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¿Ateismo? No gracias

Título: ¿Ateismo? No, gracias
Autor: Walter Brandmüller
Editorial: Cobel Ediciones
Páginas: 212. Tapa dura.
Precio aprox.: 14,95 €
ISBN: 978-84-15024-53-8
Año edición: 2011
Lo puedes adquirir en Cobel Ediciones.

¿Ateismo? No, gracias (Walter Brandmüller)

Hay que reconocer que una de las características de los libros que se constituyen a base de preguntas y respuestas (Libro-entrevista) es que siempre nos sorprende que unas personas puedan ser capaces de manifestar tantas ideas (muy buenas muchas veces) en tan pocas páginas. Es, digamos, como si una puerta al conocimiento se abriera haciendo lo propio con el corazón de quien pregunta y quien responde.

Cuando llegó a mis manos el libro “¿Ateismo? No, gracias” pensé que desde el mismo título se definía el contenido de lo que podía haber escrito dentro de las más de 200 páginas que lo completan. Y, en efecto, una vez leído he llegado a la conclusión de que el ateismo, ciertamente, no es recomendable. Si ya reconocía que así era no puedo menos que decir, a las pruebas del texto me remito, que las seguridades que tenía al respecto se han confirmado punto por punto.

Volviendo a lo de arriba, libros como la trilogía de “Sal de la Tierra”, “Dios y el mundo” y “Luz del mundo” de Peter Seewald y Joseph Raztinger (en los dos primeros) – Benedicto XVI (en el tercero) o el “Informe sobre la Fe” (De Vittorio Messori y Joseph Raztinger) sin olvidar, por supuesto, el “Cruzando el umbral de la esperanza” de, otra vez, Vittorio Messori y el beato Juan Pablo II, nos hacen reflexionar acerca de lo que se puede proponer si se habla de fe pero, sobre todo, lo que se puede llegar a descubrir que no sabíamos.

Es bien cierto que de personas como las aquí traídas (Dos Papas y unos eminentes intelectuales como entrevistadores) sólo puede salir algo bueno y benéfico para los creyentes e, incluso, para los que sin creer miran la religión y lo religioso con el respeto que merece un vivir tan cercano a la eternidad.

Pues en el libro del cardenal alemán Walter Brandmüller (al alimón con Ingo Langner) mucho de lo aquí dicho se refleja a la perfección.

Ingo Langner, publicista alemán, da inicio al libro con una pregunta que, para empezar, no está nada mal: “¿Por qué creer todavía”? (p. 29) y parece toda una provocación que el cardenal Brandmüller acepta, sin embargo, como nada novedoso. Y habla de Richard Dawkins (científico ateo) del que dice que “no reconoce a Dios ni siquiera como hipótesis” (p. 29). Sin embargo, el mismo científico inglés responde a la pregunta planteada por Langner porque si sostiene que “puede demostrarse al 98% que Dios no existe” (p. 34) lo bien cierto es que, como dice el cardenal alemán, “el 2 por ciento restante debería preocuparle más que el presunto 98” (p. 34) porque, ciertamente él mismo dice que no se puede estar seguro de que Dios no exista porque y con el tal 2% lo demuestra.

Pues bien, a lo largo de las 212 páginas de las que se compone el libro de Brandmüller se tratan muchos temas de los que se obtienen conclusiones valiosas. Pero una de ellas, sin ser ninguna de las preguntas o respuestas, la aporta, anticipándose a lo que luego se dirá en el propio texto del libro, el autor de la Introducción, el teólogo y periodista Giovanni Gennari cuando dice que “En el mundo existen, libremente, los ateos sencillos, diría naturales, como el agua del grifo, pero también los ateos exaltados, como la bebida efervescente que, cuanto más la agitas, más anhídrido carbónico expulsa” (p. 12).

Por tanto, desde el tema relativo a las razones que se pueden tener para creer y cuyo título es clarificador (“Dios: una alucinación”) hasta el referido al “humo de Satanás” (p. 213) las atinadas preguntas del publicista son respondidas de forma siempre clarificadora por aquel que fuera nombrado cardenal por Benedicto XVI hace, apenas, unos meses.

Por ejemplo, cuando Langner pregunta sobre del pensamiento del cardenal acerca de si la mayoría de los países europeos rechazase acoger a Dios dentro de la constitución europea, Brandmüller responde que “Explicar Europa sólo con el iluminismo y fundarla únicamente en la razón autónoma, ya que ésta es la intención, significaría mutilar y falsificar toda la historia espiritual y cultural de Europa” (p.41).

Por ejemplo, cuando deduce Langner de lo que piensan los ateos que, en realidad “combaten con una lucha audaz y valiente contra una Iglesia obtusa” insinuando que los creyentes en Dios son una especie de retrasados, argumenta el cardenal que, entonces, “tendrían que serlo Kepler, Galileo Galilei, Blaise Pascal, Isaac Newton, René de Kracht y Verner Heisenberg” (p. 45) porque todos ellos manifestaron una creencia en Dios nada desdeñable.

