Casanova y Novell le birlan la merienda a Sistach

Como nos contaba Oriolt en su artículo del 13-XI-2011, los obispos de Vic y Solsona se han puesto manos a la obra y han convocado el primer Congreso dedicado a la “Nueva Evangelización” en Manresa, dejando ahí pasmada a la que por derecho propio tendría que ser capital de la Nueva Evangelización: me refiero a la archidiócesis de Barcelona.

No es que la archidiócesis no esté haciendo nada, ¡claro que hace! Tiene en marcha la cosa esa de la operación “Metrópolis”: una mera operación de imagen sin el menor contenido evangelizador, ni nuevo ni viejo. Bueno, más bien viejo y apolillado, pues ya nos ha adelantado el metropolitano del lugar que se incorporará al programa de esa espectacular operación neoevangelizadora, la pastoral ordinaria de la archidiócesis. No podía ser más explícito: esa gran operación “Metrópolis” se llenará con algún que otro acto espectacular en el incomparable escenario de la Basílica de la Sagrada Familia, y se habrá dado cumplimiento a lo sustancial para los protagonistas del evento o de los eventos: el espectáculo, es decir la imagen. Y como nuestra metrópolis la imagen ya la tiene (me refiero a la puramente visual, a la Sagrada Familia), poco más ha de hacer su metropolitano para sacar adelante la gran tarea de la Nueva Evangelización. ¿Por qué se va a complicar la vida nuestro cardenal con lo fácil que la tiene gracias a la Sagrada Familia? La monumental basílica, ella solita, le da la faena hecha.

Por si algo le faltaba al encaje de bolillos de esta preciosa operación de imagen, el señor cardenal ha sido agraciado por mons. Rino Fisichella, presidente del Dicasterio para la Nueva Evangelización, con el “ placet ” para colocar a uno de los suyos, el Rdo. Xavier Morlans como Consultor del Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización. Es una muestra de confianza de Mons. Fisichella en su amigo Sistach respecto a su valía como pieza fundamental en el programa de la Nueva Evangelización. Aunque si yo estuviese en la piel de Sistach, empezaría a sospechar si a quien le están haciendo la corte en el Vaticano no es a él, sino a la Sagrada Familia. Ésta nunca defrauda: por tanto, importa poco que las personas que tienen las llaves del templo, no den la talla. El templo sí la da, ¡caramba que si la da!

Sistach sabe que Fisichella, lo mismito que él (Dios los cría y ellos se juntan) no es capaz de sacar adelante la Nueva Evangelización ni con movimientos pastorales, ni incidiendo en las escuelas y universidades, ni dinamizando los medios, ni con grandes movidas litúrgicas, ni yendo a los monasterios y seminarios a renovar la vida religiosa, ni movilizando en torno a esta causa a los numerosos movimientos laicos que mantienen hoy viva a la Iglesia, ni renovando en las parroquias el culto y el fomento de la vida cristiana. Los dos prelados conocen sus limitaciones y se ayudan mutuamente a hacerlas pasar inadvertidas. A los dos les viene de perillas la Sagrada Familia. Es la basílica lo que los une. Es la gran baza de Sistach para mantenerse en el candelero y para hacer amistades. Pero eso es todo. Ni Sistach ni Fisichella tienen nada más. Este último pasea su bellísimo discurso por toda la Iglesia. Conceptualmente, impecable y atractivo. Pero pastoralmente, nulo. Literalmente nulo.

Pero he aquí que mientras en el entorno de nuestra sede metropolitana se desarrollan estas maniobras de entretenimiento, en las insólitas sedes episcopales de Vic y Solsona se están poniendo los cimientos de una Nueva Evangelización de verdad, asentada no en la imagen, sino en la pastoral.

Los obispos Casanova y Novell han entendido que la Iglesia en Cataluña o emprende en serio la Nueva Evangelización, o queda relegada a los geriátricos y a los cementerios. Así que se han remangado y se han puesto manos a la obra. Han entendido por empezar que ésta es una obra de gran envergadura, y que no podían emprenderla cada uno por su cuenta; así que han unido fuerzas y se han lanzado a organizar conjuntamente el primer congreso de la Nueva Evangelización, dedicado a poner los cimientos pastorales para emprender en sus diócesis esta magna tarea iniciada por Juan Pablo II e impulsada por Benedicto XVI.

Y puesto que su objetivo no es andarse por las ramas ni promover grandes operaciones de imagen, sino entrar de lleno en su tarea de pastores, han ido a buscar a uno de los más visibles iconos de la Nueva Evangelización, a monseñor Dominique Rey, obispo de Fréjus-Toulon, auténtico modelo de pastor que se ha propuesto devolverle al Señor, cuando le pida cuentas, una grey mucho más crecida de la que recibió. Más crecida en número de fieles, de sacerdotes, de religiosas, de movimientos seglares; y más crecida también de fervor religioso. Con la ventaja añadida de que el territorio en que trabaja este valeroso obispo es análogo al de Barcelona, Vic y Solsona.

Y no lo traen para lucirlo y para hacerse fotos con él, sino para aprender de él. En sus manos estará el grueso del congreso, y con toda seguridad quedará tendido un sólido puente entre estas dos diócesis catalanas y la diócesis francesa, y se creará una fuerte hermandad entre los tres obispos. Es así como se construye Iglesia. Así es como saldrá adelante la Nueva Evangelización.

No me cabe la menor duda de que a quienes vivimos la Iglesia con pasión, nos importa y nos seduce muchísimo más este congreso de Manresa, que la famosísima operación “Metrópolis”. Tengo la impresión de que nuestro astuto cardenal ha estado en Babia (y en otros insólitos lugares) y eso ha permitido que este par de jovenzuelos se alzasen con su merienda. Mientras el metropolitano de Barcelona, con toda su metrópolis, incluido el monumento de la Sagrada Familia, y con todo su peloteo vaticano no hace ni parece que vaya a hacer nada para la auténtica Nueva Evangelización de su archidiócesis, los obispos Casanova y Novell se han puesto ya en marcha. Y a paso de carga.

Sólo me queda añadir que éste es el mejor regalo de reyes (7 y 8 de enero) que nos podían hacer estos jóvenes obispos; y que estaré en Manresa para sentir y vivir este congreso, y para conocer y escuchar a monseñor Rey.

Virtelius Temerarius