La policía inglesa investiga muertes y torturas de la brujería

El corresponsal del diario El Mundo en Londres, Carlos Fresneda, recoge en la siguiente noticia el problema en Inglaterra por asesinatos de africanos supuestamente embrujados, que días antes ya adelantaba.

Durante cuatro días, Kristy Bamu, de 15 años, fue sometido a las más brutales torturas. Su hemana mayor, Magalie Bamu, estaba convencida de que el chaval era un “brujo” y estaba “poseído” por los malos espíritus. Con la ayuda de alicates, martillos y barras metálicas intentó arrancarle la confesión. El niño llegó a pedir que le matara porque no soportaba el dolor. Magalie Bamu y su novio, Eric Bikubi, han sido declarados ‘culpables’ en el escabroso juicio celebrado en Londres. Hoy, 5 de marzo, se cerrará el caso con la probable condena a cadena perpetua para la macabra pareja. Pero el horror y el espanto se ha apoderado sin remedio de los británicos, que hasta ahora vivían de espaldas al drama oculto en las comunidades de inmigrantes centroafricanos.

La policía ha reconocido que está investigando 83 casos de muertes y torturas de niños, todas ellas relacionadas con prácticas rituales del vudú, el jinn [Este término alude a la demonología islámica] o el kindoki [Kindoki en el mundo occidental es un sincretismo que presenta elementos de hechicería negra africana y mezcla de espiritismo y ocultismo de la Magia de la Mano Izquierda, con algunos elementos de Palo Mayombe]. Terry Sharpe, al frente del Proyecto Violeta, creado para combatir este tipo de delitos indescifrables e indescriptibles, ha reconocido que se trata “tan sólo de la punta del iceberg” y que seguramente hay cientos de abusos que no se denuncian a la policía por miedo.

Niños asesinados y con los organos extraídos. Niños amputados. Niños quemados. Niños con los ojos vendados durante semanas o privados de sueño. Niños rapados. Niños con graves heridas en los genitales por el uso de líquidos disolventes… El catálogo de los horrores supera muchas veces a la de los tortudores más sádicos. Tan sólo en Londres, la policía ha identificado ochenta ‘templos’ donde se practican exorcismos, a menudo oficiados por falsos pastores que aterrorizan a los niños y a sus familias. El caso de Kristy Bamu ha servido para dar la voz de alerta entre los trabajadores sociales, que han recibido instrucciones muy precisas para identificar las “señales” de posibles abusos relacionados con la brujería.

La ‘fuerza del mal’

Pierre Bamu, padre del niño muerto, compareció en el juicio la semana pasad para expresar “el dolor que no puede ser medido ni calculado”. Kristy, que vivía en París con sus padres y otros cuatro hermanos, vino a Londres a pasar las navidades del 2010 con su hermana Magalie. Pese a la complicidad de Magalie, fue en realidad su novio -Eric Bikubi- quien creyó detectar “la fuerza del mal” en el niño.

Siguiendo un ritual del kindoki, una práctica extendida en la República del Congo, Eric y Magalie intentaron exorcizar a Kristy y arrancarle la confesión de brujería. Durante la presentación de la pruebas, el fiscal reconoció que la violencia a la que fue sometido el niño fue de “una escala inimaginable”.

En 2010, el mismo año en que murió Kristy Bamu, Shayma Ali mató a su hija de cuatro años a cuchilladas y le extrajo sus órganos vitales. En el 2005, Sita Kisanga fue condenada por extraerle los ojos a su hija de ocho años en East London. En 2001, el torso de un niño de seis años apareció flotando en el Támesis con señales de haber sido víctima de un ritual. Un año antes, la niña Victoria Climbié, de cinco años, apareció muerta en el norte de Londres después de haber sido salvajemente torturada para “liberarla” de los malos espíritus.

Detalles del suceso juzgado

La mujer, de 29 años, y su cómplice, de 28, torturaron y ahogaron al joven Kristy durante las vacaciones de Navidad de 2010, después de que el chico, que vivía en París, viajara a Londres junto con cuatro hermanos para visitar a la pareja en el barrio de Newham. Da los detalles la noticia de AFP.

