Japón ratifica la condena a muerte a un adepto de la Verdad Suprema

El Tribunal Supremo de Japón ratificó el pasado 18 de noviembre la pena de muerte para Tomomasa Nakagawa, uno de los responsables de la secta Verdad Suprema, autora, entre otros, del atentado con gas sarín en el metro de Tokio que en 1995 causó 13 muertos y más de 6.000 intoxicados.

Según la agencia local Kyodo, en una noticia de la que se hace eco Efe, el Supremo desestimó el recurso interpuesto por Nakagawa, de 49 años, al que se le imputan en total 25 muertes en once atentados perpetrados entre 1989 y 1995, algo por lo que fue condenado a la pena capital en octubre de 2003.

A Nakagawa, un licenciado en Medicina que entró en la secta la Verdad Suprema poco después de graduarse, se le considera uno de los autores del atentado de Tokio de 1995 y también de los ataques del año anterior con el mismo gas en unos apartamentos de la provincia de Nagano (centro), en los que murieron siete personas. Además, se le acusa de estar implicado en el secuestro y asesinato en 1989 de los tres miembros de la familia de un abogado que preparaba un pleito contra la secta.

En total en los últimos años la Justicia nipona ha procesado a 189 miembros de la Verdad Suprema y emitido condenas de muerte para 12 de ellos, incluido su gurú, Shoko Asahara, de 56 años, sin que por el momento ninguna de las ejecuciones se haya llevado a cabo. Otros cinco seguidores de la organización religiosa fueron condenados a cadena perpetua por alguno de los crímenes cometidos por el grupo.

El más conocido de los ataques de la secta fue el perpetrado con gas sarín en el metro de Tokio el 20 de marzo de 1995, cuando cinco seguidores de Shoko Asahara rasgaron con las puntas de sus paraguas unas bolsas que contenían el letal gas y sembraron el caos. Los trenes estaban abarrotados de personas que se dirigían a trabajar, por lo que el ataque intoxicó a casi 6.300 personas, de las que 13 murieron.

Está previsto que hoy, 21 de noviembre, el Tribunal Supremo se pronuncie sobre el recurso interpuesto por Seiichi Endo, de 51 años y también condenado a muerte, en el último de los casos criminales relacionados con la secta que siguen abiertos.

La Verdad Suprema se renombró a sí misma “Aleph” en 2002 y se distanció públicamente de la secta original alegando que sus enseñanzas se basan en el budismo y el yoga.

5 comentarios

  
Tony de New York
Bien merecido se lo tiene.
21/11/11 4:21 PM
  
Martin Ellingham
Japón me confirma en una verdad que la Iglesia desde siempre enseñó: la justicia intrínseca de la pena capital. Ninguna pena cumple más plenamente el fin retributivo objetivo que la pena de muerte. Así lo explicó magistralmente Pío XII. Lástima que el "personalismo" ha conseguido "aliciar" a los católicos.

Saludos.
21/11/11 7:02 PM
  
Faramir
Me parece excelente que le condenen a muerte y le ejecuten. San Agustín y Santo Tomás de Aquino aprobaban la pena de muerte, y en estos casos de terrorismo estoy completamente de acuerdo con su aplicación.

En la 'civilizada' Europa tenemos a terroristas como Iñaki de Juana en la calle.
26/11/11 3:16 PM
Nunca está de más recordar lo que dice el Catecismo:

2267 La enseñanza tradicional de la Iglesia no excluye, supuesta la plena comprobación de la identidad y de la responsabilidad del culpable, el recurso a la pena de muerte, si ésta fuera el único camino posible para defender eficazmente del agresor injusto las vidas humanas.
Pero si los medios incruentos bastan para proteger y defender del agresor la seguridad de las personas, la autoridad se limitará a esos medios, porque ellos corresponden mejor a las condiciones concretas del bien común y son más conformes con la dignidad de la persona humana.
Hoy, en efecto, como consecuencia de las posibilidades que tiene el Estado para reprimir eficazmente el crimen, haciendo inofensivo a aquél que lo ha cometido sin quitarle definitivamente la posibilidad de redimirse, los casos en los que sea absolutamente necesario suprimir al reo "suceden muy rara vez, si es que ya en realidad se dan algunos" (Evangelium vitae, 56).
28/11/11 1:16 AM
  
Martin Ellingham
Ciertamente, conviene no olvidar que la licitud de la pena capital es de fide (Inocencio III, confirmado por el Cuarto Concilio de Letrán), pertenece al Mgaisterio definitivo e infalible; pero lo que resulta más importante, es hacer verdadera hermenéutica de la continuidad, y no practicar una exégesis literalista, inspirada en el fundamentalismo protestante. Por último, siempre será necesario utilizar la razón iluminada por la fe, pues los católicos no somos fideistas ni musulmanes.

Saludos.

Saludos.
28/11/11 2:47 PM

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