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16.10.21

Del budismo tántrico y la inmolación de la mujer

La iluminación budista consiste en darse cuenta que todo es vacío (luego hay una discusión sobre qué es ese vacío, que nosotros creemos que es la nada misma) y el premio de la iluminación (próxima o consumada) son los “paraísos” budistas (que, en el fondo, no son sino vacío o nada).

Ahora bien, según el Budismo Tibetano o Vajrayana o Tantrayana –que es el Budismo más difundido en el Occiente (principalmente gracias a la nefasta obra de un conjunto de criminales como Trungpa Rinpoche, Sogyal Rinpoche, el Regente Rich y otros sujetos desvergonzados)-, los dos medios más rápidos de alcanzar la iluminación son el morbo y el sacrificio – al menos, mágico- de la mujer.

El sexo ritual tántrico apunta a que el ejercitante reciba toda la femineidad de la consorte sexual-ritual de modo tal de alcanzar un estado de bisexualidad interior (o, mejor dicho, una androginia o hermafroditismo interior, lo cual, creen, sirve para superar la “ilusión” de los dualismos), lo que supone, en la cosmovisión budista, que la consorte es sacrificada, perdiendo su femineidad –que es transferida al ejercitante masculino- y perdiendo aun su ser todo.

Este sacrificio normalmente es espiritual, pero, según una o más importantes fuentes budistas del Kalachakra Tantra, que es, según Richard Gere y Khyongla Rato «uno de los más importantes rituales del Budismo Tibetano»[1] y es enseñado anualmente por el Dalai Lama, quien departió sobre este tema incluso en el Madison Square Garden en 1991, este sacrificio puede ser incluso físico, matando a la consorte sexual. Como indican los Röttgen, «las iniciaciones kalachakratántricas son los rituales más significativos que el Dalai Lama conduce»[2], si bien él omite las referencias macabras en sus despliegues públicos ante las masas occidentales, dosificando hábilmente la explicitación del contenido mágico-doctrinal.

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13.10.21

La conversión de la Rus’ (palabras de SS Juan Pablo II con ocasión del Milenio del Bautismo de la Rus’ de Kiev)

Id por todo el mundo; enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo (cf. Mt 28, 19; Mc. 16, 15).

Desde la tumba de los santos apóstoles Pedro y Pablo en Roma, la Iglesia Católica desea expresar a Dios Uno y Trino su profunda gratitud, porque estas palabras del Salvador encontraron hace mil años su cumplimiento en las orillas del Dniéper, en Kiev, capital de la Rus’, cuyos habitantes —tras las huellas de la princesa Olga y del príncipe Vladimiro— fueron «injertados» en Cristo mediante el sacramento del bautismo.

Siguiendo a mi predecesor de venerada memoria Pío XII, que quiso celebrar solemnemente el 950 aniversario del bautismo de la Rus’ [1], con esta Carta deseo expresar alabanza y gratitud al inefable Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, por haber llamado a la fe y a la gracia a los hijos y a las hijas de muchos pueblos y naciones, que han recibido la herencia cristiana del bautismo administrado en Kiev. Pertenecen ante todo a las naciones rusa, ucrania y bielorrusa en las regiones orientales del continente europeo. Mediante el servicio de la Iglesia que se inició con el bautismo en Kiev, esta herencia ha llegado, mas allá de los Urales, a muchos pueblos de Asia septentrional hasta las costas del Pacífico y aún más lejos. De veras, hasta los confines del orbe habitado se ha difundido su voz (cf. Sal 18, 5; Rom 10, 18).

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7 Santas Misioneras en China: Santa María Herminia de Jesús y Compañeras Mártires (4-4)

7 FMM Martyrs

Santa María Herminia Mártir

 

Era la Superiora de la comunidad martirial.

Nació en Francia en 1866. Era sencilla, honesta, vivaz y cariñosa. Siendo inteligente y aplicada, terminó sus estudios en 1883 a los 16 años. Deseaba ser Religiosa, pero sus padres se opusieron. Dió clases particulares hasta que en 1894 pudo ingresar al noviciado del Instituto Franciscanas Misioneras de María en Les Chateles (Francia).

Aunque su salud era muy débil, por su voluntad firme perseveró y, superando todas las dificultades, concretó su vocación misionera y la vivió hasta la muerte.

Fue enviada a la comunidad de Vamves donde se le encomendó la contabilidad de la casa y después se trasladó a Marsiglia donde estudió enfermería para atender a los necesitados en la Misión.

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12.10.21

7 Santas Misioneras en China: Santa María Herminia de Jesús y Compañeras Mártires (3-4)

Santa Herminia de Jesús, Misionera y Mártir en China

Santa Herminia de Jesús, Misionera y Mártir en China

Vale la pena transcribir algunos fragmentos de las cartas que algunas de las siete Misioneras Mártires escribieron como respuesta al ofrecimiento que les hiciera la Superiora de ir a misionar a China.

Carta de Santa Herminia Mártir (fechada el 23/03/1898)

“Con gran gozo he leído su carta y releído su pregunta: ¿Desearías ir a misionar?

Sin duda respondo: SÍ.

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11.10.21

7 Santas Misioneras en China: Santa María Herminia de Jesús y Compañeras Mártires (2-4)

Cuando se inició la persecución religiosa en China, el Obispo les advirtió a las Siete Santas que saliesen del lugar, a lo que respondió la Santa Superiora: “Por el amor de Dios no nos impida el morir con Ud.. Dios, Quien nos envió a esta Misión, también nos sacará de ella con victoria. Estamos dispuestas por el vivo amor a Dios a derramar nuestra sangre si es necesario”.

En julio de 1900 los soldados enemigos de la Fe llegan a Taiyuan.

Las Santas fueron apresadas junto con otros. En total secuestraron 25 bautizados. En la prisión, permancieron en paz y tranquilas. Tuvieron la oportunidad de recibir el Santísimo Sacramento en una Misa secreta celebrada por el P. Theodoric, uno de los prisioneros.

Cuatro días mas tarde, el 9 de julio, a las 3 de la tarde –la hora en la que nuestro Señor expiró-, les hicieron un impío juicio comenzando con esta pregunta: “¿A qué vinieron a China?”. “A salvar almas” fue la respuesta de Mons. Fogolla, quien hablaba por los 25 prisioneros. Sin esperar alguna otra respuesta los sentenciaron a muerte. Indignado el jefe del grupo persecutor gritó: “¡los mataremos a todos!”.

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