La visita se convirtió en una pesadilla cuando Bikubi empezó a acusar a Kristy y a dos de sus hermanas de “brujería” y de ejercer una influencia negativa sobre el menor de la familia, de 11 años. Pese a que el joven negara las acusaciones, Bamu decidió apoyar a su compañero y acabó participando activamente en los maltratos.

Los dos empezaron a pegar a Kristy y a sus dos hermanas. No les dejaban beber ni comer ni dormir, mientras les propinaban palizas cada vez más violentas. Los menores llamaron varias veces a sus padres en París, pero éstos -que debían reunirse con sus hijos en Londres en cuestión de días- no entendieron la gravedad de la situación.

“El Señor Bamu había mandado a sus hijos de vacaciones, no en un centro de tortura”, señaló el fiscal Brian Altman, explicando cómo Kristy se convirtió en breve en el blanco de las violencias. Tanto que la pareja anfitriona obligaba a los otros hermanos a pegarle con palos, barras de metal, martillos, tijeras… Hasta que el propio Kristy suplicó para que le dejaran morir.

El 25 de diciembre Bikubi obligó a la víctima a ponerse en la bañera, donde murió ahogado. Las autoridades encontraron en su cuerpo 130 heridas cuando encontraron el cadáver en el suelo del cuarto de baño. Bamu aseguró que se había ahogado solo. La pareja, originaria de la República Democrática del Congo (RDC), se enfrenta a cadena perpetua.

La Iglesia católica

La Iglesia católica siempre ha sido consciente de este tipo de prácticas en el continente africano, que los misioneros continuamente tratan de impedir y evitar mediante una adecuada inculturación y llevando la alegría del descubrimiento de Jesucristo por medio de la evangelización. La Exhortación Apostólica Postsinodal Africae Munus, de Benedicto XVI, del pasado mes de noviembre, y presentada en Benin, volvía a hacerse eco de estas tragedias en su número 93: “Puesto que se apoya en las religiones tradicionales, se percibe hoy un cierto recrudecer de la hechicería. Renacen los temores y se crean lazos de sujeción paralizante. Las preocupaciones sobre la salud, el bienestar, los niños, el clima, la protección contra los malos espíritus, llevan en ocasiones a recurrir a prácticas tradicionales de las religiones africanas que están en desacuerdo con la enseñanza cristiana. El problema de la «doble pertenencia» al cristianismo y a estas religiones sigue siendo un desafío. Para la Iglesia en África, es necesario guiar a las personas a descubrir la plenitud de los valores del Evangelio, mediante la catequesis y una profunda inculturación. Conviene determinar cuál es el significado profundo de las prácticas de brujería, identificando las implicaciones teológicas, sociales y pastorales que conlleva este flagelo”.

Estando en Benín y ante los niños, presas de esta lacra inhumana, el Pontífice, visiblemente conmovido, pidió que la infancia de Benín rezara con él, y les dijo estas palabras: “Mirad, saco un rosario de mi bolsillo. El rosario es como un instrumento que uso para rezar. Es muy sencillo rezar el rosario. Tal vez lo sabéis ya, si no es así, pedid a vuestros padres que os lo enseñen”. Y añadió: “Jesús, que nos quiere tanto, está verdaderamente presente en los sagrarios de todas las iglesias del mundo, en los sagrarios de las iglesias de vuestros barrios y parroquias. Os invito a visitarlo con frecuencia para manifestarle vuestro amor”.

1 comentario

  
clavel
Claro; pero si esto es diabólico. Y el diablo es amigo de la muerte y de la locura.
05/03/12 10:23 PM

Esta publicación tiene 1 comentario esperando moderación...

Dejar un comentario



No se aceptan los comentarios ajenos al tema, sin sentido, repetidos o que contengan publicidad o spam. Tampoco comentarios insultantes, blasfemos o que inciten a la violencia, discriminación o a cualesquiera otros actos contrarios a la legislación española, así como aquéllos que contengan ataques o insultos a los otros comentaristas, a los bloggers o al Director.

Los comentarios no reflejan la opinión de InfoCatólica, sino la de los comentaristas. InfoCatólica se reserva el derecho a eliminar los comentarios que considere que no se ajusten a estas normas.