fácil entender, no es admisible desde ningún punto de vista.

Sabemos, de todas formas, que las infidelidades pueden ser atajadas por los hermanos fe que, en sus correspondientes organismos, tienen legitimidad para cortar, de raíz, lo que pasa. Aunque también sabemos que no siempre parece entenderse lo importante que es cortarlas.

Eleuterio Fernández Guzmán

……………………….

Por la libertad de Asia Bibi.
……………………..

Por el respeto a la libertad religiosa.

……………………..

Enlace a Libros y otros textos.

……………………..

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

No ser fiel a la Iglesia católica, siendo católico, es una forma de no serlo con Dios mismo.

…………………………….
Para leer Fe y Obras.
…………………………….

InfoCatólica necesita vuestra ayuda.

Escucha a tu corazón de hijo de Dios y piedra viva de la Santa Madre Iglesia y pincha aquí abajo:


Y da el siguiente paso. Recuerda que “Dios ama al que da con alegría” (2Cor 9,7), y haz click aquí.

Todavía no hay comentarios

Dejar un comentario



No se aceptan los comentarios ajenos al tema, sin sentido, repetidos o que contengan publicidad o spam. Tampoco comentarios insultantes, blasfemos o que inciten a la violencia, discriminación o a cualesquiera otros actos contrarios a la legislación española, así como aquéllos que contengan ataques o insultos a los otros comentaristas, a los bloggers o al Director.

Los comentarios no reflejan la opinión de InfoCatólica, sino la de los comentaristas. InfoCatólica se reserva el derecho a eliminar los comentarios que considere que no se ajusten a estas normas.