Romper con Cienciología (2): los ex-adeptos, defraudados por la "libertad total"

Continuamos (ver artículo anterior) con la traducción al español, realizada por la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), del artículo de Laurie Goodstein en The New York Times relatando las últimas denuncias que pesan sobre la Iglesia de la Cienciología.

El Puente a la Libertad Total

Cienciología es una “religión esotérica” en la que la fe se revela poco a poco a los que invierten su tiempo y dinero para dominar las enseñanzas de L. Ronald Hubbard. Los cienciólogos creen que los seres humanos se ven obstaculizados por los recuerdos negativos de sus vidas pasadas, y que mediante la aplicación de la “tecnología” de L. Ronald Hubbard, pueden llegar a un estado conocido como “clear” (claro).

Pueden pasar cientos de horas sesiones personales de “auditación”, manteniendo agarrados los mandos plateados de un e-metro mientras un auditor les hace preguntas y toma notas sobre lo que dicen y sobre las lecturas del e-metro.

Por hacer la auditación, realizar los cursos y estudiar los libros y conferencias de Hubbard –por los que dicen que algunos cienciólogos han pagado más de un millón de dólares– los cienciólogos creen que pueden ascender el puente “a la libertad total” y lograr su capacidad plena como “thetans operantes”, espíritus puros. Creen en Dios o un Ser Supremo que está asociado con un potencial infinito.

La señora Collbran, de 33 años, dijo que amó a la secta tanto que nunca pensó que se iría. Sus padres eran miembros dedicados de la organización en Los Ángeles, y ella asistió a las escuelas de tiempo completo de Cienciología durante varios años. Cuando tenía 8 o 9 años, realizó el curso básico de comunicaciones, que enseña técnicas para la expresión persuasiva en público y para mejorar la confianza en sí mismo, y que ha servido como una de las principales herramientas de reclutamiento.

Con 10 años, la señora Collbran había completado el “Purification Rundown”, un régimen que consiste en tomar vitaminas y sentarse en una sauna (accesorio dentro de cada centro de la Cienciología) hasta cinco horas al día, durante varias semanas, para limpiar el cuerpo de toxinas.

Con 16 años, fue reclutada por la Sea Org (Organización del Mar), llamada así porque una vez manipulados en los barcos, visten un uniforme semejante al de la Armada con charreteras en los hombros para el trabajo. Ella creyó plenamente en la misión: “limpiar el planeta” de las influencias negativas llevando la Cienciología a sus habitantes. Su forma de pensar entonces era, según la propia Collbran: “Este planeta necesita nuestra ayuda, y la gente está sufriendo. Y nosotros tenemos las respuestas”.

Christie y Chris Collbran se casaron en una sencilla ceremonia en el centro de la Cienciología en Manhattan. Aunque ella y sus padres estaban muy cerca, dijo que habían gastado tanto para avanzar hasta el puente que no podían permitirse el lujo de asistir a la boda.

Fue en Johannesburgo, donde la pareja se había ido a supervisar la construcción de una nueva organización de la Cienciología, donde el señor Collbran, que ahora tiene 29 años, comenzó a albergar dudas. Se había pasado meses en la sede de la Iglesia en Clearwater revisando el diseño para el sitio de Johannesburgo, para satisfacer las demandas de David Miscavige (el líder mundial de la secta).

El señor Collbran dijo que vio cómo un oficial golpeó a un subordinado, y pronto descubrió que la atmósfera de la supervisión a través de la intimidación lo estaba afectando. Él reconoce que empujó a un joven de 17 años de edad, miembro del personal, contra una pared, y le gritó a su esposa, que era su suplente.

En Johannesburgo, los funcionarios hicieron que la Iglesia pareciera muy ocupada para las fotos de publicidad, llenándola con los miembros de la Organización del Mar, según dijeron los Collbran. Para hacer que sus números parecieran buenos para la sede central, los feligreses sudafricanos llevaron sus sirvientas y jardineros a la Iglesia.

Pero las “Ideal Orgs” se supone que son autosuficientes, y la Iglesia de Johannesburgo fue generando sólo lo suficiente para pagar a cada uno de los Collbrans 17 dólares a la semana, declaró el señor Collbran.

“Todo fue construido sobre mentiras”, añadió. “Estamos trabajando 16 horas al día tratando de salvar el planeta, y la Iglesia se está reduciendo”.

(Continuará)