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15.09.19

Por un pacto educativo global

Sábado, 14 de Septiembre de 2019. Exaltación de la Santa Cruz

 PRINCIPIO Y FUNDAMENTO

“El hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y, mediante esto, salvar su ánima; y las otras cosas sobre la haz de la tierra son criadas para el hombre, y para que le ayuden en la prosecución del fin para que es criado. De donde se sigue, que el hombre tanto ha de usar dellas, quanto le ayudan para su fin, y tanto debe quitarse dellas, quanto para ello le impiden. Por lo qual es menester hacernos indiferentes a todas las cosas criadas, en todo lo que es concedido a la libertad de nuestro libre albedrío, y no le está prohibido; en tal manera, que no queramos de nuestra parte más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta, y por consiguiente en todo lo demás; solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce para el fin que somos criados.”

Principio y Fundamento. Ejercicios Espirituales, San Ignacio de Loyola

He sido creado para Dios. Y no me importa vivir más o menos. No me importa absolutamente nada tener más dinero o menos: de hecho, he vivido toda mi vida con lo puesto y vivo prácticamente con una mano atrás y otra adelante. No prefiero tener salud a estar enfermo: la enfermedad puede ser mejor que la salud siempre y cuando contribuya a que el sufrimiento sirva de reparación por mis muchos pecados. No me da más tener prestigio que dejar de tenerlo; y si tienen que injuriarme, mentir sobre mí, insultarme o despreciarme en público o en privado, lo doy por bien empleado con tal de que todo ello contribuya a conducirme al fin para el que he sido creado: amar a Dios, alabarlo, adorarlo y servirle. Lo único importante es dar gloria a Dios. Y todo lo demás será bueno en tanto en cuanto contribuya a la mayor gloria de Dios y a la salvación de las almas, empezando por la mía.

                       Tomad, Señor, y recibid
                       toda mi libertad,
                       mi memoria,
                       mi entendimiento,
                       y toda mi voluntad,
                       todo mi haber y mi poseer.


                       Vos me lo disteis.
                       A Vos, Señor, lo torno.
                       Todo es vuestro,
                       disponed todo a vuestra voluntad;
                       dadme vuestro amor y gracia,
                       que con ésta me basta.

La gracia de Dios me basta. No necesito nada más. Todo es tuyo, Señor. Te ofrezco todo lo que soy: toda mi libertad, toda mi memoria, mi entendimiento, mi voluntad; todo lo que tengo y todo lo que soy.

Solo necesito tu amor, Señor. Solo necesito tu gracia para que Tú, Señor, transformes mi corazón en el Tuyo y así poder amarte sobre todas las cosas y amar al prójimo como Tú quieres que sea amado.

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