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21.08.09

Historias de los herejes y las herejías (I): Miguel Servet y la Inquisición calvinista

La poco conocida aventura de un gran ciéntifico y un mediocre teólogo

Todavía hoy son algunos los que, al tratar de la vida y la muerte de Miguel Servet (humanista, científico, teólogo, hombre de muchos concimientos y famoso en su época) confunden o parecen confundir aspectos tan importantes de su vida como quién le mandó matar y porqué se le perseguía, dando la impresión de que fue la Inquisición Católica la que lo ejecutó y que se le perseguía por ser científico de teorías nuevas. Nada más lejano a la realidad. La vida de Miguel Servet es interesantísima, sobre todo si lo que se busca es la verdad histórica.

Se coincide en general hoy en día en situar el lugar de nacimiento de Servet en Villanueva de Sigena, aunque hay investigadores que mantienen la opinión, de que nació en Tudela (Navarra), basándose en los documentos en que Servet se atribuía dicho origen mientras mantenía en Francia la falsa identidad de Michel de Villeneuve, que haría alusión a su localidad natal, Villanueva de Sigena, donde se conserva la casa familiar, hoy convertida en centro de interpretación. Fue hijo de Antón Serveto, noble infanzón y notario del Monasterio de Sigena, y de Catalina Conesa, que por línea materna descendía de la familia judeoconversa de los Zaporta. Tenía dos hermanos menores: Pedro, quien continuó con la notaría paterna, y Juan, que fue ordenado sacerdote.

Joven con dotes sobresalientes para las letras y gran conocedor del latín, griego y hebreo, Miguel abandonó su población de origen para ampliar estudios, probablemente en Lérida. Es aceptado como pupilo por fray Juan de Quintana, quien llegaría a ser confesor de Carlos I. Tras una estancia en Toulouse (Francia) para realizar estudios de Derecho, donde entra por primera vez en contacto con círculos próximos a la Reforma, viaja con Quintana por Italia y Alemania, como parte del séquito imperial, y presencia la coronación de Carlos V como emperador en Bolonia (1530). Posteriormente abandona a su mentor e inicia un periplo por varias ciudades de Centroeuropa afines al naciente protestantismo. Establece una relación cada vez más difícil y polémica con algunos líderes reformadores, como Ecolampadio de Basilea, y se dirige más tarde a Estrasburgo, donde se relaciona con Bucer, y a Hagenau (ciudad alsaciana entonces perteneciente al Sacro Imperio Romano Germánico).

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