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16.09.18

Del modo en que la Madre de Dios convirtió a la tribu Cospe

TRIBU  COSME

En el año 1591, los Misioneros que habitaban cerca de la ciudad de Guanare fueron visitados por un español acompañado de un grupo de indios Cospes, encabezados por su cacique, llamado Coromoto. El español, de nombre Juan Sánchez, les contó que días antes pasaba casualmente por un sitio y el dicho grupo de indios fue a su encuentro y les dijo que “una señora blanca de belleza extraordinaria había encontrado al cacique y a su mujer cerca de un río y les dijo que fueran donde los blancos para que les echaran agua sobre la cabeza para poder ir al reino de su Hijo”. El español les dijo que los iba a llevar donde los blancos que los prepararían para el bautismo y por eso fueron allí. Así comenzó la evangelización de esos aborígenes, en un período en el que resultaba muy difícil.

El cacique Coromoto, al tiempo, se cansó de la misión, y decide escapar sin haberse bautizado, pero la Virgen, siempre activa para salvar a sus hijos, fue a su encuentro, a su choza, donde estaba con su mujer, una cuñada y un sobrino de ella, mas el cacique (ignaro de teologías) intentó matar a la Virgen Santísima de un flechazo porque él había dejado la selva, donde era jefe y no debía obedecer a nadie. La Virgen Sacrosanta, entonces, desapareció pero, con dulzura maternal, le dejó en la mano un delicado pergamino con su imagen: una mujer blanca coronada al estilo aborigen con un Niño en su regazo, que sostiene el mundo.

 TRIBU  COSME

Los españoles guardaron la celestial imagen, luego de acercarse al sitio de tan graciosísima aparición, pero Coromoto, el indio que intentó consumar el (imposible) virginicidio, huyó a la selva. El cacique virginicida fue mordido por una serpiente venenosa. Pero, por misericordia de Dios, se arrepintió y pidió el santo bautismo a gritos, que le fue administrado por un transeúnte que providencialmente pasaba por ahí. Coromoto milagrosamente recobró la salud y se convirtió en un gran Apóstol de los indios: ninguno de sus indios se separó de la Misión y todos fueron bautizados, como Dios manda.

A raíz de esta gesta de la Reina de los Cielos, Ella, bajo la advocación de Nuestra Señora de Coromoto, se convirtió en la Patrona de Venezuela, tierra de los Cospes. Nótese el abismo de la Misericordia de Dios, quien, desde toda la Eternidad, previó que la principal advocación de Su Madre en Venezuela no fuese sino la de un “virginicida” converso, lo cual nos remite al primer canonizado de la Historia, que no fue sino un ladrón subversivo. 

 Se conserva su gloriosa reliquia, que ha sido estudiada científicamente con grande seriedad, y mostró resultados sorprendentes, para mayor esplendor de la divina Gloria y confusión de los letrados ateos.

TRIBU  COSpE

Supliquemos a la Virgen Sacrosanta que, así como hizo con los agraciadísimos Cospes, siga llamando a las tribus paganas a que vayan a donde los católicos a que les echen agua sobre la cabeza para poder ir al Reino de su Hijo. Quizás esta es una de las vías que Dios tiene reservadas para que se conviertan algunos de los tantos pueblos paganos que aún moran en este destierro.

 

¡Viva la Virgen!

 

Padre Federico, S.E.

Misionero en el Himalaya

15/IX/18, Ntra. Sra. de los Dolores

(Este escrito fue elaborado tomando como base un texto que el venezolano Luis P. Paz generosamente aportó a nuestro blog)