10.08.18

CARTA DE UN CURA ARGENTINO A UN ADOLESCENTE CON PAÑUELO NARANJA.

¿Cómo estás?

Mi nombre es Leandro. Soy sacerdote católico, y me gustaría contarte mi historia, porque noto que algunas personas te han dicho mentiras sobre la Iglesia, sobre los curas…

Por eso escribí este relato con parte de mi vida, que es muy parecida a la de otros cientos y miles de curas de Argentina y el mundo. Espero que te pueda servir.

Yo nací en un pequeño pueblo de Entre Ríos, Argentina. Cuando tenía 4 años, mi familia optó por trasladarse de lunes a viernes a una ciudad más grande, para asegurar la educación secundaria de mis hermanas. Tanto en mi pequeño pueblo como en esa ciudad, conocí y formé parte desde siempre de la Iglesia Católica. Conocí a varios sacerdotes, a monjitas y a laicos comprometidos.

En todos mis años de infancia y adolescencia, sólo recibí de ellos buenos ejemplos, buenos consejos. Y si algo malo hubo, es tan grande la proporción de bien que lo otro ya se ha desdibujado…

Pero ahora voy “al grano". Mi papá tenía una empresa, pequeña, pero bastante pujante. Vi a mi viejo madrugar durante años, sin tomarse vacaciones, sólo deteniendo su actividad casi excesiva los domingos. Así aprendí la cultura del trabajo, y desde los 6 años, empecé a ir a trabajar con sus empleados. Cada fin de semana, al volver a mi pueblo, y en las vacaciones de verano e invierno, pasaba mis tardes y a veces las mañanas en los galpones de pollos, con el objetivo de tener mi plata… para mis gastos. Además, hacíamos pequeños trabajitos, como cortar el pasto, lavar el auto, ordenar el depósito, atendiendo el bazar de mi mamá… siempre trabajando.

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9.08.18

NO FUE LEY. LA ARGENTINA PROVIDA EXISTE Y ESTÁ DE PIE.

Bendito sea Dios, porque esta batalla tremenda, desgastante, desproporcionada, nos deja cansados pero fortalecidos.

Bendito sea Dios por tanta gente linda y buena, tanta gente pensante, tanta gente con mucho amor en el corazón y en las manos, que salió del anonimato para dar luz.

Bendito sea Dios que nos regaló la oportunidad de dar testimonio con la palabra y las actitudes.

Ahora viene lo más difícil, lo más desafiante y lo más hermoso.

Ahora debemos comprometernos, cada uno desde su lugar, en salvar las vidas en riesgo.

Las de los niños sin amor, la de los jóvenes sin razones para vivir, la de las mujeres madres sin dignidad, la de los niños por nacer, la de los adultos sin trabajo, de los ancianos sin amor. Las de quienes viven sin Dios.

Gracias, Jesús, por vivir en este tiempo!!!!

Gracias, gracias, gracias!

El camino es el AMOR!

8.08.18

A los héroes de la ola celeste en Argentina

Entre los relatos oídos a nuestras maestras en la escuela Primaria, uno de los más bellos y significativos era el de las Invasiones Inglesas, apenas unos años antes de la Revolución de Mayo, en 1810.

¿Qué niño argentino no se emocionó siendo niño con esas narraciones?

¿Quién no dejó fluir su imaginación viendo mujeres y niños resistir y resistir, apoyando a los escasos soldados de verdad con medios desproporcionados, ante el poder imperial?

Tal vez la cosa no fue tan así. Tal vez el paso del tiempo le dio ribetes exagerados a una historia menos lustrosa.

Pero sí tengo la certeza de que un día se contará como parte de la historia Argentina una gesta aún mayor, que se ha venido a llamar la #olaceleste.

Una página llena de desproporciones, una batalla injusta y desigual con un enemigo desleal y poderoso; una contienda donde hombres, mujeres y niños, chicos y chicas, estudiantes y trabajadores, personas comunes y corrientes, lo dejaron todo para impedir el avance de la cultura de la muerte y del descarte en nuestra Nación, apoyando a los mejores soldados que, en el Congreso, daban la batalla final.

Como aquella vez, están despertando admiración en todo el continente y más allá del Atlántico.

Como aquella vez, esperamos alcanzar la victoria.

Pase lo que pase, pequeños y grandes héroes de la #olaceleste, no lo olviden.

Sus nombres y su entrega quedan grabados para siempre con letras de oro en el corazón del alma Patria, y en el Libro de la Vida.

Sólo el día final acabaremos de conocer la magnitud gloriosa de su gesta.

Reciban, cada uno de ustedes, nuestro homenaje en la recta final.