Por ejemplo, cuando se pregunta acerca del “big-bang” (como el origen de todo lo existente) Brandmüller aleja muchas dudas que puedan tener incluso cristianos cuando dice que el mismo “No es más que un envoltorio verbal, aunque más bien vacío. En efecto, en el origen está la nada, y si la nada explota de improviso, explota exactamente la nada. Y si no explota nada, ¿qué puede salir de ahí? Y sobre todo, ¿por qué ha de explotar de repente una nada? Esto no es realmente demasiado para mí” (p. 61). Y, claro, así de explicado, se comprende que sea, precisamente, nada…

Pero no podemos olvidar el tratamiento que hace de los “milagros” hablando, por ejemplo del milagro de “Calanda”, p. 88, totalmente inexplicable desde el punto de vista científico por ser, precisamente, un hecho extraordinario y achaca, a tal respecto, al iluminismo (y su falta de aceptación del milagro) el error de su “continuo reducir el mundo a lo que se puede ver, medir y pesar” (p. 89).

Por otra parte, sobre un tema que puede ser controvertido desde el punto de vista protestante, Walter Brandmüller dice que a la Iglesia católica “No se la llama ‘santa’ porque todos sus miembros sean santos en sentido ético, moral, sino porque Dios ha transmitido y confiado a esta Iglesia todo lo que sirve para la santificación del hombre y del mundo” (p. 156). Por eso, precisamente, el beato Juan Pablo II, en el acto penitencial pronunciado en la Basílica de San Pedro el 12 de marzo de 2000, bajo el lema “Purificación de la memoria” pretendió “reconciliarse con la propia historia, antes de poder reconciliar con otras personas o comunidades” (p. 160).

De algo que hoy día no se habla mucho, del Diablo, el cardenal entiende que “Ciertamente no es un animal con cuernos y pezuñas de macho cabrío. Cuando la Biblia y la Iglesia hablan de Satanás, de los demonios, entienden que son criaturas dotadas de inteligencia y voluntad, criaturas puramente espirituales, creadas buenas y santas por Dios que, no obstante, se han ‘emancipado’ de su Creador de forma libre e irrevocable” (p. 187-188)

Y así podríamos estar un buen rato porque el libro-entrevista de Walter Brandmüller e Ingo Langner pone el acento en muchos temas que son muy importantes para un creyente y para la fe que tiene. Son unos que lo son básicos como el del pecado original o el de la muerte y su aguijón, sin olvidar la libertad del hombre basada, precisamente, en la propia libertad de Dios (de ahí ser creados a su imagen y semejanza) o el denominado “Juicio Universal“ (p. 201) momento en el que “culmina la historia de la humanidad” (p. 201) porque, en realidad, se trata del hecho de juzgar a la humanidad en su conjunto.

Y ya para terminar, cuando se lee un libro con intención de decir algo sobre el mismo, se debe hacer una recomendación de a qué tipo de personas puede ir dirigido. En este caso particular deberían ser las siguientes:

-Para todos aquellos creyentes que tengan dudas sobre los temas que aquí se han planteado.

-Para todos los creyentes que busquen afianzar su fe sobre posiciones fuertes y profundas.

-Para todas las personas que creen en Dios y quieren seguir por tal camino hacia su definitivo Reino.

-Para todos los creyentes que quieran tener instrumentos intelectuales para defender su fe ante posibles ataques de ateos, agnósticos e, incluso, otros creyentes.

-Para todos aquellos ateos que quieran conocer las razones que mantienen la esperanza de los creyentes.

Eleuterio Fernández Guzmán

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9 comentarios

  
Renzo
El subtitulo ya lo dice todo "... un sabio cardenal...", que es el coautor del libro y que no tiene abuela, esta claro.

Eleuterio, cambia lo de " a la limón " que duele la vista leerlo, " al alimón " es lo correcto.




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EFG


Gracias por el aviso del error.
28/09/11 9:46 AM
  
Luis el canario
"El ateísmo no es recomendable"

Yo, como ateo, nunca se me ocurriría "recomendar" a nadie el ateísmo. No necesito recomendarlo:

1. Porque no hace falta, ya que la secularización de Occidente y el alejamiento de la religión es imparable.
2. Porque quien nace para creyente raramente podrá convertirse en ateo ni viceversa.
3. Porque el ateísmo debe ser demasiado desolador y doloroso para alguien que necesita protección, esperanza y salvación.

"no se puede estar seguro de que Dios no exista"

Yo estoy tan seguro de que Dios no existe como lo estoy de que no se puede trascender o violar las leyes de la naturaleza. Todo ente del que se presuma que puede hacerlo, si no es demostrado más allá de toda duda razonable, pues lo niego sin más. De lo contrario nunca podríamos negar nada. Eso sí, albergo la posibilidad de estar equivocado, y si lo estoy, que me lo demuestren.

