[DE] Capítulo 52: La casulla (I)

La casulla, junto con la dalmática y la capa pluvial, pertenece al conjunto de vestiduras sagradas superiores.

Su denominación ( casula ) significa pequeña casa. San Isidoro de Sevilla la llama ya planeta del griego planasthai “quia oris errantibus evagatur” (1). Llamada también amphíbolus es la derivación de la antigua poenula romana, la cual en el siglo III se convirtió en una prenda de uso cotidiano por lo que debía formar parte del vestuario litúrgico. Tertuliano hace referencia a ella, bromeando con aquellos que por superstición o por comodidad deponían la pénula antes de rezar “ ut si Deus non audiat poenulatos” (como si Dios no escuchase a los que visten pénula ) Un fresco del cementerio de Priscila del siglo III representa un obispo vestido con la pénula mientras oficia litúrgicamente. Sulpicio Severo atestigua que San Martín de Tours (+400) ofrecía el Santo Sacrificio en túnica y amphíbolus.

Los retratos de un mosaico de San Ambrosio en la Capilla de San Sátiro de la basílica ambrosiana de Milán (s. V) y de San Maximiano en la de San Vital de Ravenna (s. VI) representan a obispos vestidos con la pénula . Todo esto prueba que el mismo tipo de pénula que los obispos y presbíteros llevaban fuera de la iglesia, eran usados para el servicio litúrgico.

El primero que se refiere a la casulla como vestidura específicamente litúrgica y sagrada es el pseudo Germán de París: Casula, quam amphilobus vocant, quod sacerdos induitur, unita intrinsecus, non scissa, non aperta, tota unita sine manicis (2).

En Hispania, el IV concilio de Toledo (633) habla de la casulla como indumentaria característica del sacerdote: Presbyter…si a gradu suo injuste dejectus, in secunda sínodo innocens reperitur, non potest esse quod fuerat, nisi gradus amissos recipiat….si presbyter, orarium et planetam… (3)

En Roma, según el primero de los Ordines, el Papa, una vez llegado en procesión a la iglesia estacional, depone en la sacristía ( secretarium ) las vestiduras comunes para revestirse de las sagradas, la ultima de las cuales es la casulla.

Capilla de San Martín-Basílica inferior de Asís 1315

 

La casulla, debido a su origen, era una vestidura común a todos los ministros sagrados: pertinet generaliter ad omnes clericos (4), dice Amalario. En los Ordines Romani antiguos la vemos usar por acólitos, lectores, subdiáconos y diáconos. Estos últimos tenían ya como propia insignia litúrgica la dalmática, vestidura de color claro y considerada símbolo de alegría; pero la deponían en las procesiones y en los días de luto y penitencia, para vestir la casulla fusca aut nigra ( oscura o negra). Lo recuerda Amalario y el Ordo de San Amando hasta el siglo IX permaneciendo este uso preceptuado por las rúbricas del Misal durante siglos. En efecto, en Adviento, en Cuaresma, en las témporas penitenciales, en las procesiones de la Candelaria, de Ramos o en la bendición del fuego, del incienso y de la fuente bautismal durante la Vigilia Pascual, diácono y subdiácono no llevaban dalmática ni tunicela sino planeta plicata ( doblada o recogida) mediante fíbulas por la parte delantera. El uso evolucionó y para mayor comodidad del servicio que desarrollaban, se la quitaban completamente, la doblaban convirtiéndola en un rollo, se la ponían sobre el hombro izquierdo pasándola como una banda bajo el brazo derecho, atando los dos extremos con el cíngulo: de aquí evolucionó el estolón diaconal “stola latior ponitur super humerum diaconi in modum planetae plicatae” (5)

La casulla mantuvo durante muchos siglos las formas anchas y majestuosas de la poenula nobilis antigua. Los mosaicos y frescos antiguos en los que se representa dejan suponer que su circunferencia en la base se acercaba a un círculo perfecto, mientras que subiendo hacia arriba se estrechase a la manera de un cono. Resulta sin embargo más que evidente que esta forma amplia de la casulla debía acarrear muchas incomodidades al celebrante en el movimiento de los brazos, tanto más cuanto más rica y pesada se fue haciendo la tela, como llegó a ser frecuente en la época carolingia. De aquí que hacia el siglo X-XI se produjese una primera modificación consistente en recortar notablemente la parte anterior en semicírculo o en punta.

 

En los siglos siguientes (XII-XIII) prevalecen las casullas llamadas de campana, amplias y pendiendo por ambos lados, empezando a dar paso a las romboidales. Hacia finales del siglo XV, con la difusión de las telas bordadas, empiezan las grandes mutilaciones que a pesar de los esfuerzos de San Carlos Borromeo, la van llevando hacia la forma que adquirirá en el siglo XVI, tan poco conforme a las antiguas tradiciones y a la majestuosidad del servicio litúrgico, según mi parecer. Aunque de gustos…

 

Hacia la mitad del siglo XVI el canónigo Bock de Aquisgrán en Alemania y Dom Pugin en Inglaterra encabezaron el movimiento a favor del regreso a la casulla de forma gótica, pero la Santa Sede, interpelada por el arzobispo de Münster, respondió desautorizándola. A principio del siglo XX, el movimiento se revigorizó, recogiendo amplios consensos, que fueron coronados el 9 de diciembre de 1927 por una respuesta de la Santa Sede, ambigua e interpretada de manera diversa, pero considerada favorable por muchos obispos. Rápidamente las llamadas casullas góticas se difundieron por Alemania, Bélgica, Francia y el norte de Italia, así como en los más importantes monasterios, catedrales y colegiatas que reintrodujeron su uso en los más solemnes oficios pontificales.

 
 

Casullas neogóticas actuales de uso ordinario Casulla 1951

NOTAS

  1. Porque con los bordes errantes se desparrama.
  2. La casulla, que llaman “ amphilobus ”, que se viste el sacerdote, unida por dentro, no cortada, no abierta, toda unida sin mangas.
  3. El presbítero… si expulsado de su grado injustamente, es encontrado inocente en un segundo sínodo, no puede volver a ser lo que era si no recibe los grados perdidos… si es presbítero, la estola y la casulla.
  4. Pertenece generalmente a todos los clérigos.
  5. Una estola más ancha se pone sobre los hombros del diácono, a modo de casulla plegada

    Dom Gregori Maria