Gracias, gracias, gracias!!!

26.07.18

Los más peligrosos enemigos de la Patria

Hace unos días ocurrió un grave suceso en Rafaela, Santa Fe, Argentina.

Un grupo de artistas, amparándose en la “libertad de expresión", se burlaron de realidades sagradas para todos los que creemos en la existencia de un Creador Omnipotente, y especialmente de quienes amamos a Cristo y a María.

Combinando de modo increíblemente burdo lo obsceno y procaz con lo ideológico, construyeron un cuadro que quedará en la historia argentina por muchos años como símbolo de lo que no debemos ni -en el fondo- queremos ser.

El arte, cuyo nombre asociamos espontáneamente con la belleza, mutó en fealdad intencionada, en atropello del otro, en provocación.

Repudio absolutamente esa tal “libertad” que es invocada como escudo para destruir y ofender. Repudio la blasfemia, la profanación del nombre del Tres veces santo, de su Madre Santísima, de la imagen del Vicario de Cristo en la Tierra, del sentido sagrado del Cuerpo humano y su finalidad.

No obstante, porque Dios saca siempre bienes de los males, y porque nosotros debemos aprender a sacarlos también, no puedo dejar de apuntar dos realidades.

En primer lugar, este tipo de ataques violentos, frontales y explícitos nos ayudan a tomar conciencia de dónde estamos parados, de lo que la Iglesia católica, como fuerza moral, sigue significando, a pesar de nuestras incontables fragilidades. No por nada Gramsci, uno de los ideólogos del marxismo cultural, afirmaba con tanta claridad que era necesario debilitar a la Iglesia para poder avanzar con la revolución. Lo mismo, de otro modo, nos enseñó el luego gigante Nathanson. Aunque suene raro y nos duela, estas blasfemias y agravios son un buen signo de que, como Iglesia, al menos en parte, somos luz que molesta y enfurece a las tinieblas…

En segundo lugar, es importante que no nos confundamos. Los más peligrosos enemigos de la patria no andan desnudos, ni siquiera andan con pañuelos verdes. No.

LOS MÁS PELIGROSOS ENEMIGOS DE LA PATRIA ANDAN DE SACO Y CORBATA, UTILIZAN UN LENGUAJE TAN AMABLE COMO SIBILINO Y AMBIGUO, DAN PALMADITAS EN LA ESPALDA Y HASTA SONRÍEN, MIENTRAS, SIGILOSAMENTE, TRAICIONAN Y CLAVAN PUÑALES POR LA ESPALDA.

¿Lo entendemos?

A éstos últimos debemos desenmascararlos, denunciarlos, dejarlos en evidencia. Su pecado y su traición es tanto más grave cuanto menos estruendosa.

Sencillos como palomas… y astutos como serpientes.

13.07.18

“SI NO ES DESEADO, ES VIDA, PERO NO ES UN HIJO”

Entre todos los argumentos a favor del aborto, tal vez sea este, proclamado en estos días en el Senado de la Nación, el que tenga mayor entidad filosófica. Sería largo de explicar el intrincado itinerario del pensamiento moderno y contemporáneo que concluye en esta afirmación, aunque no es difícil ver:

# un claro DUALISMO antropológico – cuerpo-espíritu como cosas diferentes-

# el RECHAZO DE UNA VISIÓN METAFÍSICA CLÁSICA –según la cual LAS COSAS Y LOS SUJETOS SON TALES, INDEPENDIENTEMENTE DE QUE SEAN CONOCIDOS, QUERIDOS O DESEADOS POR OTRO-

# y tal vez las últimas consecuencias del idealismo kantiano, que atribuía al sujeto una especie de “poder creador” en relación a la realidad.

Ahora, ¿qué decir? ¿Es verdadero ese argumento? ¿Puede depender la identidad y la dignidad de alguien únicamente de la actitud que otra persona tenga sobre él?

