1.01.12

Magia para el año nuevo

Fragmentos de apocalipsis (7)

En mi búsqueda de referencias apocalípticas y milenaristas, sean mayas o no, sobre el año 2012 que hoy comenzamos, me he topado estos días con una serie de grupos y personas de la órbita de la nueva religiosidad y del esoterismo que hacen afirmaciones muy peculiares en torno al cambio anual de calendario, o al menos al que acaba de suceder. Y con unas consecuencias rituales de lo más extraño, a pesar de que a estas alturas, en medio de tanta liturgia popular, se complica cada vez más la celebración de la Nochevieja entre uvas, cava, prenda usada y nueva, ropa de tal color, algo de oro en la copa y la mezcla de cotillones y pirotecnia.

La agencia France Press proporcionaba la siguiente información en vísperas del cambio de año: “en Brasil se espera que dos millones de personas vestidas de blanco lleguen a la playa de Copacabana, en Río de Janeiro, para recibir el 2012 con un gigantesco espectáculo de 24 toneladas de fuegos artificiales lanzados desde el mar, que este año buscan promover la preservación del medio ambiente”. Hasta aquí, parece que todo es normal: al tratarse de otra cultura, pensamos que ésas serán sus costumbres. Pero seguimos leyendo y encontramos la clave de esta celebración: “tradicionalmente, los cariocas vestidos de blanco hacen sus ofrendas a Yemanjá, diosa del mar del culto afro-brasileño candomblé, y lanzan al mar gladiolos blancos en pedido de paz, rojos para tener amor y pasión, o amarillos para atraer el dinero”.

Si la cifra aportada se aproxima a la realidad, estamos ante una práctica bastante difundida. Seguramente no todos los que han participado anoche en este rito sean practicantes asiduos del candomblé, pero esto nos da una idea de la popularización de una costumbre ligada a un culto sincretista afroamericano bien concreto. Muchos de los que han celebrado esta fiesta serán católicos, por ejemplo, y no verán problema ninguno en honrar a una diosa pagana con sus ofrendas. Triste espectáculo que contrasta con las impresionantes actas de mártires que conservamos en la Iglesia como testimonio de antepasados nuestros que se dejaron matar antes que quemar un puñado de incienso delante de un ídolo. En la Biblia, antes de Cristo, encontramos ya el testimonio dramático de los siete hermanos que, junto con su madre, afrontaron el martirio firmes en su fidelidad a Dios y sin abandonar las tradiciones de sus padres (2 Mac 7). Pero ésta es otra historia, y parece que poco tiene que ver con lo que vivimos hoy.

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29.12.11

Los testigos de Jehová, contra la Navidad (2)

Después de haber comentado en el artículo anterior dos cuestiones concretas sobre la deconstrucción jehovista de la celebración del nacimiento de Cristo (a saber: la minimización del verbo empleado en el evangelio de Mateo para la adoración de los magos y la acrítica aceptación de la tesis que explica la Navidad como la cristianización de una fiesta pagana), continuamos con la revisión de esa manía tan profunda que le tienen los testigos de Jehová a esta fiesta.

Otro tema que abordan en sus publicaciones es el de los “reyes magos”. Dice la literatura jehovista –con razón– que en la Biblia no se encuentra el número de tres, que no eran reyes y que posiblemente “visitaran” a Jesús para “rendirle homenaje” (recordemos que de adoración, según éstos, nada de nada) ya no en el establo, sino en casa, un tiempo después de su nacimiento. A estas alturas de la vida, cualquier cristiano mínimamente formado sabe distinguir en este asunto concreto lo que aparece en el relato evangélico y lo que son añadidos posteriores de las tradiciones piadosas, que se basan muchas veces en los escritos apócrifos, y que tienen un cierto valor, aunque no pertenezcan al depósito de la Revelación. Pocos problemas tendrán para que les escandalicen estas afirmaciones de los testigos de Jehová, cuando en muchas parroquias católicas se canta en torno a la solemnidad de la Epifanía: “no sé si eran reyes, no sé si eran tres, lo más importante es que fueron a Belén”.

Como acentúan que se trata de “astrólogos paganos”, destacan la condena que hace el Antiguo Testamento de sus prácticas. Y, frente a toda la tradición cristiana, que ha visto en la estrella un signo de guía divina, explican que el astro extraordinario que guió a esta mala gente oriental “fue una artimaña siniestra de Satanás, que es capaz de tales manifestaciones”. ¿Cómo han llegado a esta conclusión? Precisamente por la anormalidad de la aparición de la estrella y por guiar primero a los magos hasta el rey Herodes, y no hasta Jesús. Y añaden a su razonamiento: “resulta paradójico que en la punta de los árboles de Navidad se coloque un adorno llamado la estrella de Belén”. Eso es lo que llamamos matar dos pájaros de un tiro. O tres. Los astrólogos, malvados paganos dados a la magia –seguro que negra, con perdón de Baltasar–; la estrella, un invento del diablo; el árbol de Navidad, algo que no nos puede traer nada bueno. Cuando cualquier exégesis seria ve en el relato de Mateo el cumplimiento de las profecías que hacen confluir a todos los pueblos paganos en la adoración al Dios verdadero…

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27.12.11

Los testigos de Jehová, contra la Navidad (1)