"Explicar Europa sólo con el iluminismo y fundarla únicamente en la razón autónoma significaría mutilar y falsificar toda la historia espiritual y cultural de Europa"

Pero resulta que la historia cultural de Europa también alberga el Iluminismo y la Razón, además, fue el paso siguiente a la ya superada Europa oscurantista. Por tanto, es más acertado seguir el camino inexorable de la evolución del pensamiento que tratar de volver atrás, a los tiempos ya superados. Hay que aprender de la historia y dejar la historia como lo que es: historia.
28/09/11 11:20 AM
  
gringo
Yo no dudo de que su eminencia sea un gran teólogo, pero definir el Big bang como la nada que explota, me hace sospechar que de física no anda muy ducho.
Y el resto de lo que dice y de sus "razonamientos" me parecen del mismo calado intelectual.
28/09/11 8:05 PM
  
Roque
Sr Gringo;
No sé si Vd andará muy ducho en Astrofísica y si el resto de sus razonamientos tiene "el mismo calado intelectual" pero,por mucho que esta conclusión pueda desagradar a algunos, lo cierto es que la ciencia actual asume que el universo no ha existido siempre sino que apareció de repente de la nada. Tal como escribió el físico, Alan H. Guth:

“el universo ha evolucionado desde exactamente nada”

Guth, A. 1984, El universo inflacionario, en Mas, L. (ed.) Cosmología, Libros de Investigación y Ciencia, Barcelona, 12-25.
De hecho, Einstein se resistió hasta última hora a admitir el big bang porque le parecía demasiado "creacionista".
Sr Luis el canario;
Cuando la gente se aleja de Dios lo sustituye con astrología, parasicología, adivinos, magos y demas o teorías reencarnacionistas y orientales, supersticiones diversas. El ser humano necesita creer en lo transcendente, ha sido así desde el comienzo, (Nuestro Padre Celestial debió poner algo en nuestro interior que nos predispone a ello, aparte de nuestra razón y la Revelación, busque en su interior y lo encontrará), y será así siempre.
Que Dios les ilumine.
Saludos.
29/09/11 12:47 AM
  
Luis el canario
Caray, Roque, pues fíjate que yo siempre he estado alejado de Dios y nunca me ha dado por la astrología, parapsicología, magufos y demás, porque siempre me han parecido lo mismo que Dios: superstición y más superstición. Los habemos que no necesitamos para nada creer en lo trascendente, e incluso lo consideramos irracional.

Saludos.
29/09/11 12:17 PM
  
Chimo Vice
Gringo, Luis Canario y otros "biempensantes".

Quien no deposita la confianza en Aquel que es el Absoluto, es decir, en Cristo, acaba absolutizando lo que es relativo. Dicho de otra manera, como diría Chesterton, quien no cree en Dios acaba creyendo en cualquier cosa.

Por cierto, hace algo más de un mes vimos en las calles de Madrid el modo de ser y de actuar de unos y de otros.
29/09/11 2:22 PM
  
Luis el canario
Pues yo, querido Chimo, sigo sin creer ni en Dios ni en "cualquier cosa".

Lo que vimos hace un mes en Madrid fue que unos que no tenían ninguna manifestación organizada se organizaron por FaceBook para ir a reventar y a provocar a otra manifestación que SÍ estaba legalizada, aporvechándose de que la policía española tenía prohibido agredir a los primeros (los de la mochilita) para no dar mala imagen al extranjero. Un acto de cobardía y oportunismo absoluto por parte de los de la mochilita.

También puedes hacer un sondeo sobre la población carcelaria y ver cómo las proporciones de creyentes en las cárceles con respecto a los creyentes de la población es escandalosa y aplastantemente mayor que en el caso de los ateos. Y también puedes hacer un sondeo en el índice de Paz Global y verificar la fuerte relación que hay entre los países más violentos con los más religiosos, mientras ocurre todo lo contrario en los países más secularizados y menos creyentes, donde disfrutan de mayores niveles de paz y bienestar.

Es curioso, los creyentes se arrogan la correcta y absoluta moral, pero viendo la realidad, resulta difícil deducir tal cosa. Para tener los NO creyentes una moral relativa y pasajera, resulta que los datos apoyan que realmente somos nosotros los moralmente superiores.
29/09/11 2:39 PM
  
sack
Claro que si Chimo y tambien un jubilado ateo(Martin Sagrera) ataco con su cuerpo la navaja de un humilde y bondadoso creyente .
01/10/11 4:12 AM
  
Mario Saladich
Pero hombre Eleuterio... ¿También moderas esta sección? Vaya celo el tuyo, tío.


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EFG


Jejeje.
13/02/12 12:51 AM

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