  1. En primer lugar, el postulado está cuidadosamente formulado y de modo claro pone en el centro a la mujer y su libertad. “Empodera” a la mujer, dándole una facultad nunca antes enunciada: la de definir,  con su sólo deseo, lo que otro es. Es el FEMINISMO RADICAL de corte INDIVIDUALISTA en su máxima expresión. Es una especie de “divinización de la mujer”, pero la que cuenta el libro del Génesis la Serpiente prometió a Eva… Frente a ese feminismo radical de corte individualista existe otra alternativa –que ha de ser animada y promovida- la del feminismo que pone como su punto de partida la aceptación de la magnífica y singular identidad de la mujer como capaz de recibir la vida como don… pero esto daría para otro texto
  2. Más allá de su formulación ES UNA AFIRMACIÓN QUE DE NINGUNA MANERA SE PUEDE DEMOSTRAR. ES INDEMOSTRABLE POR NATURALEZA, NI TAMPOCO ES EVIDENTE POR SÍ MISMA, por el sencillo hecho de que LA VIDA COTIDIANA SE NOS PRESENTA SIEMPRE COMO UN “DATUM”, PREVIO A NUESTRO CONOCIMIENTO. EXISTEN CENTENARES DE REALIDADES “NO DESEADAS” EN NUESTRA VIDA, LO CUAL NO MODIFICA EN ABSOLUTO SU REALIDAD.
  3. Llama la atención, por otro lado, EL OLVIDO O DESPRECIO DEL VALOR DE LA GENÉTICA COMO ELEMENTO DE ACCESO A LA REALIDAD. Cuando unos arqueólogos descubren huesos en unas ruinas, recurren a la investigación sobre su ADN y dicen, simplemente: “encontramos restos humanos”. Cuando en Argentina los postuladores de los derechos humanos –derechos que, según ellos, los promotores del aborto quieren ampliar- celebran la recuperación de un hijo o un nieto de un desaparecido recurren al ADN, sin dudar, y en eso se basa la certeza. Aquí, en cambio, resulta que el ADN no significa nada, ni para reconocer carácter humano ni para señalar filiación.
  4. Otra contradicción de este principio se desvela cuando se compara este criterio al utilizado en los juicios de filiación en Argentina. Cuando una mujer lleva adelante un embarazo en soledad o bien se separa del varón que “aportó el material biológico” –para seguir su lógica- en la concepción del bebé, la Ley y el Estado Argentino obligan a ese varón a hacerse cargo de los gastos mensuales de su manutención. ¿Podría un varón decir, entonces, “no lo deseo, no es un hijo, no es mi hijo”?
  5. Otra cuestión se plantearía, por otro lado, en el caso de lo que hoy se ha venido a llamar “alquiler de vientres”. Es evidente que la mujer que gesta a ese bebé “no lo desea”, sino que sólo desea el dinero que le darán a cambio de esos meses de llevarlo dentro de sí. Ahora bien, si esa mujer decidiera abortar a ese niño concebido uniendo los gametos de otra mujer y un varón, estos, indudablemente, se opondrían, diciendo que “no puede matar a su hijo”. Con lo cual se daría el caso en el cual el deseo de otra persona diferente a la gestante determinaría la dignidad de “hijo” del fruto de la concepción. ¿Será entonces tan decisiva en el plano de la identidad?
  6. Otra cosa que me planteo es lo siguiente. Existen muchas mujeres que a lo largo del embarazo fluctúan entre sentimientos de profunda alegría y deseo de ver ya nacido a su bebé con depresiones graves, rebeldías. Incluso en muchos embarazos hay períodos de confusión y ambivalencia. Lo que va creciendo en el interior de la mujer, ¿pasa entonces de “ser células” a “ser hijo” para luego volver a “ser células” o no saberse aún qué es…? Llevando el argumento a sus últimas consecuencias, ¿por qué sería el nacimiento la finalización de ese período de “potencia creadora” de la mujer? ¿Por qué no podría aducirse, entonces, si por algún motivo ese bebé no es ya deseado, dejaría de tener el derecho a la vida?
  7. Por último, el mensaje que se transmite a la sociedad, ¿cuál es? ¿Qué debemos decirles a los niños y jóvenes: “chicos, si alguien los desea, son dignos y tienen todos los derechos… si no son deseados por nadie, ya no”. ¿No sería esto una violación absurda del principio de igualdad y del reconocimiento de la idéntica dignidad de todos ante la Ley?

Tal vez ese artilugio “si no es deseado, no es un hijo” no tenga raíces tan profundas como intento descubrir, ni haya sido sometido a tantos análisis.

Tal vez sea, simplemente, un intento de “atenuar” ante la propia conciencia, la ineludible certeza de toda mujer que aborta: maté a mi hijo.

Paradójicamente, la experiencia demuestra que un gran número de mujeres que recurrieron al aborto, incluso pensando que “no era más que un puñado de células”, sólo acaban sanando y recuperando la libertad y la esperanza cuando logran reconocer que era “su hijo”.

Cuando aceptan al fin que era –y sobre todo que ES- Alguien, otro, al cual ahora, casi siempre ayudadas por la fe, pueden reconocer, pedir perdón, abrazar y esperar.

Porque en esto, como en todo, “la verdad nos hace libres”.

Como nos hacen libres también la humildad y el amor.