“Jehová santificará su gran nombre en Armagedón”. Éste era el título de la conferencia que se pronunció en la asamblea de circuito de los testigos de Jehová que tuvo lugar en Jaén… ¡el pasado 25 de diciembre! Desde luego, no es lo más navideño. Los miembros de este movimiento destacan –entre otras muchas cosas de las que presumen– por no celebrar el nacimiento de Cristo. Ni en esta fecha ni en ninguna. Como escribía el ex-adepto Antonio Carrera en uno de sus variados libros sobre la secta, “en su propósito de aparentar ser puros y no contaminarse con nada de origen pagano, alegan que siendo Navidad una fiesta que no está señalada en la Biblia, no debe celebrarse”. En el número de la revista ¡Despertad! correspondiente a este mes de diciembre de 2011 han publicado un artículo sobre la tradición del árbol de Navidad, que achacan al paganismo. Pero será bueno que nos acerquemos a lo que han publicado en estos últimos años sobre las fiestas navideñas para descubrir la razón de su rechazo y de su militancia.

En sus revistas suelen iniciar el tratamiento de este tema con una constatación de las degeneraciones a las que está llevando la celebración de la Navidad, vaciándose de su contenido originalmente religioso. No les falta razón en sus críticas aunque, como siempre, sólo ven el lado negativo del asunto para, como dice la expresión castellana, ir llevando el agua a su molino, y lograr así el asentimiento del lector. “¿Espera usted con ilusión la Navidad, o se inquieta cuando se va acercando?”, comienza preguntándose uno de estos artículos demoledores con el “espíritu navideño”, que destaca los aspectos comerciales de estas celebraciones.

El grueso de su discurso lo integran los relatos de los evangelios de la infancia de Jesús (“el apóstol Mateo” y “el discípulo Lucas”). Hasta aquí, todo bien. O eso parece. Porque se trata de su propia traducción, la llamada Versión del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras, cuyas muchas manipulaciones y falsificaciones han sido expuestas por los expertos. Para un católico que lea los textos citados por los testigos de Jehová en torno al nacimiento de Cristo llama la atención, por ejemplo, la expresión “hemos venido a rendirle homenaje” en labios de los magos de Oriente al llegar a Jerusalén (Mt 2, 2). Si uno va a los textos originales, se encuentra con la forma verbal “proskynesai”. Expresión que se repite en el versículo 11 (“prosekynesan”, adoraron), y cuya frase omite, curiosamente, el repaso bíblico que hace la revista ¡Despertad! en su número de diciembre de 2010.

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26.12.11

Continúan las profanaciones satánicas de los cementerios españoles

En su sección titulada “Crónica Negra” en el diario español La Razón, el periodista especializado en sucesos Francisco Pérez Abellán ha publicado el pasado 24 de diciembre un artículo titulado “La crisis oculta a las sectas", que reproducimos a continuación.

Aprovechamos para recordar que la información mas actual sobre el satanismo en España puede consultarse en el informe que elaboró en 2010 Vicente Jara Vera, miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES).

La crisis oculta a las sectas

La Iglesia católica tiene unos sacerdotes que se ocupan de estudiar las sectas satánicas. En estos tiempos esos investigadores tienen mucho trabajo, pero apenas se sabe nada de ellos. La última vez que uno de estos sacerdotes-detective saltó a la palestra fue cuando lo apuñaló un miembro de uno de los grupos que estaba estudiando en el Levante español. Ahora, con la crisis, han empezado a robar toda clase de cosas peregrinas: tapas de alcantarilla, aspersores de riego, carritos de supermercado, señales de tráfico que van a la chatarra… Y entre todas esas actividades, se han apreciado robos en cementerios: lápidas, cruces, placas, jarrones, marcos de fotos…

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22.12.11

Los testigos de Jehová, sus niños y la Navidad

Los testigos de Jehová no celebran la Navidad. En torno a este hecho, bien sabido, el portal informativo del diario español El Mundo ha publicado un artículo firmado por Virginia Hernández, en una sección sobre Cuentos reales de Navidad, titulado “El niño no nació el 25 de diciembre”. Lo reproducimos a continuación.

Anuncios de colonias desde principios de noviembre. Catálogos de juguetes en los buzones. Ofertas de préstamos para hacer frente a los regalos. Villancicos en los supermercados y hasta en los gimnasios. Fun, fun, fun. Parece imposible mantenerse ajeno a estas fiestas aunque uno se empeñe. Pero, por creencias religiosas, Miriam, Simón y Álex, su hijo de siete años, no encienden ningún árbol ni tienen la cena especial con la familia el 24 de diciembre. Son testigos de Jehová, una confesión con unos 120.000 fieles en nuestro país, y su estudio de la Biblia les dice que la Navidad, aunque suene paradójico, no es cristiana.

«Entendemos que para muchos no tiene ninguna connotación religiosa, que es un momento para estar juntos y pasar un buen rato, pero lo que se está celebrando es el nacimiento de Jesús. Sin embargo, las Escrituras no dicen que naciera un 25 de diciembre y ni él ni sus discípulos celebraron la Navidad», explica Simón. El origen, prosigue, está en las Saturnales que festejaban los romanos y que la cristiandad, para sumar fieles, adoptó como costumbre propia: «Se adoraba al Sol y se hacía en las mismas fechas. Se daba la bienvenida al solsticio, que fuera llegando el buen tiempo, del mismo modo que hoy: se comía, se bebía, se hacían regalos, incluso se adornaban las casas con luces. Y la Biblia advierte en contra de la idolatría, en contra de adorar a algo o alguien distinto a Dios».

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